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"Como alcanzar el conocimiento los mundos superiores (Un camino de iniciación)" ofrece una guía detallada para el autodesarrollo espiritual, describiendo métodos para desarrollar habilidades perceptivas y cultivar una conexión consciente con el "mundo espiritual" o dimensiones de realidad más allá de lo físico. Este libro se ha convertido en uno de los textos más influyentes y accesibles de Steiner sobre la antroposofía, proponiendo que cualquiera puede alcanzar estados superiores de conciencia y percepción mediante el autoconocimiento y la disciplina. El texto está diseñado como un manual de iniciación moderna, accesible para aquellos que no forman parte de sociedades esotéricas, que tradicionalmente guardaban estos conocimientos en secreto. Steiner describe prácticas como la concentración, la meditación, el desarrollo de la imaginación y el despertar de la "devoción" hacia el mundo espiritual, que ayuda a eliminar las distracciones y emociones negativas que nublan la percepción clara. A través de estos ejercicios, el estudiante puede llegar a experimentar una transformación interna y, eventualmente, una percepción de realidades superiores.
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Seitenzahl: 269
Veröffentlichungsjahr: 2025
RUDOLF STEINER
CÓMO ALCANZAR EL CONOCIMIENTODE LOS MUNDOS SUPERIORES(Un camino de Iniciación)
Título: Cómo alcanzar el conocimiento de Mundos Superiores (Un camino de Iniciación)
Autor: Rudolf Steiner
Título Original: Wie erlangt man Erkenntnisse der höheren Welten?
Editorial: AMA Audiolibros
© De esta edición: 2024 AMA Audiolibros
AMA Audiolibros forma parte de TAM-TAM Media, S.L.U.
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ÍNDICE
INTRODUCCIÓN
PRÓLOGOS
PROLOGOCONDENSADO DELATERCERAEDICIÓN
PROLOGOCONDENSADODELASEXTAEDICIÓN DE 1914
PROLOGOCONDENSADO DELAULTIMAEDICIÓNDELAUTORDE 1918
CAPÍTULO 1: ¿CÓMOSEADQUIEREELCONOCIMIENTODELOSMUNDOS SUPERIORES?
CONDICIONES
QUIETUD INTERIOR
CAPÍTULO 2: LOSGRADOSDEINICIACIÓN
PROBACIÓN
ILUMINACIÓN
DOMINIODELPENSAMIENTOYDELSENTIMIENTO
CAPITULO 3: LAINICIACIÓN
CAPÍTULO 4: ASPECTOSPRÁCTICOS
CAPÍTULO 5: CONDICIONESPARALADISCIPLINAOCULTA
CAPÍTULO 6: ALGUNOSEFECTOSDELAINICIACIÓN
CAPÍTULO 7: TRANSFORMACIÓNDELAVIDADELOSSUEÑOS
CAPÍTULO 8: LACONTINUIDADDELACONCIENCIA
CAPÍTULO 9: DISOCIACIÓN DE LA PERSONALIDAD DURANTELADISCIPLINAESPIRITUAL
CAPÍTULO 10: ELGUARDIÁNDEL UMBRAL
CAPÍTULO 11: LAVIDAYLAMUERTEEL GUARDIÁNMAYOR DELUMBRAL
APÉNDICEALAÚLTIMAEDICIÓNDELAUTOR DE1918
FIN
Rudolf Steiner (1861–1925) fue un filósofo, educador, y esotérico austriaco conocido por ser el fundador de la antroposofía, un movimiento espiritual y filosófico que intenta integrar el conocimiento científico con el misticismo y la percepción espiritual. Steiner tuvo una influencia destacada en diversas áreas, incluyendo la educación (desarrolló el modelo de las escuelas Waldorf), la agricultura biodinámica, la medicina antroposófica y las artes. Su trabajo abarcó una profunda exploración de la naturaleza del ser humano, el desarrollo espiritual y la percepción del mundo más allá de lo material. Nacido en el Imperio Austrohúngaro, estudió ciencias naturales y filosofía en la Universidad Técnica de Viena. En su juventud, fue influenciado por el pensamiento de Goethe y editó los escritos científicos del poeta, lo que moldeó su visión del conocimiento como un camino de descubrimiento profundo.
