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Obra experimental adelantada a su tiempo en la que se mezcla realidad y ficción, hechos imaginados con documentos de la época. Así, seguimos las andanzas del desconocido poeta Luís Vaz de Camoes en el Portugal del s. XVI, mientras el proceso colonizador español se desarrolla a su alrededor y el paisaje del mundo cambia por completo. Una obra definitiva en la narrativa de su autor, que marcaría sus obsesiones futuras.
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Seitenzahl: 345
Veröffentlichungsjahr: 2023
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J. Slauerhoff
Saga
El reino prohibido
Copyright © 2014, 2023 J.J. Slauerhoff and SAGA Egmont
All rights reserved
ISBN: 9788728392416
1st ebook edition
Format: EPUB 3.0
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www.sagaegmont.com
Saga is a subsidiary of Egmont. Egmont is Denmark’s largest media company and fully owned by the Egmont Foundation, which donates almost 13,4 million euros annually to children in difficult circumstances.
Ya lo sabía: ninguna región me otorga armisticio,
Y lo busqué lejos sobre la mar...
J.J. Slauerhoff El fin (Het einde)
Jan Jacob Slauerhoff nace el 14 de septiembre de 1898 en la ciudad frisia de Leeuwarden, alrededor de la medianoche como el quinto hijo de Jan Jacob Slauerhoff, empapelador y tapicero, y Cornelia Pronker, su madre. El primer enigma de su vida ya se produce en ese mismo instante, cuando en otras fuentes puede leerse que la fecha de nacimiento se produjo el 15, si bien este misterio queda resuelto, pues el que pueda haberse establecido esa fecha fue el acto de satisfacer al abuelo materno que lo había hecho un 15 de septiembre.
Criado en el seno de una familia protestante de clase media, sufre ya desde su niñez los problemas de salud que lo acompañarían toda su existencia, siendo afectado de frecuentes ataques de asma, problema que le obligaría a refugiarse en los meses de verano junto a su familia en la isla de Vlieland, un lugar más benévolo para su salud de recuerdos agradables a los que aludiría en algunos de sus poemas.
Pienso en la isla a donde no arribaré jamás:
—Tan angosta, que casi no puede verse desde el mar; 1
En 1911 se inicia su amistad con la familia del pastor protestante Dr. C. Hille Ris Lambers, hecho esencial en su vida, pues con Heleen, una de las hijas de la familia, daría comienzo una amistad que traspasaría los límites de ésta convirtiéndose en uno de los primeros amores del poeta a la que le dedicaría muchos de sus poemas y a la que se referiría en tantos otros de forma velada. Heleen sería el auténtico amor de su vida hasta su misma muerte y con la que mantendría un prolífico y extenso intercambio epistolar. Uno de los poemas que le dedica se titulaba Landelijke liefde (Amor rural):
Una piedra en el agua y enseguida
Desaparecemos. Así fue siempre:
Aparecer, desaparecer, volver a vernos, despedida,
Buscarnos el uno al otro los ojos y la boca. 2
En 1916, con dieciocho años comienza sus estudios de medicina trasladándose a vivir a Amsterdam, muy cerca de la casa en donde Anne Frank sufriría las fatales consecuencias de la II Guerra Mundial.
En 1922 ya prepara su primer poemario, Archipel, que se publicaría en 1923. Ya concluidos sus estudios de medicina decide enrolarse en un barco como médico de a bordo. A partir de entonces da comienzo su particular viaje iniciático que transformará tanto su vida literaria como su breve trayectoria vital, navegando por todos los mares y océanos, arribando a los países y costas sudamericanas, a Asia y África y también visitando frecuentemente Europa. Desconocida su obra en España, él sí traduce a novelistas españoles y de lengua castellana y viaja por la Península Ibérica en numerosas ocasiones; se enamora de España y Portugal y recopila información de cada uno de los países en los que se encuentra, plasmando en sus obras todas aquellas vivencias que va acumulando y absorbiendo. Reflexiona Slauerhoff acerca de España y China:
“Contemplo a España y China como los países más civilizados del mundo...” 3
Pero España aún no conoce al escritor. Vendrían importantes poemarios como Oost-Azië (1928) y Yoeng poe tsjoeng (1930), ambos cargados de un profundo pesimismo —si aún cabía más en él— que se articulan como un díptico poético en el que Slauerhoff, traduciendo y refundiendo a los poetas chinos se convierte en creador de versos breves, casi telegráficos con los que ahonda y asume sus propias penas y las ajenas.
En 1930 conoce a la que ese mismo año se convertiría en su esposa, la bellísima bailarina Darja Collin y con la que perdería un hijo, hecho que junto a su quebradiza salud daría lugar a una profunda depresión por el malogrado bebé que llevaría a la separación de la pareja en 1935. Siempre, incluso cuando más separados estuvieron en cuerpo y alma, Slauerhoff y Heleen —a la que siempre se refería en sus cartas como Helen— mantendrían candente la amistad y el antiguo fuego del amor, un amor platónico, un amor puro. Pero la tristeza es su sino perpetuo:
Nada tengo de mi consuelo sino mi lamento.
