Kierkegaard en 90 minutos - Paul Strathern - E-Book

Kierkegaard en 90 minutos E-Book

Paul Strathern

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Beschreibung

Kierkegaard no fue realmente filósofo en un sentido académico y, sin embargo, produjo lo que mucha gente espera de la filosofía. No escribió acerca del mundo, sino sobre la vida, sobre cómo la vivimos y cómo la elegimos. Su objeto de estudio es el individuo y la existencia del mismo: "el ser existente". Para Kierkegaard, esta entidad puramente subjetiva está más allá del alcance de la razón, la lógica, los sistemas filosóficos, la teología; más allá incluso de las "pretensiones de la psicología". Sin embargo, este ser es la fuente de todas estas materias. La rama de la filosofía a la que Kierkegaard hizo nacer acabaría siendo conocida como existencialismo. En Kierkegaard en 90 minutos, Paul Strathern expone de manera clara y concisa la vida e ideas del influyente pensador danés. El libro incluye una selección de escritos de Kierkegaard, una breve lista de lecturas sugeridas para aquellos que deseen profundizar en su pensamiento y cronologías que sitúan a Kierkegaard en su época y en una sinopsis más amplia de la filosofía. "90 minutos" es una colección compuesta por breves e iluminadoras introducciones a los más destacados filósofos, científicos y pensadores de todos los tiempos. De lectura amena y accesible, permiten a cualquier lector interesado adentrarse tanto en el pensamiento y los descubrimientos de cada figura analizada como en su influencia posterior en el curso de la historia.

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Siglo XXI

Paul Strathern

Kierkegaard

en 90 minutos

Traducción: José A. Padilla Villate

Kierkegaard no fue realmente filósofo en un sentido académico y, sin embargo, produjo lo que mucha gente espera de la filosofía. No escribió acerca del mundo, sino sobre la vida, sobre cómo la vivimos y cómo la elegimos. Su objeto de estudio es el individuo y la existencia del mismo: «el ser existente». Para Kierkegaard, esta entidad puramente subjetiva está más allá del alcance de la razón, la lógica, los sistemas filosóficos, la teología; más allá incluso de las «pretensiones de la psicología». Sin embargo, este ser es la fuente de todas estas materias. La rama de la filosofía a la que Kierkegaard hizo nacer acabaría siendo conocida como existencialismo.

En Kierkegaard en 90 minutos, Paul Strathern expone de manera clara y concisa la vida e ideas del influyente pensador danés. El libro incluye una selección de escritos de Kierkegaard, una breve lista de lecturas sugeridas para aquellos que deseen profundizar en su pensamiento y cronologías que sitúan a Kierkegaard en su época y en una sinopsis más amplia de la filosofía.

«90 minutos» es una colección compuesta por breves e iluminadoras introducciones a los más destacados filósofos, científicos y pensadores de todos los tiempos. De lectura amena y accesible, permiten a cualquier lector interesado adentrarse tanto en el pensamiento y los descubrimientos de cada figura analizada como en su influencia posterior en el curso de la historia.

Diseño de portada

RAG

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Nota editorial:

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Nota a la edición digital:

Es posible que, por la propia naturaleza de la red, algunos de los vínculos a páginas web contenidos en el libro ya no sean accesibles en el momento de su consulta. No obstante, se mantienen las referencias por fidelidad a la edición original.

Título original

Kierkegaard in 90 minutes

© Paul Strathern, 1997

© Siglo XXI de España Editores, S. A., 1999, 2014

para lengua española

Sector Foresta, 1

28760 Tres Cantos

Madrid - España

Tel.: 918 061 996

Fax: 918 044 028

www.sigloxxieditores.com

ISBN: 978-84-323-1700-2

Introducción

Kierkegaard no fue en realidad un filósofo; al menos en el sentido académico. Y, sin embargo, produjo lo que mucha gente espera de la filosofía. No escribió acerca del mundo, sino acerca de la vida, cómo vivimos y cómo elegimos nuestra vida.

Kierkegaard filosofó sobre lo que significa estar vivo. Su tema fue el individuo y su existencia: el «ser existente». Para Kierkegaard, esta entidad puramente subjetiva está más allá del alcance de la razón, la lógica, los sistemas filosóficos, la teología e incluso de las «pretensiones de la psicología». Y, sin embargo, es la fuente de todas ellas. El resultado ha sido que filósofos, teólogos y psicólogos han renegado tarde o temprano de Kierkegaard. A la rama de la filosofía –o no filosofía, según algunos puristas– que Kierkegaard hizo nacer se le ha dado en llamar existencialismo.

Al existencialismo le llevó algún tiempo crecer. Algunos filósofos –Nietzsche, Husserl y Heidegger– fueron existencialistas sin saberlo (según los existencialistas). Heidegger lo negó vehementemente y Nietzsche murió antes de que nadie llegara a decírselo. En realidad, el existencialismo se puso en pie casi un siglo después de la muerte de Kierkegaard, cuando surgió el filósofo francés Jean-Paul Sartre en París, después de la Segunda Guerra Mundial.