Steiner, concibió la antroposofía como una "ciencia espiritual", una forma de acceder a niveles superiores de la realidad a través de métodos de desarrollo interior. A lo largo de su vida, impartió numerosas conferencias y escribió textos fundamentales sobre el desarrollo espiritual y el conocimiento superior, proponiendo una educación y una práctica espiritual que pudiera enriquecer tanto la vida material como la interior.
En su obra "Como alcanzar el conocimiento de los mundos superiores: Un camino de iniciación", Steiner ofrece una guía detallada para el autodesarrollo espiritual, describiendo métodos para desarrollar habilidades perceptivas y cultivar una conexión consciente con el "mundo espiritual" o dimensiones de realidad más allá de lo físico. Publicado en 1904, este libro se ha convertido en uno de los textos más influyentes y accesibles de Steiner sobre la antroposofía, proponiendo que cualquiera puede alcanzar estados superiores de conciencia y percepción mediante el autoconocimiento y la disciplina.
El texto está diseñado como un manual de iniciación moderna, accesible para aquellos que no forman parte de sociedades esotéricas, que tradicionalmente guardaban estos conocimientos en secreto. Steiner describe prácticas como la concentración, la meditación, el desarrollo de la imaginación y el despertar de la "devoción" hacia el mundo espiritual, que ayuda a eliminar las distracciones y emociones negativas que nublan la percepción clara. A través de estos ejercicios, el estudiante puede llegar a experimentar una transformación interna y, eventualmente, una percepción de realidades superiores.
Steiner enfatiza en el libro que el proceso de iniciación debe ser abordado con respeto y compromiso ético, ya que requiere disciplina y autoconocimiento. Los practicantes deben aprender a "limpiar" sus pensamientos, emociones y acciones para evitar que sus propias limitaciones afecten su comprensión de los mundos superiores. Asimismo, introduce el concepto de "guías espirituales", quienes asisten en el desarrollo, y explica cómo el proceso de iniciación permite ver las conexiones espirituales entre todas las cosas, experimentando una unidad fundamental con el universo.
En resumen, "Como alcanzar el conocimiento de los mundos superiores" es una exploración de los métodos para acceder al conocimiento espiritual y los pasos necesarios para la evolución personal. El enfoque de Steiner se basa en la creencia de que el desarrollo espiritual genuino no solo expande la conciencia individual, sino que también tiene el potencial de mejorar el mundo físico, conectando a las personas de una manera que contribuye al bienestar general.
El contenido de este libro sobre el desarrollo del alma humana, trata de enfocar diversos aspectos. Primeramente, esexpresión del deseo de corresponder a quienes, sintiéndose atraídos por los resultados de la investigación espiritual, se plantean la pregunta: ¿De dónde obtienen su saber quiénes afirman poder referirse a los profundos arcanos de la vida? La Ciencia del Espíritu dice algo sobre tales enigmas. El que quiera observar los hechos que conducen a tales asertos, tiene que elevarse a un conocimiento suprasensible, y seguir el camino que este librotrata de describir. Sin embargo, sería un error creer que las investigaciones de la Ciencia del Espíritu carecen de valor para quien notengalainclinación o laposibilidad dehollar esecamino.Parainvestigarloshechosse requiere la facultad de entrar en los mundos suprasensibles; pero si se transmiten después de explorados,tambiénaquellosquenohayantenidopercepcióndirectadeellospuedenllegarauna convicción suficiente de su autenticidad. Gran parte de las investigaciones que se hagan podrán demostrarse sometiéndolas simplemente y en forma imparcial al juicio sano. Advertimos que esta imparcialidad no debe ser enturbiada por prejuicios tan corrientes en la vida humana. Sucederá fácilmente, por ejemplo, que alguien piense que esto o aquello no es compatible con ciertos resultados científicos delpresente. Enrealidad, no existe resultado científico algunoquecontradiga la investigación espiritual;en cambio, fácil es creer que este o aquel parecer científico no concuerda con las investigaciones de los mundos superiores, si los resultados científicos no se juzgan, omnilateral e imparcialmente. Con actitud independiente se descubrirá que cuanto más imparcialmente se compare la ciencia del espíritu con las positivas conquistadas científicas, tantomás evidentemente se podráreconocer el perfecto acuerdo entre ellas. No debo negar que hay una parte de esa investigación de la ciencia espiritual que se substrae hasta