Ningún perdón conoce la vida
Nada tengo sino mi fado
Para llenar mi noche vacía. 4
En 1932 aparece El reino prohibido, su primera novela. La importante revista literaria Forum será la encargada de publicarla entre el primer y el noveno número de la publicación. En noviembre del mismo año ya se edita en forma de libro.
En el poemario Soleares de 1933 deja atrás a los poetas orientales y se sumerge en la cultura de la Península Ibérica y los países sudamericanos, lugares en los que halló paz y consuelo a sus males, pero también el sentido de la tristeza y la pena en las coplas y los fados portugueses.
Tras largos días azotado por la tormenta
Y saboreados a veces fuera de la litera,
Aún desconcertado por la vida suave de Lisboa,
Me encuentro sentado en la plaza soleada. 5
A finales de 1933 visita en España a su amigo, el también novelista Albert Helman (1903-1996)6y se aloja con él en San Cugat, Barcelona, y a primeros del año 1934 viajan hasta Andalucía, en concreto a Málaga y Algeciras. Posteriormente lo hacen hasta Tánger en donde desde el mes de marzo Slauerhoff se establecería como médico en la ciudad marroquí. A final de año se especializa en París en dermatología.
Se inicia el año 1935, año clave que para mí constituye el de su decadencia total, no como poeta ni como creador, pues su creatividad prosiguió hasta más allá de muerto, pero sí como persona mortal. Se separa de su mujer Darja Collin y rompe con la revista Forum, algo que también ocurriría con el escritor Eddy du Perron (1899-1940), persona clave en su desarrollo poético y literario. Su grave y enfermizo estado de salud va consumiendo poco a poco al poeta. La malaria que había contraído en numerosas ocasiones y una afección renal le hacen ingresar en un hospital de Génova. Tan solo Heleen, el poeta A. Roland Holst (1888-1976) y la enfermedad parecen serle fieles hasta el final.
Siento podrirme desde dentro,
Ya sé de qué moriré:
A orillas del Tajo.
En las amarillas, inclinadas orillas,
Nada es más bello y triste,
Y la existencia es lenta y sublime. 7
A principios de 1936, gravemente enfermo viaja hasta Lausanne y en febrero regresa de nuevo a los Países Bajos. Antes de su muerte vería la luz el poemario Een eerlijk zeemansgraf (Una honrada tumba de marinero).
Las enfermedades lo acompañaron desde la infancia como lo haría una amante impetuosa, obligándole a regresar a su país, moribundo ya por la tuberculosis que padecía desde hacía tiempo y la malaria que apuntillaría su vida acabando con el poeta el 5 de octubre de 1936 en Hilversum, acompañado en todo momento por Roland Holst, que permanece sentado junto a su lecho de muerte hasta el final de sus días aguardando el fatal desenlace. Fue caprichosa la muerte maldita que le hizo morir en su país después de surcar todos los mares, océanos y continentes del mundo. Curioso también el lugar en el que sus cenizas reposan eternamente, a apenas unos kilómetros de las esclusas de Ijmuiden, aquellas por las que tantas veces pasó rumbo a sus largos viajes en búsqueda de la ansiada libertad. Desaparece en 1936, precisamente cuando hacía unos meses que se iniciaba una cruel guerra civil en España.
Solo en mis poemas puedo vivir,
Nunca encontré alojamiento en un lugar distinto; 8
El regreso a su tierra natal y la enfermedad fueron dos elementos persistentes en la vida de J.
J. Slauerhoff. Como el radiotelegrafista irlandés de El reino prohibido, el mar lo desconectaba en cuerpo y alma de tierra firme:
“...debía estar alejado de la tierra para sentirme de nuevo seguro de mí mismo...” 9
Y continúa:
“...Estoy infectado por el contacto de muchos que han dejado que su vida se contaminase y también han mancillado la mía soportando la humillación de su proximidad. Tan solo en otra vida podré salvarme...” 10
Aunque a continuación siempre debía regresar para tratarse sus innumerables y constantes enfermedades.
Resulta sorprendente y hasta paradójico que en la frágil y enfermiza existencia de Slauerhoff, sacudida por las interminables enfermedades que fueron apagando su breve camino, se acumulase tanta vida y energía. Una lista cronológica de los males y enfermedades que el poeta llegó a sufrir en vida podrían resumirse en la siguiente: asma, hemorragias intestinales, nuevos ataques de asma, faringitis, malaria, gripe, neumonía, depresión, otra vez malaria, afección renal y de nuevo malaria, y entre todas estas la tuberculosis, reverenciada por ser la enfermedad del romanticismo que entre otros acabó con Gustavo Adolfo Bécquer. Nada más profundo que un fado o esta copla para describir su estado.
Lentamente muero y no sé cómo,
En un padecimiento que no conozco;
Si pienso que puedo curarme,
Siento que aún estoy más enfermo. 11
Como testamento literario dejó una decena de poemarios publicados en vida, tres novelas y otros tres libros de relatos, gran cantidad de artículos sobre viajes e importantes ensayos de crítica literaria. En 1947 aparece un poemario póstumo titulado Al dwalend (Ya vagando) editado y corregido por el guardián de su obra, el neerlandista Kees Lekkerkerker. El poemario está compuesto por los poemas que se hallaron tras su muerte junto a narraciones, fragmentos en prosa y otros escritos. Joppie Hille Ris Lambers, amiga de juventud y hermana de su amada Heleen recuerda que uno de sus primeros poemas tenía como título Al dwalend, si bien este poema jamás se ha encontrado. Este poemario póstumo constituye un eslabón entre sus primeros versos y los últimos, a la vez que forman una síntesis y retrospectiva de toda su trayectoria poética.
