El circuito de la rabia - Cinthia Varela - E-Book

El circuito de la rabia E-Book

Cinthia Varela

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El circuito de la rabia es un recorrido perturbador y visceral por historias que examinan la furia desde la perspectiva de personajes femeninos. Estos relatos revelan los aspectos más oscuros de la mente, mostrando cómo el odio y la ira transmutan en fuerzas tanto creadoras como destructivas. Con una narrativa aguda, se despliega un universo fantástico en el que el resentimiento no sólo impulsa a los personajes, sino que se convierte en un ritual de transformación que desafía la lógica y la moral. Desde una gata celosa y destructiva que pone a prueba a su dueña, hasta una relación obsesiva entre compañeros de trabajo, pasando por una lagartija parlante que emite juicios despiadados sobre una insomne, cada cuento construye una atmósfera cargada de tensión y misterio, donde el presagio de algo oscuro y estremecedor está siempre latente. En esta exquisita obra, Cinthia Varela desentraña la esencia de la rabia a través de una experiencia literaria intensa y evocadora, en la que las protagonistas no buscan liberación, sino saciar el voraz deseo de venganza que las consume.

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Seitenzahl: 112

Veröffentlichungsjahr: 2024

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Ähnliche


Varela, Cinthia

El circuito de la rabia / Cinthia Varela. - 1a ed. - Ciudad Autónoma de Buenos Aires : El Guardián Literario, 2024.

(Biblioteca de autor)

Libro digital, EPUB

Archivo Digital: descarga y online

ISBN 978-987-8346-91-5

1. Narrativa Argentina. 2. Cuentos. I. Título.

CDD A860

© 2024, Cinthia Varela

Corrección de textos: Pablo Laborde

Diseño de cubierta e interior: Departamento de arte de Editorial Bärenhaus S.R.L.

El guardián literario es un sello de Editorial Bärenhaus

Todos los derechos reservados

© 2024, Editorial Bärenhaus S.R.L.

Publicado bajo el sello El guardián literario

Quevedo 4014 (C1419BZL) C.A.B.A.

www.editorialbarenhaus.com

ISBN 978-987-8346-91-5

1º edición: diciembre de 2024

1º edición digital: noviembre de 2024

Conversión a formato digital: Numerikes

No se permite la reproducción parcial o total, el almacenamiento, el alquiler, la transmisión o la transformación de este libro, en cualquier forma o por cualquier medio, sea electrónico o mecánico, mediante fotocopias, digitalización u otros métodos, sin el permiso previo y escrito del editor. Su infracción está penada por las leyes 11.723 y 25.446 de la República Argentina.

Sobre este libro

El circuito de la rabia es un recorrido perturbador y visceral por historias que examinan la furia desde la perspectiva de personajes femeninos. Estos relatos revelan los aspectos más oscuros de la mente, mostrando cómo el odio y la ira transmutan en fuerzas tanto creadoras como destructivas. Con una narrativa aguda, se despliega un universo fantástico en el que el resentimiento no sólo impulsa a los personajes, sino que se convierte en un ritual de transformación que desafía la lógica y la moral.

Desde una gata celosa y destructiva que pone a prueba a su dueña, hasta una relación obsesiva entre compañeros de trabajo, pasando por una lagartija parlante que emite juicios despiadados sobre una insomne, cada cuento construye una atmósfera cargada de tensión y misterio, donde el presagio de algo oscuro y estremecedor está siempre latente.

En esta exquisita obra, Cinthia Varela desentraña la esencia de la rabia a través de una experiencia literaria intensa y evocadora, en la que las protagonistas no buscan liberación, sino saciar el voraz deseo de venganza que las consume.

Sobre Cinthia Varela

Cinthia Varela nació en 1987, en Buenos Aires. Es directora de cine, guionista, productora y montajista. Se graduó como licenciada en Cinematografía en la Universidad del Cine y ha dirigido cortometrajes premiados en festivales nacionales e internacionales. En 2022, publicó “Caradeloca” en la revista Colibrí y dirigió su adaptación cinematográfica, galardonada con el Premio del Jurado en el FAM. El circuito de la rabia es su primer libro de cuentos, y se encuentra en la actualidad en proceso de adaptación al cine, proyecto para el cual recibió la “Beca Creación” del FNA.

