Amor Homosexual en el Tren - Manuel García - E-Book

Amor Homosexual en el Tren E-Book

Manuel Garcia

0,0
6,99 €

-100%
Sammeln Sie Punkte in unserem Gutscheinprogramm und kaufen Sie E-Books und Hörbücher mit bis zu 100% Rabatt.
Mehr erfahren.
Beschreibung

Este libro es una creación de Manuel García, una auténtica mina de placeres prohibidos y encuentros apasionados, diseñada especialmente para satisfacer los apetitos eróticos más audaces de los lectores adultos homosexuales. Prepárate para sumergirte en un torbellino de deseos inconfesables, en un universo erótico que arde de pasión y seducción. Con su escritura magnética y sensual, García estimula tus fantasías más secretas, llevándote en un viaje más allá de los límites de la intimidad masculina. La obra desafía las convenciones y rompe todos los tabúes, ofreciéndote un vistazo de los encuentros más explosivos, las conexiones más profundas y los placeres más extasiados. Las páginas de este libro revelan historias que te mantendrán pegado a las palabras, despertando un deseo que no podrás ignorar. Déjate llevar a mundos desconocidos, donde el pecado es el motor de las emociones más intensas. Los personajes creados por García se revelan en encuentros transgresores, en momentos de pasión desenfrenada, en una sinfonía de deseo que enciende tus fantasías más oscuras. La escritura provocativa y detallada de Manuel García es una explosión de sensualidad que te hará estremecer de placer. A través de sus relatos, te invita a explorar tu sexualidad sin inhibiciones, a entregarte a tus instintos más profundos, sin remordimientos ni restricciones. El presente trabajo de ficción es el pasaporte hacia un mundo de lujuria y aventuras prohibidas. No dejes escapar esta lectura que te llevará a un territorio de placer intenso, de sueños descarados y sensaciones que te harán estremecer la piel. Siéntate, relájate y regálate el placer de vivir una lectura que te brindará emociones sin límites, que estimulará tu imaginación y encenderá una llama de deseo que no podrá ser domada. Estos cuentos te están esperando, listos para llevarte más allá de los límites del placer, donde la pasión es soberana y el éxtasis es tu compañera de viaje.

Das E-Book können Sie in Legimi-Apps oder einer beliebigen App lesen, die das folgende Format unterstützen:

EPUB
MOBI

Seitenzahl: 93

Veröffentlichungsjahr: 2024

Bewertungen
0,0
0
0
0
0
0
Mehr Informationen
Mehr Informationen
Legimi prüft nicht, ob Rezensionen von Nutzern stammen, die den betreffenden Titel tatsächlich gekauft oder gelesen/gehört haben. Wir entfernen aber gefälschte Rezensionen.



§§

Amor Homosexual en el Tren

Historias Eróticas Gay de Sexo Explicito

Manuel García

Notas

Manuel García © 2024

Todos los derechos reservados. Ninguna parte de este libro puede ser reproducida de ninguna forma sin el permiso escrito del editor, a excepción de las citas breves utilizadas en artículos o reseñas.

Estas novelas son totalmente una obra de ficción. Los nombres, los personajes y los acontecimientos que en él se representan son producto de la imaginación del autor. Cualquier parecido con personas reales, vivas o muertas, sucesos o lugares es totalmente casual.

Ninguno de los personajes representados en estas historias es menor de 18 años, está ligado por la sangre o participa en actos de los que no desea formar parte.

Impresión y distribución: Heinz-Beusen-Stieg 5 22926 Ahrensburg

¡Sígueme!

Haz clic aquí o escanea el código QR para seguirme (¡hay cuatro historias gratis esperándote!)

allmylinks.com/erosandlovegay

Índice

Notas

¡Sígueme!

Índice

Amor Homosexual en el Tren

Agradecimientos

Amor Homosexual en el Tren

El tren se desliza con delicadeza hacia su destino en el puerto. Falta un tercio para alcanzar mi destino. Nos movemos con pocos viajeros. No se ha ocupado ni el treinta por ciento del tren. En el portal se encuentran un caballero y una dama, ambos de edad avanzada. El individuo porta una caja de cartón encadenada. Mi primera impresión es que se aventuran en compañía. Sin embargo, optan por asientos separados. El ser humano ocupa un rincón que se cruza con el mío. Me fijo en él y él se fija en mí.

Permanezco absorto en la lectura del periódico cuando el tren reanuda su viaje.

No obstante, me enciende la curiosidad por el recién llegado. Mi edad ha alcanzado los cincuenta. Puede que él tenga alguna carencia. Tengo la impresión de una cazadora vaquera vestida con una camisa blanca. Posee una piel dorada, supongo que de su labor en el campo. Su rostro de facciones redondeadas destila vitalidad. Tiene la melena corta y la coronilla ya se ha desvanecido. Sus manos, con sus uñas afiladas y dedos robustos, me fascinan. En su totalidad, es un hombre de silueta amplia y muslos robustos.