cierto grado al juicio meramente intelectual. Más no será difícil encontrar la relación debida, aun respecto de esa parte, para quien comprenda que no solamente el intelecto, sino también el sentimiento sano, puede serjuez en la búsqueda de la verdad. Cuando tal sentimiento no se deja arrastrar por simpatías o antipatías por esta o aquella opinión, sino que real e imparcialmente deja que los conocimientos de losmundos suprasensibles actúen sobre él, nace un juicio basado en el sentimiento. Existen aún muchos otros caminos que comprueban la veracidad de lo que decimos a, aquellas personas que no pueden o no quieren hollar el sendero del mundo suprasensible. Esas personas pueden sentir, no obstante, el valor quetienen para la vida aquellos conocimientos, aun cuando sólo lleguen hastaellos por los relatos de los investigadores espirituales. No todos los hombres pueden convertirse instantáneamente en videntes; pero los conocimientos del vidente son, para cualquiera, alimento apropiado y sano. Todos pueden aplicar aquellos conocimientos a la vida diaria, y quien lo haga no tardará en comprobar qué aspecto toma ella en todas sus esferas y cuan pobre es el vivir para el que se halla al margen de la inquietud espiritual. El conocimiento de los mundos suprasensibles, debidamente aplicado en la vida no es algo impráctico, sino efectivamente práctico en el sentido más amplio. Aun cuando el lector no pretendarecorrer por símismo el sendero del conocimiento superior, si le interesan los hechos observados por otros puede llegar a preguntar: ¿De qué macera llega el vidente a estos hechos? A las personas que se planteen este interrogante, este libro va a darles idea de lo que se tiene que hacer para conocer en verdad el mundo suprasensible: describirá el camino hacia él en forma tal que logrará suscitar la confianza hacia quienes lo han recorrido. También es posible, al observar la actividad del investigador espiritual, aprobarla diciéndose: la descripción del sendero de los mundos superioresme hace una impresión tal que puedo comprender por qué los hechos transmitidos me parecen razonables. Así, pues, este libro quiere servir a los que deseen robustecer yafirmar susentido ysentimiento de la verdad frente al mundo suprasensible. Emperono quiere ofrecer nada menos a quienes buscan por sí mismos el camino hacia el conocimiento suprasensible, los únicos capaces de comprobar, por las propias experiencias vividas, la verdad de lo aquí expuesto. Estos últimos harán bien en repetirse continuamente que, para asimilar la descripción del desarrollo del alma, se necesita algo más que la información del contenido, a menudo suficiente en otros conocimientos. Se necesita familiarizarse íntimamente con la exposición del asunto, no tan sólomediante lo que acerca de él se dice, sino también a través de estudios que atañen a tópicos muy distintos. Así se llegará a la idea de que lo esencial no descansa en una sala verdad, sino en la concordancia, de todas. El que quiera practicar los ejercicios, ha de tomar esto en cuenta muy seriamente. Un ejercicio puede ser bien comprendido y aun correctamente ejecutado: no obstante, puede causar un efecto indebido si el ejecutante no lo equilibra con otro ejercicio que compense la unilateralidad del primero y restablezca la armonía del alma. El que lea este libro con hondura, de modo que su lectura se convierta para él en vivencia interior, no sólo se familiarizará con su contenido, sino que vibrará con sentimiento distinto en cada experiencia y de este modo llegará a comprender el peso que tiene una u otra para el desarrollo de su alma. También descubrirá en qué forma debe emprender este o aquel ejercicio, cuál de ellos conviene mejor a su individualidad particular. Cuando se trata, como aquí, de la descripción de procesos que han de ser vividos, resulta necesario volver siempre sobre su contenido, yasí darse cuentadeque haymuchas cosas para cuya satisfactoria comprensión es necesario ensayarlas uno mismo. Después del intento se observan ciertos detalles que antes forzosamente escapaban a la percepción.
También los lectores que no pretendan seguir el camino trazado, encontrarán en este libro muchoque les será útil para su vida interior: reglas de conducta, indicaciones que aclararán lo que pudiera parecer enigmático, etc.
Finalmente, también aquellas personas con cierta experiencia, para quienes la vida ha servido en cierto sentido como una iniciación, podrán sentir satisfacción al encontrar dilucidado en conjunto lo que habían vislumbrado en rasgos inconexos; lo que ya sabían, sin haber llevado quizá este saber a una representación que les complaciera.
