FC Mezzi 3: La patada tijera - Daniel Zimakoff - E-Book

FC Mezzi 3: La patada tijera E-Book

Daniel Zimakoff

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Beschreibung

El fútbol no se trata de la vida o la muerte, ¡es mucho más importante! Juan y sus amigos han formado su propio equipo, el FC Mezzi. En esta serie para niños, seguimos sus partidos de entrenamiento, los torneos y todas las viejas y nuevas amistades. El FC Mezzi ahora está en la mejor liga. La velocidad es rápida, los trastos son más duros y los partidos parecen más difíciles que antes. Además de eso, Nick y Zlatan se siguen peleando, y si no juegan como un equipo, no tienen posibilidades de ganar la liga. ¿Puede Juan, el capitán, hacer algo al respecto? Ilustrado por Jan Solheim.-

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Daniel Zimakoff

FC Mezzi 3

La patada tijera

SAGA

FC Mezzi 3: La patada tijera

Original title: FC Mezzi 3: SaksesparketTranslated by: Nicolas Gallardo

Copyright © 2013, 2020 Daniel Zimakoff and SAGA Egmont, Copenhagen All rights reserved ISBN: 9788711865927

1. E-book edition, 2019 Format: EPUB 2.0

All rights reserved. No part of this publication may be reproduced, stored in a retrieval system, or transmitted, in any form or by any means without the prior written permission of the publisher, nor, be otherwise circulated in any form of binding or cover other than in which it is published and without a similar condition being imposed on the subsequent purchaser.

FC Mezzi 3

La patada tijera

Juan:Le encanta jugar a la pelota. Viene antes que todo lo demás. Sabe leer bien el juego, es rápido y muy hábil. No le gusta ser tacleado. Sueña con jugar profesionalmente en el FC Barcelona, como Messi.

Nicolás:Practica a menudo con el balón en su jardín. Tiene una patada izquierda salvaje. Siempre es optimista y risueño. Es muy fuerte, tiene mucha energía, y además es el hermano pequeño del mejor jugador, Kingo.

Emilio:Súper buen portero. Salva la mayoría de las pelotas. Conoce todo sobre el fútbol, todos los equipos y sus tácticas. Su único problema es que odia correr y rápidamente se queda sin aliento.

Capítulo 1

El balón rodó hacia mí. Lo patee duro con mi empeine. La dirección era perfecta, pero no medí bien la altura, y pasó lejos por sobre el arco.

“¡Estuviste cerca, Juan!” gritó Kingo, ¿o fue mi papá? Estaban uno al lado del otro. Solo esperaba que mi papá no se hiciera el inteligente e intentara darle consejos a Kingo. Retrocedí para ayudar a la defensa.

Nuestro primer partido en la primera liga era un partido afuera contra Eibar en el último fin de semana de las vacaciones de verano.

Zlatan no estaba jugando hoy. Estaba en Croacia de vacaciones. Por suerte, todavía estaba en el equipo. Su papá encontró que estuvo bien, Zlatan estaba aprendiendo a controlar su temperamento.

Úrsula estaba en Mallorca. Nos hubiese venido bien tener a ambos hoy. Era estúpido tener un partido antes de que las clases comenzaran.

Íbamos con un gol menos y quedaban solo diez minutos en el partido.

Emilio atrapó un disparo fuerte y pateó el balón lejos. Nicolás lo atrapó y avanzó con el balón a sus pies pero fue tacleado antes de llegar al arco.

Quedaban solo cinco minutos. Maldición. Odiaba perder. Teníamos que apostarlo todo ahora.

Kingo tenía la misma idea. Me gritó para que avanzara hacia el oponente.

Emilio hizo otra buena salvada. Retrocedí un poco. Sabía exactamente qué tan lejos podía patear.

¡Si! El balón voló directamente hacia mí. Lo atrapé con el pecho y rebotó, pero lo mantuve bajo control. Un jugador grande vino corriendo hacia mí pero logré pasar a su lado con el balón. Dos más vinieron hacia mí e hice como que dominaría el balón, pero se lo pasé a Nicolás mientras estaban distraídos. El dio un pase entre los dos oponentes. Corrí al área oponente tan rápido como pude, parecía un profesional.

El portero se me acercó. Hice una finta, pasé por su lado y disparé. No sé cómo lo logró, pero pudo desviar el balón con la mano. Fue de su mano al poste del arco y rebotó a Nicolás. El arco estaba vacío, el portero en el suelo, y mi buen amigo Nicolás… ¡no logró anotar! ¡El balón voló por sobre el arco!

Nicolás maldijo.

“¡Inténtalo de nuevo!” grité.

Pero no pudo obtener el balón. Eibar corrió a nuestro lado y anotó sin darle un chance a Emilio. Eran dos jugadores contra él.

El árbitro tocó el silbato. ¡Maldición! Perdimos nuestro primer partido en la mejor liga 0-2.

Kingo estaba tranquilo. Nos compró gaseosas y nos felicitó. Nos sentamos en el pasto alrededor de él.

“Buen juego,” dijo.

“Pero perdimos,” dijo Jaime.

“Si Nicolás hubiese anotado…” comenzó Alberto.

“Lo sé,” suspiró Nicolás. “No puedo creer…” Kingo lo detuvo.

“No es culpa de Nicolás que hayamos perdido. Nunca es la culpa de un jugador. Es el equipo completo. Ganamos como un equipo y perdemos como un equipo. Hoy perdimos ante un equipo que era mejor que nosotros, y eso no es sorprendente. Tenemos que acostumbrarnos al ritmo de esta liga.

Emilio recibió el tigre de MVP. Se lo merecía. Sin sus varias salvadas, hubiésemos perdido 6-0. En el camino a casa, me senté entre Emilio y Nicolás en el asiento trasero. Nicolás no podría dejar de hablar sobre fallar cuando tenía el arco vacío.

“Debí haber anotado cuando tuve la oportunidad,” dije. “Debí haberlo hecho.”

“¡Vamos! Esa fue una salvada increíble,” dijo Emilio.

“Si,” dijo mi papá detrás del volante. “Hiciste todo lo correcto y pasaste a Nicolás perfectamente.”

“Fui demasiado lento,” dije. “Podría haber anotado con ese tiro… Si no hubiese esperado, jamás lo hubiera atrapado.”

“Yo fui demasiado rápido,” dijo Nicolás. “Y mira como me fue con eso.”

“Como sea. Ganaremos contra Durango,” dijo Emilio.

Asentí.

Si ganábamos contra nuestro equipo antiguo, salvaríamos la temporada completa.

Capítulo 2

Es mucho mejor ir a la escuela después de ganar un partido. En el primer recreo, Alex me dio una gran sonrisa. Ya había oído sobre la primera gran victoria de Durango.

“Bueno, escuché que perdieron contra Eibar. Nosotros les ganamos el año pasado. Fue fácil.”

“Lo sé.”

Traté de irme pero Alex estaba bloqueando el camino. “A eso me refería. Un equipo mixto no pertenece en la mejor liga.”

“No, lo que tu dijiste era que un equipo mixto jamás llegaría a la mejor liga.”

“No importa. Van a retroceder.”

“Ya veremos.”

“¿Contra quienes irán para el siguiente partido?” preguntó.

“Los Elite. En casa.”

De reojo pude ver a Emilio acercándose. Genial. Era mejor lidiar con Alex de a dos.