Erhalten Sie Zugang zu diesem und mehr als 300000 Büchern ab EUR 5,99 monatlich.
"Entre los volúmenes dedicados a la historia de Cuba, este es un libro inusual. Aquí no encontrará el lector datos fríos acerca de las gestas mambisas del siglo XIX, porque se trata de una visión esencialmente poética, que se aproxima a los tópicos del alma nacional: el amor, la muerte, los infortunios de la vida cotidiana del Ejército Libertador, integrado por seres que merecen la reverencia eterna de nuestro pueblo. Los autores de este conmovedor texto, en el que también hay cabida para quienes pugnaron contra la patria de Carlos Manuel de Céspedes y de Martí, en su narración apelan a documentos, poemas, epístolas, que son sobre todo estremecedores en su epicidad y su lirismo. Libros como este son muy necesarios en estos tiempos para acercarnos a la dimensión humana de héroes y antihéroes, y hacer más potable la enseñanza de la historia insular. El proyecto de esta investigación mereció el Premio Dador 2020 que otorga el Centro Dulce María Loynaz". (Ernesto Limia Díaz).
Sie lesen das E-Book in den Legimi-Apps auf:
Seitenzahl: 343
Veröffentlichungsjahr: 2023
Das E-Book (TTS) können Sie hören im Abo „Legimi Premium” in Legimi-Apps auf:
Quedan rigurosamente prohibidas, sin la autorización escrita de los titulares del Copyright, bajo la sanción establecida en las leyes, la reproducción parcial o total de esta obra por cualquier medio o procedimiento, comprendidos la reprografía y el tratamiento informático, y la distribución de ejemplares de ella mediante alquiler o préstamo público. Si precisa obtener licencia de reproducción para algún fragmento en formato digital diríjase a CEDRO (Centro Español de Derechos Reprográficos,www.cedro.org) o entre la webwww.conlicencia.comEDHASA C/ Diputació, 262, 2º 1ª, 08007 Barcelona. Tel. 93 494 97 20 España.
Edición y corrección: Lic. Natividad Alfaro Pena
Diseño de colección: Marta Mosquera
Diseño: Sergio Rodríguez Caballero
Obra de cubierta: Dayamí Pupo Ávila
Composición: Javier Laffita Zamora
Conversión a ebook: Idalmis Valdés Herrera
© José Miguel Abreu Cardet y Ronel González Sánchez, 2022
© Sobre la presente edición:
Editorial Oriente, 2023
ISBN 9789591113344
Instituto Cubano del Libro
Editorial Oriente
J. Castillo Duany no. 356
e/ Pío Rosado y Hartmann
Santiago de Cuba
edoriente@cubarte.cult.cu
www.editorialoriente.wordpress.com
www.facebook.com/editorialorienteoficial/
Ruth Casa Editorial
Calle 38 y ave. Cuba, edif. Los Cristales, oficina no. 6
apdo. 2235, zona 9A, Panamá
www.ruthtienda.com
www.ruthcasaeditorial.com
www.ruthtienda21@gmail.com
A Elia Sintes Gómez
y Dayamí Pupo Ávila,
nuestra retaguardia heroica.
A los que, desde el anonimato,
ayudaron a construir
la nacionalidad cubana.
“El señorío de la revolución de 1868, es la rebelión de una inmensa familia, los bautizos y la muerte en la vecinería. Una visita que termina en una inmensa excursión por el bosque, seres errantes que al llegar la noche se introducen en los árboles y hacen provisión de rocío”.
José Lezama Lima: “Céspedes: el señorío fundador”.
En la manigua rotunda de una isla extraviada en el Caribe, blanco frecuente de huracanes cantados por el primer gran poeta romántico hispanoamericano José María Heredia, junto al chisporroteo de los maderos que finalmente logran prenderse y el zarandeo de la llama de un cabo de vela de cera, el hombre en harapos habla de amor a una guajira lóbrega.
Irreversible resulta el infierno de la guerra. Las tropas colonialistas avanzan sin ceder un ápice y aniquilan a toda criatura que rezuma disidencia. Las guerrillas mambisas, espejismeantes hordas de un galeón fantasma, embisten, reculan, carbonizan, prorrumpen en diabólicas cargas al machete.
El hambre, las enfermedades, la casi nulidad del armamento, la permanente zozobra de expediciones que no llegan, el desvarío de un empeño sin retroceso posible, las heridas, la muerte ajena o propia, constituyen la avanzada, el cerco que muchas veces no puede romper el mambí.
Por eso en la honda oscuridad, en el aneblado engendro doloroso que es el amanecer, monte adentro o entre el bejuco cómplice, ocurre el desenfreno de los cuerpos, deseosos o no, correspondidos o no, nota al margen de un documento trunco.