Al escribir los estudios que integran este libro, tuve que tratar gran parte de su contenido de manera distinta a como lo haría hoy. En aquel entonces tuve que aludir al contenido de lo que sobre los hechos del conocimiento de los mundos espirituales he venido publicando durante los últimos diez años, en forma diferente a la que sería adecuada ahora. En mí “Ciencia Oculta”, “Dirección Espiritual del Hombre y de la Humanidad”, “Camino hacia el Conocimiento de sí mismo” y, principalmente, en “El Umbral del Mundo Espiritual”, así como también en otros de mis libros se describen procesos espirituales a cuya existencia el presente libro tuvo ya que aludir hace más de diez años valiéndose, sin embargo, de otrostérminos que los que hoy parecen indicados. En ese tiempo tuve que advertir quemuchascosasnodescritasenellibrosólopodíanentendersepor “transmisiónoral”. Actualmente ya está publicado mucho de lo que correspondía a tales indicaciones; pero supongo que han sido precisamente esas indicaciones las que dieron marco a las opiniones erróneas de los lectores. Podría, v. g., considerarse que la relación personal con este o aquel maestro del aspirante a la disciplina espiritual es mucho más esencial de lo que debe ser. En esta nueva edición espero haber logrado perfilar con mayor claridad, por la manera como describo ciertos detalles, que, para quien busca la disciplina oculta bajo las circunstancias espirituales del presente, importa mucho más un contactoinmediatoconelmundoespiritualobjetivoqueunarelaciónconlapersonalidaddel maestro, actuando cada vez más como asesor. Este es el papel que incumbe al instructor en la disciplina espiritual, al igual que según las concepciones modernas, lo es en otros ramos del saber. Creo haber insistido suficientemente en que la autoridad del instructor y la fe en él, no debieran, en la disciplina espiritual, desempeñar papel distinto al de cualquier otro dominio del saber y de la vida...
... A esta edición agregué un apéndice en el que me esforcé en exponer, con mayor lucidez queantes, los fundamentos anímicos en que se apoyan las orientaciones de este libro, para que puedan acogerse sin malas interpretaciones. Creo que el contenido de este apéndice es también apropiado para evidenciar a quienes se oponen a la Ciencia Espiritual Antroposófica, que su punto de vista se apoya en una falsa concepción de su naturaleza; ellos no saben en realidad lo que ella es.
En todo hombre duermen facultades que le permiten adquirir conocimientos de los mundos superiores. El místico, el gnóstico, el teósofo, siempre han hablado de un mundo anímico y de un mundo espiritual, tan reales para ellos como el que ven nuestros ojos físicos y toca nuestra mano. Al escucharlos puede uno decirse en cada momento a sí mismo: “Estas experiencias yo también puedo tenerlas si desarrollo ciertos poderes que hasta ahora duermen aún en mi”. El problema consiste en saber cómo empezar el desarrollo de estas facultades latentes, para lo cual sólo quienes las posean, ya pueden aconsejar o enseñar. Desde que existe el género humano ha existido siempre una disciplinamediantelacualloshombresdotadosdefacultadessuperioreshanimpartidosuenseñanza a quienes aspiraban tenerlas. Este entrenamiento se ha denominado disciplina oculta, esotérica, y la enseñanza recibida ha sido llamada enseñanza oculta esotérica, o ciencia espiritual. Tal denominaciónprovoca, por sunaturaleza, malasinterpretaciones. Podría unosentirsetentadoacreer que los instructores de esta disciplina pretendían aparecer como una especie de hombre a privilegiados que arbitrariamente rehusaran comunicar su saber a sus semejantes. Y quizá se llegará a pensar que tras deese saber no había nadade valioso, pues uno podía tender a imaginar que sise tratara de un auténtico conocimiento no habría necesidad de ocultarlo como un misterio, sino al contrario, podría hacerse público para que la humanidad entera se aprovechara de sus beneficios.
