Cartas de Floro - Jorge Alberto Piñero (JAPE) - E-Book

Cartas de Floro E-Book

Jorge Alberto Piñero (JAPE)

0,0

Beschreibung

Las viñetas que conforman este libro, publicadas todas en el dedeté, suplemento humorístico de Juventud Rebelde, constituyen un recorrido por los diferentes avatares y ocurrencias de Floro, un cubano de a pie, que en supuesta correspondencia con el autor, nos lleva de la mano por toda una gama de situaciones, las cuales se nos hacen entrañablemente familiares.

Sie lesen das E-Book in den Legimi-Apps auf:

Android
iOS
von Legimi
zertifizierten E-Readern
Kindle™-E-Readern
(für ausgewählte Pakete)

Seitenzahl: 135

Veröffentlichungsjahr: 2022

Das E-Book (TTS) können Sie hören im Abo „Legimi Premium” in Legimi-Apps auf:

Android
iOS
Bewertungen
0,0
0
0
0
0
0
Mehr Informationen
Mehr Informationen
Legimi prüft nicht, ob Rezensionen von Nutzern stammen, die den betreffenden Titel tatsächlich gekauft oder gelesen/gehört haben. Wir entfernen aber gefälschte Rezensionen.


Ähnliche


PORTADA

Cartas de Floro

PORTADILLA

Cartas de Floro

Jorge Alberto Piñero (JAPE)

PÁGINA LEGAL

ePub r3.0

Afdez / Luisbelerofonte

Editor digital: Adriana Fernández Sánchez (Afdez)

Luis Amaury Rodríguez Ramírez (Luisbelerofonte)

Edición: Ulises Cala Roger

Diseño de cubierta: Falco

Diseño de interior: Iliá Valdes Hernández

Corrección: Ismaray Pozo Quiñones

© Jorge Alberto Piñero, 2019

© Sobre la presente edición:

Ediciones Loynaz, 2019

Colección El Fausto

ISBN 9789592196254

ISBN_2 9789592196926

Quedan rigurosamente prohibidas, sin la autorización escrita de los titulares del Copyright, bajo la sanción establecida en las leyes, la reproducción parcial o total de esta obra por cualquier medio o procedimiento, comprendidos la reprografía y el tratamiento informático, y la distribución de ejemplares de ella mediante alquiler o préstamo público. Si precisa obtener licencia de reproducción para algún fragmento en formato digital diríjase a CEDRO (Centro Español de Derechos Reprográficos, www.cedro.org) o entre la web www.conlicencia.com EDHASA C/ Diputació, 262, 2º 1ª, 08007 Barcelona. Tel. 93 494 97 20 España.

Ediciones Loynaz

Calle Maceo no. 211, esquina a Alameda; Pinar del Río, Cuba.

Teléfono: 48-758036

E-mail: [email protected]

ÍNDICE

PORTADA

PORTADILLA

PÁGINA LEGAL

DEDICATORIA

PRÓLOGO

CARTAS DE FLORO

Floro y la libertad

Cabarets

A la escuela hay que llegar puntual

Horas perdidas

La inconforme

Juego de palabras

La pasaremos mal, mi corazón y yo

¡Ahí viene!

¡Agua a la vista!

Adivina, adivinador…

Alquilo mis herramientas

Amigas

La pizza sigue igual

A sus marcas…

Análisis matemático para un comienzo de curso

Año nuevo, novia nueva…

Balance

Con traje

Asiento que está pa’ ti, cualquiera te lo quita

Barra abierta en el trabajo

Las leyendas

Fin de año en el lugar y el momento adecuado

Libre de cover

El Hombre y su Día

El Cangrejo

El hombre que habla con los perros

Eufemismo en casa

El orden de los factores

¡El pito se congeló!

El viejo recalcitrante

Lo más popular

Lo propio del amor

Los días de Floro

Los dueños de la música

Masa real y refresco

Mis precios topes

Cartucho y municiones

¡Mensaje, mensaje, mensaje! ¡Míralo, míralo, míralo!