Como detalle, una mera y simple coincidencia que une dos almas sensibles, Federico García Lorca y Jan Jacob Slauerhoff, que nacen y mueren en los mismos años, 1898-1936, por razones distintas, con trayectorias vitales y experiencias totalmente alejadas, con diferentes estilos pero aún cargados de una inimitable lírica y dejando como testamento una creación eterna. Como punto de encuentro, las coplas, la vida... y la muerte.
Tal y como subyace durante todo el desarrollo de Moby Dick (1851), el mar es un reflejo de la vida, y así fue la de Slauerhoff, como el mar agitado.
Me falta el aliento,
mis días se extinguen,
me espera la tumba.
Job 17, 1
Pero hablo y no se calma mi dolor,
me callo y no se aleja de mí,
y ahora me tiene extenuado.
Job, 16, 6-7
Al redactar estas líneas y bajo la afirmación perpetua que siempre lanzo y que ya he convertido en una letanía personal en cuanto a que en España era desconocido tanto Slauerhoff como su obra (la editorial Huerga & Fierro ha publicado este mismo año una antología poética traducida y antologada por mí mismo: Solo en mis poemas puedo vivir. Antología esencial, Huerga & Fierro, Madrid 2012) es esta la primera vez que se edita una obra suya en España, lengua que al igual que ocurre con el inglés nunca ha sido traducida, si bien está previsto que este mismo año se edite en inglés El reino prohibido. En 2011 y con nula relevancia en España se publica en México uno de sus libros de relatos, Espuma y ceniza (Shuim en Asch), cuya traducción corre a cargo de Julio Grande.
El desconocimiento de la obra de Slauerhoff, hecho que también se hace extensivo a casi el resto de la literatura neerlandesa no exime de la importancia y consideración que en su país de origen e incluso en otros sí que la tienen. La desconsideración y falta de interés que se ha tenido por la literatura neerlandesa tiene como ejemplo más flagrante el mediático Premio Nobel de literatura. Es sencillo elaborar una lista de aquellos autores en lengua neerlandesa a los que el Premio Nobel ha olvidado sistemáticamente, infravalorando no solo a sus autores y su obra, también a la propia lengua neerlandesa: Simon Vestdijk (1898-1971), Willem Frederik Hermans (1921-1995), Harry Mulisch (1927-2010), Hugo Claus (1929-2008)... y solo queda en vida el inimitable y genial Cees Nooteboom (1933) como última esperanza para lograrlo en un futuro próximo. Bien es cierto que el premio sería un acicate y una forma extraordinaria de difundir la lengua y la literatura en lengua neerlandesa, pero el mensaje parece claro, o el idioma es de los que son denominados —y mal llamados— como lenguas grandes: español, inglés, alemán o francés —siendo otorgado a franceses pero también a belgas francófonos, lo que aún se hace más incomprensible— o será complicado que lo reciban otras lenguas menores. Llegados a este punto uno se plantea, ¿qué importancia tiene ya el Premio Nobel para la lengua neerlandesa después de tantos años? Borges, por poner un ejemplo tampoco lo recibió, y son más aquellos grandes escritores que no lo han recibido y de los que se han olvidado que de los que sí se han acordado. En definitiva se puede afirmar sin tapujos que la literatura neerlandesa seguirá existiendo sin el premio, y para ir más allá y zanjar el asunto con cierto enfado tras ver morir a tantos grandes escritores, el Premio Nobel no merece ni a la literatura en lengua neerlandesa ni a sus autores.
La vida literaria de Slauerhoff, y volviendo tras este inciso, se inicia ya en su juventud cuando comienza a colaborar con las publicaciones literarias De Vrije Bladen y Het Getij, haciendo amistad entre otros con los relevantes escritores H. Marsman (1899-1940), H. de Vries (1896-1989) y E. du Perron (1899-1940), comenzando a escribir en la importante revista literaria de entreguerras Forum, en cuyas páginas aparecen algunos de sus trabajos.
Slauerhoff es en esencia un poeta, para más señas un poète maudit al estilo de los Rimbaud o Baudelaire, a mi entender el vate más importante y esencial de la literatura en lengua neerlandesa como también lo considera así el importante escritor neer-landés Willem Frederik Hermans, pero sin lugar a dudas el más trascendental de todos los poetas neerlandeses del interbellum, oficio de poeta que se refleja asimismo en El reino prohibido —y en el resto de su obra en prosa— que actúa como toda una síntesis del corpus poético del escritor.
