Familia Cóndor - Gustavo Andrés Escribano Bessega - E-Book

Familia Cóndor E-Book

Gustavo Andrés Escribano Bessega

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Beschreibung

Desde que se conocieron, Andrés y Verónica emprendieron aventuras y compartieron su vida en las buenas y en las malas. Primero acompañados por su hija Lucía y, más tarde, por Joaquín, formaron una familia unida, llena de amor por la naturaleza, los viajes y las experiencias al aire libre. Estas vivencias forjaron una relación fuerte y consistente. Inspirados por el cóndor, símbolo de unión y fortaleza, surgió el concepto de "Familia Cóndor", siempre juntos ante cualquier adversidad. Durante tres años de prisión, Andrés encontró en la escritura e ilustración de cuentos una manera de mantenerse conectado con sus hijos. Bajo el sello "Cuentos Familia Cóndor", creó 55 historias, cada una reflejando el amor, la esperanza y la fuerza que los unió como familia. Este libro es el resultado de ese viaje, un testimonio de que el amor y la creatividad pueden transformar incluso los momentos más difíciles en una experiencia que permite por un instante olvidarse dónde fueron creados los cuentos y disfrutar de historias fantásticas.

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Seitenzahl: 252

Veröffentlichungsjahr: 2025

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GUSTAVO ANDRÉS ESCRIBANO BESSEGA

Familia Cóndor

Cuentos para volar

Escribano Bessega, Gustavo AndrésFamilia cóndor : cuentos para volar / Gustavo Andrés Escribano Bessega. - 1a ed. - Ciudad Autónoma de Buenos Aires : Autores de Argentina, 2025.

Libro digital, EPUB

Archivo Digital: descarga y online

ISBN 978-987-87-5952-4

1. Relatos. I. Título.CDD A863

EDITORIAL AUTORES DE [email protected]

Índice de contenido

PRÓLOGO

LOS CUENTOS - INTRODUCCIÓN

1 - UN CUENTO, UNA FAMILIA

2 - SE ASOMA UN JUGUETÓN

3 - UNA AVENTURA COLORIDA

4 - UNA AVENTURA SOBRE RUEDAS

5 - LA CARPA MÁGICA

6 - DE PIEDRA EN PIEDRA, SALTANDO VOY

7 - LA ORUGA CORAJUDA Y LA MARIPOSA ROSA

8 - PRINCESAS TRAVIESAS

9 - FAMILIA CÓNDOR PINOCHO

10 - UNA MOMIA MIEDOSA Y LA CALESITA MÁGICA

11 - EL PAYASO MUY PAYASO

12 - MUNDO TOMBO - PINGÜINOS TOMBO

13 - LOS DUMBO VIAJEROS

14 - LOS SUEÑOS DE LUCÍA, LA GUARDIANA DE LA NOCHE

15 - CUENTO OVÍPARO - OVOLIBRO

16 - ALMAS HERMANAS PLUMUDAS

17 - SUEÑOS, UNICORNIOS DE LUNA LLENA Y RAYITOS DE SOL

18 - PIM PUM PAM, PALABRAS MÁGICAS

19 - PÁJARO PÍO PI

20 - SOÑADORA DE LOS MEJORES SUEÑOS

21 - LOS CUATRO PATOS ANTIPATOS

22 - TRES SIRENAS MUY CORRIENTES

23 - UN BOMBERO Y UNA BAILARINA POP

24 - PENSAMIENTOS DE TIEMPOS LEJANOS

25 - ÁRBOLES DE LA VIDA

26 - DESEOS LOCOS

27 - LA CHEF LUCHIA MONAMUR Y SU HORNO MÁGICO

28 - TIJERETAZOS MÁGICOS

29 - LOS MINIASTRONAUTAS

30 - LOS LIBROS QUE SALVARON AL MUNDO

31 - TELÉFONO DESCOMPUESTO

32 - MI MUNDO DE NUBES

33 - UN CAPRICHO MUY BEBÉ

34 - EL PLANETA ENFERMO, LOS CÓNDOR AL RESCATE

35 - ESTRELLAS, SOLES Y DESEOS

36 - MISIÓN ANTIFUEGO

37 - LOS BRUJILDOS

38 - LOS CUADROS VIVOS DE ESCRIBANOSKI CONDOROSKI

39 - FORMAS Y COLORES, UN MUNDO IDEAL

40 - SORPRESA NAVIDEÑA

41 - NAVIDAD LOCA

42 - LOS ANGELITOS DE LA VIDA

43 - EL BICHORRESTAURANTE

44 - EL TREN DEL TIEMPO

45 - VAMOS DE CAMINATA

46 - UN BARBIJO PARA MI MUNDO

47 - IMAGINANDO IMAGINAR

48 - BUSCANDO AL CABALLO BAYO

49 - ESCUELANDIA Y CUENTOLANDIA

50 - BOLSILLOS MÁGICOS

51 - DESPERTAR AL ORIGEN

52 - AVENTURAS CONDORITAS

53 - 24 HORAS DE SENTIDOS

54 - EL FÚTBOL DE LOS DIOSES

55 - EL DÍA DE LA NIÑEZ - CORAZONES MULTICOLOR

NOTA DEL AUTOR

NACE “FAMILIA CÓNDOR”

AGRADECIMIENTOS

“La necesidad es la madre de la invención.”

Platón (Filósofo griego)

Te ofrezco mis historias completas: las palabras que las narran y las imágenes que las habitan. Mis cuentos son puentes de letras, sostenidos por los pilares de mis imágenes. Cada página es un cruce; las palabras invitan a pasar, las ilustraciones revelan el destino. Con relatos te cuento el camino, con mis dibujos te muestro el paisaje del alma.

PRÓLOGO

Las personas que lean estos cuentos vivirán la experiencia de ponerse en la cabeza, piel y corazón de un papá (el escritor) que estaba atravesando uno de los momentos más difíciles de su vida, en un lugar desconocido, muy oscuro, lejos de todos, lleno de incertidumbre, tristeza y angustia, pero con una necesidad inmensa de poder estar presente en la infancia de su pequeña hija Lucía, de tan solo tres años, con la cual compartía muchos momentos de juegos, aventuras y lectura. Y con el nuevo integrante de la familia, Joaquín, que estaba aún en la panza de mamá y con el que habíamos soñado una llegada juntos.

Así surgieron desde el amor más genuino y puro “los cuentos”, ya que luego de cada visita, llegaba el momento más esperado, leer historias en las que los protagonistas éramos nosotros, nuestra propia familia cóndor, y nos permitíamos viajar con la imaginación a lugares fantásticos, reírnos con las ocurrencias de un papá que no sabía nada de escribir relatos infantiles, ni mucho menos dibujar. Con el paso del tiempo, lamentablemente separados físicamente, de a poco fueron tomando cada vez más forma, se perfeccionaban las historias y cada día era una aventura o enseñanza nueva, los dibujos tenían más color y detalles y sin darnos cuenta, pero buscando siempre poder estar de alguna forma conectados, se formaron lazos y puentes imaginarios que permitían volver a estar los cuatro juntos, viviendo experiencias únicas.

Así fue como se crearon estos cuentos, solo con la finalidad de poder estar... Algo tan simple, pero en los tiempos que nos tocaba vivir como familia, tan difícil, y que solo el amor más incondicional, el de un padre a sus hijos, pudo hacer posible esta maravillosa idea. Solo el amor nos ayudó a transitar de la manera más sana que encontramos...¡¡¡unidos!!!!

Verónica Hancevic

Este libro nace del amor, la conexión y la resiliencia. A través de más de cincuenta cuentos, “Familia Cóndor, Cuentos para volar” busca transmitir algo más que simples historias. Cada palabra, cada ilustración, es el reflejo de un esfuerzo inmenso por mantener vivos los lazos familiares en momentos de adversidad.

Los personajes de estos cuentos, en su mayoría inspirados por mis hijos Lucía y Joaquín, encarnan los valores de la familia, el coraje y la esperanza. Estas historias, que surgieron en medio de circunstancias muy difíciles, me permitieron encontrar una forma única de seguir presente en la vida de mis hijos y esposa, incluso cuando la distancia física nos separaba.

El objetivo de este libro no es solo entretener a quienes lo lean, sino también transmitir calma, abrir puertas, acortar distancias, brindar otro camino y contagiar serenidad en situaciones difíciles. Dar apoyo y motivación a aquellos que puedan estar atravesando sus propios desafíos.

