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- Herausgeber: Publisher s13699
- Kategorie: Gesellschafts- und Liebesromane
- Sprache: Spanisch
- Veröffentlichungsjahr: 2021
Inspirado en una historia real.
Una pluma de gavilán dejada a modo de firma es el único elemento que identifica la obra de un superhéroe poco convencional, El Gavilán (o Gavilán Albano). Nadie sabe quién se esconde detrás de esta sombra ambigua, que castiga de manera misteriosa a los hombres culpables de violencia hacia las mujeres. Yu, dibujante de cómic, después de un encuentro casual con Víctor Patillas, fundador de una editorial, acepta un trabajo de ilustrador y empieza a sumergirse en el mundo del Gavilán, protagonista de la serie de cómic que tendrá que dibujar. Inventa así la historia de Ketty, víctima de violencia de parte de su cuñado, atormentada por la traumática experiencia y por una familia que la considera la causa de todo lo que ha pasado. De un simple dibujo, Ketty y sus amigos se harán cada vez más reales. Hasta confundirse con la realidad misma.
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La cubierta está licenciada bajo CC BY-NC-ND 4.0.
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Obra protegida en patamu.com con número de registro 146631.
Todos los derechos reservados.
Índice
EL GAVILÁN
CAPÍTULO 1
CAPÍTULO 2
CAPÍTULO 3
CAPÍTULO 4
CAPÍTULO 5
CAPÍTULO 6
CAPÍTULO 7
CAPÍTULO 8
CAPÍTULO 9
CAPÍTULO 10
CAPÍTULO 11
CAPÍTULO 12
CAPÍTULO 13
CAPÍTULO 14
CAPÍTULO 15
CAPÍTULO 16
CAPÍTULO 17
CAPÍTULO 18
CAPÍTULO 19
CAPÍTULO 20
CAPÍTULO 21
CAPÍTULO 22
CAPÍTULO 23
CAPÍTULO 24
CAPÍTULO 25
CAPÍTULO 26
CAPÍTULO 27
CAPÍTULO 28
CAPÍTULO 29
CAPÍTULO 30
CAPÍTULO 31
CAPÍTULO 32
CAPÍTULO 33
CAPÍTULO 34
EL GAVILÁN
LA VERDADERA HISTORIA DEL GAVILÁN ALBANO
Traducción del texto por Martina Guglielmi
Inspirado en una historia real
Para Ketty.
CAPÍTULO 1
De esta historia tan oscura, os quiero contar sobre su inicio y su continuación, hoy en día tan viva y ya no más envuelta en el misterio.
Todo empezó hace tiempo, cuando, alcanzados los treinta y cinco y con una obsesión para el dibujo, vivía con mi esposa en un pequeño estudio en el extrarradio, cuyo alquiler, por muy económico, ponía en seria dificultad nuestras ya escasas finanzas.
Dibujaba bien, pero me faltaba una idea para una historia creíble para un público numeroso y de pretensiones medias, dispuesto a gastarse algo para emocionarse mucho sin pensar demasiado.
Mi mujer era una joven médica sin un euro, igual que yo y con un trabajo muy mal pagado, que servía apenas para asegurarnos el alquiler de una chabola, gastos incluidos.
Para poder permitirnos una comida diaria digna de este nombre, nos apañábamos con trabajitos ocasionales, yo de manitas y ella de canguro.
Un lunes como cualquier otro, mientras vagabundeaba por el súper cerca de casa buscando la comida más rebajada, conocí a un distinguido caballero más o menos de mi edad, que merodeaba como yo con su carro de la compra. Él llegaba a gran velocidad desde una calle, y yo pisando fuerte por la otra. El choque fue inevitable. El accidente no fue grave, pero después del golpe nuestros carritos estaban tan atascados el uno en otro que fue necesaria la intervención del personal de servicio. Hizo falta casi una hora para poder recuperar las cosas que habíamos comprado, porque mientras tanto se había verificado una colisión en cadena entre los carritos que llegaban de otras calles hacia el obstáculo generado por los nuestros. No obstante, en esos momentos que parecían interminables, tuvo comienzo una nueva amistad entre el señor con que me choqué y yo. Se llamaba Víctor Patillas y era un magnate del cultivo de sandía a nivel mundial. Mientras los artificieros cortaban los hierros de los carritos utilizando un soplete, me contó que desde hacía tiempo se estaba dedicando al mundo editorial digital. Estaba buscando dibujantes capaces de realizar cómics inspirados en los relatos que su editorial, Las Patillas, vendía por internet. Cogí al vuelo la oportunidad que Víctor me estaba ofreciendo.
“Yo soy dibujante.” dije, sin esperar un segundo más.
“¡Genial!” exclamó Patillas mirándome estupefacto, “Es evidente que el destino nos hizo encontrar. Si quieres, mi querido Yu, te envío un borrador del relato que estamos a punto de publicar. Tú esbozas algunos dibujos, y vemos si logramos crear un personaje nuevo.”
Enseguida le di a Víctor mi visto bueno. Nunca habría vuelto a tener una oportunidad tan apetitosa. Una vez que los bomberos lograron liberar a una anciana señora involucrada en el accidente, nos despedimos, después de intercambiarnos las direcciones de correo electrónico. Esa noche, en casa, le conté a mi mujer lo que había pasado en el súper. Nuestra vida estaba a punto de cambiar, pero no en la dirección que yo creía.
CAPÍTULO 2
Los primeros dos capítulos del relato que iba a convertir en un cómic llegaron una semana después del accidente en el súper. Víctor mantuvo su palabra. Adjuntó además algunas notas que yo tenía que seguir estrictamente:
