Los busca pleitos - Yésica Elcura - E-Book

Los busca pleitos E-Book

Yésica Elcura

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Beschreibung

Dos detectives están tratando de resolver la desaparición de dos personas, y se encuentran con varios conflictos durante la investigación. Ellos hacen muchos viajes a distintos lugares para hallar alguna pista de esas personas desaparecidas. En el trayecto, se cruzan con varios criminales, mafiosos, asesinos e incluso secuestradores, que tratan de matarlos... Pero los protagonistas no se dejarán atrapar.

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Yésica Elcura

Los busca pleitos

Elcura, Yésica Los busca pleitos / Yésica Elcura. - 1a ed. - Ciudad Autónoma de Buenos Aires : Autores de Argentina, 2023.

Libro digital, EPUB

Archivo Digital: descarga y online

ISBN 978-987-87-4600-5

1. Novelas Policiales. I. Título. CDD A863

EDITORIAL AUTORES DE [email protected]

Table of Contents

Acertijo

Respuesta

Sinopsis

Acertijo

¿Qué es lo que se puede hacer de noche que no se puede hacer de día? ¿Van siempre en la sopa pero nunca has de comerlo?

Respuesta en la última hoja.

En Estados Unidos, hubo dos personas desaparecidas Sara y Marcus, ellos se esfumaron de una fiesta en la ciudad de Boston. En la comisaría nos dieron un informe diciendo que ahora estábamos a cargo del caso y que teníamos que ir a investigar en el sitio donde fueron vistos por última vez. Cuando llegamos al lugar, vimos que tenía muchas decoraciones en el exterior, luces de colores por todos lados y un cartel grande diciendo “Party”. En la parte derecha había un callejón sin salida, John por alguna extraña razón fue a investigar el callejón y yo la parte de adentro del edificio. Cuando entré me encontré con una mujer que estaba limpiando el piso todo sucio con alcohol en la pista de baile y me acerqué para hacerle una pregunta.

—Hola, siento molestarle, ¿pero usted sabe dónde se encuentra el dueño de este lugar?

—¿Y quién es usted?

—Soy el detective Henry y estoy aquí para poder hablar con el dueño de este lugar para hacerle algunas preguntas sobre nuestra investigación.

—Oh, lo siento detective por mi pregunta y sí, sí sé dónde se encuentra. Él está en el segundo piso subiendo por las escaleras que están en el pasillo al lado de los baños, a la primera puerta a la derecha.

Fui a donde me indicó, luego abrí la puerta y me encontré con un señor sentado en una silla de su escritorio mirando hacia la ventana. Con aproximadamente 50 años de edad y con un guardaespaldas del lado derecho vestido de negro, parado en un rincón de la habitación.

—Hola, disculpe la molestia, soy el detective Henry y estoy aquí para hacerle un par de preguntas sobre las dos personas desaparecidas que fueron vistas por última vez en este lugar.

—Claro, por favor siéntese y diga lo que quiere saber detective.

—¿Vio a una mujer con pelo marrón y un vestido rojo llamada Sara, junto con un hombre vestido de negro con una corbata azul llamado Marcus?

—¿Puedes ser un poco más específico con los detalles, por favor?

—¿Una mujer con un corte en la oreja derecha y un hombre con el brazo izquierdo todo tatuado?

—Ah, en ese caso, sí los he visto, son hijos de familias adineradas. Que estaban en la pista de baile y se quedaron aproximadamente 2 o 3 horas. Luego se fueron.

—¿Alguien más estuvo con ellos o estaban solos cuando se fueron?

—No te sabría decir ya que salieron más de una persona a la vez, pero creería que no.

—¿Está seguro, no noto algo extraño?

—Sí... bueno, por lo que vi vagamente había dos personas que parecía que los estaban vigilando ya que todo el rato los estaban mirando.

—¿Pudo ver cómo eran esas personas?

—Ni siquiera le presté atención.

—¿Podría hablar con uno de sus guardias que estaban vigilando ese día?

—Claro, uno de ellos está aquí, William ve afuera y habla con este detective por favor.

—Sí, señor.

Luego el guardia se retiró de la habitación y yo voy detrás de él.

—¿Qué quieres?

—Saber quiénes eran esas personas.