 

 

IG: @cinthianahi

Índice

Cubierta

Portada

Créditos

Sobre este libro

Sobre Cinthia Varela

Para mi querido lector, con amor y rabia

Nutrición

Caradeloca

La graduación

Corrientes

Podés usar todo esto en tu historia

Vuelven como fantasmas

Bardo reptiliano: Un poema épico en cuatro cantos

Extracurriculares

Historia del Arte

El hambre

El viaje termina cuando los amantes se encuentran

Las playas vacías

Espacio de placard

Old Fashioned

Guerra de desgaste

Nos agrada informarle

Arquitectura lúcida

Ecosistema

El circuito de la rabia

Génesis revisitado

La isla de Skye

Excreción

Agradecimientos y aclaraciones

Landmarks

Tabla de contenidos

Existen diversas versiones de la fábula “La gata metamorfoseada en mujer”. (...) Según la interpretación de La Fontaine, el dueño emplea toda clase de trucos y hechizos para transformar a su gata en una mujer con la que posteriormente se casaría. Esta versión deriva de la narración de Esopo, donde es la gata quien suplica a Venus que la convierta en doncella para enamorar a su dueño. En todas las variantes, un ratón aparece durante la noche de bodas, revelando los verdaderos instintos de la recién transformada quien, ahora humana, no logra infundir temor en el desafiante roedor. La moraleja implícita es que la naturaleza es inmutable: un gato seguirá siendo gato y una mujer, mujer. (...) Me gusta imaginar una versión alternativa: la gata se convierte en mujer y aprovecha su astucia natural para transformar a su marido en un felino adorable que le dé calor a sus pies, demostrando así que la naturaleza es más flexible de lo que nos permitimos pensar.

 

CAMELIA MARINOVA

Las Esposas Olvidadas de los Reyes de Wessex

Para mi querido lector, con amor y rabia

Espero que estas páginas lo encuentren bien. Hace rato que quiero dirigirme a usted pero no encontraba las palabras adecuadas, las que llamarían su atención. Por varios años, lo vi devorar libros enteros en unos pocos días. Lo vi poner el foco directo en esas historias de ficción que tanto le gustan y olvidar el mundo que lo rodea. En esta ocasión, no le traigo una ficción sino una historia real.

 

Este libro fue diseñado con extrema atención al detalle y con el solo propósito de atraer su mirada. Que al pasar por la vidriera de una librería, querido lector, usted viera la tapa y quedara cautivado por la intriga de lo que llevaría dentro. Sé que usted cometería escandalosas infidelidades como dejar a sus otros libros de lado, solo para pasear sus dedos por mis páginas. Sus dedos suaves y deliciosos. Querido lector, espero que esta tinta no lo esté intoxicando de la manera en que su perfume me intoxicó a mí la primera vez que nos cruzamos. Que los bordes filosos de las hojas no lo lastimen. Que la tapa dura no lo aprisione, que la sobretapa no lo envuelva hasta la asfixia. ¿Es muy tarde para volver atrás?, se estará preguntando.

 

Ya estoy publicado. Mientras usted —mi más querido— se extingue, los otros volúmenes estarán sueltos. Esparciendo las palabras que alguna vez me dijo. Porque no hay nada mejor que convertir los errores de juicio en literatura y a los amores como usted en combustible para la rabia.

Le deseo lo mejor mientras intenta saltar mis palabras en busca de una salida. Es inútil. Para cuando se estrelle en el capítulo uno, ya todo estará perdido.

Mi lomo, querido lector, está cansado.

Ya es la hora del cierre.

 

Atentamente,

Primera edición, todos los derechos reservados

Nutrición

Hacía diez años que trabajábamos juntos y nunca nos habíamos hablado. Un día yo iba por el pasillo central camino a la máquina de café cuando de la nada me interceptó. Me preguntó por el libro que me había visto leer las últimas semanas. Éramos pocos los que leíamos en los tiempos libres—la mayoría sociabilizaba o usaba el celular—, por lo que los grandes lectores nos reconocíamos entre nosotros. Con total discreción, pispeábamos las tapas de los libros que llevaba cada uno, competíamos en silencio a ver quién leía más en menos tiempo, ocultábamos mensajes en los títulos elegidos. En fin, el ochenta por ciento del horario laboral lo empleábamos en la ingesta literaria, que era solo posible debido a las largas guardias de la trasnoche y a la escasa programación del canal.

Cuestión que ante la inesperada pregunta quedé en blanco, y lo único que pude decir fue el nombre de pila del autor, lo cual era lo mismo que nada. Él me mostró su libro, y con mucha elocuencia hizo un resumen de la trama, mechando algunas palabras que no entendí. Cuando se despidió, me tocó la cintura, y yo me convertí en un charco de pestilente transpiración.

Poco después empezamos a vernos en los rincones más ocultos. Yo siempre nerviosa de que nos descubrieran, él, para nada preocupado. El nuevo hábito me atrasaba con la lectura pero me generaba una adrenalina que no había conocido antes. Mis sentidos parecían acrecentados, casi animales. De nuestros encuentros salía siempre agitada y con frío en los ojos: veía con claridad las partículas de polvo que viajaban por el aire, figuras geométricas suspendidas en ingravidez. También había empezado a tener sueños disparatados, escenas surrealistas difíciles de explicar. El problema era cuando me despertaba: amanecía con la piel del brazo cortajeada, la carne viva alrededor de las uñas. Me estaba comiendo a mí misma.