Las páginas que siguen son una muestra de cómo la creatividad y el amor pueden convertirse en un recurso inagotable para superar las barreras más inesperadas.

Espero que disfrutes estos cuentos tanto como yo disfruté creándolos, y que en ellos encuentres un mensaje de fortaleza, de unidad, y valores la importancia de mantener viva la conexión con aquellos que más amamos, más allá de las situaciones que nos toquen vivir.

Andrés Escribano

LOS CUENTOS - INTRODUCCIÓN

Prepárate para vivir aventuras fantásticas, viajar por lugares extraordinarios y dejar volar tu imaginación. Acompañarás a la Familia Cóndor en sus desopilantes travesías, descubrirás secretos del pasado, explorarás mundos mágicos y aprenderás rimas, curiosidades sobre animales, tecnología, y mucho más.

Desde partidos entre dioses que duraron milenios, hasta batallas contra bichos malvados, cada cuento está lleno de sorpresas. Un dragón guardián, princesas traviesas, juguetes que cobran vida y sirenas que recorren los océanos son solo algunos de los personajes que te esperan.

Entre la fantasía y el humor, te enfrentarás a hechizos, volarás por los Alpes Morados y te unirás a estrellas y soles en deseos locos. Cuentos donde la magia, la aventura y la imaginación se combinan para que cada historia sea única.

Cada página está escrita con amor y dedicación para ti. Que disfrutes de este viaje por las historias más entrañables y sorprendentes. ¡Bienvenido a un mundo lleno de diversión, imaginación y emoción!

1

UN CUENTO, UNA FAMILIA

Capítulo 1

SE CONOCEN CONDORITO Y CONDORITA…

Había una vez una pareja de cóndores (una bella condorita y un bello condorito). Ellos andaban de acá para allá, de acá para allá y de allá para acá.

La condorita era tan hermosa, que el sol salía todos los días solo para iluminarla y que el resto de los habitantes del mundo pudieran verla y admirarla. Ella era tan simpática que su sonrisa contagiaba alegría y paz a cada condorito y condorita que se cruzaba por ahí. Sus plumas oscuras y su carita blanca con pecas volvían loco de amor a su pareja, el condorito rubio. El condorito rubio se enamoró de ella desde el primer día en que el sol brillante le iluminó los ojos.

Ellos decidieron viajar juntos por el mundo y cuidarse, mimarse y acompañarse todo el tiempo. Se hicieron grandes compañeros de aventuras, cruzaron ríos, mares y montañas, y enfrentaron grandes peligros, tenebrosos bosques encantados con monstruos que esperaban atraparlos. Pero nadie pudo contra ellos y, finalmente, llegó a sus vidas una pequeña condorita bebucha a la cual le decían Pukuna cuando era bebé y princesa hermosa cuando ya había crecido un poquito.

Pukuna, Condorita y Condorito se hicieron grandes compañeros de aventuras. Viajaron mucho y jugaron a divertidos juegos. Pukuna se hizo muy valiente y le fueron creciendo las plumitas. Primero eran negras, pero después se pusieron rubiecitas. Se hizo fuerte como sus papis y, juntos, decidieron llamarse Familia Cóndor.

CAPÍTULO 2

PRIMERAS AVENTURAS DE PUKUNA

Un día, allá por los Alpes Morados Suizos (más conocidos como las sierras de Córdoba), andaba Pukuna jugando y jugando con sus amigas muñecas en la hermosa casita de princesas que le habían regalado. Esas amigas eran muy escurridizas y siempre se andaban perdiendo por diferentes lugares: las dos Mashas (la roja y la azul), Lady Bug, las Barbies, Elsa y Ana, y tal vez otras más. A veces se escondían y otras veces estaban siempre listas para ir a jugar.

Esta vez, la princesa Lucía (Pukuna) tenía ganas de invitar a jugar a otra amiga de nombre Chilindrina, pero no la podía encontrar por ningún lado.

—Chili, chili, ¿dónde estás? —preguntaba Lucía, pero Chili no aparecía.

Lucía Pukuna decidió pedir ayuda a sus amigas, así que todas se pusieron rápidamente en acción. Buscaban debajo de la cama, arriba de los muebles, debajo de la mesita, dentro del ropero, buscaron entre los rulitos de Lucía y también buscaron dentro de la casita de princesas. Todas estaban preocupadas y tristes porque Chili no aparecía. De repente, Popi se acordó de que Lucía había invitado a Chili a tomar una ducha junto a Luli el día anterior.

