1,99 €
Compuesta entre 1605 y 1606, Macbeth es sin duda una de las cumbres de la producción de William Shakespeare. Concebida en el ambiente medieval escocés, la obra logra anclarse perfectamente a la realidad que busca representar, y de ahí la presencia de brujas, profecías, desenfrenadas ambiciones, traiciones, asesinatos… en fin, la existencia de un mundo caótico dominado por una comprensión esotérica de la realidad, en la que las pasiones, movidas por irrefrenables deseos de poder y riqueza, aprisionan, empequeñeciendo, a los individuos, creándose las bestiales dictaduras del medievo.Asistimos a una tragedia sangrienta que, no obstante, no es un mero juego escénico sobre el asesinato, sino más bien la representación de la lucha del protagonista contra sí mismo. El ambicioso Macbeth combate contra sus brotes de ética, venciendo siempre el lado oscuro humano. Las brujas refuerzan el carácter tenebroso de toda la trama; Lady Macbeth es el impulso necesario para hacer caer a su dubitativo marido en el abismo; y todo parece apuntar a la intención de dejar al espectador con la certeza de que el mal es un hecho de permanencia inevitable.En los cinco actos de Macbeth asistimos al nacimiento de un tirano. Ávido de poder, nuestro héroe mata al rey para ocupar su lugar. Sin embargo, el miedo por la posibilidad de perder el ansiado trono, le lleva a realizar y ordenar otra serie de asesinatos con la esperanza de matar así sus propios temores. Sus actos, sin embargo solo sirven para aumentar su tormento. Se encuentra solo, lleno de desconfianza y remordimientos. Lo hermoso del poder ansiado se transforma en una inquietante vigilia que desgasta sus fuerzas y su mente.
Das E-Book können Sie in Legimi-Apps oder einer beliebigen App lesen, die das folgende Format unterstützen:
Veröffentlichungsjahr: 2016
Compuesta entre 1605 y 1606, Macbeth es sin duda una de las cumbres de la producción de William Shakespeare. Concebida en el ambiente medieval escocés, la obra logra anclarse perfectamente a la realidad que busca representar, y de ahí la presencia de brujas, profecías, desenfrenadas ambiciones, traiciones, asesinatos… en fin, la existencia de un mundo caótico dominado por una comprensión esotérica de la realidad, en la que las pasiones, movidas por irrefrenables deseos de poder y riqueza, aprisionan, empequeñeciendo, a los individuos, creándose las bestiales dictaduras del medievo.
Asistimos a una tragedia sangrienta que, no obstante, no es un mero juego escénico sobre el asesinato, sino más bien la representación de la lucha del protagonista contra sí mismo. El ambicioso Macbeth combate contra sus brotes de ética, venciendo siempre el lado oscuro humano. Las brujas refuerzan el carácter tenebroso de toda la trama; Lady Macbeth es el impulso necesario para hacer caer a su dubitativo marido en el abismo; y todo parece apuntar a la intención de dejar al espectador con la certeza de que el mal es un hecho de permanencia inevitable.
En los cinco actos de Macbeth asistimos al nacimiento de un tirano. Ávido de poder, nuestro héroe mata al rey para ocupar su lugar. Sin embargo, el miedo por la posibilidad de perder el ansiado trono, le lleva a realizar y ordenar otra serie de asesinatos con la esperanza de matar así sus propios temores. Sus actos, sin embargo solo sirven para aumentar su tormento. Se encuentra solo, lleno de desconfianza y remordimientos. Lo hermoso del poder ansiado se transforma en una inquietante vigilia que desgasta sus fuerzas y su mente.
William Shakespeare
Título original: The Tragedy of Macbeth
William Shakespeare, 1606.
DUNCAN, REY de Escocia
MALCOLM, hijo del Rey de Escocia
DONALBAIN, hijo del Rey de Escocia
MACBETH, general del ejército escocés
BANQUO, general del ejército escocés
MACDUFF, noble escocés
LENNOX, noble escocés
ROSS, noble escocés
ANGUS, noble escocés
MENTETH, noble escocés
CATHNESS, noble escocés
FLEANCE, hijo de Banquo
SIWARD, Conde de Northumberland, general de las fuerzas inglesas
EL JOVEN SIWARD, su hijo
HIJO de Macduff
SEYTON, ayudante de Macbeth
LADY MACBETH
LADY MACDUFF
Tres BRUJAS, las Hermanas Fatídicas
HÉCATE
Otras tres brujas
Apariciones
Un CAPITÁN del ejército escocés
Un MÉDICO inglés
Un MÉDICO escocés
Un PORTERO
Un ANCIANO
Una DAMA de compañía de Lady Macbeth
ASESINOS (de Banquo)
ASESINOS (de Lady Macduff e hijos)
Nobles, caballeros, soldados, criados, mensajeros y acompañamiento
La acción, en Escocia, menos el fin del acto cuarto, que tiene lugar en Inglaterra.
Un lugar abierto.
(Truenos y relámpagos. Entran tres Brujas.)
BRUJA PRIMERA.—¿Cuándo volvemos a vernos? ¿Bajo lluvia, rayo y trueno?
BRUJA SEGUNDA.—Cuando acaben brega y bronca y haya derrota y victoria.