 

****

 

—A ver, contá qué soñaste ayer —me preguntó una vez, mientras limpiaba lo eyaculado sobre el mueble de la isla de videograph. No le importaba tanto el sueño sino cambiar de tema. Le venía insistiendo para que viniera a mi casa, en vez de seguir exponiéndonos a que nos encontrara alguien. Pero no había manera.

Sin ganas, se lo conté igual. La cosa es que entraba a una hamburguesería, el cajero me sugería una hamburguesa producto de una relación narcisista manipuladora y yo la terminaba pidiendo.

A él le encantó el sueño, inteligente como era, se identificó enseguida con el objeto de deseo, la hamburguesa.

Quiso que le contara más, le dije que no. Quedamos en vernos en mi casa a la salida.

 

Antes de que llegara repasé, como para una posible lección, todas las contratapas de los libros de mi biblioteca, los que había leído hacía mucho y los que ni había abierto. Sonó el timbre y entré en pánico. Tenía al menos tres dedos completamente destrozados, los últimos días no había podido parar de masticar mi piel crocante como una colación. Me vendé las heridas y fui a abrirle.

—Muy buena tu biblioteca —dijo al entrar a casa—. Pensé que tenías más libros, no sé, capaz parecen menos porque están espaciados.

Me abrí la camisa y le mostré el corpiño de terciopelo bordó con encaje que tenía puesto.

—¿Qué hacés? —dijo y lo acarició con cuidado como quien toca algo que hierve.

—Vamos a jugar arriba.

Lo agarré de la mano y lo llevé a mi habitación.

 

Piel con piel, nos entrelazamos, le di un beso y sentí el aliento a café.

La transpiración le brotaba desde la frente. Varias gotas pesadas me cayeron en la cara, saqué la lengua y comencé a atajarlas.

—Qué asquerosa.

Bajó de a poco por mis piernas y se zambulló dentro de mí. Contuve un gemido para no darle el gusto, lo agarré de los brazos y lo propulsé hacia arriba con mis piernas. Cabeza con cabeza, me dejé penetrar y por un segundo, sólo uno, creí no reconocerlo. ¿Cuántas veces lo había visto tan de cerca y a la luz del día? Incluso había veces en las que, sola en mi cuarto, mi imaginación había completado sus facciones, el espesor de su barba rubia, el tamaño de su nariz, la redondez de su mentón. ¿Quién es este chico? ¿Cómo llegó hasta mi cama?

Intentó rotarme para cambiar de posición pero nos soltamos.

Como una garrapata, me enganché a su brazo, e hipnotizada por su aroma, le pregunté si se acordaba de la primera vez que me había hablado. La vez del pasillo.

En respuesta, agitó el codo para desprenderse de mí y se acomodó sobre los almohadones.

—Para que sepas, yo con mi novia estoy bien. —Puso los brazos detrás de la nuca y se despatarró sobre las sábanas arrugadas—. Hace mucho que estamos juntos, tenemos una relación abierta, es abierta porque no me satisface, ¿entendés?

Le dije que sí, que entendía perfectamente, y pasé la mano por la marca de nacimiento que tenía sobre su pecho. Después me la llevé a la nariz y succioné el olor que me impregnaba hasta la parte de atrás de las uñas sanas.

Te decía. Es abierta, la relación, aunque no está hablado. Se me hizo un vacío en el estómago a medida que iba reconociendo los sabores. Había cebolla rehogada, vinagre de manzana, azafrán, sin lugar a dudas aceite de oliva quemado, ¿tomillo quizás? No soy mujeriego, eh, con suerte estaré con una o dos chicas al año. Aplasté la cara sobre su piel tierna y húmeda y, sí, sí al tomillo, vas a tener que hacer las paces con la idea de que no soy un hombre soltero. Abrí la boca, ahí estaban las notas dulces, las notas metálicas de la sangre corriendo por debajo de la superficie, el saborcito ahumado de sus costillas, porque te quiero y no me gustaría que vivas engañada en algo que no existe, y arranqué a segregar una cantidad incontenible de saliva.

Hubo un alarido como de perro agonizante que me cortó la concentración. Me sopapeó la cabeza pero no me moví ni un centímetro. Lo tenía adherido a mis dientes.

La marca de nacimiento estaba llena de sangre, la piel lacerada le colgaba por los costados. Sus labios se movían pero los sonidos me llegaban de lejos, desde otro plano de la existencia.

Pataleó una vez más pero fue inútil.

Lo arrastré hasta las profundidades de las sábanas y sin dudarlo volví a morder.

Caradeloca