Para no compartir con tu pareja

Quizás para mañana sea tarde

Rápido y furioso ocho

Rebaja sangrienta

Regresa la engañadora

Romeo y Julieta…, y Otelo

Sexo seguro

Signos

Sudando

Un chance por atrás

Sí, pero no

Sinceridad y pena

CONTRAPORTADA

Hitos

ÍNDICE

PORTADA

CONTRAPORTADA

Caricaturistas:

Humberto Lázaro Miranda RamírezLaz

Adán Iglesias ToledoAdán

Alfredo Lorenzo MartirenaMartirena

Carlos Alejandro Falco ChanFalco

Osvaldo Gutiérrez GómezOsval

Brady Izquierdo RodríguezBrady

El logo por los 50 años de dedeté realizado por Jape y Falco

Dedicatoria

…A los primeros cincuenta años del dedeté

Con caricaturas de:Laz, Martirena, Adán, Falco, Osval, Brady…

Prólogo

Debo reconocer que siempre me aterró el hecho de tener que escribir el prólogo de la obra de alguien que seguramente dedicó mucho tiempo en su concepción y que, a lo mejor, nunca entienda por qué yo asumí tal o más cual cosa en vez de preguntar para estar en plena consonancia con lo que el autor quiso expresar.

Pero si ese alguien me pidió, me insistió, vaya, en buen cubano, me cayó detrás para que lo hiciera; ese alguien, tendrá que asumir con estoicismo estas breves palabras, tal y como yo soporté la inquisición perenne de su persona y de los editores de este libro. Ese alguien es Jape que, como siempre digo: ¡es muy perenne!

No obstante, quiero aclarar que ha sido muy grato, en virtud de cumplir esta nada fácil encomienda, adentrarme en la vida de Floro leyendo este libro, porque el dedeté casi nunca lo alcanzo, no porque se agote la publicación, sino porque mi subscripción nunca llega cuando estoy en la oficina y alguien siempre se lo queda; claro, este otro alguien no es Jape.

Les comparto, entonces, algunas ideas que sobre el tema puedo aportar:

Cuando el 24 de octubre de 1790 Papel periódico de la Habana publicaba las primeras escenas costumbristas de las que se tiene referencia en Cuba, comenzaba una larga carrera que, con el decursar del tiempo —al estar relacionado con lo popular—, sería evaluado como un género literario de poco vuelo, casi innecesario si se quiere.

Por suerte, nombres como los de Julián del Casal, Carlos Noreña o José Quintín Suzarte durante el siglo XIX, Jorge Mañach, Eladio Secades, Enrique Núñez Rodríguez, Héctor Zumbado en el XX y el concurso irrefrenable de otros muy contemporáneos como Laidi Fernández de Juan, y el propio autor de este volumen, se han ocupado de traernos a través de escenas, personajes, estampas y lugares, esa otra manera de asumirnos desde la lectura, el humor y la reflexión que nos distinguen como ciudadanos del mundo con especial énfasis en lo doméstico.

En una combinación extraordinaria entre literatura y humor gráfico, Jorge Alberto Piñero (Jape) nos muestra, a través de su alter ego (Floro) una suerte de featuring entre una selección epistolar y una curaduría de caricaturas donadas, eso me consta, por algunos de sus más encumbrados creadores, por lo que, en primer término, si usted no es de leer cuestiones que le recuerden momentos de nuestra más aterrizada cotidianidad, tendrá en este volumen la suerte de divertirse entre carta y carta con las propuestas que Laz, Falco, Adán, Martirena, Osval y Brady donaron a la sazón de este proyecto.

Y resulta este detalle uno de los grandes aciertos que el lector podrá encontrar al adentrarse en esta propuesta literaria y visual que muestra su apego a la vieja usanza, cuando las estampillas acompañaban las publicaciones periódicas, como las que en los ya lejanos años de la década de 1980 aparecían en la revista Bohemia redactadas por Héctor Zumbado e ilustradas por varios de los más relevantes caricaturistas del momento.

Cartas de Floro no es una simple compilación de críticas o vejámenes pedestres. Es el resultado de la investigación y las vivencias de su autor, enriquecidas por el intercambio de este con el mundo que le circunda junto a la sensibilidad especial para ver mejor en los intersticios de la sociedad cubana actual.

De manera especial Floro (Jape), nos lleva por los caminos de la nostalgia, el amor, la crisis existencial, la sexualidad, los vicios y la educación, entre otros elementos transversales a la convivencia social y la relaciones que los cubanos establecen aquí y ahora.

Lo mismo en un cabaret, que en un transporte público o en la casa, el autor personaje reflexiona, se dice y se contradice, por momentos Jape, por momentos Floro, siempre con la audacia del juglar que revela desde su subjetividad la esencia de los fenómenos cotidianos y acude a cierta elaboración, sin renunciar al lenguaje claro que demanda este tipo de publicación; la que nos ocupa pertenece a la columna que los domingos asume el dedeté en el diario Juventud Rebelde.

