El lado oscuro del sol - Maria del Milagro Luco Alemán - E-Book

El lado oscuro del sol E-Book

Maria del Milagro Luco Alemán

0,0
7,49 €

-100%
Sammeln Sie Punkte in unserem Gutscheinprogramm und kaufen Sie E-Books und Hörbücher mit bis zu 100% Rabatt.
Mehr erfahren.
Beschreibung

La historia se teje con las acciones de todos sus personajes. Con ellos caminamos a través del tiempo, viviendo sus sueños y desventuras. Nuevos comienzos, grandes dramas y lugares icónicos serán el trasfondo de nuestra historia. Conoceremos momentos únicos de cada generación mientras el circuito de la vida nos lleva silenciosamente de vuelta al inicio de los tiempos. Todo comienza en la historia misma, cuando Verónica aún no existe, cuando todo está por hacerse, cuando solo hay inocencia y sueños por concretar. Donde la sucesión de acontecimientos nos lleva de la mano a una de las mayores tragedias familiares, donde el minuto se convierte en eternidad y las promesas se toman como verdad.

Das E-Book können Sie in Legimi-Apps oder einer beliebigen App lesen, die das folgende Format unterstützen:

EPUB
MOBI

Seitenzahl: 131

Veröffentlichungsjahr: 2024

Bewertungen
0,0
0
0
0
0
0
Mehr Informationen
Mehr Informationen
Legimi prüft nicht, ob Rezensionen von Nutzern stammen, die den betreffenden Titel tatsächlich gekauft oder gelesen/gehört haben. Wir entfernen aber gefälschte Rezensionen.


Ähnliche


MARIA DEL MILAGRO LUCO ALEMÁN

El lado oscuro del sol

Paradojas de la vida cotidiana

Luco Alemán, Maria del MilagroEl lado oscuro del sol : paradojas de la vida cotidiana / Maria del Milagro Luco Alemán. - 1a ed - Ciudad Autónoma de Buenos Aires : Autores de Argentina, 2024.

Libro digital, EPUB

Archivo Digital: descarga y online

ISBN 978-987-87-5530-4

1. Novelas. I. Título.CDD A863

EDITORIAL AUTORES DE [email protected]

Imagen de portada: “Conciente e inconciente”, L. Carina Cantisani. Acrílico sobre tela, 50 x 50 cm, 2022

Tabla de Contenidos

TRES GENERACIONES

CAPÍTULO I: ¿Por qué?

CAPÍTULO II: PRIMERA GENERACIÓN

CAPÍTULO III: SEGUNDA GENERACIÓN

CAPÍTULO IV: TERCERA GENERACIÓN

CAPÍTULO V: VERÓNICA BERISSO WAGNER

CAPÍTULO VI: QUIÉN ES ANTONIO DEVOTO

CAPÍTULO VII: EL FINAL

A mis abuelas, Ana María y María del Carmen, grandes relatoras de historias apasionantes.

A mi tía abuela, Justina, gran escritora puntana, que sembró la semilla del papel y la tinta en mi vida.

“El arte es la mentiraque nos permite darnos cuenta de la verdad”

(Pablo Picasso)

TRES GENERACIONES

La historia se teje con las acciones de todos sus personajes.

Con ellos caminamos a través del tiempo viviendo sus sueños y desventuras.

Nuevos comienzos, grandes dramas y lugares icónicos serán el trasfondo de nuestra historia.

Conoceremos momentos únicos de cada generación mientras el circuito de la vida nos lleva silenciosamente de vuelta al inicio de los tiempos.

Esta historia tiene su origen hace muchos años, cuando yo, aún no existía, cuando todo estaba por hacerse, cuando solo había inocencia y sueños por concretar.

Comienza en la historia misma, donde la sucesión de acontecimientos nos lleva de la mano a una de las mayores tragedias familiares, donde el minuto se convierte en eternidad, y las promesas se toman como verdad.

“La sangre pone en contexto la conducta humana, cuando el dolor invade el alma”.

(María del milagro Luco Alemán)

CAPÍTULO I

¿Por qué?

EL INICIO

Hola, mi nombre es Verónica, y soy la hija de Soledad. Hoy voy a contarte una historia que sucedió hace mucho tiempo y que atravesó completamente a mi familia. Todo tiene un inicio y un final… o no.

—Buenos Aires de 1980 –

… Es una tarde de verano donde el sol intenso se deja ver a través de los grandes ventanales, con sus cortinas largas y pesadas en tonalidades naranja, que ayudan a convivir con las altas temperaturas, mientras se escucha el trinar de las aves que se refugian en el árbol contiguo a la ventana.

