3,99 €
Cuando una conciencia está abierta a experimentar lo que la vida le vaya trayendo por el camino el alma puede ejercer su instinto de encontrarse con el espíritu. Por eso lo que parece que no se busca, de pronto se encuentra. Este libro habla de este tipo de encuentros, el encuentro maestro discípulo, abuelo nieto, o dos amigos del alma, que son puentes para hallarse a sí mismos. Y en este camino, en este viaje se abordan parte del Conocimiento Primordial del Universo que de a poco va iluminando a cada uno para ir avanzando en la comprensión de la vida en esta tierra.
Das E-Book können Sie in Legimi-Apps oder einer beliebigen App lesen, die das folgende Format unterstützen:
Seitenzahl: 129
Veröffentlichungsjahr: 2017
FEDERICO JURINICOLÁS JIM MARTINELLI
EN LA BARCA
DEL ABUELO
Martinelli, Nicolás Jim
En la barca del abuelo / Nicolás Jim Martinelli ; Federico Juri. - 1a ed . - Ciudad Autónoma de Buenos Aires : Autores de Argentina, 2016.
Libro digital, EPUB
Archivo Digital: descarga y online
ISBN 978-987-711-660-1
1. Relatos. 2. Memorias. 3. Religión . I. Juri, Federico II. Título
CDD A860
Diseño de portada: Justo Echeverría
Diseño de maquetado: Inés Rossano
Agradecimientos
Agradezco la participación de todos los compañeros del Estudio Astral Lord Jim que son el pilar de estos 10 años como tallerista y consultor para lo que yo llamo mis sesiones astrales. Allí mi poesía se volvió una enseñanza oral, mi canto una verdadero Arte y Oficio. Pero hace 20 años en 1996 salía mi primera participación literaria con la poesía en el libro Remolinos del Monje Editor. Después vinieron más y más libros con mi participación literaria, que en total fueron cinco. Igualmente las ideas Esotéricas pudieron más que mi vanguardista poesía y me dediqué a este proyecto de vida, al Estudio AstralLord Jim. Y mi secuaz, mi amiga, mi amante y compañera y madre de mis 2 hijos (Hermes y Henry) se volvió cómplice de todos mis proyectos astrales. Con ella Victoria Athey la editora de este libro, creamos Lord Jim Ediciones, editando a Charise Yudewitz por el año 2009, gracias a Claudia Grinberg Pack, a quien homenajeo semana tras semana jugando al tarot y reconozco como la persona más incondicional que tiene el Estudio Astral hace 9 años, también hace posible nuestros proyectos con Victoria. Charise es su hija y una valiosa perla para el mundo del arte y valga nuestra hermosa fraternidad para que nuestra vida artística siga creciendo, como este libro que por el verano del 2015 empezamos a plasmar con los audios del Abuelo. Siguiendo este recorrido, Blanca mi hermana menor, quien es mi profunda debilidad humana por su sensibilidad artística, gran actriz, y como diría mi viejo que en paz descansa La Presidenta de mi familia, nos acercó, siempre desde el arte, a este personaje Federico Juri. Y como me diría ella “siempre me robas algo de mí misma”, pudimos conocernos con Fede volvernos amigos con todas las letras y llegar al Maestro de su/el Abuelo Jorge Caro, a quien agradezco su tiempo, su casa, su conocimiento, su impecabilidad en las palabras y en lo más hermoso que vi, su literatura. Por fin había encontrado la voz esotérica que tanto había buscado en libros, él la posee y con su nieto nos tomamos el atrevimiento de sostener este proyecto literario. Porque después de buenas o malas un libro es un homenaje a la libertad y a ti querido Maestro. Alguien a quien también quiero manifestar mi agradecimiento por su nobleza y rectitud por lo que hizo en esta obra y hace en nuestras vidas es a Mariela Schiantarelli, la cual mi hermana Blanca apodó La Capitana y dará a luz este año su primer hija. A mi viejo amigo literario Armando Sal, por nuestra bella obra inédita “Operación Sol”. A la familia de Federico, Soledad y Camila por haber fluido con esta historia literaria. Siempre, siempre, siempre valientes y humildes ganadores, gracias amigo Fede, ganamos nuestras elecciones, somos una voz junto al abuelo. Y por último recordarles a mis hijos y mujer que su padre es un simple poeta revolucionario que los ama y que ama los planetas y a ésta, nuestra madre tierra y les aseguro que todo karma que tengamos es para hallar como diría en la barca del abuelo, la salida, el exit... sufriendo a veces por doquier porque el nuevo hombre siempre está en nosotros mismos. La Libertad es el camino, aprendan a Volar en sus Sueños...
