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Cuentos muy bien escritos y con un humor inteligente, que van desde la ciencia ficción hasta algo tan íntimo como las relaciones sexuales, todo ello narrado con un refinado sentido del humor; llegando al último de los cuentos "Santos" donde se enfoca el tratamiento, por demencia, de un hombre que, en estos atormentados tiempos, no practica la religión afrocubana pero sí disfruta de la música clásica. El autor recrea a través de la crónica escenas de la vida contemporánea, con estas narraciones realiza un recorrido por diferentes aspectos de nuestra realidad, con ironía sutil y exento de chabacanería y mal gusto.
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Veröffentlichungsjahr: 2023
Edición y corrección:Ana María Díaz Canals
Diseño de colección: Enrique Mayol Amador
Ilustración de cubierta: Arquímides González Loyola, El secreto de la vida, óleo sobre lienzo, 100 x 100 cm.
Composición: Natalia del Río Bolívar
Conversión a e-book: Pilar Sa
© Arturo Mesa Imbernó, 2021
© Editorial José Martí, 2021
ISBN: 9789590908514
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INSTITUTO CUBANO DEL LIBRO
Editorial JOSÉ MARTÍ
Publicaciones en Lenguas Extranjeras
Calzada No. 259 e/ J e I, Vedado,
La Habana, Cuba
E-mail: [email protected]
La energía del siglo xxi
Editorial
Estimados lectores: Fecha importante la que nos convoca esta mañana. Convencidos hemos amanecido que este jueves, 15 de noviembre, va a ser recordado como uno de los grandes momentos del desarrollo humano. Hoy la ciencia está dando a conocer un acontecimiento digno de figurar entre los mayores hitos tecnológicos de todos los tiempos. La prensa internacional así lo confirma y nosotros estamos en el deber de hacerlo extensivo.
El descubrimiento que hoy nos convoca tiene que ver, por una parte, con la energía, en la manera en que hoy la entendemos, ya sea renovable o fósil, y por la otra, con el sexo.
Estimados lectores, la energía del futuro ha sido descubierta, por lo que se avizora el fin de los conflictos petro-gaso-acui-minero, y quizás el inicio de otros.
En efecto, los titulares internacionales dan fe de que, cito: «El acto sexual será la energía del futuro».
«¿Pero, cómo el acto sexual?», se preguntarán ustedes… Pues bien, sucede que, según anuncia un artículo del Internacional Journal of Intercourse Science, cada ser humano desprende de su cuerpo una especie de energía llamada cinética, la cual, durante el sexo, es capaz de generar por minuto el equivalente a la electricidad producida con quince barriles de crudo, es decir, que el cuerpo literalmente quema.
Pero lo de la energía cinética es algo bien conocido. Sin embargo, el problema que se había trazado la ciencia era la manera de almacenar esta energía de forma útil y productiva. Pues bien, esa manera ya ha sido encontrada.
Quiere esto decir que los días de desmedidas extracciones del oro negro ya irán mermando y, en su defecto, aumentarán las jornadas de incrementado… «cinetismo», por decirlo de alguna manera, entre los habitantes de este planeta.
Muy pronto comenzarán las campañas pro-proliferación y pro-com-penetración, añade el rotativo.
Nuestro semanario no quiere alejarse del debate mundial y pretende participar de los análisis que se harán sobre el caso. No significa esto que logremos sortear todas las implicaciones. Entendemos de antemano que la publicación tiene de por sí varias lecturas; por tanto: leamos.
Lo primero que salta a colación es que, como los tiempos de conflictos petroleros están llegando a su fin y esta humanidad necesita de calentura, debemos suponer el inicio de nuevos conflictos bélicos de origen netamente copulativo. Digamos que aquellos países en franca desproporción hombre-mujer, Europa por ejemplo, van a intentar agenciarse de cualquier excusa para «asegurar» la presencia de suficiente «fuente de energía» futurista en suelo propio; es decir, algo así como atacar a China, si lo que buscan son mujeres, o a Brasil, si lo que buscan son hombres. Pudiéramos presenciar, por ejemplo, la llegada de tropas danesas a Río Grande del Sur, sencillamente porque… no sé… quizás Brasil no pagó la libra de pescado danés cuando debía, pero en el fondo, señores, todo el mundo va a saber y repudiar el hecho de que son los mulatos el verdadero objetivo escandinavo (entiéndase, féminas dinamarquesinas).