Las letras neerlandesas están huérfanas de poetas malditos en toda su esencia, a excepción de Slauerhoff y el flamenco Jotie ‘tHooft (1956-1977) que falleció prematuramente tras una sobredosis y diametralmente opuesto a Slauerhoff. Esta afirmación que realiza el radiotelegrafista irlandés de El reino prohibido, alter ego de Slauerhoff, parece ser salida de la boca del escritor neerlandés:
“...estar maldito significa: aburrido en cualquier lugar, a excepción de los lugares más miserables. Desde ahí el deseo consumidor por las regiones polares, desiertos y mares sin islas...” 12
De los versos del poema El barco ebrio (1871) de Rimbaud va haciendo brotar nuevos poemas como De profundis o Kustland, con un estilo impecable que bebe ligeramente de los simbolistas franceses. De El barco ebrio de Rimbaud son estos versos:
Conozco los cielos rajándose en relámpagos, y las [trombas
Y las resacas y las corrientes: conozco el atardecer,
El Alba exaltada como un pueblo de palomas,
¡Y en algunas ocasiones he visto lo que el hombre [ha querido ver! 13
Su estilo romántico —a mi juicio un poeta postromántico con tintes fantásticos— de suaves toques simbolistas que por suerte no estuvo adscrito a las corrientes de la época como el Expresionismo o el Vitalismo, es un hecho que le beneficiaron y otorgaron la libertad necesaria para desarrollar su estilo. Se erige como un islote libre y solitario, comoun intermezzo entre dos importantísimas corrientes poéticas en los Países Bajos; por un lado “Los Ochentistas” (1880), opuestos a todo elemento del Romanticismo y cuyo movimiento estaba encabezado por las re- levantes figuras de Willem Kloos (1859-1938), Jacques Perk (1859-1881) y Albert Verwey (1865-1937), y por otro lado el controvertido movimiento poético-artístico de “Los Cincuentistas” (1950), cuyos máximos exponentes fueron Lu- cebert (1924-1994), Hugo Claus (1929-2008), Rempco Campert (1929) y Gerrit Kouwenaar (1923), cuya máxima era romper con todo el concepto de arte y lírica anterior.
La temática de la obra de Slauerhoff se comprime en el mar, las civilizaciones antiguas y Oriente, la decadencia, los barcos y sus naufragios, el amor y el desamor, y la muerte en todos sus procesos. Su obra es moderna y antigua a la vez, cargada de tristeza, de eterna melancolía y de desesperación sin remedio. Los desterrados como Camões o el poeta chino Po Chu I son un espejo en los que se refleja Slauerhoff como ocurre también con los náufragos.
Donde la mar se ennegrece de profundidad, y los [restos de un buque naufragado
No pueden hundirse más —se vuelven sólidas las [estrellas—
Sobre el inframundo de hordas de vegetación
Que brotan pesadas como rocas, y que no pueden [ni ramificarse. 14
El reino prohibido, publicado en 1932, es la primera novela escrita por Slauerhoff y el lugar preciso en donde confluyen todos los elementos anteriormente citados. Es una obra clave no solo en la literatura neerlandesa, me atrevo a decir sin titubeos y con total rotundidad que en la literatura universal por todos los elementos que en ella se reflejan, consideración que en Alemania tienen por ella muchos críticos citándola como una obra cumbre en la literatura universal15. Pero no es necesario acudir a los críticos para saber que nos encontramos ante una obra maestra, una obra inclasificable y de culto en los países neerlandófonos, la opera prima de Slauerhoff que resulta crucial en la literatura neerlandesa desde todos los puntos de vista, tanto desde la línea argumental como desde la estética y el uso de las técnicas narrativas, un estilismo que la hace erigirse en una obra esencial para la comprensión de la novela modernista. A pesar de no haber sido nunca traducida al inglés está considerada una referencia del Modernismo y es incluida como una obra de gran importancia en la literatura tal y como apunta la neerlandista Jane Fenoulhet.16Como apunte curioso, en esa serie de ediciones que lleva por título 1001 libros que hay que leer antes de morir, mientras El reino prohibido no aparece en la versión española, sí lo hace en la versión inglesa.
Todo en J. J. Slauerhoff es extraño, enigmático, raro e imposible... todo en él es superlativo. Acostumbrados a establecer analogías entre los escritores y poetas que conocemos, no existe literato alguno con el que comparar al escritor neerlandés. Él es un tejedor de historias y versos sublimes, un embaucador, un cuentacuentos con el que sentarse junto al fuego de una chimenea en un invierno nevado y leer su frágil prosa, elegante y suave. Lirismo es lo que contiene su literatura con una mezcla imposible entre Bécquer y Conrad, entre Stevenson y Rimbaud, aunque tampoco es posible establecer una similitud; Poe, Trakl, Verlaine, Machado y los poetas chinos, junto a los anteriores darían lugar a un parto literario del que surgiría una criatura parecida a Slauerhoff, pero esta es una especie sin parangón, inimitable, extinguida desde hace años, jamás vista anteriormente porque quizás nunca existió. Es un prestidigitador, un ilusionista que mezcla sueños y realidad, fantasía, ficción y verdad sin discernir nunca qué fronteras ocupan unos y otros; en resumidas cuentas un alquimista medieval de la palabra.
En la actualidad sí que se puede afirmar que existe un escritor con el que enfrentarlo y compararlo, descendiente de su misma estirpe, hijo de su raza y continuador de su estilo y de su obra, hallando todos los elementos de Slauerhoff en la apasionante obra de su compatriota Cees Nooteboom, cuya literatura está situada en mi biblioteca entre Multatuli (1820-1887) y el propio Slauerhoff, una casualidad nada extraña, y no solo por la cercanía alfabética. ¿No es cierto que La historia siguiente (Het volgende verhaal) es una extraña continuación de El reino prohibido de Slauerhoff? Apunta a ser un díptico que traspasa una época para transportarse a la actualidad, historias marcadas por el sueño y la realidad sin conocer los límites de cada cual.