Nicolás “Jim” Martinelli (N. J. M.)
Prólogo
Este texto lo escribo como lectora y editora de este libro pero también como protagonista de reparto de esta historia. Aquí quiero contar un poco como se fue forjando esta obra para que sirva también de guía de lectura y el lector no se pierda entre las múltiples voces que luego encontrará esta “Barca”. Tanto la historia que se narra cómo esta especie de “detrás de cámara” que deseo mostrar giran en torno a unas clases a las que concurrimos los autores y yo, unas clases de “símbolos sagrados” se podría decir, o “esoterismo tradicionalista” dictadas por el abuelo de Federico, que es llamado el Abuelo por nosotros, por representar la esencia de la abueldad. Ya que Jorge, el Abuelo, tiene esa mezcla yin/yang, equilibrada, de ternura, de pelo blanco, de movimientos lentos, de Maestro, con algo de rigurosidad, rigidez y límites propios de su generación. Luego de varios años surgió la posibilidad de desgravar algunas de esas clases, Charise fue la encargada de esta ardua tarea, por eso aprovecho para expresar nuestro agradecimiento por haber hecho posible que existiera el material en bruto por el que nació la idea de este libro. Podría haber sido un libro meramente conceptual, el primer esbozo era editar las clases, la segunda idea fue la de las notas al pie y los anexos. Y así, conectándonos con el material, conectándonos entre nosotros, conectándonos con nosotros mismos, con los recuerdos y el devenir de nuestras vidas fue que cada uno sacó su parte creativa para formar lo que muchas veces fue para mí una “ensalada” y que me hacía cuestionar ¿Cómo va a ser esto legible?, ¿Cómo va a ser esto una obra coherente y no un compendio de información y voces diversas? Pero cuando las cosas brotan del alma, y no están hechas con un fin utilitario y egoico sino por el mero hecho de amar lo que se hace, hay una inteligencia de orden superior operando y todo se fue armando como un rompecabezas.
La idea de este este libro es compartir nuestra historia, compartir al Abuelo, sus palabras, sus símbolos, sus anécdotas, compartir las lecturas que formaron parte de esas clases. No buscamos una perfección literaria y tratamos de que en estas páginas se refleje un poco a través de la diversidad de textos que incluimos la idea de libertad, no nos encasillamos en un género y cada uno pudo explorar en su propio ser lo que tenía para compartir y materializarlo en el formato libro, para que sea un espejo de esa libertad, la libertad que llevo un acuariano como el Abuelo a no quedarse con los fríos números de su carrera contable sino que busco la esencia de cada número, que no se fue sólo de viaje como simple turista sino que fue un peregrino haciendo caminos iniciáticos, la libertad de Fede y Jim de encontrar la manera de ser sí mismos.
Victoria Athey
Unas palabras preliminares
Lo que usted está a punto de leer es el relato de algunas decenas de voces que conviven dentro y fuera de mí. Es el compendio de experiencias, visiones, anécdotas y conocimientos junto con la invaluable sabiduría de quien eternamente es, fue y será mi maestro espiritual y mi abuelo.
Hay aquí una mirada del mundo, una de mis miradas del mundo; está aquí parte del universo que me compone como persona. Están aquí recolectados varios de los fragmentos de charlas con mi abuelo, con mi compañero/ coautor Lord Jim, con mi editora la inmensa Victoria y también con todos aquellos que han acompañado este inacabado y perfecto proyecto que es la Vida Eterna.
