Confianza en uno mismo - Ralph Waldo Emerson - E-Book

Confianza en uno mismo E-Book

Ralph Waldo Emerson

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Beschreibung

Uno de los ensayos más emblemáticos de Emerson, uno de los padres fundadores de la literatura norteamericana. Un pequeño ensayo imprescindible, ejemplo de humanismo y de fe impenitente en el ser humano.

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Confianza en uno mismo es uno de los ensayos más emblemáticos de Emerson, uno de los padres fundadores de la literatura norteamericana. Es una llamada a lo esencial de nosotros mismos como propuesta vital, que encarna y resume lo mejor de la filosofía de Emerson: su inconformismo, su vitalismo, su fe en el individuo y en la intuición como fuente de sabiduría. Con estos mimbres, Emerson propone algunos de sus conceptos fundamentales: el hombre debe obedecer la ley sagrada de su propia naturaleza para alcanzar su potencial; el hombre es infinito; para realizar lo divino que hay en él, el hombre debe desprenderse de todos los dogmas y tradiciones que su intuición y su criterio rechacen y aventurarse a confiar en sí mismo. La confianza en uno mismo como fuente de una ética insobornable, fuente de integridad, de carácter y de ideales.

Un pequeño ensayo imprescindible, ejemplo de humanismo y de fe impenitente en el ser humano.

Ralph Waldo Emerson

Confianza en uno mismo

EPIGRAFE

«Ne te quaesiveris extra»

[No busques fuera de ti mismo]

El hombre es su propia estrella, y el alma

que puede hacerle honesto y cumplido

rige en todo su luz, influencia y destino;

y para ella nada llega ayer o mañana.

Nuestros actos son, buenos o malos,

sombras que nos acompañan en el camino.

Epílogo a Honest Man’s Fortune,

de Beaumont y Fletcher

Lanza al niño contra las rocas,

que chupe de la ubre de una loba

que hiberne con el halcón y la zorra,

que manos y pies sean su fuerza y sus alas.

I

El otro día leí algunos versos escritos por un ilustre pintor. En versos auténticos y no convencionales como estos el alma oye siempre una admonición, sea cual sea el asunto del que traten. El sentimiento que destilan tiene más valor que ningún otro pensamiento que pudieran contener. Creer en tu propio pensamiento, creer en que lo que consideras verdad en tu fuero interno es verdad para todos los hombres: en eso consiste el espíritu. Deja que hable tu convicción latente, y esta tendrá un significado universal, porque lo más recóndito de tu ser será, a su debido tiempo, lo que mayor alcance ha de tener; y porque nuestro primer pensamiento nos es dado por las trompetas del Juicio Final. Por familiar que nos resulte la voz de la mente que nos habla, la alta estima en que tenemos a Moisés, Platón y Milton se debe a que hicieron caso omiso de los libros y las tradiciones, y se expresaron con sus propias palabras, no con las palabras de los demás hombres. Un hombre debería aprender a detectar y contemplar ese relámpago de luz que le atraviesa la mente desde el interior de sí mismo, más resplandeciente que el brillo que dejaron en el firmamento los bardos y los sabios que le han precedido. Sin embargo, ese hombre deja pasar por alto su pensamiento tan solo porque es suyo. En toda obra de genio reconocemos las ideas propias que hemos desechado y que vuelven a nosotros con un cierto aire de majestad expropiada. En esto reside la enseñanza conmovedora que nos deparan las grandes obras de arte. Ellas nos enseñan a regirnos con amable inflexibilidad por nuestras primeras impresiones, tanto más si cabe cuando oímos un clamor de voces en contra del otro lado. De no ser así, tal vez mañana cualquier desconocido dirá con certero sentido común lo que nosotros ya habíamos pensado y sentido en todo momento, viéndonos entonces obligados a acatar avergonzados nuestra propia opinión en boca de otra persona.

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