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En un viaje imaginario a la época de caballeros que rescataban a las doncellas prisioneras en la torre de algún castillo, la autora nos invita a participar de historias donde los protagonistas con personalidades y visiones de vida diferentes, experimentan increíbles y emocionantes aventuras.Con una mezcla de humor y ciertas incoherencias, la autora le pone un toque diferente a la travesía por los cuentos que, de la mano del mago Merlin, lleva a "Damas y Caballeros" a recorrer y a identificarse con sus personajes que repiten los mismos aciertos y errores humanos de las distintas épocas y culturas.El mago Merlin nos hace aterrizar en los lugares que en la Edad Media algunas doncellas o caballeros, necesitan resolver sus conflictos internos. Tocados por la magia del mago nos sentiremos protagonistas de estas historias que buscan la transformación interna en cada uno.En un intento por reparar estas desarmonías, Merlin los irá guiando hacia una alternativa, una forma diferente y plena de experimentar la Vida, logrando profundos cambios.
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Seitenzahl: 156
Veröffentlichungsjahr: 2015
Damas y Caballeros
Liliana Zuliani
Editorial Autores de Argentina
Zuliani, Liliana
Damas y caballeros. 1a ed. Ciudad Autónoma de Buenos Aires : Autores de Argentina, 2015.
EBook.
ISBN 978-987-711-270-2
1. Narrativa Argentina. 2. Novela. I. Título
CDD A863
Editorial Autores de Argentina
www.autoresdeargentina.com
Mail:[email protected]
Diseño y diagramación: Maximiliano Nuttini
Diseño de portada: Justo Echeverría
Índice
Agradecimientos
Prólogo
Introducción
Hola, soy Merlín
Viajar con la historia
Capítulo 1
Don
Un sueño significativo
El caballo, fiel amigo
El libro de la sabiduría
“Sé el cambio que quieres ver en el mundo”
Capítulo 2
Danielle
El dolor nos endurece
Un nuevo encuentro
Capítulo 3
Sir Martin
Conociendo a danielle
Un amigo de martin
En busca de la rodo
Capítulo 4
Mi amiga bell
Capítulo 5
“La 12”
El sermon
Capítulo 6
El hada madrina
Capítulo 7
Volviendo a damas y caballeros
En el mercado
Recupero el mando
Agradecimientos
Para ser coherente con lo que las páginas que siguen contienen, mi agradecimiento es al TODO, ya que si elijo cualquier elemento, ser, cosa, alma o entidad del Cosmos para darle las Gracias dejaría, por una cuestión de separación, afuera al resto. Pero ¿Acaso no somos UNO? Gracias UNIVERSO con todo lo que contienes, porque no serías lo mismo si una sola de tus piezas te faltara…
prólogo
Este es un viaje en el tiempo, en el que estamos cruzando hacia lo desconocido. Aquí encontraremos pistas y pautas, entrelazando el ayer con el hoy, desde una época muy lejana convirtiéndola con saberes de la actualidad para que encontremos lo que apunta la autora en esta historia.
Las verdades están en todo lo expuesto para encontrar el camino hacia nuestro interior, ¡volvámonos los personajes para experimentarlo!
La vida nos lleva por distintas experiencias dándonos mensajes para aprender a llegar a una respuesta, la que todos esperamos encontrar, con aciertos, con dudas, pero todos estamos en el mismo sendero.
Lo más valioso de este texto es que podrán apreciar, con humor y con amor, cómo llegar a encontrarse a sí mismos. Es una enseñanza para revivir el alma.
Podría decir que los personajes son ficticios, pero para eso hay que hablar de realidades, que para muchos hay una sola. Pero según Merlín estaremos en la realidad que cada uno crea y elija. Así que la realidad de cada uno es la que realmente prevalece, es la que elegimos.
También podemos identificarnos con alguno de los personajes, o con varios de ellos. Podrán decir que este texto es fantasía, pero lo más importante es entrar en esta fantasía para creer que realmente se puede lograr el encuentro con uno mismo.
Todos tenemos algo y formamos parte de esta historia, por lo menos yo lo siento así. Gracias Merlín.