Al descubrir que se dirige hacia mí, regreso a mi lectura. Sin embargo, la lectura del diario ha perdido mi interés y lo deposito en el rincón vacío que hay a mi lado.

¿Me autoriza?

El recién llegado conversa conmigo. Se ofrece para entregarle el diario. Se logró.

-Muy amable -me responde con el lenguaje llano de los habitantes de esas tierras que se entrelazan entre las cimas montañosas y las planicies donde florecen las urbes vibrantes.

Me sumerge en el pensamiento del peregrino que a veces contemplo. Me evoca a un maestro de primaria, conocido como el gorila, que te abrazaba con una mano y te elevaba con majestuosidad. Era un monstruo indomable que no dudaba en arrebatarte un golpe a la mínima ocasión. Establecía una atmósfera de terror en su clase y lo pasaba genial.

Me envuelvo en la evocación y el delicado susurro del tren.

El revisor entrega los billetes. Solo se solicitan al recién llegado y a la anciana.

"¿Aún está abierta la cafetería?" inquirió.

-Por supuesto, sin duda.

Me alzo y me encamino hacia ella.

Mientras saboreo un café, descubro que el recién llegado se sumerge en el vagón cafetería.

Agradezco su amabilidad al dejar el periódico en su asiento.

-Agradezco.

¿Podría darme un café extra? -pide al camarero.

Al final, nos resultan útiles. El recién llegado se levanta junto a mí. Siento su esencia en la cercanía de su ser.

¿De dónde proviene?

Voy a la playa. Para celebrar mi cumpleaños, mis camaradas me obsequiaron una escapada de fin de semana.

¿Nunca ha estado?

-Mi primera experiencia.

Es encantador. Le encantará.

-La verdad es que, con mover un poco los aires, me contento.

¿Y en qué ocupa su tiempo libre?

¿Y en el ámbito administrativo?

Albañil, fontanero, jardinero, agricultor y ganadero.Un poco de cada cosa. Como reza el proverbio: maestro de poco, aprendiz de infinito. Sin embargo, me lanzaré y así conquisto mi existencia.

Si ha sido su herramienta para levantar a su familia, ha sido un éxito.

-Claro que sí, tiene razón. ¿Por qué vamos a lamentar?

Finalizamos el festín de café. Necesito saldar mi dinero, pero el paisano se empeña en cargar con el dinero.

-Por el diario -me responde.

Aunque no me gusta, me conformo con que él pague. Ignoro su nombre y no creo que la simple entrega del diario sea suficiente para una invitación, ya que en el tren cualquier bebida es costosa.

Regresamos al vagón que nos pertenece.

¿Le importa que me sienta en este lugar? -me pregunta mientras señala el asiento libre que se encuentra a mi lado.

-No -respondo con una amabilidad que supera las expectativas. Empero a sospechar que el tipo más robusto del contorno se ha adherido a mi piel.

-El parque acuático le encantará. El hotel tiene más de cien años, pero su interior ha sido renovado con esmero. Es como si estuvieses en tiempos de maricastaña, aunque con la modernidad de hoy en día. Y me involucré en la remodelación. De aprendiz.

Me conformo con lo que me queda de sonrisa cálida, es decir, un reflejo fugaz.

¿Y no ha llegado a la dama? -me cuestiona.

-No estoy comprometido.

-Entonces a tu pareja o a tu camarada.

-No tengo compañero ni amiga.

¿No le resulta incómodo? ¿O tal vez se ha agotado?

-No es un asunto que desee abordar.

El campesino enlaza sus robustas manos y danza con sus dedos.

-Le recuerdo que a mí nada me preocupa, ¿verdad? Soy de la aldea, pero me sumerjo en el océano de la información. No tengo idea de cómo explicarme.

-No quiero hacerle sentir menos. Quiero que entienda que no tengo la necesidad de revelarle mis secretos personales.

-No, si lo entiendo bien. Sin embargo, no lo espero, ¿verdad? Y le pido disculpas si he causado molestias. ¡Vamos a reconciliarnos!

El vecino brinda su mano para que la aferre. En un acto de bondad, acepté su propuesta. Sin embargo, al apretarla, siento cómo la aprisiona con fuerza y me infunde un calor acogedor. Por un momento, me fijo en sus ojos. El ojo de él me sigue. No logro descifrar este instante.

El campesino se levanta, toma la caja de cartón que llevaba consigo y la despliega. En el interior se esconden delicias en forma de empanadillas. Me brinda uno.

Confuébelas.

Eso lo hago. Están realmente excepcionales. Contienen una mezcla de almendras, posiblemente miel y manteca.

-Las elabora mi tía. Cada mes la visito y me llevo una caja a mi hogar.

Respiro el dulce mientras contemplo el horizonte que se desvanece por la ventanilla.

El paisano afirma que las mujeres son un enigma, y la mía, en mi opinión, es la más intrincada de todas. Nunca puedo descifrar el misterio de sus deseos. ¿Entiende lo que estoy hablando?

Tengo el estómago colmado y me niego con la cabeza.

¡Cuál será el desenlace! Lo que a todos nos encanta, ¿verdad?

Me hace una provocación con sus caderas.

¿No le gusta? -insiste- No me digas que no le gusta, pues no lo creo.

-Tal vez a algunos les resulte más atractivo que a otros.

A mí me encanta la furia. Y yo lo requiero.

El habitante se inclina hacia atrás para ver si alguien nos oye y añade con una voz suave.

-Debo bajarme constantemente. Es verdad y no puedo cambiarlo. O con mi esposa... o en solitario. Pensaba que con el paso del tiempo, las ganas se desvanecerían, pero no fue así. Hasta he considerado acudir al galeno. Aun así...

La vergüenza le invade.

¡Claro que sí! ¿No le daría a usted?

-No he recibido.

Tras expresar lo que acabo de expresar, me siento arrepentido. He revelado un secreto que no esperaba.

¿Ha consultado con un galeno?¿Acaso también tiene que despedirse de alguien?

Tengo mis dudas sobre si debo comunicarme con este misterioso individuo o mantener la calma. El paisano me observa con curiosidad.

-Me he dirigido al galeno, pero por razones completamente distintas a las suyas. Mi entusiasmo ha menguado.

Posee un rostro de desconcierto.

¿Y en qué se distingue?

¿En qué se perciben esas señales?Cuando se presenta la ocasión, no puedo... no puedo.

Me resulta incómodo abordar un asunto tan privado.

En otras palabras, una mujer se le presenta ante usted con una apertura desbordante y una sed insaciable de aventuras, pero ¿nada de nada?

Aunque me presentaran todas las damas del planeta, como usted ha descrito, jamás experimentaría la menor atracción. Y no solo ahora, sino también cuando tenía catorce años y caminaba todo el día con las manos atadas.

¿Qué le fascina?

-Me encantan las cosas cristalinas y el chocolate humeante. ¿Podrías explicarme?

He comenzado a expresarme con furia. Es evidente. Me sugiero que prefiera relajarme. Estoy convencido de que el paisano dejará de murmurarme tras lo que le he dicho.

-¿Y ya no tiene ganas?-repete, revelando la incorrectidad de mi estimación.

¿Con una dama? En la existencia.

-Claro que sí, he entendido. Entrada: El sol brillaba intensamente sobre el horizonte. Paráfrasis: El astro rey resplandecía con intensidad sobre el horizonte.

Este desafortunado vecino no me dejará descansar. Y no tengo la más remota idea de...

-No, ya no me apetece.

¿Y qué le comunicó el galeno?

-Deslizamientos.

¡Claro que sí, algo le sugeriría que no fuera una locura!

El paisano me deja en la duda con su curiosidad. Recuerdo esa cinta de Hitchcock titulada "Personas en el tren".¿Terminará este hombre por sugerirme que asesine a su esposa? Mi sonrisa se ilumina con mi vínculo.

-Hazme saber, me llama la atención. ¿Quién sabe si me toca a mí también?

-Me sometió a una serie de análisis, una ecografía de los riñones y la vejiga, y me obligó a orinar en una especie de vasijas para evaluar la intensidad del chorro... "Todo está en perfecto estado", me dijo. "Sin embargo, su entusiasmo se desvanece." Me parece que, debido a su edad y a los síntomas que me relata, usted requiere una transformación. ¿Qué tipo de transformación?, me gustaría saber.

¿Y qué le expresó?

Recorro la ventana y descubro que cruzamos un escenario de robles vigorosos.

-En mi juventud, satisfacer mi anhelo sexual era una tarea sencilla. A pesar de que el hombre con el que me encontraba en la cama no me llamaba la atención, mis hormonas se ocupaban de todo. Y así, con los veinte, los treinta e incluso una fracción de los cuarenta, se ha logrado. Sin embargo, mi comportamiento comenzó a enfrentar desafíos. Con el paso de los años, mis hormonas permanecían en mi cuerpo, aunque llevaban consigo una fatiga inevitable.

¿Y ahora qué?

-No estaban listas para sobrepasarse por sí mismas. Mi cuerpo, mis hormonas, mi mente... ¡todo! En mi ser, ya no había ánimo de invertir ni un átomo de energía en algo que realmente me tocara en el alma.

Exploro la mirada del caballero. Se siente hipnotizado por lo que le explico. Tiene los labios un poco despojados. Son cautivadoras. Hasta ahora no había percatado de ello.

El galeno me ha sugerido, continúo, que analice mis gustos y comience a descubrir lo que verdaderamente me llena de placer, ya que solo de esa manera podré prolongar mi existencia de felicidad. Por otro lado...

¿Y ahora, qué ha hecho?

-Por el momento, me gustaría venir a disfrutar de un fin de semana en el balneario de su aldea. Porque en este momento, no me surge ninguna otra idea.