Los iniciados en la naturaleza de esta sabiduría superior, en modo alguno se asombran al oír hablar así a los no iniciados, pues sólo pueden comprender en qué consiste el misterio de la iniciación quienes, hasta cierto grado, la han experimentado en el conocimiento superior de la existencia. La preguntaque naturalmente surge es: si esto es así, ¿cómo suscitar en el no iniciado interés humano alguno hacia esa pretendida ciencia oculta? ¿Cómo y por qué habría de buscar algo cuya naturaleza no puede llegar a concebir? Semejante pregunta descansa en una idea completamente errónea de la verdadera naturaleza del conocimiento esotérico, pues en realidad no hay diferencia entre ese conocimiento y todo el que correspondaal saber y poder humanos. Este saber oculto no es para el hombrecomúnunmisteriomayorqueloeslaescrituraparaaquelquenolahaestudiado. Yasícomo cualquier persona puede aprender a escribir sí emplea los métodos adecuados, así también todo hombre puede llegar a ser discípulo, y hasta maestro de la ciencia oculta, si busca los caminos apropiados. En un aspecto difieren aquí las condiciones de aquellas que corresponden al conocimiento externo y es: que la posibilidad de saber leer y escribir puede no estar al alcance de algunos por su pobreza material o por las condiciones del medio ambiente en que nacieron; en cambio para la adquisición del saber y de las facultades de los mundos superiores no hay obstáculo que se oponga a una busca sincera.
Muchos se imaginan que es necesario buscar en un lugar determinado a los maestros del conocimiento superior para recibir sus explicaciones. Al respecto dos cosas son ciertas: la primera es que quien aspire seriamente al saber superior, no escatimará esfuerzo alguno ni retrocederá ante ningún obstáculo para encontrar al maestro que le inicie en los misterios superiores del universo. Por otra parte, el neófito puede estar seguro de que la iniciación saldrá a su encuentro de todas maneras, si late en él un esfuerzo serio y sincero para alcanzar el conocimiento; pues existe una ley natural entre todoslos iniciados que les impide rechazar a cualquier hombre digno del conocimiento. Pero existe también otra ley, tan natural como la primera, que les prohíbe impartir la menor parte del conocimiento esotérico a quien carezca de méritos para recibirlo. Y un iniciado es tanto más perfecto cuanto más estrictamente observe estas dos leyes. El circulo espiritual que une a todos los iniciados no pertenece al mundo exterior, pero esas dos leyes constituyen los broches de ese vínculo. “Podrías vivir en íntima amistad con un iniciado, pero siempre existiría un abismo en relación con su ser esencial hasta convertirte también en iniciado; podrías poseer todo su corazón y su afectó, pero no te haría partícipe de sus conocimientos hasta que estuvieses maduro para recibirlos. Podrías adularlo, torturarlo; nada le inducirá a revelarte cosa alguna que no deba trasmitirte, ya que tu grado de evolución no te permite acoger enel alma, como es debido, este misterio”.
Minuciosamente precisados háyanse los caminos que el hombre debe recorrer para adquirir la madurezquelepermitarecibir elconocimientosuperior. Elderroteroquehadeseguirhasidotrazado con caracteres indelebles, eternos, en los mundos espirituales, donde los iniciados guardan los misterios superiores. En los tiempos antiguos que precedieron a nuestra “historia”, los templos del Espíritu eran exteriormente visibles. Hoy día, por haberse distanciado tanto nuestra vida de lo espiritual, estos templos no son accesibles a los ojos materiales, si bien existen, por doquiera espiritualmente y aquel que los busque podrá encontrarlos.
Sólo en su propia alma hallará el hombre los medios para que se abran los labios de un iniciado; si desarrolla en sí mismo determinadas cualidades hasta cierto grado de elevación pasarán a ser suyos los sublimes tesoros del espíritu.
Condición previa es cierta disposición fundamental del alma, denominada en la ciencia espiritual el sendero de la veneración, de la devoción hacia la verdad y alconocimiento. Sólo aquelque tengaesa disposición fundamental puede llegar a ser discípulo de la ciencia oculta. Quien tenga experiencia en ese dominio sabe qué disposiciones se observan, desde la infancia, en aquellos que más adelante llegarán a ser discípulos. Existen niños que contemplan con temor reverencial a ciertas personas. Sienten por ellas un respeto profundamente arraigado en su corazón, que les imposibilita todo pensamiento rudimentario de critica u oposición. Tales niños, al llegar a la adolescencia, se sienten felices al levantar sus ojos hacia algo digno de veneración. De las filas de niños semejantes salen muchos discípulos de la ciencia oculta. “¿Te has detenido alguna vea ante la puerta de una personaa quien veneras, y has sentido en esta tu primera visita, algo como un temor reverencial al mover el pestillo para, entrar en el cuarto que para ti es un santuario? En este caso has experimentado un sentimiento que puede ser el germen para tu futuro discipulado en la ciencia oculta”. Es unabendición para todo ser humano en proceso dedesarrollo una disposición de esa índole, yno se crea que facilite la tendencia hacia la sumisión o la esclavitud. La devoción al principio manifestada con respecto a personas, se transforma al trasponer la infancia, en devoción hacia la verdad y el conocimiento. La experiencia patentiza que los hombres de cabeza erguida son aquellos que han aprendido a venerar donde la veneración se justifica yella siempre estáindicada cuando surge delas profundidades del corazón humano.
Si no cultivamos en nuestro interior un arraigado sentimiento de que existe algo por encima de nosotros, nunca encontraremos el poder de desarrollarnos hacia el nivel superior. El iniciado ha conquistado la capacidad de levantar la cabeza hacia las cumbres del conocimiento, al conducir su corazón hacia las profundidades de la veneración y de la devoción. Las cimas espirituales no se pueden alcanzar sino a través del portal de la humildad. “Sólo puedes llegar a un verdadero conocimiento si has aprendido a apreciarlo”, y si bien es cierto que el hombre tiene derecho a ver la luz frente a frente, este derecho ha de adquirirse. En la vida espiritual existen leyes como en la vida material: si frotamos una varilla de vidrio con una substancia adecuada, aquélla se electriza, es decir, lograelpoderdeatraerobjetospequeños.Estefenómenocorrespondeaunaleynaturalasaz conocida por todo aquel que tenga nociones de física. De la misma manera se sabe, si se conocenlos elementos de la ciencia oculta, que todo sentimiento de verdadera devoción cultivado en el alma desarrolla una fuerza que, tarde o temprano, hará adelantar al hombre por el sendero del conocimiento.
Quien se halle dotado de este sentimiento de devoción o tenga la fortuna de que una educación apropiada se lo haya inculcado, se encontrará en posesión de un valioso caudal cuando más tarde busque acceso a los conocimientos superiores. En cambio, el que no aporte esta preparación, encontrará dificultades desde sus primeros pasos en el sendero del conocimiento, salvo que se preocupe por desarrollar en sí mismo esta actitud devota imponiéndose una rigurosa autoeducación. Hoy día es particularmente importante prestar completa, atención a este punto. Nuestra civilización tiende más bien a criticar, juzgar y condenar, que a admirar y venerar altruistamente; hasta nuestros hijos, critican mucho más que veneran. Empero, toda crítica, todo juicio desfavorable, expulsa del alma las fuerzas que le permiten llegar al conocimiento superior, en el mismo grado en que la veneración desinteresada las desarrolla. Al decir esto no queremos acusar a nuestra civilización; no se trata aquí de criticarla. Debemos la grandeza de nuestra cultura precisamente a la crítica, al juicio humano autoconsciente y a la costumbre de escudriñar todo y retener lo bueno. Jamás el hombre hubiera alcanzado la ciencia, la industria, los transportes y la legislación de nuestra época, si no hubiera aplicado por doquiera el patrón de su juicio crítico. Más lo que hemos ganado así en el dominio de la cultura externa, tuvimos que pagarlo con una merma correspondiente del conocimiento superior y de la vida espiritual. Hemos de insistir en que en el saber superior no se trata de la veneración a personas,sino a la verdad y al conocimiento.