“...Me desperté con la ridícula sensación de que tal vez ya estaba muerto, pero en ese momento no pude determinar si ya estaba muerto de veras, si había estado muerto, o si por el contrario no lo estaba. La muerte —había aprendido— no era nada, y si estabas muerto —esto también lo había aprendido— se paraban todas las consideraciones. Así que esto no casaba, ya que todavía las tenía: consideraciones, pensamientos y recuerdos...” 17
Y así el radiotelegrafista irlandés de Slauerhoff:
“Caí junto a una piedra, en algún lugar en el interior del país, despertándome en un sórdido hotel chino de Macao. Que estaba allí, solo me percaté cuando salí a la calle. Me había escapado por tanto de la tragedia del Lochcatherine. Probablemente el único. Cómo, nunca lo llegaría a saber...” 18
La opera prima de Slauerhoff es una obra mágica y a la vez con cierto sentido experimentalista, una novela modernista en la que se origina un cambio continuo del espacio y el tiempo y cuyos dos personajes principales viajan a distintas épocas entre los siglos XVI y el XX. Slauerhoff introduce aspectos de la casi desconocida vida del poeta Luís Vaz de Camões (1524-1580) mezclando detalles reales y ficticios en el contexto histórico de la Portugal del siglo XVI y otros países del entorno como España así como el proceso colonizador que sufrieron los países orientales, describiendo todas las penurias y los grandes fracasos. Se alternan a su vez pasajes narrados en primera persona por Camões y el radiotelegrafista en secuencias del siglo XVI y el XX en un excelso ejercicio narrativo de realidad y ficción. Y por otro lado aparecen narradores en tercera persona más complicados de distinguir, existiendo una confusión entre dichos narradores de ambos siglos que preparan al lector para el capítulo final en donde se mezclan los personajes principales y sus siglos. La obra en sí puede parecer una broma psicológica que requiere de más de una lectura para su comprensión, dándose a lo largo de toda la novela pistas que hay que seguir y que en un principio resultan incomprensibles y fuera de contexto, debiendo estar atentos para discernir de qué época se está tratando.
El estilo de la prosa de Slauerhoff es suave y elegante como las olas de un mar en calma, algo que parece transportar al lector sobre ellas hasta hacerlo zozobrar por una tempestad; en los primeros tramos de la obra su lenguaje adquiere el estilo propio de las novelas de caballería y los minnelieden (canción cortesana) con las que los trovadores germanos recorrían los siglos XII y XIII por todo el vasto e indefinido territorio de Germania. De esta forma el escritor neerlandés une el pasado y el presente en el tiempo, la antigüedad y la modernidad con un nexo que tiene un nombre propio: J. J. Slauerhoff.
La novela se desarrolla en definitiva como una clásica novela histórica y de aventuras, una novela de barcos y mares a la altura de las de Melville, Conrad o Stevenson, salpicada de elementos autobiográficos de la vida de Slauerhoff hasta que hace acto de presencia la nota discordante con la puesta en escena del extraño radiotelegrafista irlandés de origen incierto, un ser que parafraseando a Santa Teresa de Jesús, vive sin vivir en él y en cuya existencia se ha reencarnado el espíritu de Camões; sí, todo parece discurrir por los derroteros de las novelas históricas y de aventuras hasta que finalmente transgrede los límites del género dando paso a la fantasía delirante; Slauerhoff presenta al radiotelegrafista en el único capítulo que no está subdividido en otras partes; es la forma que tiene el escritor de evidenciar la puesta en escena del personaje discordante. La obra de Slauerhoff rezuma de una manera clara los mismos elementos que desprende la prosa de Edgar Allan Poe; el mar y el mal, los vivos y los espectros, lo real y lo irreal y todo atravesado por el enigma. Recuerda su novela a Las aventuras de Arthur Gordon Pym (1838), en especial en los tramos finales como cuando el radiotelegrafista irlandés se encuentra con el espíritu de Camões:
“... Allí dentro tras el vidrio roto estaba oscuro, y tan solo una mano que descendía sobre la hoja grisácea, otra que colgaba sin fuerza, y un ojo que fijaba la mirada en aquella mano junto a una cuenca vacía de bordes púrpuras...” 19
Se hace latente tanto en Luís de Camões como en el radiotelegrafista irlandés el alter ego de Slauerhoff, la metempsicosis que se extiende hasta el Job bíblico con las amargas quejas a sus males y con el que se le encuentra cierto paralelismo, unos lamentos que en Slauerhoff encuentran salida y una catarsis purificadora en su propia obra, principalmente en sus poemas. El relato al completo de El reino prohibido es una extensa queja acerca de la vida y el destino... de los tres, Camões, el radiotelegrafista y el propio Slauerhoff. Como el propio Slauerhoff también parece sentir en su propia carne, los dos personajes principalesde El reino prohibido, Camões y el radiotelegrafista, se consideran unos desterrados, seres inutilizados y torturados.