—No me importa y no es de tu incumbencia.

—Sabes que te puedo arrestar por no cooperar con la policía.

—Bien... eran un hombre y una mujer los cuales estaban vigilando a esas personas.

—¿Quiénes eran?

—No sé... solo sé que era un hombre rubio de 39 años más o menos y una mujer de 34 años aproximadamente, vestida de negro.

—¿Sabes dónde se fueron?

—No. –Dijo enojado mientras cerraba los puños como si me fuera a golpear en cualquier momento.

Hasta que subió John por las escaleras que tenía detrás del guardia. John parecía enojado como si algo le hubiera pasado. Él guardia se dio cuenta de que alguien subía por las escaleras, se giró para ver quién era y se sorprendió al ver a John. Luego inmediatamente entró en la habitación donde estaba su jefe sin decir una palabra. A John pareció no importarle y me dijo que encontró un brazalete tirado en un rincón sucio. Junto a una alcantarilla que estaba escondida con pedazos de cajas de cartón y bolsas de basura. Mencionó que entró allí y encontró un celular en medio de un nido de ratas.

—Eso explica el olor feo.

—Ja... ja, qué gracioso, no solo el olor feo, sino que también me mordió una rata cuando agarré el celular

—¿Quieres que te lleve a tu casa así te pegas un baño? –le dije sin poder aguantar el olor.

Antes de que John me contestara, salió el guardaespaldas a darme una carpeta diciendo que era la lista de todos los invitados de esa noche y que me lo daba su jefe. Después volvió a entrar a la habitación. John se me quedó viendo hasta que me respondió la pregunta que le había hecho antes, diciéndome que sí.

—¿Ves? por eso nunca te puedo dejar solo, haces escándalo siempre.

—Ya vámonos.

Cuando salimos del edificio, dirigiéndonos al auto nos dimos cuenta de que ya era tarde. Me fijé en mi reloj para ver qué hora era y marcó que eran las 16:30 Hs. Cuando nosotros llegamos a las 13:00 Hs.

—La hora pasó volando. –Dijo John mientras estaba apoyado en el auto esperando a que yo llegara para poder irnos.

—Apúrate, no tenemos todo el día.

—Sí, sí ya voy.

Luego abrí el auto y nos subimos al mismo tiempo, después de un rato llegamos a la casa de John y me di cuenta de que John ya estaba dormido hace rato. Decidí despertarlo tocando la bocina del auto y pegó un salto diciendo:

—¡¿Qué te pasa?!

—Ja, eso te pasa por dormirte en el auto estando apestoso.

Después nos bajamos del auto y John me llamó diciendo:

—Ven aquí Henry.

—¿Qué, acaso me vas a golpear? –le pregunté, pero no me contestó.

Decidí acercarme con cuidado y de la nada me abrazó diciendo:

—¡Ja! Ahora tú también estas apestoso.

—¡Aj!... ¡suéltame! Hueles horrible.

—Ahora tú también te tienes que bañar.

Después de que John me estuviera abrazando un largo rato, me soltó y me despedí de él estando un poco molesto. Desesperadamente me quería ir a mi casa para poder bañarme y descansar, así mañana empezábamos a investigar sobre la lista de invitados. Cuando llegué a casa mi esposa me regañó por tener ese olor apestoso encima, le expliqué del porqué tenía ese olor y no me creyó. Luego me dijo que me fuera a bañar antes de ir a dormir y se fue.

Al día siguiente, fui a buscar a John para poder seguir con la investigación y de camino le conté lo que me había pasado anoche. Al llegar a casa, él se echó a reír. Luego le di a John la lista de invitados que me había dado el guardia. Le dije que íbamos a ir casa por casa hasta encontrar algo de información que nos sirva para la investigación. Fuimos a cada una de las casas preguntando por Sara y Marcus, si los conocían, pero casi todos nos dijeron que no sabían quiénes eran. Tampoco nos decían nada que nos pudiera servir para la investigación. Excepto por Cloe y Noah, que decían ser amigos donde le preguntamos si ellos también estaban en la fiesta.

—No, no estábamos en la fiesta, pero ellos nos avisaron que iban a estar allí.

—¿Y por qué no fueron a la fiesta?