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Existen monstruos fantásticos, pero también realistas, a veces enfermos, o mutilados, o malformados, que dejan de representar el arquetipo humano, pues algo extraño se combina en ellos, a veces sobra algo, a veces falta algo. Entonces, la comunidad los envía a los leprosarios de su tiempo, o, si buscaran trabajo, a las ferias y los circos para que allí puedan ganarse el pan, subiendo a los escenarios o bajando a las arenas del espectáculo. Híbridos, mutantes, vampiros, zombies, causados por la ciencia o la naturaleza, por virus, experimentos o accidentes, se abren paso a través de ciudades o zonas rurales, en distintas épocas y distintos países, para visitar una y otra vez el arte y la literatura, a veces productos de una explicación racional, a veces surgidos del misterio sobrenatural. La criatura, el engendro, el horrendo huésped, resume todos los comportamientos monstruosos que vendrán: es bueno y malo, poderoso y vulnerable, victimario y víctima. Una mezcla de todo esto se encuentra en el colectivo Conjuros del Sur.
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Seitenzahl: 105
Veröffentlichungsjahr: 2019
Conjuros del Sur : microficciones monstruosas / Andrea Jeftanovic ... [et al.]. -
1a ed . - Ciudad Autónoma de Buenos Aires : Autores de Argentina, 2019.
Libro digital, EPUB
Archivo Digital: online
ISBN 978-987-761-952-2
1. Narrativa Argentina Contemporánea. 2. Relatos. I. Jeftanovic , Andrea
CDD A863
Editorial Autores de Argentina
www.autoresdeargentina.com
Mail: [email protected]
Diseño de portada: Justo Echeverría
Queda hecho el depósito que establece la LEY 11.723
Impreso en Argentina – Printed in Argentina
A Juani
Índice
¿Por Qué Estas Ficciones?
Prólogo
Todas Las Formas Posibles
This Is Tijuana
Sayak Valencia
Hau Da Tijuana
This Is Buenos Aires
Aczel, Bianchi, Costa, Lavigne, Vacarezza
Ez Itt Buenos Aires
Migrantes
Eugenia Bescos Nader (Pdb)*
Ripuqkuna
Migrants
Migrantes
Hundite En La Mierda
Ilona Aczel
Go Down In Shit
Versinke Der Scheiße
El Tren (O Poema Para Leer A Dos Voces)
Francisco Marcaletti
Поезд (Или Стихотворение Для Читать За Двух Голосов)
El Monstruo Vas A Ser Vos
Flor Del Castillo
Il Mostro Sarai Tu
Otros
Francisco Marcaletti
Outros
Poesía Sin Título
Agustina Mathus
Ansiedad
Romina Lanzalot
Anksioznost
Imnigh (Ímiñii)
Yo No Quiero Ser Vampira
Sofía Lamarca
Jo No Vull Ser Vampira
Εγώ Δε Θέλω Να Είμαι Βαμπίρ
A Veces Aparece Un Monstruo
Marina Fabra
Bazen Bir Canavar Belirir
Μερικές Φορές Εμφανίζεται Ένα Τέρας
Seducida
Candela Ferreri
Seduced
Adoquines
Cintia Queirolo
Bruk
Brostenen
Salem
Federico Glaria
Salem
Pastillas
Paula Daniela Bianchi
Pastilli
Pastilla-Kuéra
Pirulák
El Viaje
Carla Sampietro
Пътуването
San Cristóbal
Laura Guevara
Sant Kristol
Trece
Laura Guevara
Tredici
Dertien
Matanceras
Paula Daniela Bianchi
Matanceras
El Hambre
Sofía Mansur Nahra
La Faim
Neonatología
Luis Conde
Neonatologia
Imagen
Claudia Dellacanonica
‘Mmaggine
Podoba
Chica Bien
Marina Fabra
Lava Meitene
Feto Ne Familia Rico
Πλούσια Νεαρή Κοπέλα
Agradecé Que No Te Mataron
Analía Pachay
Emboaguyje Nandejukáire Hikuái
Благодари Се, Че Не Те Убиха
Caminaba Sola…
Ana Del Río
Ze Liep Alleen...