Todas corrieron hasta el baño, cruzando por bosques tenebrosos, montañas oscuras, caminos rocosos y ríos caudalosos. Al llegar, Chili estaba allí, muy relajada, esperando que todos llegaran para sacarse la mugre. Finalmente, entraron a la bañadera, la prepararon con mucha espuma y jugaron hasta el cansancio.

CAPÍTULO 3

LOS DESAYUNOS CONDORITOS

A un día gris, aburrido y lluvioso, la Familia Cóndor lo convertía en un día fabuloso, súper recontra fantástico, maravilloso y, por supuesto, muy divertido. Siempre estaban planeando cosas divertidas para hacer. Al despertar en las mañanas, lo primero siempre era tomar un rico desayuno, pero no un desayuno común. Siempre había invitados especiales al desayuno. Los invitados eran: algunos dinosaurios saltarines, también venían dinosaurios voladores y a veces algunos tenebrosos como el Rex (que se comía todo...).

Otro día venían las Bebotas, la Luli, Popi y alguna otra que estuviera por ahí. Ellas se tomaban toda la leche y, al terminar, lloraban un poco hasta que Lucía Pukuna les daba algunos golpecitos para que hicieran provechito y siguieran jugando a la mamá y sus bebés berrinchonas. Otros días, los invitados eran los osos y animales de peluche, monos, osos, tigres, camellos, cocodrilos, delfines, perros, flamencos, loros y hasta un puerco espín. Esos días eran los más divertidos, porque jugaban a la “Gran fiesta y pijamada de la selva”. Había comidas raras y coloridas, de todos los sabores y tamaños. Una fuente por acá y una olla por allá... Muchas jarras de jugos fosforescentes y botellas de leche chocolatada, leche sola y cereales...

Así eran los desayunos de la Familia Cóndor, superdivertidos. Luego se ponían a jugar, cantar, bailar y corretear por la casa hasta que el cansancio los invitara a ir a la cucha, saludar a las estrellas y a la luna, para más tarde soñar con un nuevo día de muchos juegos divertidos con amigos mágicos. Si estos son los desayunos, ¿cómo serán los almuerzos? ¿Y los días de pícnic? ¿Y las cenas? Habrá que averiguarlo…

PIM PUM PAM Magia Cóndor ya – Este cuento ha terminado.

2

SE ASOMA UN JUGUETÓN

Estaba la Familia Cóndor paseando por ahí, como era de costumbre, y de repente la pequeña condorita les dijo a sus papis que quería un hermanito o hermanita. Los papis le respondieron a la pequeña que pronto, pronto llegaría un nuevo integrante a la familia. Pero como papá siempre dice, paciencia, paciencia.

Luego de pedir y pedir a las estrellas, finalmente mamá y papá le cuentan a Lucía Pukuna que viene en camino un hermanito juguetón y que ya está en la pancita de mamá practicando piruetas locas, saltos, giros, cantos y muchas otras cosas divertidas. Así, cuando salga, estará listo para jugar con la condorita y sus juguetes, que lo están esperando. La pancita va creciendo y el hermanito va engordando. La mamá le va dando de comer por una manguerita y así, van engordando sus piernitas, bracitos, y su cabecita se va poniendo redondita, y hasta algunos pelitos van apareciendo.

La condorita lo puede conocer cuando van a verlo por unas pantallas en la clínica, y se escucha decir: —“Se asoma un juguetón”. Lucía Pukuna, mamá y papá dicen: —“¡Qué hermoso es ese bebucho!”.

Patadita va y patadita viene, Joaquín será su nombre. Joaquín come y come cuando le llega algo dulce en la panza de mamá, se pone loco y feliz, baila, canta y tira besos para todos, después se duerme una linda siesta, calentito y bien cuidado por todos, sin tener de qué preocuparse.

Y acá estamos todos esperando su llegada. Lucía le seguirá cantando canciones y dando besos y abrazos a esa gran panzota. ¡Te estamos esperando, pequeño condorito! ¡Te amamos! Tu Familia Cóndor.

PIM PUM PAM Magia Cóndor ya – El cuarto integrante está por llegar.