Me recuerdo niña. Tendría unos diez años y estaba sentada en el comedor de mi casa, hundiendo la vainilla en un gran vaso de leche chocolatada bien fría, mientras sombra, mi gata, paseaba lánguidamente sobre la mesa redonda de vidrio, acompañándome.

La amaba como a nadie, era mi confidente, la que conocía mis historias, mis sueños, mis enojos. Ella se acostaba a mi lado cuando estaba enferma o triste, y me miraba de lejos cuando yo reía.

En su compañía me la pasaba imaginando, soñando, creando mis propias historias y fue en esa época cuando empecé a ver a mi familia como una novela, con la intensidad, el drama, el amor y los finales felices, igual a las que miraba cada tarde en la tele.

Por primera vez, sentía que mi imaginación era mi aliada en esta vida que percibía rara, divertida, triste pero nunca aburrida.

Mis fantasías me llevaban por caminos mágicos de los que podía volver cuando quisiera.

Pero la historia que les voy a contar hoy es diferente a las que veía por televisión. La angustia surgió de una verdad inesperada, que penetró profundamente mi corazón y también mi alma, con desasosiego y latidos acelerados que atacaron sin piedad.

FINAL ANUNCIADO – octubre de 2021 –

Soledad, mi madre, no soporta más embates. Su vida se vuelve un peligro para ella misma y para los demás.

El desequilibrio la acompaña hace muchos años, casi una vida, pero hoy se encuentra en la recta final.

Ella vive una vida en el destierro familiar y social, sin nadie que la acompañe porque ya no son parte de su presente y los amigos que supieron estar, no se los ve más.

No hay más fiestas, ni amores, ni odios, ni búsquedas. Su corazón está partido por tanto dolor temprano y permanente.

Sus acciones y sus palabras, que regó con tanto dolor para todos, hoy dan sus frutos.

¿Pero qué hay detrás de tanto resentimiento en su mirada? ¿Qué hay detrás de cada palabra punzante dicha a lo largo de su vida?

Ira y descontrol son su eje. ¿Cuánto puede soportar un cuerpo y una mente?

El tiempo disipó su esplendor. Esa mujer que solía ser el centro, esa mujer que peleaba contra la vida misma se diluye minuto a minuto, llegando a su fin.

Ante la vejez y la decadencia todo enojo pasado prescribe y solo se trata de comprender.

PERSIGUIENDO UN MILAGRO

Fue en abril de 1998 cuando por primera vez compartía su historia de desesperación, necesidad de milagros y desahogos emocionales. Y una vez que lo hizo, empezaron a surgir nuevos caminos para desandar, nuevos e impensados personajes entraron en escena.

Esta es una historia oscura que pertenece a la familia Berisso Wagner, de esas que parecen sencillas de entender, pero de las que nadie quiere hablar.

Tan sencilla, que no se entiende por qué se volvió un misterio.

¿Cómo es posible que dos adolescentes den comienzo a una historia plagada de locuras y destierros?

***

… Soledad espera nerviosa a que las luces se enciendan. Destila ansiedad por todos sus poros mientras espera que aparezca el locutor y que de una vez por todas empiece el programa. Hace tiempo que ella quiere ir porque tiene gran audiencia, y claramente le sirve para su propósito que es contar su verdad, la verdad de una madre que busca sola e incansablemente hace más de veinte años.

Como Cristian, que días después también se presenta en el programa.

Un chico de unos veinte años, de pelo negro, ojos marrones y piel cetrina, parado nerviosamente en uno de los lados del estudio de televisión esperando su turno para hablar.

Por fin el conductor se acerca lentamente, con cierto dramatismo apoya una mano en el hombro de Cristian y con voz tensa y pausada lo presenta:

—Cristian Lucero es de Mar del Plata y hace cinco años que busca a su familia biológica. Tocó puertas, preguntó, se enojó, pero hasta ahora no los encuentra. Hoy, Cristian nos cuenta su historia, su verdad.

Cristian, tímidamente empieza a dar respuestas a las primeras preguntas, cuenta detalladamente lo que alguna vez le contaron, historias que ya perdió la cuenta de cuantas veces las contó, y viendo que hasta ahora no daban resultado, hoy decide a hacer algo más.