Quizás veamos, también, a una naciente infantería belga cuestionarse el crecimiento económico chino, a lo cual habrá que poner freno antes de que se rompa el equilibrio poblacional oriental, pero en el fondo, estimados lectores, todo el mundo sabrá y repudiará el hecho de que lo que quieren los belgas no es más que los favores de las sensuales cantonesitas.
Esta sería una primera lectura del conflicto que se avecina, y a continuación pasamos a otro aspecto del descubrimiento.
El hecho que hace de esta investigación un hito en la historia cognoscitiva, es el haber podido crear un aditamento de bolsillo capaz de almacenar la energía de forma tal que pueda ser usada cuando se desee. O sea, que cuando uno llegue a la casa, por ejemplo, lo conecta en el tomacorriente y ¡zas!, luz por «tos laos».
Pero bueno, esto tiene a su vez implicaciones y es objetivo de este semanario no pasar por alto posibles cuestionamientos.
De todos es sabido el hecho de que aún subsiste en este planeta la discriminación racial, la cual, tras este descubrimiento, tendrá ya sus fechas contadas. No quiere esto decir que desaparecerá la discriminación, no, lo que tomará nueva forma y contenido. Y ese modo, prevemos en nuestra modesta opinión, va a pasar a ser la discriminación con trasfondo eréctil o disfuncional. Es decir, se aproximan las épocas en las que aquellas personas incapaces de «producir suficiente energía» van a comenzar a ser objeto de crítica, sorna y rechazo, aparejado a una inminente repulsión social, porque en un mundo donde rija la norma de «a cada cual según su eyaculación», ¿qué le podría tocar a aquellos que de aquello… nada?
Prevemos a su vez la aparición de agrupaciones como el «Cu-Cu-clan» o el X-X-Y que perseguirán a quienes carezcan de aporte para el futuro.
Quizás un lado positivo sea la aparición de organizaciones de Ayuda Internacional, cuyo lema será: «Que la luz llegue a cada oscuro rincón del planeta», y así evitar que existan personas sin el fluido (léase eléctrico), o que otros se vean forzados a entregar favores de sus medias naranjas para, por ejemplo, poder ver el próximo capítulo de la telenovela brasilera (bueno, si no fueron a parar todos los actores a Dinamarca).
Otro aspecto de interés concierne a las grandes industrias, las cuales no solo necesitarán de un gran caudal de mano de obra productiva, sino también de un gran caudal de «miembro» electro-generador para el funcionamiento de tal o más cual fábrica, lo que me lleva a aceptar un logro de los nuevos tiempos. Disminuirá sin dudas la tasa actual de desempleo. Aquellas personas que no logren encontrar fuente de empleo digno, tendrán ante la nueva infraestructura, la posibilidad de dirigirse a los amplios y aglomerados salones de estas grandes industrias con el noble objetivo de fornicar y/o ser fornicado, según sea el caso, y así garantizar la continuidad de la esfera productiva.
Hasta se me ocurre —¿por qué no?— la sustitución paulatina de todas las termoeléctricas, hidroeléctricas y gaso-eléctricas por novedosas orgasmo-eléctricas, con la consecuente reducción de costo de esta tecnología.
Mención aparte requiere el hecho de que algunos países de clima frío, se verán en la necesidad de importar estos aditamentos llenos de energía, lo cual irá creando nuevas potencias, sobre todo en aquellos países más cálidos que verán en el relajito… perdón, en la generación de electricidad, un rubro de primer orden y así esos sexos desmedidos en los portales, los ómnibus, los parques, que tienen lugar a diario en tales países, tendrán al menos un objetivo o, como dirían los franceses —dicho sea de paso: economía en peligro de recesión—, una raison d’etre.
Vaya, que cuando alguien falte al trabajo podrá decir:
«Na, me empaté con una jevita y nos metimos la tarde cooperando con los países pobres de este mundo».
Otro aspecto de interés reside en el plano personal, ya que habrá quienes logren inconmensurables riquezas a costa de mucho sacrificio cadérico (ta´ bien, a cada cual según su trabajo), mientras otros tendrán que cambiar de pareja a menudo bajo razones de insuficiencia generativa. Incluso una institución tan bien demarcada como el matrimonio encontrará al fin el fin, puesto que ya no se podrá jurar hasta que la muerte la la la la, porque si el tipo no funciona, «¿cómo me alumbro, macho?», y viceversa.
Cuidado especial habrá que prestar al enriquecimiento ilícito, tema constante en nuestra evolución, pues aparecerán colonos quienes, aprovechándose de ciertas previas riquezas, intentarán crear asentamientos ilegales de seres necesitados que… chaca-chaca solamente para el enriquecimiento personal.