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La Contienda de García de Paredes y el Capitán Juan de Urbina es un texto teatral de corte histórico del autor Lope de Vega. Narrada en tono de comedia, se articula en torno al hecho histórico de la disputa del García de Paredes y el capitán Juan de Urbina sobre la adjudicación de las armas del Marqués de Pescara.-
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Lope de Vega
Saga
La Contienda de García de Paredes y el Capitán Juan de UrbinaCopyright © 1868, 2020 Lope de Vega and SAGA Egmont All rights reserved ISBN: 9788726617528
1. e-book edition, 2020
Format: EPUB 3.0
All rights reserved. No part of this publication may be reproduced, stored in a retrievial system, or transmitted, in any form or by any means without the prior written permission of the publisher, nor, be otherwise circulated in any form of binding or cover other than in which it is published and without a similar condition being imposed on the subsequent purchaser.
SAGA Egmont www.saga-books.com – a part of Egmont, www.egmont.com
Esta comedia presenta un elenco para cada una de las jornadas.
Véase esta comedia, cantares y entremeses de ella. –El Secretario, Tomás Gracián Dantisco, y de su censura. –En Madrid, a 28 de etc. –Por orden del señor Gonzalo Guerrero, canónigo y provisor de la santa Iglesia de Jaén, he visto esta comedia de La contienda de Diego García de Paredes y no hallo en ella cosa por la cual no se pueda dar licencia para representarse. –En Jaén, a 16 de enero de 1614. –Fray Juan de Jesús. Por visto. –Doy licencia a becerra, autor de comedias en esta ciudad y obispado, para que represente esta comedia de Diego García de Paredes. –Fecho en Jaén a 17 de enero de 1614. –Gonzalo Guerrero. –Por su mandado, Sebastián de Mata.
Corregida y concertada con su original, corrección y censuras y licencias. –Madrid y junio 20 de 1781. –Miguel Sanz de Pliegos.
Salen huyendo ALFERIO y LAMBINO, romanos, y JUAN DE URBINA y DIEGO GARCÍA DE PAREDES tras ellos, con las espadas desnudas.
ALFERIO
Si por la capa lo habéis,
nunca tuve mejor capa
que la que la vida escapa.
URBINA
Huélgome que lo entendéis.
ALFERIO
5
Aquí del Dios y del Papa...
DIEGO
El Papa estará acostado,
y Dios, que en los cielos mora,
no hará milagros ahora
porque os hayamos quitado
10
la capa.
URBINA
¡El belitre llora...!
ALFERIO
¿Queréis también el dinero?
URBINA
Las capas solas quitamos.
ALFERIO
Pues tomad, que ya os las damos.
URBINA
Esas, yo y mi compañero
15
hoy doy mi fe que partamos.
ALFERIO
¿Esa maldad se usa en Roma?
LAMBINO
Alferio, el camino toma
y no repliques palabra.
DIEGO
¿Descalabro?
URBINA
Descalabra.
LAMBINO
20
¡Ay!
DIEGO
Juro a Dios que no os coma...
Huyendo vanse.
URBINA
¿Son de Pedro o de Pelayo?
DIEGO
En la tierra de san Pedro
pero alcanza todo sayo.
URBINA
Yo con ese Pedro medro,
25
y con Pelayo desmayo.
DIEGO
Ya viene Zamudio aquí.
ZAMUDIO
En la voz os conocí.
¿Ha caído algún pescado?
URBINA
Dos habemos desollado.
ZAMUDIO
30
¿Luego falta para mí?
URBINA
Retírate, que no hará.
FULVIO con una DAMA.
DAMA
¿Y es muy lejos la posada?
FULVIO
No, mi vida; cerca está.
URBINA
¡Buena viene la empanada!
FULVIO
35
Gente suena...
URBINA
¿Quién va allá?
FULVIO
Un hombre y una mujer.
ZAMUDIO
Sin duda deben de ser
estos dos Eva y Adán.
URBINA
Después lo parecerán,
40
que en cueros han de volver.
FULVIO
¿Pasaremos?
DIEGO
No, señor.
FULVIO
Pues ¿por qué?
ZAMUDIO
La mujer vaya,
Paredes, con todo honor.
DIEGO
Agradézcate la saya.
URBINA
45
Suelta la capa, hablador.
FULVIO
Veisla ahí.