3

UNA AVENTURA COLORIDA

Había una vez una familia muy pero muy unida. Andaban de acá para allá y de allá para acá. Viajaban en aviones, autos, colectivos, bicicletas, caminando o en un cochecito de bebé. Viajaban por todos lados, descubriendo lugares mágicos, coloridos, fantásticos, alucinantes, maravillosos. Cantaban canciones divertidas, como la de la vaca Lola, la del gallo pinto y la del sapo Pepe. Había una que les encantaba: era la de los Pesolinos. El pesolino Nero era el más gracioso por sus dientes saltones y su carita de loco.

Un día de aventura, la familia Cóndor decidió ir a una montaña mágica, donde existían árboles de todos colores, formas y tamaños. Árboles de tronco rojo, hojas azules y raíces amarillas. Había árboles con troncos y ramas gordas, y otros con ramas en forma de fideos tirabuzón.

Los árboles más lindos eran los que tenían las hojas de muchos colores, como el arcoíris. Los animales que vivían ahí también eran coloridos, con sus pelajes de distintos colores brillantes y fosforescentes, y sus ojos grandes y bien redondos como las orejas del ratón Mickey. Siempre había alegría en el bosque y cada vez que la familia Cóndor los visitaba, se armaba una gran fiesta donde todos los animales estaban invitados. El anfitrión era el gato con botas, que los recibía con un baile de zapateo que hacía temblar la tierra. La familia Cóndor bailaba y cantaba hasta el amanecer y luego se iba rodando por la montaña dando vueltas y vueltas.

Ya felices en su casita, Lucía Pukuna, Joaquín, Papá Cóndor y Mamá Cóndor planeaban su próxima aventura.

PIM PUM PAM Magia Cóndor ya – Esta primera aventura, ha terminado.

4

UNA AVENTURA SOBRE RUEDAS

Un día, la pequeña Lucía se despertó cuando el sol recién aparecía por un lugarcito en una esquina de la ventana de su habitación. Despacito, despacito, se acercó a la cama de sus papis, Tic, tic, tic, tic, en puntitas de pie, llegó y se tiró sobre sus papis que estaban bien dormidos.

—¡¡Papi, papi, mami, mami!! —exclamó Lucía, y repitió más fuerte—. ¡Papi, mami...!

Papá y mamá pegaron un salto de la cama y preguntaron a Lucía:

—¿Qué pasa, hija?

—Quiero andar en bici hoy, quiero, quiero, quiero. Soñé que andaba en bici —dijo Lucía.

—¡Qué bueno! —respondió papá—. Yo también soñé que teníamos una gran aventura en bici. Te cuento cómo fue mi sueño... Vos cerrá los ojos e imaginá.

—Mi bici era negra, alta, con ruedas enormes, los pedales plateados, el asiento esponjoso, tenía un volante hermoso y brillante, los mejores frenos y un lindo casco celeste para cuidarme de los golpes. La bici de mamá era rosa, con unas delicadas líneas blancas y su casco era rojo fuego, hermosísima. Y tu bici, Lucía, era violeta, la más bella de todas las bicicletas. Una canastita con flores colgaba del volante, pedales plateados, ruedas negras y figuritas pegadas en el caño con la imagen de Kitty; además, tenía colgadas guirnaldas amarillas y rosas por todas partes.

—La aventura inició en el parque, donde había una gran fiesta para bicicletas y una ciclovía de tres carriles, así mamá, papá y Lucía podían pedalear juntos —seguía contando su sueño papá.

—En la pista había obstáculos, subidas y bajadas, curvas y contracurvas, piedras y ramas se ponían en nuestro camino, pero no nos podían detener. De repente agarramos una bajada… —¡Uy, uy, uy, qué rápido vamos, qué rápido vamos! Por suerte, Lucía sabía usar los frenos y logró ir más despacio, esquivó a otra bici que venía de frente y se salvó de un golpazo.

—Todos seguimos y entramos en una zona de bosques y arbustos un poco tenebrosos y se puso todo oscuro, pero la familia Cóndor tenía linternas con unas superluces. Las activamos y todo se iluminó. Los miedos se fueron y pronto empezó una gran subida. Lucía se acordó de alentar a mamá y papá diciendo —”¡Fuerza papá, fuerza mamá!, fuerza papá, fuerza mamá”. Al llegar a la cima, todos acalorados, decidimos tomarnos un buen descanso merecido y un rico jugo fresco, así pudimos emprender el regreso a casa —papá continuaba dando detalles de su sueño.

—Pero acá viene lo más divertido, de cada lado de las bicis aparecieron un par de alas enormes y coloridas, con muchas plumas de color blanco y negro, como las del cóndor. De repente, las alas empezaron a moverse de arriba hacia abajo y de abajo hacia arriba. Las bicicletas empezaron a levantarse del suelo y, cuando los tres estuvimos un par de metros en el aire, inició el gran vuelo de la familia Cóndor. Todos estábamos maravillados, empezamos a volar por arriba del parque y cruzamos la ciudad, arriba de los edificios, de los autos y colectivos. Los de abajo saludaban y nos tiraban besos. De pronto se vieron unas nubes gordas y bien negras, cargadas de lluvia, así que la familia Cóndor decidió volver rápido, rápido a casa. Aterrizamos en la terraza del edificio y estacionamos las bicis con sus cadenas.

Felices por una gran aventura, teníamos que recuperar energía. Tomamos un buen licuado de banana y, luego de un reconfortante baño, nos preparamos para descansar y al día siguiente iniciar una nueva aventura sobre ruedas.

PIM PUM PAM Magia Cóndor ya – Esta bicicleta ha frenado y el cuento, acabado.

¿TE ANIMAS A ILUSTRAR ESTA HISTORIA?...

Las ilustraciones son expresiones visuales que ayudan a las personas a entender y visualizar mejor el contenido que acompaña a un texto.

5

LA CARPA MÁGICA

Estábamos la Familia Cóndor Escribano Hancevic preparándonos para salir a un hermoso día y fin de semana de camping, ¡¡¡Iuup!!!

—¡Nos vamos, nos vamos…! —exclamó la pequeña Lucía. No hay que olvidarse los juguetes de agua para la playita de arena del río, no olvidar un par de muñecas, la sombrilla para el sol y los banquitos para sentarnos.

—No olvidemos la comida y los elementos para cocinar, las ojotas y las zapatillas para las caminatas por los senderos de las sierras. —dijo papá.

—No olvidemos las sábanas, los colchones y el inflador. —dijo mamá, además de unas cien cosas más que mamá quería llevar al campamento... Ja, ja, ja…

Pero de repente... Joaquín golpea la pancita de mamá y nos quiere decir algo importante. ¿Qué será?, ¿qué será? Finalmente, entre golpecitos y golpecitos, mamá pudo entender lo que quería Joaquín. ¡LA CARPA! ¡LA CARPA! —Pero claro… estábamos olvidando la carpa. —pensó mamá.

Cargamos todo, viajamos y, una vez instalados en un hermoso camping lleno de árboles enormes con muchas plantas, flores, pajaritos y bichitos, nos pusimos a jugar. De repente, cayó la noche, era hora de entrar a la carpa y preparar todo para dormir, pero había algo raro en la carpa. Una luz verde parecía iluminar una de las habitaciones; la luz se hacía más fuerte, hermosa, brillante. Cuando la familia se acercaba, pasito a pasito, se hacía más fuerte. De pronto, un remolino de luces multicolor se formó en la puerta y, como un arco iris giratorio, dejó hipnotizados a todos.

Juntos entramos de la mano por el espiral de colores y, de un momento a otro, aparecimos flotando en el cielo estrellado, volando entre algunas nubes locas a la altura de la Luna. Había pájaros, palomas, patos, cuervos, flamencos rosados, garzas, colibríes, murciélagos y muchas otras aves, pintadas de colores del arco iris, viajando por el cielo y todas iban en la misma dirección. Luego de un rato, llegamos a una montaña en la que había una cascada gigante. En ese lugar, los árboles tenían las hojas de color azul, amarillo, naranja y el tronco era celeste con lunares blancos.

El agua de la cascada era rosa y las piedras del río, violetas. Fue fascinante; una enorme paz rodeaba el bosquecito donde decidimos bajar para darnos un baño y jugar un rato.