Rosa Mabel Rivero
INTRODUCCIÓN
Hola, soy merlín
Mi profesión es alquimista. Hoy en día podría compararse con un científico porque practico y hago ciencia. También con un terapeuta, porque ayudo a algunas almas a buscar aquello que “no saben qué es”, pero que intenta hacer sus vidas más agradables. También con los artesanos, porque un alquimista practica el arte, es imaginativo y creativo. Y así seguiríamos un poco más pero esas representan las más importantes actividades.
Los alquimistas se hicieron famosos porque se decía que podían transformar el plomo en oro. Ellos conocían la fórmula secreta para lograr esta transformación. Los hombres están hambrientos de oro, como en muchas épocas y les atrae la idea de encontrar la fórmula o a los magos que lograron la alquimia material.
Sin embargo, hoy vamos a hablar de la magia de la transformación interna. No voy a contarles cómo fue que transformé el plomo en oro sino me referiré a la necesidad de los seres humanos de cambiar los “plomos” en sus vidas en “oro” para que comiencen a brillar y sientan que la vida vale la pena ser vivida. Para eso han venido a este mundo, a descubrirse, a recordarse. A ser seres humanos viviendo una vida humana.
Así que si alguien de ustedes tiene la intención de frotarse por dentro hasta brillar como el oro, sin el peligro de oxidarse, puede empezar a tomar nota pues este recorrido no es corto ni sencillo. Pero como todo lo que cuesta vale, el trabajo vale la pena. Nadie más que ustedes mismos puede hacer el recorrido. Nadie puede mandar un emisario a realizar esta cruzada. Ustedes, caballeros, son los que deberán hacerla con sus propias herramientas.
¿Dije caballeros? Claro, no crean que dejé a las damas fuera de esto. No es así. Cuando digo caballeros les estoy hablando al “caballero” que cada uno de ustedes sea mujer o varón, lleva dentro. Y cuando diga “damas o doncellas” también me referiré a otra parte que habita en sus fueros internos, y este personaje está más escondido que el caballero.
Así que, “damas y caballeros”, los invito a que juntos realicemos el mejor viaje de sus vidas. El viaje hacia el centro de sí mismos. Un viaje que les permitirá verse y conocerse tal cual son. Porque solo sabiendo cómo somos y qué somos, podremos realizar la alquimia. Nunca antes, es imposible. Solo conociéndose a si mismo el ser humano podrá conocer el Universo, podrá conocer la divinidad.
Viajar con la historia
Para los que sobrevivieron a la introducción les digo que son muy valientes. Algunos seguirán por curiosidad, otros por una verdadera necesidad de transformar sus vidas. Por el motivo que sea que siguen allí, bienvenidos a la nave. Así que ajústense los cinturones porque estamos a punto de despegar.
Como ustedes saben yo he vivido en distintas épocas. Es por ese motivo que puedo hablar de muchas historias por haberlas vivido y no porque me las contaron. Algunas las recojo de relatos de otros para enriquecer el conocimiento ya que aportan mucho condimento a esta exquisita poción que estamos a punto de preparar. ¡No se imaginan el gusto que tiene! Es una poción mágica no sólo porque puede transformar las cosas sino porque cada uno de ustedes le va a sentir un gusto diferente. ¡Si! Aunque sea el mismo brebaje que beberán, cada cual lo sentirá distinto y lo más sorprendente es que el efecto tampoco será igual. Pero más sorprendente aún es que el resultado final es la transformación, la alquimia que convierte todos sus plomos internos en la mejor pieza de oro que hayan imaginado en sus vidas, el grial.
¡Su atención pasajeros! Para hacer este viaje se necesita que pongan eso mismo “atención” y dejen que su imaginación alimente los motores de esta nave. En este viaje comienza a “nacer” dentro de ustedes una historia donde vivirán las experiencias de los personajes que representan un aspecto de ustedes mismos que muchos aún no conocen o a lo sumo tienen una pequeña noción de que allí están. Yo les voy a hacer tomar contacto con ellos. Es necesario para que este viaje se realice. Partimos...
