Nací, crecí y viví en Córdoba Capital, en la provincia conocida como La Docta, donde la alegría y el cuarteto se conjugan para dar vida a esa belleza y chispa tan cordobesa. Mi profesión es ingeniero mecánico electricista, graduado de la Universidad Nacional de Córdoba en el año 2008. Paralelamente, comparto mi experiencia como profesor en la misma universidad (UNC) y en la Universidad Tecnológica Nacional (UTN), en materias relacionadas con el comportamiento de la energía eléctrica y el magnetismo. Siempre he sido un ser de agua y viento, viviendo entre las nubes de la experiencia. Mi vida ha sido un viaje cósmico del amor, un trabajo diario para construir terrenos firmes. De pequeño, amaba crear y soñaba con ser útil, con colaborar en los problemas y mostrar caminos hacia la felicidad. Aunque tuve solo una perra, amé profundamente a los animales, y la naturaleza –desde las montañas hasta el mar– siempre ha sido un refugio y fuente de inspiración. A pesar de provenir de una familia muy humilde, marcada por programas limitantes como el miedo y la muerte, logré avanzar hacia mis objetivos con autoconfianza y disciplina. Crecí bajo mandatos familiares y sociales que me llevaron a experimentar estrés crónico, ansiedad y depresión, una etapa que describo como una muerte en vida. Sin embargo, desde mis 20 años, hoy con 42, un interés creciente por la rama holística comenzó a transformarme. Mi primer acercamiento fue a través de la lectura sobre el dharma y el karma, pero mi verdadero despertar sucedió después de aquel episodio de depresión. La vivencia en un viaje a Japón, allí comprendí la unificación de la mente, el cuerpo y el espíritu, formándome en el yoga y la meditación de la mano de maestros que me guiaron en este camino. Hoy deseo recordar –a mí mismo, a mi hija, y a todos– que soy un ser que vino a esta vida a experimentar la eternidad guiado por un alma que conecta el cuerpo, la mente, las emociones y el espíritu para simplemente ser.