El prisionero de zenda - Anthony Hope - E-Book

El prisionero de zenda E-Book

Anthony Hope

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Beschreibung

El prisionero de Zenda es una novela escrita en el año 1894 por el autor británico Sir Anthony Hoppe Hawkins (1863, Londres - 1933) del subgénero novelesco de capa y espada y que nos cuenta cómo Rudolf Rassendyll, un joven inglés pelirrojo y con una llamativa nariz puntiaguda, rasgos que se asemejan curiosamente a los de algunos miembros de la familia real de Ruritaria, va a este reino con el propósito de ver la coronación del nuevo Rey, su primo lejano.Anthony Hope Hawkins fue un escritor inglés célebre por sus novelas de aventura entre las cuales las más reconocidas son, El prisionero de Zenda y Rupert de Hentzau; las cuales son "clásicos menores" de la literatura inglesa.

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Veröffentlichungsjahr: 2017

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El prisionero de Zenda, by Anthony Hope

BUENOS AIRES 1909

I

LOS RASÉNDIL, Y DOS PALABRAS ACERCA DE LOS ELSBERG

--¡Pero cuándo llegará el día que hagas algo de provecho, Rodolfo!--exclamó la mujer de mi hermano.

--Mi querida Rosa--repliqué, soltando la cucharilla de que me servía para despachar un huevo,--¿de dónde sacas tú que yo deba hacer cosa alguna, sea o no de provecho? Mi situación es desahogada; poseo una renta casi suficiente para mis gastos (porque sabido es que nadie considera la renta propia como del todo suficiente); gozo de una posición social envidiable: hermano de lord Burlesdón y cuñado de la encantadora Condesa, su esposa. ¿No te parece bastante?

--Veintinueve años tienes, y no has hecho más que...

--¿Pasar el tiempo? Es verdad. Pero en mi familia no necesitamos hacer otra cosa.

Esta salida mía no dejó de producir en Rosa cierto disgustillo, porque todo el mundo sabe (y de aquí que no haya inconveniente en repetirlo) que por muy bonita y distinguida que ella sea, su familia no es con mucho de tan alta alcurnia como la de Raséndil. Amén de sus atractivos personales, poseía Rosa una gran fortuna, y mi hermano Roberto tuvo la discreción de no fijarse mucho en sus pergaminos. A éstos se refirió la siguiente observación de Rosa, que dijo:

--Las familias de alto linaje son, por regla general, peores que las otras.

Al oír esto, no pude menos de llevarme la mano a la cabeza y acariciar mis rojos cabellos; sabía perfectamente lo que ella quería decir.

--¡Cuánto me alegro de que Roberto sea moreno!--agregó.

En aquel momento, Roberto, que se levanta a las siete y trabaja antes de almorzar, entró en el comedor, y, dirigiendo una mirada a su esposa, acarició suavemente su mejilla, algo más encendida que de costumbre.