“...Había experimentado que la mayor de las miserias no se encontraba en un cuerpo famélico y enfermo de muerte sino en un espíritu torturado...” 20
Si su estilo es elegante y claro, también lo es denso y oscuro, indescifrable como el jeroglífico más complejo. Habla en presente mientras se refiere al pasado, pasa a hablar de primera a tercera persona y viceversa y realiza continuas y mareantes analepsis transportándonos de Portugal a China o de Irlanda a las colonias portuguesas. El entramado textual es espeso e impenetrable en cada párrafo y frase, denso en cada letra y polisémico en particular y en general. Amén de las características anteriormente citadas aunando los elementos clásicos y básicos de la novela histórica, de aventuras, de barcos e incluso de misterio, se revela asimismo una crítica clara y contundente contra los poderes de la época y la situación colonial. Reconozco en El reino prohibido el claro reflejo de la crítica expresada por Multatuli (1820-1887) en su maravillosa obra Max Havelaar (1860) contra los abusos y la política colonial de la época.
El reino prohibido tendría una continuación en 1934 con Het leven op aarde (La vida sobre la tierra). Slauerhoff visionó con claridad y deseó realizar algo que jamás llegaría a culminar, una trilogía, concepto muy actual que el escritor neerlandés ya consideró en su tiempo con una tercera parte en la que de nuevo apareciese Luís de Camões.
Y al final de la novela nos cuestionamos, ¿cuál es el reino prohibido del que nos habla Slauerhoff? ¿El Portugal de Camões? ¿China, Oriente, Hong Kong? ¿La Irlanda del radiotelegrafista? ¿El mundo femenino encarnado por Diana y Pilar y su cercanía, aunque a la vez profunda inaccesibilidad?
El tacto de las páginas de las primeras ediciones de las obras de Slauerhoff que conservo, amarillentas y enmohecidas, desprenden a la vez un sentido de antigüedad y modernidad como el brillo de la entrada a un mundo mágico. He soñado, en el más amplio sentido de la palabra durante estos meses con esta obra y su traducción, y se ha convertido en una tarea casi enloquecedora; perdí las ganas de comer y de dormir, y solo soñaba con los reinos prohibidos, con Camões, con el radiotelegrafista y sobre todo con Slauerhoff. Tras la tarea de traducción aún me veía en sueños hundido en infinitas paredes de libros y aún continuando con la ardua tarea de descifrar la novela: una obsesión enfermiza. Al concluir, he tenido una sensación totalmente distinta a cuando la leí, sintiendo el extraño escalofrío de haberme introducido en la mente del propio autor y en las entrañas de la obra, como si hubiese desnudado a ambos, una especie de experiencia paranormal que me ha recordado a la sentida por el oscuro radiotelegrafista irlandés, sin saber dónde estaba el límite de la ficción y la realidad. Eso sí, justo al final estuve unos días en un estado griposo y febril; me lo merecía. Dicen que el escritor Jean Giono tradujo al francés por vez primera (junto a dos colegas más) el Moby Dick de Melville durante tres largos años y se quedó tan exhausto que se negó a hacer un prefacio para la edición francesa, algo que sí haría posteriormente.
Como última reflexión y volviendo de nuevo a nuestra costumbre de realizar analogías y comparaciones con otros escritores, no hallo a ninguno —aparte de Cees Nooteboom— con el que poder comparar a Slauerhoff; ¿Bécquer, Machado, Stevenson, Poe, Rimbaud, Baudelaire, Melville...? No, simplemente Slauerhoff y su reino, porque el Reino Prohibido es el propio J. J. Slauerhoff.
Ahora lo sé: en ningún lugar encuentro paz,
Ni sobre la tierra ni sobre la mar...
• Luís de Camões : Poeta portugués.
• Antonio Farria : Gobernador de Lian Po y posteriormente fundador de Macao.
• Diana : Joven muchacha de la que Camões está enamorado, si bien la pretende el Infante.
• Campos : Procurador (Gobernador) de Macao.
• Ronquilho : Comandante de la guarnición de Macao.
• Pilar : Hija de Campos y de madre oriental. Tiene los ojos rasgados como la progenitora y es deseada por Ronquilho, al que ella odia.
• Radiotelegrafista irlandés anónimo .
• Pedro Velho : Importante comerciante de Macao que controla el comercio con Japón, miembro del Senado y rival encarnizado de Campos.
• Semedo : Funcionario subalterno más antiguo de Macao.
• Belchior : Monje dominico de Macao.
• Metelho : Jefe de la legación que parte de Macao a Pekín.
Rotterdam, Uitgave Nijgh & Van Ditmar N.V., 1932 (1ª edición)
Amsterdam, K. Lekkerkerker, 1944, Verzamelde Werken
Proza II Deel V (Tomo de sus Obras Completas editadas por Kees Lekkerkerker, Prosa II Tomo V)
Amsterdam, Nijgh & Van Ditmar, 1975, Verzameld proza
Deel I / Deel II, 1975 (Prosa reunida)
Amsterdam, Em. Querido’s Uigeverij B.V., 1987
Groningen, Wolters-Noordhoff (Grote Lijsters), 1990
(Edición que la editorial Wolters-Noordhoff publica destinada a institutos de enseñanza media)
(SERBOCROATA) Zabranjeno carstvo, Naprijed, 1977, traducido al serbocroata por Zlatko Gorjan y Josip Tabak.