Sin embargo, hay una cosa que ha de ser tenida en cuenta; al hombre sumergido por completo en la civilización materialista contemporánea le es muy difícil avanzar en el conocimiento de los mundos superiores: sólo lo logrará trabajando intensamente sobre sí mismo. En los tiempos en que las condiciones de la vida material eran sencillas, el progreso espiritual era más fácil de lograr. Lo venerable y lo digno de adoración se destacaban mejor de las demás cosas del mundo. En nuestra época de crítica, los ideales pierden categoría; otros sentimientos ocupan el lugar del respeto, de la veneración, de la adoración y de la admiración. Nuestra época rechaza cada vez más estos sentimientos y solamente en un grado muy reducido pueden ser cultivados en el hombre a través de su vida cotidiana. El que busque el conocimiento superior deberá crear esos sentimientos en sí mismo, instilarlos en su alma, no por medio del estudio, sino a través de la vida. Quien quiera, por lo tanto, llegar al discipulado, deberá desarrollar, por una autoeducación rigurosa, una vida interna de devoción; buscar en el medio ambiente, o en sus propias experiencias, todo cuanto pueda suscitarle sentimientos de admiración o reverencia. Si al encontrarme con una persona la reprendo por sus debilidades, me despojo de mi poder cognoscitivo superior, en tanto que, si trato de penetrar con afecto en sus buenas cualidades, aumento ese poder. El discípulo debe estar siempre atento a observar estas instrucciones. Los investigadores espirituales experimentados saben cuánta energía deben a la actitud de considerar siempre el lado bueno de todas las cosas, rechazando todo juicio desfavorable, actitud que no se circunscribe a reglas externas de conducta, sino al contrario, satura hasta lo más íntimo de nuestra alma. El poder que tiene el hombre de perfeccionarse y transformarse completamenteconeltiempodebeconsumarseensuvidamásíntima, ensuvidareflexiva: nobasta con demostrar respeto en mi actitud exterior; el respeto debe saturar mis pensamientos. El discípulo ha de comenzar, pues, por otorgar a la devoción un lugar en su vida reflexiva, estar siempre alerta contra todo sentimiento de menosprecio o denigración que pueda existir en su conciencia, y esforzarse especialmente en el cultivo de pensamientos devotos.
Cada momentoenquenosdisponemosapasarrevista deloquenuestraconcienciacontienede juicios desfavorables, denigrantes o críticos con respecto al mundo y a la vida: cada uno de esos momentos nos aproxima al conocimiento superior. Y rápidamente avanzamos si en tales ocasiones henchimos nuestra conciencia tan sólo de pensamientos de admiración, de estima y de veneración hacia el mundo y la vida. Los versados en estas materias saben que en tales instantes se despiertan en el hombre poderes que, de lo contrario, permanecerían latentes, y que así se abren los ojos espirituales del hombre; que así empieza él a percibir cosas en torno suyo que antes no veía; así comienza a darse cuenta de que anteriormente sólo había entrado en relación con una parte del mundo circundante. Toda persona que sale a un encuentro le presenta un aspecto completamente nuevo. Naturalmente que esta regla de conducta no basta para que él pueda, percibir, por ejemplo, el aura humana: necesita de una disciplina más elevada; pero el paso anterior para elevarse precisamente hasta ella es la rigurosa disciplina de la devoción.
Sinruido, inadvertidopor elmundoexterior, sellevaacabolaentradadeldiscípuloenel“senderodel conocimiento”. Ningúncambioseobservaenél; cumplesusdeberescomoantesysigueocupándose de sus quehaceres como siempre. La transformación tiene lugar solamente en los repliegues de su alma, a resguardo de toda mirada. Al principio, la disposición, básica de devoción a todo lo verdaderamente venerable impregna su vida interior y de ella irradia. Esta disposición constituye el centro de toda su vida psíquica. Así como el sol vivifica con sus rayos todo lo viviente, de igual modo la veneración vivifica el alma del discípulo.
En el primer momento no es fácil creer que sentimientos tales como la veneración, el respeto, etc., tengan algo que ver con la cognición. Esto se debe al hecho de considerar la cognición como una facultad en sí, sin relación con los demás aspectos que integran la vida interior. Creyéndolo así no se tiene en cuenta que es el alma la que ejercita la facultad cognoscitiva, y que los sentimientos son para ella lo que los alimentos para el cuerpo. Este cesaría en su actividad si le diéramos piedras en vez de pan; lo mismo ocurre con el alma. Las substancias nutritivas que la hacen sana y vigorosa, vigorosa sobre todo para la actividad cognoscitiva, son la veneración, la estima, la devoción. El desdén, la antipatía, el menosprecio frente a lo digno de respeto, dan por resultado la paralización yel marchitamiento de la actividad cognoscitiva. Para el investigador espiritual este hecho se hace visible en el aura humana. Un alma que asimila sentimientos de veneración y devoción provoca un cambio en su aura. Ciertos colores espirituales que pueden llamarse tonalidades de matiz rojo amarillento o rojo café, desaparecen yson reemplazados por otros rojo azulados. Así se acrecienta el poder cognoscitivo y este se torna receptivo para hechos del medio circundante de los que antes no se tenía noción. La veneración despierta en el alma una fuerza simpática mediante la cual atraemos cualidades de los seres que nos rodean, cualidades que, de lo contrario, permanecerían ocultas.