Es la patria furtiva el fogonazo redentor del sexo en ascuas. Es la transpiración de los entes semimarchitos por el naderío de la cotidianidad lo que sucede a la emulsión del cráter en que la hamaca se transforma, improvisado tálamo seminal de un proyecto de país en pugna.
Luego se extingue la nimia llama y todo regresa a su chirrido de grillos, su espeluznante agüero de lechuzas. El amor, machete en mano, entra en la salvaguarda del brumoso cañaveral o de las montuosidades donde, de vez en cuando, asoma el hocico una jutía.
El amor olfatea el trillo en el sao, que es como se le llama a la prácticamente inaccesible selva cubana, para seguir el rastro de la tropa de esperpentos ilusos, y mientras los barruntos del próximo exterminio reptan, crece en la soledad y el abandono el ultrasedicioso vientre de la Luz.
Fragmentos de la última carta que se conserva dirigida por Carlos Manuel de Céspedes del Castillo a su esposa Ana de Quesada y Loynaz.
Cuba Libre, febrero 10 de 1874.22
Mi muy querida Anita:
Al contestar tus últimas cartas, te ofrecí escribirte con mayor extensión y para cumplirlo empiezo hoy que es un día fausto para nosotros los verdaderos cubanos, pues siempre indica aquella fecha memorable del inmortal 10 de octubre de 1868. Así podré comprender muchos particulares que es preciso omitir, cuando se escribe a la carrera; pero no esperes todos los interesantes ni los detalles de otros muchos; pues deseoso de no contribuir en nada que baldone o perjudique en estas circunstancias al Gobierno de nuestra Patria y creído de que así puede resultar, si mis cartas caen en poder de los españoles, aunque no tuviera en cuenta a mis enemigos personales, seré muy parco en todo aquello que se relaciona con lo que me ha pasado con esos enemigos y con sus medidas de gobierno interior, ya que en lo exterior, allá estarán siempre mejor enterados y sabrán si se trata o no de conseguir la libertad e independencia de Cuba.
[…]
Mi casita es bastante grande: de guano pero bien cobijada y con buenas maderas. Tiene dos cuartos capaces forrados de tablas de palma y cedro. En uno vivo yo y en el otro Carlitos. La cocina es espaciosa y bien hecha. Inmediato y casi en derredor hay seis bohíos habitados, de suerte que estamos muy acompañados. En mi cuarto tengo la hamaca, una mesita escritorio, un banquito para ella (todo de cedro), mis maletas, armas y otros utensilios. No falta que comer y hay un buen baño en el riachuelo. Raro es el día que no hacemos o recibimos visitas a más o menos distancia. Todo el vecindario nos muestra mucho cariño. En consideraciones y respeto nada he perdido con la Presidencia; por dondequiera que voy (salvo lo oficial) soy acogido como antes: ahora debe ser con más sinceridad y así lo agradezco mucho más. El prefecto reside en uno de los bohíos, que todos tienen los honores de casitas. Es un bello joven llamado Lacret y nostrata como a viejos amigos. En todas las excursiones nossirve de compañero.
[…]
Antes que ese puesto hoy vergonzoso miro con placer la perspectiva de servir con mi trabajo honrado en un país libre. Si a eso se añade la risueña esperanza de acabar mis días junto a ti y mis hijitos; si puedo lisonjearme de que tu amor me cree horas de placer y dicha purísimas, constantes e inalterables, pagando al que nunca he cesado de sentir por ti; si me es dado ver a mi familia feliz cuanto cabe en este mundo mudable y engañoso; después de haber aspirado a algo grande y generoso en pro de la humanidad; ¿no debo mirar como un fausto acontecimiento el que me ha sacado de un cautiverio tan insoportable como era la Presidencia de Cuba? Habiéndomela arrebatado por cuestiones de apreciación, cuando nuestros esfuerzos tenían tan abatido el poder de nuestro enemigo, cuando ni una señal había dado yo de abatimiento ante el cúmulo de penalidades y cuidados que me circundaban; ¿qué modo más glorioso de cerrar un término indefinido, sin rebajarme, ni quedar incurso en responsabilidad?
[…]
Otras muchas noticias corren; pero como no hay certeza, no te las trasmito. Veremos en otro correo lo que haya de verdadero.
No obstante, cualquier cosa que te diga en contrario, si no fuere en cifra… “al buen entendedor pocas palabras”.
Dale un millón de besos a mis adorados hijitos. Haz presentes mis afectuosos recuerdos a toda la familia y amigos, y mientras otra cosa dispone la fortuna. Mi vida es tuya. Tu esposo
Carlos
22Fernando Portuondo del Prado y Hortensia Pichardo Viñals:Carlos Manuel de Céspedes, t. III, pp. 209-219.