(ALEMÁN) Das verbotene Reich, Klett-Cotta, 1986, traducido al alemán por Albert Vigoleis Thelen.
(ALEMÁN) Das verbotene Reich, Klett-Cotta, 1991, traducido al alemán por Albert Vigoleis Thelen.
(PORTUGUÉS) O reino prohibido, Teorema, 1997, traducido al portugués por Patrícia Couto y Arie Pos.
(ESLOVACO) Zakázaná rísa, Európa, 2006, traducido al eslovaco por Adam Bzoch.
(CHINO) Jindi, Shanghai Literature and Arts Publishing House, 2008, traducido desde el alemán al chino por Min Cheng.
(FRANCÉS) Le Royaume interdit, Circé, 2009, traducido al francés por Daniel Cunin.
(ESLOVENO) Prepovedano kraljestvo, Modrijan, 2011, traducido al esloveno por Martina Soldo. (INGLÉS) The forbidden kingdom, Pushkin Press, 2012, traducido al inglés por Paul Vincent.
(ESPAÑOL) El reino prohibido, Huerga & Fierro, 2012, traducido al español por Antonio Cruz Romero.
Creo que cualquier traducción, sea cual sea el resultado ya requiere un respeto y una consideración. No es sencillo aproximar textos a lenguas tan dispares como puede ser el castellano y el neerlandés, y aún menos si el autor al que se va a traducir se llama J.J. Slauerhoff, un escritor fuera de lo común y complejo en todos los aspectos, incluso para los propios neerlandeses.
Las ediciones con las que he trabajado han sido aquellas que se editaron tras la muerte de Slauerhoff, tarea que corrió a cargo de su corrector y guardián exclusivo de su obra completa, el neerlandista Kees Lekkerkerker (1910-2006). Asimismo he cotejado estas ediciones con la primera edición de 1932 —que guardo como oro en paño— para analizar y anotar a su vez las modificaciones que el profesor Lekkerkerker ha llevado a cabo. He querido en todo momento no corromper el texto original y en todo lo que respecta a los signos de puntuación —que el texto original contiene una cantidad excesiva— he tratado de mantenerlos allí en donde me era posible y la lengua española así me lo permitía.
En cuanto a los topónimos y nombres propios he tratado de buscar su correcta traducción al castellano, siendo imposible hallarlos en algunas ocasiones, en especial los orientales, por lo que he optado por dejarlos tal y como aparecen en la versión neerlandesa sin aventurarme a plasmar sobre el papel una traducción fonética del neerlandés al castellano. También creo que muchos de estos lugares y nombres propios orientales son pura invención del autor.
Entiendo que la importancia de esta edición radica en que he tratado de hacer a partir de una dificultosa traducción, una edición crítica que no solo no se ha hecho nunca en ninguna de las traducciones a otras lenguas, sino que tampoco se ha hecho jamás en neerlandés. Es esta una edición crítica que comprende explicaciones y anotaciones acerca del contexto histórico por el que transcurre El reino prohibido, pero también comprende anotaciones sobre el autor y su obra con las que poder ir más allá y esclarecer algo más de lo que el texto indica, intentando con ello hacer más comprensible su lectura. Mi pasión por el autor me ha llevado a indagar y conocer más de su vida y obra, y la inclusión de estos apuntes en el texto —no exentos de gran trabajo con muchas lecturas paralelas— pretenden poner en relieve la complejidad de la novela y arrojar algo de luz a los pasajes más oscuros de la misma, obra que por otra parte está cargada de extranjerismos ajenos a la lengua neerlandesa y también a la española. El resultado final de estas notas es una especie de apéndice del contexto histórico, social y cultural de todas las épocas por las que transcurre la novela y en especial de la propia vida y obra del escritor. Aclarar que cuando hago referencia a notas que se adelantan al desarrollo de la novela es para que se consulten solo después de llegar a ellas con el fin de no delatar los acontecimientos.
Simplemente desear que el lector se adentre en el maravilloso mundo de esta novela y su autor e interprete todo cuanto su imaginación le permita; todo ello sin ningún tipo de límites.
Antonio Cruz Romero Almería, Amsterdam y María, diciembre de 2011 - febrero de 2012
Agradecer nuevamente a la editorial Huerga & Fierro y en especial a D. Antonio J. Huerga por el enorme interés en publicar esta novela y por el autor; Slauerhoff se sentirá a gusto entre sus escritores.
A Erica, mi mujer, compañera fiel desde casi la mitad de mi vida que me ha ayudado a descifrar algunas dudas a pesar de su escaso tiempo libre. Infinitas gracias por estos maravillosos años y los que nos restan. IHVJ.
A mis padres, Antonio y Flori, mis verdaderos maestros en la vida, por inculcarme el amor por la literatura, la música y el cine, por una infancia y juventud de ensueño y por la inmensa y constante ayuda en todo, mucho más que unos padres. Y a mi única hermana, Maria Ángeles, con sus tres mosqueteros, Pelayo, Antonio y José María.