Lo que puede alcanzarse por la devoción se vuelve aún más efectivo si se enriquece con otro nuevo sentimiento: aprender a entregarse cada vez menos a las impresiones del mundo exterior y desarrollar, en cambio, una vida interior activa. El quesiempre ande a caza de nuevassensaciones, siempre en buscade “atractivos”, no encontrara el camino de la ciencia oculta. El discípulo no deberá insensibilizarse a las impresiones del mundo externo, sino hacerse receptivo a ellas guiado por el caudal de su vida interior. La persona dotada de una gran sensibilidad tiene una experiencia distinta de la que afecta a un hombre insensible al atravesar una hermosa región montañosa. Solo nuestras experiencias internas nos develan las bellezas del mundo externo. Por ejemplo, una persona hace un viaje por mar y pocas experiencias internas se deslizan en su alma; en cambio, otra percibirá el lenguaje eterno del Espíritu cósmico y se descorrerá ante ella el velo que cubre los misterios de la creación. Es necesario mantener el contacto con nuestros propios sentimientos y representaciones para poder establecer auténticas relaciones con el mundo externo. Este rebosa de esplendor divinoen todos sus fenómenos, pero es necesario haber experimentado antes lo divino en la propia alma para descubrirlo en el mundo circundante.
El discípulo deberá reservar momentosde suvida paraensimismarseenla calma yla soledad. No se dedicará entonces a los asuntos de su propio yo, pues esto produciría efectos contraproducentes alosdeseados.Dejarámasbienqueenestosmomentospersistanlasexperienciasymensajesdel mundo externo, y toda flor, todo animal, toda acción le revelaran, en el silencio, insospechados secretos. Deestamaneraseprepararápararecibir, conojostotalmentedistintos,nuevasimpresiones del mundo exterior. Quien solo quiere gozar del desfile ininterrumpido de las sensaciones, embota su poder cognoscitivo; pero si después del goce permite que este le revele algo, fomenta y educa su poder cognoscitivo. Por tanto, el discípulo, además de dejar que el goce reverbere, por decirlo así, en él,debeacostumbrarsearenunciaranuevosplaceresparadedicarseaelaborar,enactividadinterior, lo gozado. Aquí deberá el discípulo superar un grave y peligroso escollo: el que en vez de trabajar realmente sobre sí mismo, caiga en la antítesis de querer a la postreagotarelgoce.Conviene no desestimar lasinmensas fuentes de error que se abren aquí, pues el camino del discípulo va porentre una hueste de tentadores de su alma que tienden a endurecer su yo, aprisionarlo en sí mismo, en lugar de que precisamente se abra al mundo. Tiene que buscar el goce, puesto que solo por su medio puede acercársele el mundo exterior, considerando que, si se insensibiliza para con el goce, viene a ser como una planta que se encontrara imposibilitada de extraer de la tierra los zumos nutritivos; que, si se detiene en él, se encierra dentro de sí, en cuyo caso será algo para sí mismo y nada para el mundo. Por intensos que sean su vida interior y el cultivo de su yo, el mundo lo rechaza; esta muerto para él. El discípulo considera el goce solo como instrumento de propio ennoblecimiento para bien del mundo. El goce es para él como un mensajero que lo informa respecto del mundo, y después de haber recibido sus enseñanzas, sigue adelante, hacia el trabajo. No aprende para acumular conocimientos como si fueran su tesoro personal, sino para dedicar lo aprendido al servicio del mundo.
En toda ciencia oculta existe un principio que nadie debe, transgredir si quiere alcanzar un objetivo cualquiera. Cualquiera disciplina oculta debe grabar en el discípulo este principio: Todo conocimiento que busques meramente para enriquecer tu propio saber y para acumular tesoros personales, te desviará del sendero; pero todo conocimiento que busques para madurar en la tarea del ennoblecimiento humano y de la evolución cósmica, te hará adelantar un paso más. Esta ley requiere una observancia inexorable. Nadie puede considerarse, discípulo antes de haber hecho de esta regla la pauta de su vida. Brevemente puede sintetizarse esta verdad de la disciplina espiritual como sigue: Toda idea que para ti no se convierta en ideal, destruye una fuerza de tu alma; toda idea que se convierta en ideal, crea dentro de ti fuerzas vitales.
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