Deja de enfrentar al conductor y gira sobre sus pies para plantarse ante la cámara, mirando intensamente con sus ojos marrones, queriendo penetrar con su mirada la cámara del estudio y el televisor de quien lo mira, suplicando en sus pensamientos que esa familia que busca, lo escuche y lo vea:

—Mamá, sé que me estás escuchando, - y se le caen las primeras lagrimas - estoy convencido. Quiero que sepas que te busco desde hace mucho, quiero abrazarlos, quiero sentirte, quiero conocer tu cara, la cara de papá, agarrar tus manos, saber a quién me parezco, saber si me quieren. Saber qué pasó.

Agacha su cabeza, mira fijamente sus zapatillas rojas, seca sus lágrimas, respira profundo y continúa:

—Mi madre de crianza nunca quiso decirme la verdad. Aunque yo sospechara y se lo dijera, siempre negaba todo. Pero el día que ella murió, mi papá, en un acto de desahogo me contó lo que pasó.

Ya más compuesto, Cristian vuelve a girar y mira al conductor para seguir hablando con él como si estuviesen solos los dos.

Detalla circunstancias similares a las que relató Soledad… contó su verdad, cómo es hasta este momento la búsqueda de su familia biológica, describe su adolescencia como una película de terror, pasando por cosas terribles. Aturdiéndose en alcohol para no pensar, para no sentir. La desesperación que le provocaban los espejos, rompiéndolos porque no soportaba su reflejo. Sintiéndose burlado por el destino. Con su pelo largo cubría todo lo que podía, porque al verse reflejado, no veía a nadie, porque no se parecía a nadie.

—Sé que nací en 1972 o 1973 en Buenos Aires, en una clínica.

Terminado de decir estas palabras, se escucha suavemente la cortina musical, avisando al conductor para que cierre la entrevista y esto resulta un sacudón para Cristian, que lo saca del dolor, devolviéndolo a la realidad del programa.

Luego fue el turno del conductor, que miró a la cámara, y dijo en un tono circunspecto:

—Lo escucharon… Cristian los busca, Cristian no se rinde, ojalá pronto podamos ser portadores de buenas noticias.

Y juntando las manos, dice con una sonrisa: – ¡Buenas tardes gente que busca! Mañana nos vemos a la misma hora.

Una vez terminada la grabación, se apagan las luces, las personas que se encuentran en el set comienza a hablar ruidosamente, las cámaras se mueven y mientras… Cristian se va a su casa con confianza y la esperanza de un milagro.

***

Del otro lado del televisor, Soledad devora los programas, tarde tras tarde, buscando similitudes, coincidencias, rogando por un milagro.

Y una de esas tardes algo inesperado pasa.

Mientras mira el programa suena el teléfono y con desgano camina hacia la mesita, que entrega un ring incesante mientras piensa, ¡“justo ahora!” sintiendo que se va a perder algo importante del programa: – ¡Hola!

—Buenas tardes, ¿hablo con la señora Soledad Wagner?

—¡Sí! ¿Quién habla?

Entonces, la voz de una mujer del otro lado del teléfono se presenta: –Hola, soy Silvana, productora del programa “Los busco”, la llamamos porque hoy se presentó un joven que podría coincidir con los datos aportados por usted.

—¿Qué productora? – pregunta Soledad distraída mientras trata de escuchar el programa.

Pero automáticamente y mientras el silencio la invade y se olvida de la tele, mientras las palabras revolotean por su cabeza empieza a asomar su ansiedad.

—Soledad, quiero que recuerde que debemos respaldar apropiadamente esta posibilidad con los resultados de los análisis genéticos para continuar adelante con los procedimientos, por eso la llamamos.

La producción del programa ya le había explicado oportunamente a cada uno que primero tenían que tener los resultados genéticos positivos para después poder encontrarse.

Una vez que le dan todos los datos del laboratorio, le piden que se acerque al día siguiente para realizar la extracción de sangre que le dirá la verdad.

Soledad agradece y termina la llamada en una mezcla de ansiedad, miedo, alegría y tantos sentimientos que no logra describir. Es la primera vez que puede estar tan cerca de encontrar a su hijo, al que vio una sola vez, un instante. A su hijo que le arrebataron de los brazos, a su hijo que después de unas horas, nunca más pudo ver.

Y de golpe ese hijo que tanto buscó, por el que tanto peleó, por el que dejó lágrimas en el camino, por el que se enfrentó a un mundo entero, de golpe podría estar a unos metros, al alcance de su mano, al alcance de un abrazo.

Por fin va a poder mirarlo a los ojos, ver su cara, acariciarlo, reconocerlo, hablarle. Por fin, le va a poder decir ¡Te amo hijo!