Capítulo 1
Don
En una época muy lejana los caballeros tenían la costumbre de ir a castillos vecinos a salvar a doncellas presas en las torres. Esta misión los convertía en héroes. Liberar a esas damas del encierro les daba un prestigio y un poder propio de los buenos caballeros. Durante las cruzadas los caballeros buscaban castillos que mantenían encerradas a estas pobres mujeres que esperaban la llegada del libertador. Sin embargo ésta no era una tarea fácil. El caballero debía enfrentarse con duros obstáculos para lograr su objetivo. Debía tener mucho valor y sabiduría, de lo contrario estaba destinado al fracaso. Y ningún caballero quería fracasar porque todos querían lograr ser un valiente caballero.
Esta es una historia que viví en aquella época. Una de tantas. La elegí hoy para ustedes, para que realicen el viaje “siendo” el caballero, la doncella y los demás personajes que irán apareciendo.
Don era uno de estos nobles caballeros que emprendió una cruzada y en su recorrido hacia la meta buscaba castillos con doncellas “entorreadas”. No fue sino después de varios días de andar sobre su corcel que divisó entre los árboles una torre a lo lejos. Luego de avanzar un largo trecho descubrió que la torre pertenecía a un gran castillo que intuía estaba abandonado. Sin embargo algo le decía que allí había trabajo que hacer. Fue acercándose a la fortaleza hasta llegar al puente que comunicaba con la puerta principal. De repente una gran sombra sobrevoló sobre él obligándolo a agacharse para evitar el golpe. Miró hacia el enorme cuerpo que retomó el ataque y quedó casi paralizado al descubrir el tamaño de un dragón que seguía su vuelo en dirección hacia donde él se había detenido.
—Si lanza su fuego me derrite como una manteca… — pensó el aterrado caballero al recordar los relatos de otros colegas que habían tenido que enfrentar a dragones en la difícil misión de rescatar a doncellas.
—¡Uh, ahí viene! Estoy frito…
Miró para ambos lados y vio un camino que conducía a una arboleda que podría protegerlo del lanzallamas.
—¡¡Es ahora o nunca!! — Se gritó
Clavó sus espuelas en las ancas de su caballo y salió a todo galope en dirección a los árboles. Una llamarada pasó cerca de su flanco derecho chocando contra el suelo encendiendo el pasto del camino.
—¡Ay, ay, ay! Esto de ser caballero creo que voy a tener que revisarlo en algún momento. ¿Qué estaría pensando cuando acepté este trabajo? Creo que tendré que consultar con el sindicato porque si me quema este “lanzallamas” no hay ART que me cubra.
El dragón dio un giro en el aire para volver al ataque. Don sentía que tenía que acelerar su carrera si quería salvarse de las quemaduras del fuego de su enemigo. Otra llamarada encendió un nuevo fuego. Esta vez lo alcanzó hasta sentir como se calentaba la capa de metal de su armadura hasta que comenzaba a freírse como cornalitos.
—¡¡Socorro!! Que alguien me atienda por favor ¡¡¡Es una emergencia!!!!!
—911, lo escucho caballero. Mantenga la calma y dígame cual es su emergencia.
—¿Quién está ahí? ¡Necesito que me saquen este dinosaurio volador con ínfulas piromaníacas!
Don tuvo que girar hacia un lado debido a que su camino estaba en llamas. No podía seguir hacia la arboleda y ya no le quedaba refugio cerca.
—¡¡Estoy fritoooooo!! ¡Socorrooooo! ¿Estás ahí? — preguntó con desesperación Don.
—¡Aquí estoy! ¡Siempre listo!
La imagen de Merlín apareció de la nada a un costado del incendio. Provisto con una manguera de bomberos de inmediato abrió la canilla y comenzó a salir un enorme y potente chorro de agua que en instantes apagó todo el fuego provocado por el dragón. Con un gesto espontáneo señaló hacia el enorme animal dirigiéndole un rayo paralizador, desviando su vuelo hacia la dirección contraria logrando que se pierda en el horizonte.
El caballero, sacando humo por los orificios de su armadura, intentaba desprenderse el yelmo para poder respirar. A pesar de su esfuerzo no logró quitárselo y en un acto de desesperación se arrojó del caballo sobre el pasto y se echó a llorar.
—¡Me estoy quemandooooooo! — gritaba Don abatido.
