Nació como todo bichejo viviente, pero lo hizo de una forma un tanto prematura, a la temprana edad de cero años. La ciudad de Madrid le vio aparecer en el año 1981 y desde entonces se ha estado moviendo, perdiéndose y encontrándose por ella sin abandonarla. Al principio, todo lo que le contaban le sonaba a chino (tal vez si hubiese nacido en china le habría sonado a castellano), sus orejas eran de soplillo y no aparentaban ser de asiático, así que tuvo que apañárselas como pudo para poder expresarse. Como no podía ayudarse de las palabras comenzó a hacerlo dibujando. Desde entonces se comunica mejor con un lapicero que hablando.