ZAMUDIO
Caminen, pues.
FULVIO
Valedme, ligeros pies.
¡Ah, marranos españoles!
Huye.
URBINA
No se os dé dos caracoles.
DIEGO
50
¿Cómo no?
FULVIO
¡Para uno, tres...!
ZAMUDIO
¡Mira qué gentil galán...!
¡Aquí deja la mujer...!
DIEGO
¿Qué mujer no dejarán?
URBINA
¿Qué es lo que habemos de hacer?
ZAMUDIO
55
Aquí tres capas están.
URBINA
Tome esta Diego García,
esta es vuestra y esta es mía.
ZAMUDIO
¡Y la mujer, cúya es?
DIEGO
Uno escoja de los tres
60
para pasar hasta el día.
DAMA
No os quiero, españoles fuertes,
agraviar, pues que sois tales.
ZAMUDIO
Pues ¿qué haremos?
DAMA
Echad suertes,
para que quedéis iguales.
DIEGO
65
Cortesanamente adviertes.
Mas ¿qué suertes se verán
si no aguardamos al día?
Porque ahora no podrán.
DAMA
La lengua hacerlas podría.
ZAMUDIO
70
Di.
DAMA
De esta suerte serán:
al que de vosotros diga
mayor encarecimiento,
seré esta noche su amiga.
DIEGO
Yo lo acepto.
URBINA
75
Yo consiento.
ZAMUDIO
¿Quién hay que lo contradiga?
URBINA
Pues, ¡sus!, comience Zamudio.
ZAMUDIO
Digo que naturaleza
os hizo con tanto estudio,
80
que cifró en vos su belleza
y dio a las demás repudio.
Fueron Lucrecia y Elena
borrones de vuestra cara;
la comparación más buena,
85
cuando con vos se compara,
está de vos más ajena.
Si un ángel, que no sabemos
con qué beldad le hizo Dios,
que espíritus no los vemos,
90
quisiera ver, viera en vos
de su gracia los extremos.
Y si Apeles le pintara
y este rostro retratara,
aquel que después os viera,
95
por ángel os conociera
y el no visto imaginara.
Y si ha de ser conocido,
primero que ser querido,
lo que llega al sentimiento,
100
y antes que al entendimiento
ha de tocar al sentido,
con haberos visto a vos,
la gracias que puso en Dios
en un ángel le imagina.
105
Diga ahora Juan de Urbina.
URBINA
Mas rindámonos los dos.
DIEGO
¡Acabad, decid!
URBINA
Yo digo
que sois dama tan discreta,
y en todas ciencias perfeta,
110
que enseñáis, y sois testigo,
a Roma, a Atenas y Creta,
a Carmenta, a la Sibila
vuestra excelencia aniquila;
Casandra y Safo son locas,
115
y las tres Gracias son pocas
con las que esa voz destila.
Si Aristóteles os viera,
por necio se confesara;
si Platón os escuchara,
120
que era ignorante escribiera
o por su dios adorara;
que, en fin, como era gentil,
viendo ese ingenio sutil,
dijera que solo dios
125
pudo saber lo que vos,
y os hiciera de marfil.
DIEGO
Por Dios, que la habéis subido
donde no puedo alcanzarla,
pues con haber presumido
130
que un gentil pudo adorarla,
la habéis en dios convertido.
Y es cosa para creer
que Aristóteles, gentil,
hizo un dios de una mujer,
135
mas cierto que a un dios tan vil,
fue ignorancia y no saber.
Y digo, señora mía,
que sois tan mala, aunque os pese,
que si por suerte algún día
140
cuanto es maldad se perdiese,
cifrado en vos se hallaría.
No fue Faustina tan mala;
la gran Thais no os iguala,
ni la que enseñó a poner
145
precio al gusto en la mujer,
que ya se tiene por gala.
Sois más fea que Thersite,
y tan necia como vos,
porque no hay quien os imite;
150
y si algo no hizo Dios,
sois vos, si esto se permite.
Si disparate no fuera
que el demonio hacer pudiera,
como se dice, personas,
155
y por ellas hizo monas,
en vos su hechura se viera.
DAMA
No digáis más, bellacón,
que a vos os escojo y quiero,
por gallardo y fanfarrón.
Vanse DIEGO y la DAMA, dándose la mano.