—Tranquilo. En minutos recuperarás el oxígeno — dijo el mago.
Merlín le acercó una mascarilla con oxígeno para que Don pueda renovar su respiración intoxicada por el humo. Respiró profundo varias veces hasta sentir que el aire que entraba a sus pulmones era fresco.
—¿Por qué tardaste tanto? — Le dijo Don a Merlín
—Mi servicio es muy eficiente. Solo que tengo mucha demanda pues hay cientos de caballeros tercos que, como tú, intentan salvar a doncellas sin tener en cuenta los obstáculos que tienen que sortear. Todos los castillos tienen contratados a dragones que custodian el edificio para que no puedan acceder a la torre. Es su trabajo, no lo juzgo… — agregó Merlín.
—¡Contratados! ¡Qué bien! ¿Así que son mercenarios estos dragones? — preguntó Don
—Cada cual tiene una misión en la existencia. Los dragones, entre muchas otras cosas, vigilan los castillos que mantienen presas a las doncellas en sus torres para que no lleguen los caballeros a liberarlas. Así es el cuento ¿Acaso no lo habías escuchado? — indagó el mago
—Si, si… Ya lo sé. Pero no es lo mismo que te lo cuenten a que tengas que resolverlo por ti mismo. Este dragón casi me incinera — protestó Don.
—Y es probable que lo haya hecho con otros caballeros. Solo que los cuentos siempre tienen un final feliz. Nada más alejado de la realidad — concluyó Merlín.
Un sonido musical empezó a sentirse de repente. Merlín extrajo de su túnica su teléfono celular y atendió la llamada.
—Tengo que irme. Hay otro colega tuyo en problemas. Dice que su caballo se plantó en el camino y parece que no piensa seguir andando. Los equinos son muy inteligentes e intuitivos. Tal vez percibió que el dragón del castillo es más bravo que el que te tocó a ti y el caballero no le da garantías. Voy a ver si lo convenzo para que colabore. — añadió Merlín
—¡Un caballero con un caballo en huelga! Nos faltaba eso nada más— gruñó Don.
—Cada gremio defiende sus intereses. Si estás recuperado emprende nuevamente tu tarea. Pronto caerá la noche y es más difícil cuando no hay luz natural — explicó el mago.
—¿Acaso le cortaron el suministro eléctrico al castillo? — preguntó el caballero.
—Es por falta de pago. Los dueños partieron hacia otras tierras en busca de una mejor calidad de vida y se despreocuparon de sus obligaciones con este castillo. La pobre doncella no la debe estar pasando muy bien sin electricidad. No quiero pensar el humor que debe tener al no poder usar el lavarropas automático. Ya sabes como son las mujeres cuando no pueden usarlo. ¡Se vuelven insoportables! Te compadezco — dijo Merlin desapareciendo al instante.
—¡Gracias por tu ayuda! — gritó Don mientras se disipaba la imagen del mago frente suyo.
Se quedó un rato sentado sobre el pasto mientras miraba a su caballo pensando que, después de todo, tenía que agradecer que sea un noble equino. Había respondido incondicionalmente a sus necesidades. Ahora que sabía que los caballos pueden “plantarse” y no seguir el camino iba a cuidar más su relación con él. Después de todo era fundamental para sus cruzadas y para rescatar a la doncella de la torre.
Un sueño significativo
El atardecer fue cayendo. Don sabía que intentar entrar al castillo durante la noche no era una buena idea. Era un lugar desconocido y no había luz que le permita conocer el sitio. Decidió meterse en la arboleda y pasar la noche allí. Se acomodó en la base de un roble para dormir. La armadura le incomodaba y pensó que debería quitarse el yelmo. Intentó desprenderlo sin logros. De repente se dio cuenta que el fuego había soldado las bisagras y el sistema de cerrado. Estaba atrapado dentro del yelmo. Peor aún, estaba atrapado dentro de su armadura. Ese pensamiento le provocó un súbito ahogo. Le faltaba el aire pero esta vez no era por el humo del fuego del dragón. Esta vez era su pensamiento el que le provocaba ese malestar. No había nada afuera que le cause la falta de aire, solo un pensamiento.