De pronto, se escuchó un TOC, TOC, TOC. Papá y mamá cóndor se miraron y supieron que era el momento de regresar. Justo en ese instante aparecieron unas canoas rojas y unos remos bien largos para poder empujar el agua e ir más rápido. (Total… Lucía sabe remar porque en Aruba remó en el mar con papá...) Cuando ganamos velocidad en una recta en el río, justo en frente apareció de nuevo el espiral de colores mágico que nos había llevado a ese lugar de fantasía. Antes de cruzarlo, saludamos a todos los amigos voladores tirando muchos besos al aire. ¡¡¡Iuuuuujuuuuu!!! fue lo último que se escuchó antes de cruzar la luz... De pronto, la familia Cóndor se encontró acostada en el colchón inflable de la otra habitación de la carpa y lista para dormir.

Al día siguiente, nos esperaba otra oportunidad de seguir descubriendo senderos de las sierras y pececitos en el río del camping, y a la noche, seguramente habría otra luz de arco iris para entrar en una aventura mágica.

De ahí en adelante, todas las veces que la familia Cóndor salía de campamento, por las noches, la carpa se hacía mágica y nos llevaba a un lugar hermoso y colorido todos los días.

PIM PUM PAM Magia Cóndor ya – La CARPA MÁGICA ha terminado. Vamos al espiral luminoso.

6

DE PIEDRA EN PIEDRA, SALTANDO VOY

El día amanece soleado en Córdoba Condorlandia. Parece que será un día caluroso; a los amigos de la naturaleza les encantan los días de sol.

Las familias se preparan para una aventura en el río. La familia Escarabajo ya tiene las mochilas listas, la familia Langosta ya armó todos los sándwiches para el pícnic, y la familia Lagartija ya comenzó la caminata. También están la familia Gatopardo, los Perrunos, los Pajaroloco Carpinteros y los Caballonegro. Todos listos, preparando los termos para el mate, las zapatillas para aventuras entre senderos y piedras, llevan gorra, y la señora Gallina pregunta si todos llevan protector solar. En el camino se van uniendo a la caravana los Toritos Locos, los Cocodrilos Dientudos y los Sapos Azules, que son primos del Sapo Pepe y su familia. Todos llevan su malla para bañarse y el bastón para caminatas locas.

La familia CÓNDOR (Lucía, Papá, Mamá y Joaquín) llegará volando. Lucía Condorita y Joaquín Condorito llevan sus juguetes para la playa de arena: balde, regadera, palita y rastrillo. Cuando todos llegan al río, empieza la aventura del chapoteo y el desafío de los pasitos de piedra en piedra, que consiste en poner un pie en cada piedrita y piedrota del río sin mojarse los pies y sin caerse al agua. Las piedras son de distintos colores y tamaños: ¡¡Cuidado con las piedras verdes, que son resbalosas!!, ¡¡ojo con las piedras movedizas!!, ¡¡atentos a las piedras rojas, porque traen algunas sorpresas!!

Las piedras grises son las más seguras; las cuadradas son las más locas porque en el centro tienen dibujos que son pistas para saber el camino que hay que seguir para llegar al final de la aventura. Hay que evitar las piedras puntiagudas para no lastimarse. El río trae mucha agua hoy, así que también podremos nadar. Papá y Mamá Cóndor están atentos para que nadie se pierda y se vaya para el lado equivocado. Lucía y Joaquín son los guías que van adelante dirigiendo al grupo de aventura. ¡¡¡De repente!!! ¡¡¡Channnn!!!

—¡¡¡Ayuda, ayuda!!! —grita una de las lagartijas saltarinas.

Al parecer, doña Lagartija ha subido a una piedra verde resbalosa y está a punto de caer al agua. Por suerte, don Sapo Azul, que es muy ágil y tiene dedos pegajosos para agarrarse bien en cualquier superficie, fue a ayudarla. La subió a cocochito y la llevó a una piedra segura (gris). Así, todos van saltando de piedra en piedra, superando obstáculos hasta que finalmente llegan a una gran playa de arena. Cada familia instala sus sombrillas y reposeras, y descargan mochilas llenas de juguetes, rastrillos, palas, baldes y demás. Entre todos arman un supercastillo, comen ricos sándwiches y cada familia cuenta su manera de superar los espacios entre piedras, las resbaladas y los chapoteos.

Felices por haber disfrutado de un hermoso día en el río con un sol radiante y, muy cansados, deciden volver en un gran colectivo todos juntos: un colectivo de tres pisos, de muchos colores y con ventanas gigantes para poder ver el paisaje de regreso a casa. Papá Cóndor maneja el colectivo y Mamá le ceba unos ricos mates.