En su afán de laborioso e inquieto realizador, Jape nos regala un cuasi guion audiovisual en cada carta, que de manera pintoresca dibuja a Floro como si los que le conocemos no reconociéramos en el personaje los mismos resabios, inquietudes y preocupaciones del autor. Nos regala ese que somos todos al expresar desde el más elemental cuestionamiento hasta el más profundo resquemor, donde el látigo con cascabeles en la punta es el protagonista y nosotros los primeros en percibir en nuestras espaldas el peso de que somos los artífices de nuestra propia realidad, que es el resultado del ayer y la antesala del mañana.

Enhorabuena Jape, celebremos estos primeros 50 años del dedeté a través de este regalo que junto a los caricaturistas nos haces. Aquí estamos, como siempre, ojalá que estos eventos sirvan, al menos para, como reza una de las respuestas a Floro, el reencuentro con los viejos amigos, los nuevos colegas y para hacer lo que nos gusta. Todo eso vale el riesgo de leerte, reír y pensar.

Luis Enrique Amador (Kike) Quiñones.

CARTAS DE FLORO

Floro y la libertad

—No te olvides de buscar el pan todos los días y guardarlo, voy a hacer un pudín para que Florita se lo lleve a la beca la semana que viene… Saca a Pluto todas las noches. Hay que pagar el teléfono y la luz. Te dejé hecho una cazuela de congrís para estos tres días, no lo caliente todo a la vez, que se echa a perder… Floro atiende… En el frío hay pollo y picadillo… ¡dale suave con el puré!… No, mejor no te pongas a cocinar nada, que tú eres el terror de la cocina… Mejor… Sí, yo ayer cogí los huevos… ¡Sí, mejor hiérvete un huevo! Son solo un par de días…

Florindo, que es el verdadero nombre de mi amigo Floro, se estremeció con esta última frase que le gritó Elena, su adorada esposa, desde la flamante Yutong que se alejaba, dejando ver, en el espejo trasero, un inmenso cartel que anunciaba: «IV Seminario Nacional La mujer al rescate de la humanidad. Santiago de Cuba 2009».

Pobre humanidad, pensó Floro, que todavía sostenía la mano en el aire diciendo adiós. Un par de horas después, en casa, se sentía incómodo sin la presencia de Elena. No obstante, respiraba un cierto aire de libertad que no sentía desde hacía diez años, antes de contraer matrimonio. Sus pulmones se llenaron de aire, mientras su pensamiento se llenaba de una morbosa e infiel idea. Como niño que recuerda el lugar donde dejó escondido su juguete preferido, buscó una vieja agenda entre sus papeles de archivo. Con un marcador verde fosforescente, estaban resaltados algunos nombres femeninos:

Marlene:

—¡Ya ella no vive aquí! —le gritaba una vecina desde un quinto piso esa misma tarde. Se casó con un italiano y se fue hace como… cinco años.

Ivonne:

—Pasaba por aquí y me dije, caballero, hace más de diez años que no sé nada de mi amiga Ivonne... —comentaba en la sala de la casa de Ivonne, tratando de explicar su presencia inesperada. La mujer ofreció una sonrisa forzada y le invitó a sentarse. Del interior de la casa apareció un joven fornido, recién salido del baño, que también sonrió. Extendió la mano a Floro mientras Ivonne los presentaba:

Mi esposo Ryan; Florindo, un amigo de la universidad.

Liana:

Tocaba la puerta y recordaba que Liana era la rubia más linda y más rica de la Universidad. Sus amigos (incluyéndolo a él) la asediaban constantemente. Todo lo contrario de Nilda, la trigueña del grupo, que no estaba mala, pero que no tenía mucho ángel para los muchachos.

Liana mostró verdadera alegría al verlo:

—¡Floro! ¡Qué bueno verte después de tanto tiempo! Floro se sentía halagado, pero no dejaba de mirar la bata de casa que permitía entrever un hermoso cuerpo.

“¡Qué buena está todavía!”. Pensaba Floro, mientras la boca se le hacía agua.

—¡Nilda, mira quien está aquí! —gritó Liana hacia el interior.

—¿Y Nilda vive aquí? —preguntó Floro.