***

Con el tercer programa al aire, tanto Cristian como Soledad seguían contando más detalles de sus historias, en diferentes estudios.

Pero un día fue distinto. Unas horas antes del programa, en su casa, después de unos cuantos cafés y varios cigarrillos, Soledad decide que esto no va a seguir así.

Esa tarde cuando lo vio en la pantalla, enseguida lo supo, son demasiadas coincidencias para que no sea verdad. Ya vio su imagen, ya lo conoce.

Soledad quiere ver personalmente a Cristian para poder hablar con él, porque ella sabe que es su hijo, su corazón ya lo intuye y nadie va a detenerla, por lo que esa tarde sale decidida de su casa en Belgrano, toma el colectivo y llega a los estudios de televisión en Palermo con toda la intención de encontrarse con él, aunque no la dejen, aunque se lo prohíban, no le importa.

Ella está resuelta y cuando Soledad quiere algo, simplemente lo consigue.

Su corazón se lo dicta y ella no va a contradecirlo, por lo que cuando terminó el programa cruzó la calle y se quedó parada frente a la puerta del canal.

Mientras espera, fuma sin parar uno cigarrillo tras otro, juntándose las colillas a sus pies, hasta que por fin lo ve salir.

Lo mira unos segundos, pero para ella el tiempo se detiene “… morocho, flaco, desgarbado, igual a su papá” piensa ella, mientras cruza la calle corriendo, esquivando los autos que en ese momento pasan.

Mientras tanto Cristian se sube a su auto y se prepara para arrancar, cuando Soledad se acerca, se para frente a él, lo agarra de los brazos y lo mira directo a los ojos con un amor contenido por años, con una sonrisa que se dibuja en segundos.

Segundos que parecen horas y finalmente pronuncia esas cuatro palabras que tantas veces imaginó y se repitió en silencio: –hijo… ¡soy tu mamá! –y fueron palabras dichas con tanta seguridad y con tanta emoción que las lágrimas caían por su rostro liberando los sentimientos que había guardado toda una vida. Soledad abraza a Cristian decretando a partir de ese momento que él, es su hijo.

A pesar de la sorpresa, Cristian no la corre, ni la suelta. Solo la abraza y llora con ella. Él necesita esa verdad tanto como Soledad.

Pero la verdad es que todavía no hay resultados ni hay certezas, solo existe la necesidad de sentir en su corazón que ese chico de unos veinte años es su hijo Lucas.

Este fue el principio del final, el comienzo de una historia inesperada.

PEQUEÑA GUÍA DE PERSONAJES PARA TU LECTURA

PRIMERA GENERACIÓN

· Estanislao y Eulalia Wagner: padres de Honorio.

· Carlos y Patricia Berisso: padres de Bartolomé y Merceditas.

· Humberto y Celmira Contreras: padres de Esperanza, Teresita, Javiera, Jacinto y Eduardo.

SEGUNDA GENERACIÓN

· Juan Wagner: hijo no reconocido de Estanislao.

· Honorio Wagner: hijo de Estanislao y Eulalia, casado con Teresita Contreras, descendencia descripta en su esposa. Mejor amigo de Antonio.

· Antonio Devoto: el mejor amigo de Honorio, padrino de Mercedes y tío de Soledad.

· Bartolomé Berisso: casado con Esperanza Contreras, descendencia descripta en su esposa.

· Esperanza Contreras: casada con Bartolomé Berisso y madre de Andrés y Laureano.

· Teresita Contreras: casada con Honorio Wagner y madre de Mercedes y Soledad.

TERCERA GENERACIÓN

· Mercedes: hija mayor de Honorio y Teresita. Ahijada de Antonio.

· Soledad: hija menor de Honorio y Teresita. Sobrina de Antonio y madre de Lucas, Verónica y Valeria.

· Laureano: segundo hijo de Bartolomé y Esperanza, casado con Soledad y padre de Lucas, Verónica, Nuria y Nerea.

· Andrés: primogénito de Bartolomé y Esperanza.

“Caminando en línea recta uno no puede llegar muy lejos”

(El Principito)

CAPÍTULO II

PRIMERA GENERACIÓN

FAMILIA WAGNER – Salta, Argentina, 1910

Senderos de una variedad geográfica y climática única, junto a la bravura inca nos llevan a las raíces de una familia de gran presencia, acaudalada y vinculada a la política local en un período de grandes intrigas, alianzas y traiciones, absolutamente matriarcal con tintes machistas.