Sie Ging Allein...
Hun Gikk Alene…
Caminaba Sin Miedo…
Ana Del Río
Sy Wandel Vreesloos…
Hodao Sam Bez Straha
Del Terror A La Realidad Sin Escalas
Lucila Alvarellos
Korkudan Ölçeksiz Gerçekliğe
Anuncios De Libertad A Fines Del Siglo Xix
Ramona Gómez
Anuncios De Liberdade A Finais Do Século Xix
Oscuridad
Cintia Queirolo
Obscurité
Algo
Nicolás Piva
Aliquid
Abrelatas
Sofía Collavino
Konzervnyitó
Otvírák
Delta Sound
Luis Conde
Delta Sound
Armadorxs De Historias Monstruosas
Traductorxs
Ilustradorxs
¿Por qué estas ficciones?
Todo surgió en los primeros encuentros mientras intercambiábamos lecturas y pareceres en el seminario de grado de la carrera de Letras en la Facultad de Filosofía y Letras –UBA–. Fue un miércoles a la noche, la luna huraña parcamente alumbraba y un silencio inquietante arrullaba el aula. La huelga de docentes y estudiantes tuvo un alto acatamiento. Nosotrxs resistíamos desde la literatura. Leíamos a lxs “Monstruos de Nuestra América”, con ese guiño a Martí y a las revoluciones mexicana, rusa y cubana, con ese guiño a lxs escritorxs que agitaron las letras en 1880 y en la actualidad del continente, con la complicidad a la Matria Grande, indómita y guerrera hoy y siempre, y con ese recuerdo a lxs que ya no están pero siguen nombradxs en la memoria.
Así fue como entre clase y clase en las que participaron todxs lxs estudiantes, mi querida amiga y compañera Ilona Aczel, Sayak Valencia, viajera incansable, la literatura y yo vislumbramos este proyecto colectivo, hoy mutado en libro. Mientras leíamos las caperucitas de Montt, Rivera Garza, Giovanna Rivero, Andrea Jeftanovic, Gabriela Aleman quedó suspendida en el aire la frase que Victoria Fondón rescató: “Siempre hay un lobo”. Así termina el cuento: “Si esto es la vida yo soy Caperucita Roja” (1993) de Luisa Valenzuela. Esa presencia en ausencia que deja una huella en cada colectivo (Derrida, 2010) nos marcó más allá de la piel. Seguidito a ese lobo agazapado estaba la crónica de Clarice Lispector: “A favor do medo” (1967). Entonces, ¿cómo hacer para escapar de los lobos que nos quieren comer? ¿Cómo hacer para frenar los femi y transfemicidios cometidos a diario? ¿Cómo hacer para ir todas, todos, todes, todxs de la mano? ¿Cómo conjurar desde nuestro sur los miedos que nos franquean?
Y de a poco, cada unx comenzó a relatar fragmentos de sus propias historias. Las metamorfosis de los personajes de Clarice, Daniela Tarazona, Guadalupe Nettel, Veronica Stigger, Gabriela Cabezón Cámara, Mariana Enríquez, Luciano Lamberti, Fernanda García Lao, Lina Meruane, Renée Ferrer, Lucía Guerra, Juan Diego Incardona, nos invadieron. Cada cuento o novela despertó algo en ellxs. Fue ahí que para una Liebre confundida pedí los textos. Fueron pocos y tímidos los primeros en llegar hasta que una catarata incontenible abarrotó mi computadora. Entonces, íbamos a leerlos, publicarlos en un blog, en una página social, en alguna plataforma. Como cada violencia y cada lectura monstruosa fue diversa, diversos fueron los relatos –algunos autorreferenciales– y pensamos: “¿por qué no gritar con ellos en cada lengua posible el horror cotidiano, la monstruosidad inabarcable, el terror ominoso? ¿Por qué no hacer que llegue al menos una historia a otro rincón del mundo, a otrx lector/x no “hispanolatinoamericanx” hablante?” Así se duplicó la tarea y se formó esta inmensa red amorosacolectiva.