Intentó serenarse. Volvió a forzar el yelmo sin resultados. Se sintió abatido y con pocas fuerzas. Se relajó como pudo y se acomodó nuevamente buscando una posición que le permita dormir. Sabía que tenía que recuperar fuerzas para seguir con su misión. Respiró hondo varias veces hasta que sintió que las tensiones comenzaron a abandonarlo.
El sueño invadió al caballero. Inmerso en la ensoñación aparecieron en su mente imágenes de quien le había salvado del fuego y del dragón. Se despertó de golpe.
—¿Pero quién es ese tipo que apareció de la nada con una manguera, apagando el terrible incendio y desviando con un gesto de su mano la dirección del vuelo del dragón? — se preguntó Don. Alguien así no puede ser otro que el mago Merlín, del que me hablaron los otros caballeros. Creo que estoy un poco lento en darme cuenta de las cosas. Tendré que prestar más atención si quiero rescatar a la doncella y completar con la cruzada.
Los pensamientos comenzaron a llegar uno tras otro. Pensó en cómo podría seguir si el yelmo no le permitía quitarse la armadura, cómo alimentarse, asearse o respirar aire fresco. Le rondó la idea de romper las bisagras soldadas para quitarse parte de la armadura pero sabía que sin ella no era posible enfrentar todos los peligros que su misión le presentaba. Y quién sabe cuantos desconocidos le esperaban más adelante. La armadura era la mejor protección. Imposible seguir sin ella. Un caballero sin armadura no es un caballero, pensó.
En su sueño aparecieron imágenes de dos dragones. Uno blanco y otro negro. Ambos se tranzaron en una lucha encarnizada. Los dos eran fuertes y no podía ver quién vencía a quien. De repente el dragón negro le clavó la mirada a Don. Éste se asustó e intentó huir, pero la armadura y el cansancio le impedían correr. Buscó al caballo, su fiel caballo, pero no estaba. Aterrado intentó moverse tras unas rocas. La mirada del dragón negro seguía clavada en la misma dirección, sus ojos. Logró ocultarse tras las piedras. Respiró con terror. Pensó que el dragón negro intentaría encontrarlo. No se movía del lugar. De pronto no escuchó más ruidos. Al cabo de varios minutos se asomó y vio al dragón blanco tirado en el suelo. Lo miró a los ojos y éste le devolvió la mirada, pero esta vez le provocó una paz interior difícil de explicar. No quería dejar de mirarlo. Sintió una pena enorme en su corazón. Creyó que el dragón estaba herido de muerte. De repente escuchó una voz en su mente:
—No te preocupes. Sobreviviré. Pero depende de ti de ahora en más que el dragón negro no gane la próxima batalla. Ambos vivimos en tu interior. Y tú decides quién de los dos ganará.
Don saltó asustado y despertó. Estaba empapado en transpiración. Todo había sido un sueño, pero un sueño muy vívido. Pensó en el sueño y lo que podría significar.
¿Dos dragones peleando dentro de mí? ¿Cuál de los dos debe ganar? ¿Yo decido quién? Tendré que averiguar de que se trata.
Don sentía que la mirada de los dragones le transmitía sensaciones encontradas. Pero no entendía lo que significaba que estuvieran dentro de sí y que él sería responsable de quien ganaba la batalla.
En medio de tanta incertidumbre empezó a mirar a su alrededor. El bosque le pareció un lugar tenebroso. El miedo lo invadió. Sintió un ruido a pocos metros de donde estaba y quedó petrificado. Un sudor helado lo volvió a empapar dentro de la armadura. Pensó que en el bosque podría haber cualquier tipo de bestia salvaje. Había elegido el bosque porque sabía que los dragones no entran en él pero no había pensado en otros peligros. El pánico ya era total. Se hundió en un inconsolable llanto.
De repente se iluminó un sector cercano a su árbol y apareció una figura que le resultó familiar. Era Merlín. El alivio lo envolvió como un abrazo maternal.
—A veces no hace falta discar al 911. Sé cuando necesitas de mi presencia. Lo percibí y aquí estoy.
—¿Tú eres Merlín, verdad? ¿Eres el mago Merlín del que tanto habla la gente?