Y por supuesto a todos los neerlandistas de España y del mundo por propagar la lengua y la literatura en lengua neerlandesa, en especial a D. Francisco Carrasquer, pionero en la neerlandística en España y máximo especialista en Ramón J. Sender, fallecido desgraciadamente hace unos meses y que junto con su esposa María Antonia Vidal (cuñada del otro pionero en la neerlandística, Felip Lorda i Alaiz) mantuve una breve pero bonita relación epistolar. Gracias a todos ellos.
‘t Kan verkeren. G.A. Bredero
Para D. 21
Para Albino Forjaz de Sampaio 22
En septiembre de 1540, cuando Lian Po existía desde hacía casi dieciocho años, llegó al puerto septentrional una legación imperial, que aunque llevaba en el estandarte su nombre Celestial, 23no portaba ofrenda alguna e iba con ropaje azul claro de luto. El mensajero deseaba que el gobernador Antonio Farria 24le recibiese. Era de noche, siendo conducidos con antorchas encendidas y farolillos por la ciudad hasta una posada, y a pesar de la impaciencia rezongada, no ser llevados ante Farria hasta la mañana siguiente, que informado de su llegada y aleccionante engalanamiento, esperaba en el trono enfundado en su armadura.
El más anciano avanzó, sin despojarse de su solideo, y con voz fría habló: ‘Lian Po será devastada, los portugueses y sus esclavos maldecirán entre torturas su nacimiento, si es que sus hermanos en el Sur continúan conquistando Malaca.’
Farria, sin alzar ni su voz ni su cuerpo, acercó desde la mesa un rollo de pergamino, desdoblando un mapa de Malaca y señalando una línea púrpura que cortaba el gollete de la península, indicando a través de la ventana el río en donde los barcos izaban sus banderas y desenvolvían los estandartes. Acto seguido realizó una señal, un disparo sonó, respondiendo muchas bocas de fuego y un júbilo irrumpió sobre la ciudad y el río. Los emisarios regresaron en los palanquines cerrados por una ciudad en fiesta.
Al final de año apareció en lontananza una flota imperial de miles de velas por la rada. Significaba un navío por cada portugués en Lian Po. Espías anunciando el advenimiento de un ejercito inmenso, a tres días de distancia. Farria abandonó Lian Po bajo el gobierno de Perez Alvadra con treinta navíos anclados en el puerto entre los juncos. 25En seis de sus fondos había hecho montar un cañón de fortaleza y una culebrina. 26Estas eran sus balas contra los juncos, mientras su flota se acercaba lentamente al enemigo. Antes de que trabasen combate, cientos ya se habían ido a pique. Cuando de pronto se levantó el viento de la tierra, los trozos pesados cayeron al mar en raudos giros cruzando las carabelas por entre el enemigo, abriendo fuego a todas partes. Pero finalmente en cada navío habían penetrado decenas de juncos y cientos de guerreros con estridentes gritos habían saltado con mantas y agitando alfanjes. Granadas desde las cestas del mástil, disparos de mosquetes de popa y proa, cuchillos y lanzas sobre las mantas destruidas, los manchurianos como enjambres de saltamontes.
Por la noche continuaron luchando con la luz de las antorchas, chalupas armadas tomaron parte del combate y bancos de tiburones, las hienas de la batalla naval, se disputaban los ahogados ensangrentados.
Las antorchas dejaron de arder cuando un inmenso resplandor irrumpió de la tierra. Un amplio muro purpurado surgía en lentas llamas de horizonte a horizonte. Farria, observando esto, entró en cólera e hizo una señal para reunirlos para el último ataque. Nueve barcos se adhirieron al suyo, no consiguiendo el resto liberarse y siendo vencidos.
Cerca el uno del otro, disparando y embistiendo sin tregua lo que de proa llegaba, traspasaron por tres veces la flota. La aurora se encontró, rompiendo en el horizonte, los juncos evadidos y cuatro navíos dando media vuelta y regresando a la bahía. Pero Lian Po ya había desaparecido, una densa humareda colgaba en inmovilizadas escombreras de muros derrumbados y travesaños calcinados.
Farria fue al lugar en donde su ciudad había estado. Las calles estaban casi sepultadas bajo cascotes, pero halló su camino, cadáveres trabados con sus dagas bloqueando el paso, dos cuerpos abrazados a la par, encontrándose por fin delante de las ruinas de su casa. No tuvo valentía de cruzar el umbral. Detrás estaban su mujer, sus hijos abrasados o... Se apoyó sobre su espada y aguardó hasta que algunos soldados se acercaron.
‘Buscad’, ordenó enronquecido, ‘recoged los travesaños y abrid la bodega.’
Se sentó entonces en un banco de piedra, que antaño había estado entre flores y arbustos delante de un pequeño lago. Con su casco recogió algo de agua de la balsa y refrescó su cabeza. Brasas y tiznajos cubrían sus cabellos, pero no se daba cuenta. Se colocó unas espadas ennegrecidas por el abrasamiento y un cántaro de hierro para sus pies: lo único reconocible que había quedado.
A continuación Farria entró en su casa calcinada, llevándose a puñados algunas cenizas en su pañuelo.
Por la noche zarparon cuatro navíos, todo lo que quedaba del asentamiento en Catay, 27navegando juntos rumbo al sur.