Título original: Lottie Luna and the Twillight PartyEditado por HarperCollins Ibérica, S. A., 2021C/ AvenidadeBurgos,8B-Planta1828036Madridwww.harpercollinsiberica.com© del texto: Vivian French, 2019© de las ilustraciones: Nathan Reed, 2019© 2021, HarperCollins Ibérica, S. A.© de la traducción: Rocío de Isasa, 2021© HarperCollins Children’s Books, editorial de HarperCollinsPublishers Ltd.HarperCollins Publishers 1 London Bridge Street Londres SE1 9GFCualquier forma de reproducción, distribución, comunicación pública o transformación de esta obra solo puede ser realizada con la autorización de sus titulares, salvo excepción prevista por la ley. Diríjase a CEDRO si necesita reproducir algún fragmento de esta obra.www.conlicencia.com - Tels.: 91 702 19 70 / 93 272 04 47Adaptación de cubierta: equipo HarperCollins IbéricaMaquetación: Raquel CañasISBN: 978-84-18279-90-4
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Para la maravillosa Aurelie Norman, y para todos los niños a los que inspira XXX
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No«Todos nos ponemos tristescada vez que hay luna azuly aullamos todos juntos ¡Auu, auu, auuuuu!»El príncipe Arf, hermano mayor de Lottie Luna, estaba cantando a voz en grito cuando Lottie entró a toda prisa en la sala de desayuno real.
—Arf, cariño —dijo la reina Colmilla—, ¿de verdad tienes que cantar esa canción?Arf hizo una mueca al tiempo que Lottie se sentaba.—Es que no aprecias la música moderna, mamá.—No, creo que no. —La reina rompió la cáscara de su huevo pasado por agua con una cucharilla—. Prefiero los conciertos de aullidos clásicos.Lottie sonrió a su madre.—Entonces, ¿no vas a comprar entradas para ver a Los Maravillosos Hombres Lobo Gimientes?
El rey Lupino asomó la cabeza desde detrás de su periódico.—¿Qué es eso, Lottie? ¿Quién va a gemir? ¿Y dónde? —Frunció el ceño—. ¡Espero que no lo hagan cerca de mí!Lottie se echó a reír.—No te preocupes, papá. Van a gemir en El Pinar la semana que viene, y eso queda a varios kilómetros. ¡Va a ser fantástico! No solo gimen…, ¡también hacen acrobacias y juegos malabares!—Ejem, ejem. —El rey Lupino se aclaró la garganta—. Espero que no estés pensando en ir, Lottie. Debes recordar que eres una princesa. Las princesas siempre deben comportarse con
12dignidad, y los acróbatas y malabaristas no son nada dignos.—¡Papá! ¡No seas así! —Lottie se volvió hacia su madre—. ¡Mamá! Puedo ir, ¿verdad? Arf va a ir… ¡Ha conseguido una entrada gratis!—¡Ja! Bueno, desde luego no puedes venir conmigo—dijo Arf—. El hermano de mi amigo Vulpino a vecestoca la guitarra con ellos, por eso conseguí la entrada.Y Vulpino y yo vamos a ir con todos nuestros amigos.No queremos que te pegues a nosotros.—¡NO ES JUSTO! —Lottie estaba a punto de estallar, pero la reina levantó la mano.—Lottie, cariño…, ¿no tendrías que estar saliendoya para el colegio?Lottie miró el reloj, ahogó un grito y se puso en pie de un salto.—¡Oh, no! ¡Voy a llegar tarde! —exclamó, y acto seguido salió corriendo.
13Mordisquitos, su murciélago, que estaba echando una cabezada encima de un cuadro, se despertó sobresaltado y echó a volar tras ella. Logró colarsecon un zumbido justo antes de que se cerrara la puerta.Mientras corría por el sendero, Lottie seguía pensando en los Gimientes.—No sé si a Margarita y a Rufo les apetecerá ir también —se dijo—. ¿Tú qué crees, Mordisquitos? Nunca les he preguntado qué música les gusta… Se lo comentaré hoy mismo. Podríamos ir los tres juntos. —Dio un saltito—. Es tan chulo tener amigos… ¡Qué afortunada soy!Lottie solo llevaba unas semanas asistiendo a la Academia Sombría, pero estaba encantada con su nuevo colegio…, sobre todo porque, de momento, nadie, excepto sus mejores amigos, había descubierto su secreto.