Es en estas líneas donde intento transmitir mi visión de una enseñanza que me fue entregada. Pero es Mi visión de esa enseñanza, ya que para poder entender, recibir, esta enseñanza, cada cual deberá hacer su propio camino, no sólo porque le será muchísimo más interesante, sino también porque es así que se aprenden estas artes, andando el propio camino.
Desde mi más profundo respeto, le doy la bienvenida a un viaje entre personajes misteriosos pero tan reales como el propio papel que tiene impresas estas letras que ahora se encuentra leyendo.
Es éste el fragmento que hoy decidimos relatar de una historia que, afortunadamente, puede tener infinitos capítulos sin la necesidad de repetirse y a su vez hablar de una única cuestión, el Amor Eterno o el Ser.
Sería más pintoresco andar con refranes de probado éxito pero para eso le dejo que se sumerja en las próximas páginas, imprimiendo aquí la válida y respetuosa presentación que nos era imposible evitar.
Federico Juri
I
Vuelta a la casa del Padre
Semilla
Un ojo blanco
un tiempo sincronizado
el movimiento en la quietud
Las barbas en su rostro
y la esmeralda en su mano
es la promesa del nuevo ciclo
es el estallido de Acuario.
Cae la lluvia ácida
el espacio con sonidos de trompetas
siempre del nuevo invierno nació la primavera
así crece una semilla en el aire.
N.J.M.
Era un lugar conocido, la incógnita de tantos años, aquello que llevaba en mi mapa, genética de un conocimiento sagrado. Era el cosmos y sus millones de colores haciendo un arco iris entre la geometría divina. Eso era el comienzo, el primer paso dentro de un conocimiento recordado; así empezaba esta segunda parte de la historia. Aquella donde había un nuevo comienzo, un comienzo esperado, que busqué durante largo tiempo en miles de rincones. Y ahí estaba, el Abuelo y sus páginas. J.O.C. con sus aromas a libro viejo, a lámina full color, con su silencio de sopor sagrado.
Entre miles de historias, los títulos de los Maestros constructores, la doctrina sagrada, el ascender hacia Él. Todo eso en un mundo que parece estar acéfalo de luz y calor; era la cruel verdad de haber perdido el linaje sagrado por la ambición de miles de años de juegos de poder. Era el saber que se le había sido vedado al pueblo, el ejercer el sacrificio, “realizar el oficio sagrado”.
Para entender el porqué de mi visita había una serie de hechos que habían desencadenado en el estar ahí, en esa misma mesa donde quince años antes aprendía a jugar al poker, ahora estaba empezando a recibir un legado eterno e infinito, ese legado se daba sobre el mismo paño verde donde se entregaban las cartas de poker; todo tenía un porqué, todo se relacionaba, no era tan fácil hacer la conexión de estos hechos, pero estaba todo ligado por un delicado hilo de oro que unía los hechos más remotos e increíbles de mi propia historia.
Fui y vine la cantidad de veces que pude para darme cuenta que lo único que lograría sería seguir moviéndome sin sentido. Moverme sin saber a donde iba era no saber cuando el viento estaba a favor. Puede que ésta me la atribuya como mi característica más detestable, a veces, me desoriento.
El abuelo se había cansado de repetirme que teníamos una cuenta pendiente. Por más que intentase negarme a saldarla esta deuda me estaba haciendo de sombra, me seguía a donde fuese.
Hacía ya unos cuantos años, tal vez diez o doce, que la religión no era lo mío, no entendía de esos asuntos y los veía lejos de cualquier círculo cercano; casi como un tabú me separaba de esos ámbitos por reflejo. Lo que tenía que ver con la fe lo ligaba, sí, a lo estrictamente pagano, en ese caldo yo me sentía a gusto, claro está que para poder hacer este discernimiento tuve que renacer en una nueva visión, que contemplaba cada uno de estos aspectos y tantos otros…
Tenía la sensación de haber caminado desde que se habían inventado mis pies. Así andaba con la única meta puntual de seguir andando. Desatado, podría haber recorrido, palmo a palmo, el total de la superficie terrestre sin cansarme.
II
Blanca juventud
Flor
Atmósfera de la rosa violeta
una flor en el desierto
el fuego íntimo amante.
Así fui a la pasión
volando en caída libre
todo es un salto, un riesgo, un abismo
un momento junto al oasis.
N.J.M.
En esas circunstancias que nadie entiende porque se dan, un dominó de causalidades encadenadas de forma armónica y caótica, es que caí en un teatro, una sala con sus 300 butacas y un escenario con proscenio a la italiana; era invierno y tal vez sería la única vez que vería nevada a La Reina del Plata.
Se había configurado un verdadero grupo de teatro, una compañía de teatro. Entre todos y todas los que conformamos esa compañía, había actores, músicos, productores, iluminadores, vestuaristas, cirqueros, escritores y muchos de nosotros teníamos el mismo sueño, algo que podría reunirse en la palabra risa.
Mi bicicleta, que descansaba de a ratos, cabalgaba el asfalto de manera formidable. Yo, en la aventura de una casa en pleno centro, desconocidos ocasionales y un sinfín de visitantes de diferentes regiones y caras, idiomas y colores. Como esa nieve fue que cayó en mi vida una compañera de ojos infinitos.
Blanca, era enigmática, una tormenta con sol. Un arco-iris en la playa. Juntos emprendimos la locura de andar sin destino por algunos meses; era entender que la juventud, la luz y la imaginación era la mezcla perfecta para estar protegidos de los fantasmas que andaban pisandonos los talones.
La aventura sería de casi un año, éramos casi veinte o treinta contando a los actores y actrices de reparto y cualquier ocasión era buena para festejar.
Blanca ya tenía varios otros grupos de teatro y yo era nuevo como en casi todo lo que emprendía, nuevo.
Después de estrenos, festejos, éxitos y no tanto estaba terminando el verano. De la mano de la “Compañía Teatro de Rock” había entendido que nuestra juventud era tal vez una de las principales virtudes. Con el verano terminado se iban cerrando de a poco las puertas. Nos mirábamos con mi compañera y los pasajes hacia la caravana cada vez se veían más tentadores.
Entendía cuál era nuestra ruta y, sobre todo, nuestro equipaje. Salimos un mediodía de sol, a 100 metros del cementerio partía nuestro tren que, incluso allí, estaba lejos de la muerte.Un perro, dos bolsos, miles de semillas, dos sonrisas y telas de colores, un sombrero y algunos malabares eran todo lo que teníamos.
Eso nos dejaba en la situación perfecta para enfrentar la selva misionera, que de selva tenía ya casi nada y de misionera le quedaba el recuerdo hecho museo. Museo al que no entramos porque nos parecía un crimen que el mundo y su cultura no fuera libre y gratuito. Libre estaba el camino y gratuito era nuestro día a día.
Eramos dos aventureros con un ejército de ángeles al lado nuestro. Al tiempo de partir tuvimos nuestro primer encuentro con la muerte. Aquello que parecía tan lejano se nos manifestó en una visión; el perro yacía en plena avenida, su vida robada por una moto y la alegría de sus ladridos por la mañana se transformaba en un recuerdo. El Dorado recuerda sus patas con tierra colorada, sus lamidos en la cara y su panza llena de comida. Así fue que al tiempo de salir estábamos sin perro y sin plata. El perro se nos llevó la alegría, y el sin plata nos mostraba la realidad de la aventura.
Algunos meses después un gran signo de interrogación se trazaba en forma de ruta para comenzar a andar por el Mato Grosso. Ahí estaba planteado el campo de batalla. Recorrimos 21 pueblos y ciudades, 14 pensiones, 3 países, 11 provincias, y 6 meses con sus días y sus noches.
La situación comenzó a ser más difícil y nuestras ganas de abandonar la calle para entrar a algún otro proyecto era ya un hecho. Así fue que emprendimos el regreso, eso nos llevaría también un tiempo, ya que no estábamos cerca y el camino estaba repleto de obstáculos.