En este día, todos se hicieron muy amigos y, volviendo a casa, planearon su próxima aventura, que será en un camping.

Felices todos, a llegar a casa y a dormir.

PIM PUM PAM Magia Cóndor ya – Este cuento saltarín ha terminado.

7

LA ORUGA CORAJUDA Y LA MARIPOSA ROSA

CAPÍTULO 1

CONOCEMOS A LA ORUGA Y SUS AMIGOS

Todos sabemos que en los parques, bosques y jardines, patios y plazas hay bichitos, animalitos, insectos y un montón de seres vivientes que pueden aparecer de aquí o de allá en cualquier momento. A veces esos bichitos tienen vidas muy divertidas y otras veces, un poco aburridas. Esta vez contaremos la historia de una oruga que era muy, pero muy, corajuda, audaz, intrépida y valiente. Esta oruga quería ser mariposa… quería ser una mariposa rosa.

Era un día de mucho sol, los rayitos de sol de la primavera iluminaban y calentaban cada rinconcito del parque. Las flores estiraban sus pétalos y las hojitas verdes de las plantas y de los árboles brillaban de felicidad. El pastito se ponía de pie para esperar la llegada de los niños que vendrían a jugar. Los bichitos se despertaron y se pusieron a trabajar, a buscar comida y a jugar. En una planta muy hermosa, en el medio del parque, vivía la oruga corajuda; su nombre era Lucía, y todos los que la conocían sabían que su mayor deseo era convertirse en mariposa algún día y así poder recorrer todos los parques del mundo volando. Los bichitos que jugaban con ella decían que era muy valiente, que tenía tanta fuerza en sus patitas que podía trepar a los árboles más altos o recorrer las distancias más largas de planta en planta, más rápido que cualquier otra oruga o bicho. Era tan fuerte que podía cavar los túneles más profundos, mover las piedritas en su camino usando solo una patita o saltar los obstáculos más altos, dando un salto y haciendo dos vueltas en el aire antes de caer.

Cuando los bichitos salían de expedición de planta en planta o de flor en flor, Lucía, la oruga corajuda, siempre iba adelante, guiando a los demás. Esta oruga tenía algunos ayudantes: su hermano, el orugo menor del parque, el más chiquito del grupo, también era corajudo y valiente, pero le gustaba ir al último en la fila, cuidando a los más débiles y empujando un poquito a los más lentos.

El orugo Joaquín tenía su cuerpito color marrón claro y su hermana, la oruga Lucía, rojo como un tomate. Cada uno tenía mil patitas, dos antenas en su cabecita, un par de grandes ojos redondos como dos pelotas de tenis, una pequeña nariz picudita y una hermosa bocota con muchos dientitos filosos que servían para cortar cualquier cosa.

Un día de tantos de aventuras, iban todos por un camino de pasto hasta que llegaron a un gran charco de agua, barro y espinas. Los hermanos orugos construyeron un puente de ramitas y todos pudieron cruzar sin problemas. En otra expedición, los bichitos quedaron encerrados en un gran pozo de arena; los hermanos corajudos fabricaron un túnel y todos salieron sanos y salvos.

Después de muchos desafíos, Lucía, la oruga corajuda, estaba lista para emprender su mayor aventura. Para poder convertirse en la mariposa rosa, tenía que hacer un gran viaje desde la planta con flores amarillas, azules y rojas, pasando por los espinillos negros, sorteando los charcos profundos y rodeando los árboles más altos. Tenía que atravesar los nidos de la familia araña y del alacrán. También pasaría cerca de la casa de los murciélagos y de muchos animalitos desconocidos. Pero nada la podría detener. Cargó su mochilita hecha con hojitas y algunos pastitos duros, tomó mucha agua, comió mucha miel que le dio energía extra y se hizo un bastoncito de madera para ayudarse en las partes más difíciles del camino.

La oruga corajuda estaba lista para la última gran aventura. Luego de este viaje volvería a visitar a su familia, pero lo haría volando como una mariposa. Esa historia empieza ahora... La oruga Lucía corajuda se va de viaje.

Esta historia continuará…

CAPÍTULO 2

DE ORUGA A MARIPOSA