14Lottie pertenecía a la realeza de los hombres lobo. No solo eso, sino que había nacido durante un eclipse lunar, lo que le había proporcionado poderes especiales: corría como el viento, tenía una fuerzadescomunal, oía casi tan bien como Mordisquitos… y también veía infinitamente mejor que cualquiera. Llevaba colgado del cuello un collar con una piedra lunar que conmemoraba su nacimiento especial; si se sentía feliz, era blanca y resplandeciente, pero si estaba triste o preocupada, perdía su brillo… y en las raras ocasiones en que estaba aburrida, se ponía gris. Rufo y Margarita conocían este secreto, y también los otros: que vivía en Torre Dracón, que su padre era rey y su madre reina.—Solo quiero ser como los demás —les había dicho Lottie—. Así que no se lo contéis a nadie, por favor. Papá se convirtió en rey hace solo seis meses. No es que yo haya nacido siendo princesa.
15—No te preocupes —dijo Margarita con una sonrisa.Rufo le guiñó un ojo:—¡No diremos ni una palabra! Somos amigos, y los amigos guardan los secretos.—¡Hasta la muerte! —corroboró Margarita, y después se habían estrechado las manos con solemnidad.Ahora, al pensar en sus amigos, Lottie corrió aúnmás rápido, tan rápido que su pequeño murciélago apenas podía seguir su ritmo.—¡Date prisa, Mordisquitos! —exclamó—. Se me acaba de ocurrir una idea GENIAL y necesito hablar con Rufo. Creo que Margarita cumple años muy pronto… y, si es así, ¡quizá podríamos llevarla al concierto de Los Gimientes como regalo de cumpleaños! ¿A que sería perfecto?Mordisquitos estaba demasiado sofocado como para hacer otra cosa que agitar un ala.
Cualquier otra persona no habría llegado a tiempo a clase habiendo salido tan tarde, pero la asombrosa velocidad de Lottie permitió que llegara puntual. Cruzó la puerta principal como una exhalación, recorrió el pasillo como un rayo e irrumpió en el aula con estrépito. Su profesora, la señorita Pániko, levantó la vista y meneó la cabeza.—¡Pero bueno, Lottie! ¿Es necesario que entres como un torbellino?
17—¡Lo siento, señorita Pániko! —se disculpó Lottie—. Por favor…, ¿sabe cuándo es el cumpleaños de Margarita? ¿Es pronto?La mujer abrió el cuaderno de clase y recorrió los nombres de la lista con el dedo.—Y tanto, Lottie. Es la semana que viene.—¡Oh, genial! —Se le iluminó el rostro—. ¡Gracias! Pero, por favor, no le diga que se lo he preguntado. ¡Quiero prepararle una sorpresa!La señorita Pániko sonrió.—¡Qué idea tan estupenda! Por supuesto que no le diré nada.—¿No le dirá nada a quién? —Rufo había entrado sin hacer ruido y había oído a la señorita Pániko.—¡Rufo! —Lottie lo agarró de un brazo y lo arrastró hacia un rincón—. La semana que viene es el cumpleaños de Margarita y se me ha ocurrido unaidea fabulosa… ¡pero necesito tu ayuda!
—Cuenta conmigo —dijo Rufo muy contento—. Se merece algo especial. Su madre nunca le organiza una fiesta de verdad, porque como son tantos hermanos siempre andan algo escasos de dinero. ¿Qué idea se te ha ocurrido?—¡Escucha! —dijo Lottie, y empezó a explicársela…
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sMientras Lottie y Rufo hablaban, el resto de sus compañeros fueron llegando al aula; Margarita entró corriendo para reunirse con sus amigos.—¡Hola! —saludó—. ¡Tenéis pinta de estar tramando algo! ¿Qué pasa? ¿Algo emocionante?—Bah…, nada de particular. ¿Qué tal el fin de semana?Estaba tan claro que Rufo quería cambiar de tema que Margarita lo miró sorprendida. Lottie vio su expresión e intentó arreglar la situación.—Estábamos hablando de Los Maravillosos Hombres Lobo Gimientes —dijo—. ¿Te gustan?
A Margarita se le iluminó el rostro.—¡Oh, sí! —exclamó—. ¡Me encantan! ¡Y el domingo que viene tocan en El Pinar! —Se le borró la sonrisa—. Pero no voy a poder ir. Esa tarde tengo que visitar a mi abuela… y de todos modos tampoco podría pagar la entrada. ¿Vosotros vais a ir?—Me encantaría —respondió Lottie—, pero no estoy segura de si podré. —Miró a Rufo de reojo y después preguntó a Margarita—: ¿Por qué tienes que visitar a tu abuela esa tarde? ¿No puedes ir el día siguiente?
Margarita hizo un gesto negativo.—Es su cumpleaños y siempre vamos a verla ese