Los intelectuales del París de la posguerra estaban desesperados: ya no había nada en qué creer. El surrealismo, que había ganado credibilidad intelectual anunciándose a sí mismo como absurdo, era visto ahora como ridículo. Los intelectuales franceses hallaban difícil creer en el comunismo (aunque ciertamente lo intentaron) después del ascenso de Stalin. Entonces llegó el existencialismo, que no exigía de uno el creer en nada en absoluto, sino que más bien enfatizaba que la desesperación forma parte de la condición humana.

El existencialismo se hizo moda y se extendió más allá de los cafés de la Orilla Izquierda para llegar a los cafés del Greenwich Village, de Londres y a los lugares frecuentados por los beatniks de San Francisco. Atrajo también la atención en las universidades a ambos lados del Atlántico, de modo que el existencialismo fue a la vez filosofía de café y universitaria, una mezcla inusual de lo espurio y lo profundo. Resultó atractiva a los artistas, escritores, filósofos y charlatanes, todos los cuales aportaron su contribución a su expansión. Fue antecedente de las sucesivas modas de las décadas siguientes: conductismo, estructuralismo, posestructuralismo y demás.

El núcleo de la filosofía existencialista –«el problema de la existencia»– fue el producto típico del siglo xx, caracterizado por la alienación, el temor (angst), el absurdo y la preocupación por palabrejas sonoras semejantes. Pero todo esto proviene directamente de Kierkegaard, que nació un siglo antes que Sartre.

Kierkegaard se adelantó a su tiempo al traer a colación el reexamen, por mucho tiempo dejado de lado, de una de las primeras preguntas filosóficas: «¿Qué es la existencia?». Es cierto que casi todo el mundo continuó haciéndose siempre esta pregunta, todos excepto los filósofos. Para ellos, la cuestión era ridícula, o sin valor, o era tan bien contestada por su propia filosofía que no había ninguna necesidad de seguir ocupándose de ella. Kierkegaard, por su parte, opinaba que todo individuo no solo debe hacerse la pregunta, sino que tiene que hacer su propia vida con la respuesta subjetiva que le da. Este énfasis en la subjetividad es la contribución principal de Kierkegaard.

El problema de la existencia –o del «ser»– estuvo en el centro del pensamiento de los primeros filósofos. Los filósofos se ocuparon de la cuestión del ser antes de que Sócrates y Platón introdujeran la razón en la filosofía (haciéndola así respetable académicamente). ¿Qué significa vivir? ¿Cuál es el significado de la existencia? se preguntaban. Estas preguntas ingenuas provocan hoy la risa de los filósofos serios; se nos dice que sencillamente no tienen sentido, pero los simples mortales continuamos tozudamente formulándolas y, en nuestra ingenuidad, hasta confiamos en que nos las conteste la filosofía. Algunos filósofos presocráticos, alegremente inconscientes de la sofisticación de los filósofos venideros, insistían en tomarlas en serio.

Parménides, que vivió en la colonia griega de Elea en el sur de Italia, en el siglo v a.C., enseñó que el ser es el único y permanente elemento de todo lo existente. «Todo es uno.» La multiplicidad, el cambio y el movimiento no son sino apariencia. Otros filósofos presocráticos se preguntaron sobre la diferencia entre la existencia de las cosas «reales» y las nociones abstractas e imaginadas. ¿Qué cualidad distingue mi existencia de la de los entes matemáticos, o los sueños? ¿Qué significa «existir»?

Entonces llegaron Sócrates y Platón. «Conócete a ti mismo» –en lugar de «Conoce lo que quiere decir ser uno mismo»– era la orden del día. El problema del ser desapareció de la filosofía. Esta noción fundamental (quizá la más fundamental de todas) fue sencillamente ignorada. Para Platón, la existencia era simplemente dada y no se hacía cuestión de su naturaleza.

Se puede muy bien decir que Platón ha sido la mente filosófica más comprehensiva y profunda de todos los tiempos; sin embargo, pasó por alto lo que muchos consideran que es la cuestión filosófica más importante de todas. (Newton ha sido la mente científica más comprehensiva y profunda de todos los tiempos; pero ello no impidió que Einstein demostrara que su universo se apoyaba en una hipótesis falsa.) A pesar de las muchas opiniones contemporáneas en contra, hay un progreso fundamental; conocemos cada vez más acerca del mundo en todos los campos, excepto, quizá, en filosofía. Pero en lo que respecta a la existencia individual, seguimos igual; no parece que haya progreso en lo que concierne al ser subjetivo. Todos sufrimos (o gozamos) idéntica situación: la condición humana. Y ha sido así desde tiempo inmemorial.

Tras las huellas de Platón, los filósofos que le siguieron continuaron ignorando la condición humana. La existencia subjetiva –quizá la única cosa que todos tenemos indiscutiblemente en común– quedó para meditación de ingenuos. Las filosofías de Platón y de su discípulo Aristóteles reinaron sin discusión durante dos milenios, hasta que en el siglo xvii