DAMA
160
¿Dónde vamos?
DIEGO
A un mesón.
[..........................]
ZAMUDIO
¿Hay mayor bellaquería,
que a Paredes fue a escoger?
URBINA
Sí, porque la aborrecía,
165
que es condición de mujer.
ZAMUDIO
No, sino ventura mía.
URBINA
Las mujeres van con quien
mejor las conoce, y creo
que el retratarla más bien
170
pudo encender su deseo
y engendrar nuestro desdén.
Gente viene.
ZAMUDIO
Estoy de suerte,
que a mil Aquiles y Pirros,
Urbina, daré la muerte.
Sale un ALGUACIL con su gente, y los capeados, todos con rodelas.
URBINA
175
Vara es esta.
ZAMUDIO
Y con esbirros.
URBINA
¿Si nos buscan...?
ZAMUDIO
Eso advierte.
ALFERIO
Aquí digo que quedaron.
ALGUACIL
Aguardad, que aquestos son.
ZAMUDIO
Basta, que aquellos llamaron
180
todo este armado escuadrón.
URBINA
¡Tal miedo de aquí llevaron!
ALGUACIL
¿Qué gente?
ZAMUDIO
Dos hombres solos.
ALGUACIL
¿Españoles?
URBINA
¿Pues hay hombres
sino españoles? Temiolos
185
el mundo.
ALGUACIL
Decid los nombres.
URBINA
¿Pide los nombres?
ZAMUDIO
Pidiolos.
URBINA
Yo me llamo Fierabrás.
ZAMUDIO
Yo Rodamonte.
ALGUACIL
¡Muy bien!
URBINA
Bien o mal, esto hay no más.
ALGUACIL
190
¡Ea, las armas me den!
¡Vuelvan las manos atrás!
URBINA
¡Español, fuera de España
a rendir armas...! No creas
esa afrenta ni esa hazaña.
ALGUACIL
195
¡Oh, traidor! ¡Morir deseas!
URBINA
¡Y tú medir la campaña!
ALGUACIL
¡Muestra la espada, villano!
URBINA
¿Zamudio?
ZAMUDIO
¿Qué?
URBINA
Bien pregunta.
ZAMUDIO
Dásela, que esto está llano.
URBINA
200
Bien dices; asga la punta.
ZAMUDIO
¿Meto mano?
URBINA
¡Mete mano!
ALGUACIL
¡Aquí del Papa!
URBINA
Ese adoro,
que ni soy indio ni moro.
ALGUACIL
¡Muerto soy!
ZAMUDIO
Vete a curar.
URBINA
205
Más capas pienso llevar
que quita en la plaza un toro.
Vanse. Sale un CORREO.
CORREO
No sé si con la priesa que he traído,
aunque el cansancio toda fuerza doma,
puede nadie primero haber venido
210
a dar mis nuevas al Pastor de Roma.
Ya parece que el carro esclarecido
por los balcones del Oriente asoma,
y que el sol, madrugando por guiallos,
pisar estrellas hace a sus caballos.
215
Los siete montes que la cercan veo:
el Celio, Viminal y el Aventino;
del sacro Tibre el círculo, y rodeo
donde la loba por los hijos vino.
Mas, ¿para qué también llegar deseo,
220
después de la aspereza del camino,
que la que traigo, en fin, es mala nueva,
y de los males poco bien se lleva?
Estos son de la guarda, o yo me engaño,
de la persona y majestad del Papa.
Salen ÁLVARO DE PAREDES, hermano de Diego, y PIZARRO, con dos ALABARDEROS.
ÁLVARO
225
Por no vivir, Pizarro, de hacer daño,
y de quitar de noche espada y capa...
PIZARRO
En fin, gozan sus plazas, ¡caso extraño!
ÁLVARO
El no ser conocido cubre y tapa
cualquier acto en un hombre de bajeza.
PIZARRO
230
Bien sé vuestro valor y mi nobleza.
CORREO
¿Podré entrar, caballeros?
ÁLVARO
¿Es correo?
CORREO
A[l] cardenal Guidón traigo un recado
que importa al Papa, a quien decir deseo
cómo Montefrascón se ha levantado.
ÁLVARO
235
¿Contra Su Santidad? Delito feo.
PIZARRO
El de Urbino, por dicha, lo ha causado.
CORREO