La confluencia de estudios sobre la guerra cubana de 1868 y el papel de la mujer y la familia es el primordial sendero por el que avanzarán en este texto los autores del libro. La variedad y los enfoques son diversos. Usted podrá encontrar desde una apasionada y desgarradora historia de amor, la acción olvidada de una joven mujer que con dos esclavos obtiene la primera victoria insurrecta, la vida de las familias en Cuba libre e incluso un tema olvidado por todos: la mujer que combatió el independentismo que, querámoslo o no, también forma parte de nuestra historia y otros asuntos de las campañas.
Extenuados por el implacable transcurso del tiempo y las ideologías, los acontecimientos generados por aquel desproporcionado esfuerzo bélico nos dan la impresión de traslucir ricos y olvidados filones de una mitología pasmosa: la imaginación generada por los propios hechos y no por los estudiosos del pasado.
Pese a que muchos historiadores poseen una afiebrada mentalidad, propensa a desbordarse tras cualquier resquicio que les ofrezca la posibilidad de encontrar la más mínima idea que pueda considerarse original, mucho de lo sucedido les gana por amplio margen en imaginación. Es como si lo acontecido, en su aparente hermetismo y secreta ilación de eventos, conservara siempre un matiz de criterios autónomos. Por tales razones, acerca de ese peculiar mundo que parece todavía latir en algún rincón del pasado, es que se conforma este conjunto de breves ensayos.
Amparado por la poesía, este libro posee la ventaja de que el lector de hoy, apresurado por una existencia que casi nunca le deja margen para regresar sobre arcádicos documentos, puede adentrarse en el bosque por diversas hendijas, o sea, a través de los breves epígrafes independientes del conjunto, sin que por ello quede amenazada la comprensión de la totalidad.
La invitación a una lectura desprejuiciada, escogiendo la ruta más cómoda para el interlocutor, es nuestra propuesta. Sobre el resultado final, usted tiene la palabra definitiva.
Una de las primeras víctimas de la guerra es el amor. El hombre enviado al frente de combate deja atrás a la esposa, la novia o a la amante. La incertidumbre sienta su reino. Un telegrama, cualquier aviso, puede traer la noticia fatal de un regreso definitivamente postergado.
Las guerras de independencia americanas fueron desastrosas para el amor. Es de imaginar que la retirada de las tropas realistas del continente ocasionó un número considerable de separaciones. Quizas la mayoría no fueron recogidas por la memoria histórica, pues debieron de ser parejas de gente anónima y seguramente muchas consensuales. Otras han quedado como una muestra de lo que se ignora. Ejemplos aislados son referencia de un número superior de separaciones. Uno de los más conocidos fue el abuelo del futuro general mambí Calixto García Íñiguez, que formó parte del bando realista en Venezuela. Al retirarse hacia Cuba dejó a su esposa en tierra firme con las hijas y un varón, mientras él marchó con los restantes tres hijos varones.23Incluso, se dieron casos en que estos desastres del amor fueron organizados fríamente por el mando hispano. Tal acontecimiento ocurrió en la guerra de Restauración dominicana.
España había ocupado, con el apoyo de gran parte de la población, a Santo Domingo en 1861. En 1865, luego de tres años de guerra, se vio obligada a abandonar la isla. Los hispanos habían traslado un ejército numeroso. La mayoría de los militares eran tan jóvenes como las muchachas dominicanas, que desde sus puertas entreabiertas los vieron pasar el día de su llegada agotados por el calor.
A la hora de la retirada se recordó en los Estados Mayores que los soldados eran simples muchachos, muchos es posible que cabalgaran en la ingenuidad del primer amor. Las dominicanas, además de enemigas potenciales, eran como la mayoría de las jóvenes del mundo: alborotadoras, soñadoras, alegres.
La oficialidad pudo recoger información sobre la visita de soldados y suboficiales a las humildes residencias que guardaban tras sus puertas a una María o una Merced, propietarias de los misterios del entendimiento humano. Incluso, es posible que llegaran detalles a los cuarteles sobre un artillero o un infante que estaba en averiguaciones con el sacerdote de la iglesia de Baní o Azua sobre los precios y detalles de una boda.
Se olfateó la deserción, la intranquilidad se deslizó entre generales y coroneles que ya no pudieron dormir bien hasta que se firmó la orden, muy precisa para esos casos. Se les remitió a los oficiales que se encontraban al frente de las fuerzas regulares hispanas. Esta orden aclaraba que a todos los sospechosos de estar en relaciones con dominicanas, sus jefes debían de:
Tausende von E-Books und Hörbücher
Ihre Zahl wächst ständig und Sie haben eine Fixpreisgarantie.
Sie haben über uns geschrieben: