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La serie de libros "7 mejores cuentos" presenta los grandes nombres de la literatura en lengua española. En este volumen traemos Arturo Reyes, un poeta lírico, periodista y narrador español. Se le considera uno de los escritores que mejor han sabido reflejar en sus obras las características y peculiaridades del pueblo malagueño Este libro contiene los siguientes cuentos: - Diálogos de mi tierra. - El dinero es mui bonito. - Joseíto el Perejilero. - Triste experiencia. - ¡Y que viva la alegría! - Malas ausências. - ¡Niñas, el carbonero!
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Seitenzahl: 74
Veröffentlichungsjahr: 2020
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Título
El Autor
Diálogos de mi tierra
El dinero es mui bonito
Joseíto el Perejilero
Triste experiencia
¡Y que viva la alegría!
Malas ausências
¡Niñas, el carbonero!
About the Publisher
Arturo Reyes Aguilar fué un poeta lírico, periodista y narrador español.
Su madre lo abandonó cuando apenas tenía un año, a causa de problemas conyugales con su esposo. Estudia en el Colegio del Arcángel San Gabriel idiomas y contabilidad. A los doce años queda huérfano de padre y debe interrumpir sus estudios por problemas económicos; trabaja como recadero, zapatero y dependiente y se forma de manera autodidacta, descubriendo la poesía de José de Espronceda. Se casa con Carmen Conejo Guillot el 14 de junio de 1884. Colabora en El Correo de Andalucía y en El Cronista; de esta última publicación será redactor casi toda su vida. Con sus amigos Narciso Díaz de Escovar y José Ruiz Borrego crea un centro docente de teatro para jóvenes en 1886: la "Academia Provincial de Declamación". En 1888 logra publicar en Madrid, con el apoyo de su maestro Martínez Barrionuevo, una colección de narraciones breves: El Sargento Pelayo.
En 1889 colabora en el semanario El Renacimiento e imprime su primer poemario en Málaga, Ráfagas, y en 1900 la novelita ¡Estaba escrito!. En 1891 publica una colección de versos con el título de Íntimas y consigue dos premios municipales; eso le anima a colaborar en numerosos periódicos (La Unión Mercantil, El Álbum, el Correo de Andalucía, la Ilustración Española...).
En 1892 viaja a Tánger como corresponsal, de lo que surge su libro Desde el surco. En 1893 empieza su rivalidad con Salvador Rueda; recopila los cuentos que suele publicar en revistas y periódicos en Cosas de mi tierra. En 1895 logra cierta estabilidad al ser nombrado funcionario municipal para mantener a sus numerosos hijos. Empieza a escribir novelas de temática andaluza algo idealizadas, como Cartucherita (1897) y La Goletera (1900) y la narración de un drama rural, El lagar de la Viñuela. En 1901 publica Cuentos andaluces y en 1902 los de Del Bulto a la Coracha. En 1903, si ya colaboraba en bastantes periódicos madrileños, debuta en Blanco y Negro, La España Moderna, Nuevo Mundo y El Cosmopolita, entre otros. En 1904 su salud empieza declinar seriamente y publica el libro de poemas Otoñales. De esta época es su preocupación por los temas arqueológicos, que le lleva a colaborar con la Comisión Provincial de Monumentos Históricos y Artísticos de Málaga. Publica en 1910 Béticas (poemas) la novela Cielo Azul y Romances Andaluces. La Real Academia Española le concede, ex aequo con Ricardo León, el premio Fastenrath, hecho que desencadenó su nombramiento como hijo predilecto de Málaga.
Fallece en 1913 y en 1964 se erige un monumento en su honor en el parque de Málaga.
-Ay Curruco, ay Curruco de mi corazón, y en qué mala horita jeché yo al mundo a ese charrán de mi Pepe que arrastrao se vea y a quien un divé le dé sarna que rascar jasta que yo alevante el deo.
-Pero chavó, comadre, ¿qué nueva chanaíta es la que le ha jugao a usté ese querubín apóstata? -preguntóle a la vieja el no más joven señor Toño el Curruquero, uno de los más caracterizados patriarcas de los de pelo en pecho del distrito.
-¿Qué quiée usté que me haiga jecho? A mí na, a mí no me ha jecho na cuasi; pero, en cambio, le ha dao la pesaumbre a Toñuelo el Garabato.
-¿Al Garabato? ¿Y qué le ha jecho al Garabato?
-Pos cuasi na, cortarle el hipo de una puñalá trapera de las que están pidiendo a voces el Santolio.
-Pero qué está usté diciendo, comadre; si el Pepe y el Toñuelo estaban cuasi injertaos por la voluntá que se tenían, si cuando dambos tenían tos bastaba con que uno cualisquiera de ellos tomara el jarabe y sudara el costipao.
-Pos ahí verá usté, a pesar de eso de la tos y del jarabe, el uno va ya cuasi caminito de la Audencia, y el otro cuasi caminito del Camposanto.
-Pero con ésta y con la otra entoavía no me ha dicho usté por mo de quién ha sío el enganche.
-¡Por mo de quién quiere usté que haiga sío! sino por mo de la Candelaria.
-¿Por mo de la Candelaria?
Y con tal expresión de extrañeza hubo de decir esto el Curruquero, que hízole exclamar a la anciana con acento irónico:
-¡Pus por mo de quién pensaba usté que había sío! ¿Por mo del Zaragozano?
-Yo nunca he creío que sea por mo del de los almanaques, pero es que yo creía que la Candelaria seguía en la corte pa estar allí cuando se abriera el Congreso de los Diputaos.
-Sí que se fue a la corte. ¡Por cierto que yo no sé como no lo dijeron los periódicos!
-¿Y por qué fue el venirse de nuevo ese cepillo de ánimas?
-Por qué querría usté que fuera; porque al llegar se encontró con que por estar mu ocupaos y ocupáas no fueron a recibirla los del cuerpo de alabarderos ni las señoras de las cofradías, y..., naturalmente, la pobretica se ofendió y le gorvió la caera a la tierra de las purmonías furminantes y se vino otra vez a la de los boquerones algunas veces baratos.
-Pero ¿eso qué tiée que ver con el derrote de Pepe al Toñuelo?
-Hombre de Dios, y qué duro es usté de mollera pa comprender las cosas y las razones. ¿No sabe usté que esa mala gachí es la domaora de mi tigre? Pos como es su domaora, y ella se sabe de memoria que siendo suyo, el cobre es oro pa mi Pepe, pos apenitas gorvió de la corte y se enteró de que mi Pepe estaba cuasi dando dineros a ganancias, pos entonces mi niño ganaba catorce riales de jornal; pos se jizo la encontraiza con él y se gorvieron a tomar de pico y na, lo que pasa, compadre, lo que pasa, que los quereles se lañan y ellos lañaron los suyos y como si na, como si tal cosa, como si ella no se hubiera dío antes juyendo de él a la tierra de los marqueses y los vizcondeses.
-Pero to eso ¿qué tiée que ver con el enganche del Pepe con el Garabato?
-¡Vaya si tiée que ver! Usté ya sabe, compadre, que la Candelaria es más peor entoavía que un banderín de enganche.
-¡Ya lo creo que lo sé! Como que jasta pa mí tiée sus salías esa mala siquirillera; como que la otra tarde me dijo la mu señora de bien que tenía ganas de saber cómo roía yo los coscorrones.
-¿Y usté qué le dijo?
-Pos yo na, porque me atorrullé de la vergüenza que me dio.
-Pos eso salió usté ganando, que le diera a usté lo que usté nunca ha tenío.
-Como que mi madre que Dios tenga en su santa gloria la tomó a usté por modelo.
-¿Por mo... qué?
-Por mo... na.
-Güeno, pos siga usté su cuento, comadre.
-Pos bien: como la Candelaria es como es y el Garabato tiée sangre de garañón y si rispeta a la luna es porque no la alcanza manque se remonte en globo, pos a fuerza de verse se gustaron, y como se gustaron se entendieron y como mi Pepe tiée aprobá toas las asirnaturas y ve mas dormío que otros despierto, pos se comió la partía, y como el gachó es más súpito que un rayo, apenitas se la comió, trincó al Toñuelo, le dio dos copas en ca del Ventolina y endispués se lo llevó a la Plaza del Callao y allí le dijo que tirara del jierro y él metió mano a su cachicuerna, y como mi niño es una pantera cuando se le sube la temperatura, pues el chavó quebró al Garabato como los propios ángeles y le atiró tina de las de chipé, de las de pronóstico reservao.
-Y qué, ¿parmará del acosón el Toñuelo?
-Yo creo que no, manque los méicos dicen que sí, que puée pasar eso, pero yo creo que eso lo dicen por tirria que nos tieen porque nunca los llamamos.
-Pudiera ser eso, pero tamién pudiera ocurrir que el derrote haiga sío de los que debieran pensionar las funerarias.
-Si no puée ser eso, campadre, si es que no puée ser, si es que mi Pepe cuando da una puñalá la dibuja pa que la pena no pase de algunos meses y algunos días; si es que coge el jierro cuasi por la punta pa graduar el metío.
-Es que a cualisquiera se le escurren los dátiles en esa faena, por más que no es fácil, porque lo que es el niño sabe más que Lepe.
-¡Que si sabe! Dígamelo usté a mí, que lo eché al mundo.
-De casta le viene al galgo...
-Diga usté que sí, que de casta le viene al galgo.
-Sí que le viene de casta, que por algo dicía toíto er mundo que mi hombre, al que Dios haiga recogío en su seno, tenía en ca articulación un catedrático.