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Esta es una invitación a atravesar el bosque, a tomar el hilo de esta voz tensa y grácil como un mar de hierba recién mojado por la lluvia, a dejarse llevar hasta lo más remoto de los tiempos (cazadora-recolectora/reptando en trance breve) para remontar el vuelo hacia una de las más grandes preguntas: ¿qué puede ser la palabra poética? Lector peregrino, bienvenido al bosque de los símbolos, a la gruta que vigilan los felinos, a la penumbra dichosa donde el canto se levanta por vez primera. No hay aquí desdén por el misterio ni miedo ante el extrañamiento de nuestro mundo inmediato: este es un espacio para la duda que se canta con el pájaro y el hada, con el sapo y el ratón, con la hija que le hereda la memoria a su madre. Catafalco es el refugio que buscábamos, el estanque que sacia la sed; es un testimonio nuestro que susurra una mujer de hace mucho tiempo atrás: esta es mi forma de contar lo que he visto. Byron Salas
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Seitenzahl: 25
Veröffentlichungsjahr: 2024
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Nicole Bolaños
Catafalco
Premio Eunice Odio 2024
Come il grido di Eva scacciata, tutto ciò chiede veli, l’oscurità della selva.
Cristina Campo
[…] jardines vueltos polvoy de nuevo innumerablemente levantados
Ida Vitale
El tiempo irá madurando el tiempo
y el fruto, y seré yo
cazadora-recolectora
reptando en trance breve
quien deberá arrancar del árbol la fruta
en el instante perpetuo
y también yo seré el fruto, eventualmente
también yo seré el fruto
El flujo mental gota a gota
derramado sobre el paisaje lítico
no es presagio ni recuerdo
sino viejo instinto animal de retroceder
cuando una se sabe peligrosamente lejos de casa
y es ese estar lejos
ese verse caminar en tierra infértil
toda hecha cuerpo y razón y límite
lo que abre la gruta
(grieta antes impensable)
escuchar el secreto ah
angelical casi lascivo ah
después de todo sí hay ruta
hacia adentro y se llega
fingiendo saber, jugando saber
[Trois-Frères]
Las puntas de mis dedos teñidas de negro
trazan figuras que el tiempo hará
difusas, imprecisas
masculinas
esta es mi forma de contar lo que he visto
cuando aprendí a ver desde lo extremo otro
cuando yo misma fui otra, bestia anticipada en sueños
fiera en la fiereza
inmensa en lo inmenso
animal, mujer, etcétera
Bordes redondeados de signos gráficos
sobre la maraña de pixeles
me refiero: luminancias de lo escrito
que en la retina mutan a otra cosa a la cual poder juzgar
y el golpeteo suave de quien duda
que la composición sea la exacta
la que más se asemeje al sustrato de la lengua individual
pulpa que segrega pensamiento fragmentado
sus códigos de niña sola
(si se toma por cierto que en la gramática
es la esencia de la cosa
o que «teología como gramática» divina
se podría encontrar en lo anterior
una persona
o su furtivo equivalente en pliegues y despliegues)
Semper cadendo nunquam cadit
Henry David Thoreau
Acostumbrada a derramarse sobre sí misma
no sin cierta violencia agrietó la ermita
su nácar
la más suave aniquilación de los instintos
de pie sobre la cima equivocada
una afirmación ingenua: yo soy esta
el impacto de un rayo la precipitó lánguida
como una hoja seca
envejeció de pronto
—un simulacro—
hundió la punta del pie izquierdo
en el charco empantanado
no fue necesario más: agitó
aguas primitivas
abandonó brevemente el siglo
qué desgarro injusto
afloraron símbolos trillados
—los va dejando en el camino
como un rastro viscoso—
subieron al encuentro memorias de calcio
una antigua forma de ser ella
enteramente novedosa, juguetona
hecha de la más torpe gracia
y todavía…
allá donde otros corren no hace más que tropezar
aun así advertir los tiernos cuidados
esa generosidad rebuscada
por la cosa en la que se ha ido convirtiendo
[Nü shu]
Las palabras llegan rodando
esferitas de vidrio tornasolado
desde el extraño templo
se transparentan sobre las palmas de mis manos
un espacio cóncavo para ver claro dentro de mí misma
no puedo retener una sin retener mil
buscan anidar en mi caverna sola