Sí hace varios años que vivimos juntas. Contestó Liana, que seguía sonriendo. Un par de horas después, sentados en la sala, botella de ron mediante, Nilda le confesó que se ponía muy molesta cuando los muchachos del aula jugaban a la pelota y no la pedían. Liana no pudo opinar nada al respecto pues se acostó temprano. A fin de cuentas, ella no sabe nada de pelota, ni de boxeo, ni de lucha…

Dania:

Aún eructaba el alcohol que había consumido la noche anterior en compañía de Nilda y se preguntaba qué carajo hacía allí, sentado en una modesta y regada cocina de una casa donde, además de seis niños de diferentes edades, estaba Dania que no paraba de hablar: Pero que bien tú te conservas Floro, estás igualito. En cambio, yo… bueno, imagínate, he parido seis veces y ahora, para colmo, el padre de los niños se fue con la bodeguera. ¡Casi siempre es al revés! ¿No es verdad? ¿Y tú? ¿Me dijiste que te habías divorciado?

A la memoria de Floro (con el background de la voz de Diana) acudían imágenes de su casa, de su matrimonio… De pronto, como quien vuelve en sí, respondió: ¡No, no, todavía no!

Sin apenas despedirse corrió a casa, sacó a Pluto (que llevaba tres días sin comer y por ende sin hacer caca), recogió los regueros como pudo y salió a recibir a Elena. Todavía faltaban varias horas para la llegada, pero bien valía le pena estar allí, para darle un beso, un abrazo y salvarla de la humanidad.

Cabarets

Mi amigo Floro cuenta que hace unos días visitó un cabaret. Como siempre me envió algunos comentarios sobre el tema y una anécdota que quisiera compartir con ustedes.

Amigo Jape, los cabarets han cambiado mucho. Ya no es la misma música, las mismas bebidas, las mismas gentes… Mira si es verdad, que no encontré a nadie conocido. Antes, en el cabaret de mi pueblo, todo el mundo se conocía. Si tirabas un plante con una muchacha nueva, al amanecer lo sabía todo el municipio. Debías ir siempre con tu pareja establecida. Eso tenía sus ventajas porque cuando vas a un lugar de esos con tu cónyuge pueden matar la noche con una Tucola para los dos. Lo malo es cuando sales con un “materialito” nuevo. Ella accede a salir contigo y aunque tú le hablaste de Coppelia, insiste en el cabaret.

Una vez adentro comienza la lucha de contarios y la guerra de nervios. Tú pediste Silver Dry y ella quiere Añejo, tú Cristal y ella Babaria, tú refresco Ciego Montero y ella Redbull… ella quiere entremés y tú quieres… ¡matarla!

Lo más triste es que, si te llevaras el gato al agua, no habrá happy end, porque ¿quién se excita con los módicos precios de nuestros cabarets?

Otro tema escabroso es la entrada, que ahora llaman cover: ¡10 cuc! Y eso solo incluye un líquido… En eso son sinceros, porque realmente es un “líquido” lo que te dan. Un líquido transparente, con un poquito de azúcar. Debe ser porque la azúcar se ha puesto un poco cara. Pero que me hablen claro: me cobran un cuc por la entrada y yo traigo la azúcar de mi casa.

Volviendo al tema estimado cofrade, pude ver que la bebida tampoco es la misma. Ahora los productos vienen en latica o en cartoncito. Si tú quieres entrar una bebida para atenuar el costo, puedes embarajar con una cajita de plancha’o o una canequita. En mis tiempos había que camufl ar la botella. Recuerdo que una vez, ya viviendo en La Habana, fui a un club con una muchacha linda pero muy reservada. Yo estaba corto de dinero y para adelantar algo, cogí media botella de Ronda, que tenía en la casa, y me la puse dentro del pantalón, en la parte de adelante, para que no la vieran.

Pasé sin problemas, pero cuando entramos empezaban a poner una canción romántica que a ella le gustaba mucho, y me dijo: ¡Vamos a bailar, después nos sentamos! Me haló para la pista sin darme tiempo a sacarme la botella del pantalón. La música era linda, muy romántica y ella me apretujó un poquito hasta que parece que sintió algo extraño y me dijo un poco ruborizada: Floro, ¿qué es eso? Yo me acordé de la botella de Ronda, que realmente era una bebida muy fuerte y sin prudencia ninguna le contesté: No te preocupes, ahora cuando nos sentemos pedimos una cubetica de hielo porque eso, si no es con hielo, no hay quien lo baje. De más está decirle que ahí mismo me quedé solo en la pista con mi botella de ron.

A la escuela hay que llegar puntual

Cómo cambian los tiempos Benancio, qué te parece…

Dúo Los Compadres