De repente todo pasó en el ciclón monstruosoamoroso: una madre y una hija traduciendo al guaraní, un familiar querido reunido con su mejor colega escribiendo en euskera, una amiga reencontrándose con la escolaridad primaria allá lejos y hace tiempo en Galicia, otra muy querida evocando de modo lúdico la lengua de su infancia y su “tri” maternaje a pleno fluir, otra abriendo la caja de recuerdos de la historia argentina y su mirada de niña, ayer, y de adulta, hoy; reviviendo ciertos horrores felinos que siempre se repiten, una amiga reconectándose con un profesor portugués, otra con un amigo gallego y las redes tentaculares harawayanas se intensificaron y las casualidades se comenzaron a en-red-ar: en Leme una autora se emocionó al ver la estatua de Lispector, al tiempo que la traductora que seleccionó su texto, sin conocerla había nombrado Clarisa a su hija por la brasileña. Una escritora y docente se estremeció al ver su traducción a esa lengua, cómo no recordar a esa pareja y esas charlas que tenía él con su hijo mientras ella observaba la escena, é sì è troppo forte. Una agradece aquello que vertebró el eje de este libro, otra sonríe porque sabe que no está sola aunque se encuentre del otro lado del Atlántico, porque igual es familia, y otra porque a sus 90 y tantos sigue más activa que nunca.
Así fue como lxs traductorxs también se sintieron parte importante del proceso de pasaje lingüístico. Después de todo ¿qué es una traducción sino una reinterpretación de lo que alguien escribió? Las lenguas despertaron otras historias, se trenzaron genealogías, exilios, recuerdos de migraciones pasadas y actuales, cruces, redes tentaculares. Lxs mismxs escritorxs que leímos han cruzado las fronteras en más de un sentido y por qué no leer el terror latinoamericano que nos aprisiona los cuerpos, a esxs escritorxs que nos llevan con sus historias de un extremo al otro de nuestro SUR americano. Y cuando digo SUR me refiero a la América Latina toda, desde México hasta Argentina con todo el Caribe y el gran Brasil incluidos. Porque el Sur también existe y pensamos, producimos y luchamos desde acá abajo que es un acá arriba, un “Nuestra América”. Así podría seguir enumerando todo lo que despertó este texto construido a cien años del primer Frankestein celebrity de la historia donde lo monstruoso atravesó el umbral y brilló.
Para terminar el “This is Buenos Aires” fue escrito a modo de cadáver exquisito en diálogo con el “This is Tijuana” que nos regaló Sayak hace unos años atrás: norte/sur. Y aclaramos que la mayoría de las traducciones fueron realizadas con muchos esfuerzos y pueden tener algunas diferencias de registros.
Gracias a la educación pública, gratuita y laica que a pesar de estar siendo desmantelada desde 2015 nos posibilita estudiar y pensar nuestros propios monstruos. Gracias a cada una de las personas que escribieron sus historias, a quienes las tradujeron, a quienes colaboraron para conseguir traductorxs de otras lenguas, a quienes ilustraron, a quienes corrigieron, a quien prologó nuestra escritura amorosacolectiva y a quien la “contratapeó”. A Andrea Ostrov, Alicia Montes, Laura Sacchetti, María Sol Herrera, Daniela Abbate y Sayak Valencia por el hermoso coloquio en el que feriaron Laura Contrera y Flor Fabra a la vez que Marta Flores registró la crónica. A mi querida amiga Ilona Aczel. A Candela Ferreri, Sofía Mansur Nahra, Ramona Gómez y Laura Guevara que ayudaron muchísimo con el armado de este monstruo, con las ilustraciones y redes traductoras. A Micaela Villalba, Melina Mendoza, Flor del Castillo, Soledad Schampier y Analía Pachay por las correcciones. A las brujitas Estibaliz Cuesta Ramunno, Amanda Caules, Dona Chocrón, Wanda Sajnovick, Cecilia Suárez, Lula Lavigne, Malena Costa, Nayla Vacarezza, Ximena Bazán y Rocío Teijeiro. A Lucía Catalina Agüero, Paola Solorza, Victoria Fondón, Susana Cella, Martín Senyk, Jorge Mackey y a todas las “Clarice”. Un gracias muy especial y amoroso a Alejandro Del Grosso, Boni, a quien amo profundamente. Y el mejor de los agradecimientos es para mi hijo que hace dos años le contaba a Amanda que un día su mamá iba a escribir un libro y él lo iba a ilustrar. Te amo, Juan.
Paula Daniela Bianchi
Prólogo
Todas las formas posibles
Cuando pensamos en monstruos pensamos en seres de siete cabezas, lenguas bífidas, ojos saltones, dientes afilados y bufidos. O en seres deformes, con estaturas extremas, enanos o gigantes. O bien, es algo que no se parece a nada, de inéditas formas. Son criaturas hechas por la imaginación y el miedo. Se han usado para aterrorizar a pueblos y personas. El monstruo del Lago Ness, El viejo del saco que secuestra niños, el Trauko (el enano violador del sur de Chile). Cada comunidad tiene su galería de monstruos. Los monstruos siguen vivos, transmitidos por leyendas, el cine y la literatura.
Pero esta antología apunta a lo monstruoso en la vida diaria o a las monstruosidades cotidianas. A esas anomalías silenciosas, a los agujeros vitales. En estos relatos los personajes deambulan entre fuerzas al acecho. Es que quizás, como dijo Mary Shelley, en su prólogo a Frankenstein: “La invención, hay que admitirlo humildemente, no consiste en crear del vacío, si no del caos”. Creo que este grupo de autores, bajo la lúcida conducción de Paula Daniela Bianchi, se aventuró a leer relatos de escritoras latinoamericanas que han hurgado en ese desorden de formas, o en lo inquietante o siniestro freudiano, eso que desfamiliariza lo más conocido. Así veo a este grupo, como lectores que hacen de médiums de relatos que debaten fuerzas extrañas. Se dejan llevar por sus designios y escriben los ecos que esas historias tuvieron en ellos. Porque quizás esa es la historia de la literatura, textos que circulan entre susurros de criaturas bestiales.
Siempre hay una grieta en cada una de las historias que componen este libro coral, este libro a muchas manos, voces y lenguas. Crece y se arma como en una torre de babel entre el español, el inglés, el gallego, el alemán, el quechua, el catalán, el polaco, el noruego y más. Suben sus voces políglotas al cielo de la incomodidad. Así recorremos sus páginas para pensar lo monstruoso/deforme en una calle desolada con el cuerpo lastimado, en una sala de neonatología, en una frontera territorial entre México y Estados Unidos, en el trayecto por el subte, en una película de terror que se cuela entre sueños, a un cuerpo poseído por vibraciones, una piel agusanada, la habitación guerra, una vampira, un lobo sabio, una sonámbula, una sesión de ultratumba y tanto más.
Recordemos que lo monstruoso está ahí para inspirar miedo. El miedo nos paraliza pero también nos resguarda, nos mantiene alertas y nos impulsa a interpretar ese miedo y a generar estrategias de protección. El monstruo es la criatura que corrompe a todo ser humano con sus dotes persuasivas y sus ansias de conocimiento, y nos condena a perder el paraíso. Es el ser que nos hace perder el control y nos destina al sufrimiento, nos despoja del hogar protegido.
El monstruo es, en otro ámbito, la creación fracasada de su creador, como lo es todo texto para su autor, entre su deseo y su logro, un abismo; una serie de capas superpuestas que disponen por azar o misterio. Es la criatura decepcionada por su génesis, destinada a habitar la soledad, la decepción, la incomprensión. Desdichado monstruo, todavía gimiendo, clamando al cielo por su desamparo luego que su creador pone el punto final y lo abandona.
El monstruo es el punto álgido de la creación, el ensamblaje de todas las formas posibles.
Andrea Jeftanovic
This is Tijuana
Sayak Valencia
I