BRUJA TERCERA.—Antes de que el sol se ponga.
BRUJA PRIMERA.—¿En qué lugar?
BRUJA SEGUNDA.—En el yermo.
BRUJA TERCERA.—A Macbeth allí veremos.
BRUJA PRIMERA.—¡Voy, Graymalkin[1]!
BRUJA SEGUNDA.—Llama Paddock.
BRUJA TERCERA.—¡En seguida!
TODAS.—Bello es feo y feo es bello. Flota en bruma y aire espeso.
(Salen.)
Un campo junto a Forres.
(Fragor de combate. Entran el Rey Duncan, Malcolm, Donalbain, Lennox y acompañamiento, y se encuentran con un Capitán cubierto de sangre.)
REY.—¿Quién es ese ensangrentado? A juzgar por su aspecto podrá darnos las últimas noticias de la sublevación.
MALCOLM.—Es el oficial que, como digno e intrépido soldado, me salvó del cautiverio. —¡Salud, valiente! Cuenta al rey cómo estaba la batalla cuando la dejaste.
CAPITÁN.—Muy dudosa: como dos nadadores extenuados que se agarran e impiden su destreza. El cruel Macdonald (que bien merece el nombre de rebelde y para ello acapara sobre sí todo un enjambre de infamias) recibió de las Islas del Oeste[2] soldadesca irlandesa, y la Fortuna, sonriendo a su ruin causa, parecía la puta de un rebelde. Mas todo en vano: el bravo Macbeth (pues es digno de tal nombre), despreciando a la Fortuna y blandiendo un acero que humeaba de muertes sangrientas, cual favorito del Valor se abrió camino hasta afrontar al infame y, sin mediar adiós ni despedida, lo descosió del ombligo a las mandíbulas y plantó su cabeza en las almenas.
REY.—¡Ah, bravo pariente[3], noble caballero!
CAPITÁN.—Mas, así como donde el sol comienza a relucir estallan truenos y tormentas de naufragio, así, de la fuente que podia dar consuelo brota el desconsuelo. Escuchad, rey de Escocia: apenas la justicia, armada de bravura, forzó a los raudos irlandeses a la huida, el rey noruego avistó su ventaja y, con arenas remozadas y refuerzos, renovó la contienda.
REY.—Asustaría a nuestros jefes, Macbeth y Banquo.
CAPITÁN.—Sí, como el gorrión al águila o la liebre al león. Si digo la verdad, ambos eran como cañones cebados con doble carga, pues redoblaron doblemente el contraataque. Si no querían bañarse en sangre caliente o hacer memorable un nuevo Gólgota[4], yo no sé… Estoy débil; mis heridas piden cura.
REY.—Igual que tus palabras, ellas te enaltecen: ambas alientan honor. —¡Traedle un médico! (Sale el Capitán acompañado.)
(Entran Ross y Angus.)
¿Quién llega aquí?
MALCOLM.—El noble Barón de Ross.
LENNOX.—¡Qué premura le asoma por los ojos! Su aspecto es el de quien trae noticias insólitas.
ROSS.—¡Dios salve al rey!
REY.—Noble barón, ¿de dónde vienes?
ROSS.—De Fife, gran rey, donde las banderas noruegas se mofan del cielo y con su soplo escalofrían a nuestra gente. El rey noruego, con un aluvión de hombres y el apoyo del traidor más desleal, el Barón de Cawdor, emprendió un aciago ataque hasta que el novio de Belona[5], con recia armadura, le respondió en términos iguales, espada contra espada, brazo contra brazo, frenando su indómito brío y, en conclusión, la victoria fue nuestra.
REY.—¡Gran dicha!
ROSS.—Y ahora Sweno, el rey de Noruega, suplica la paz. Mas no accedimos al entierro de sus hombres hasta que en Inchcomb[6] nos pagó diez mil táleros a todos nosotros.
REY.—Nunca más traicionará el Barón de Cawdor mi íntimo afecto. Su muerte disponed y saludad con su título a Macbeth.
ROSS.—Mandaré que se haga.
REY.—Lo que él ahora pierde, el noble Macbeth gana.
(Salen.)
Lesen Sie weiter in der vollständigen Ausgabe!
Lesen Sie weiter in der vollständigen Ausgabe!
Lesen Sie weiter in der vollständigen Ausgabe!
Lesen Sie weiter in der vollständigen Ausgabe!
Lesen Sie weiter in der vollständigen Ausgabe!
Lesen Sie weiter in der vollständigen Ausgabe!
Lesen Sie weiter in der vollständigen Ausgabe!
Lesen Sie weiter in der vollständigen Ausgabe!
Lesen Sie weiter in der vollständigen Ausgabe!
Lesen Sie weiter in der vollständigen Ausgabe!
Lesen Sie weiter in der vollständigen Ausgabe!
Lesen Sie weiter in der vollständigen Ausgabe!
Lesen Sie weiter in der vollständigen Ausgabe!
Lesen Sie weiter in der vollständigen Ausgabe!
Lesen Sie weiter in der vollständigen Ausgabe!
Lesen Sie weiter in der vollständigen Ausgabe!
Lesen Sie weiter in der vollständigen Ausgabe!
Lesen Sie weiter in der vollständigen Ausgabe!
Lesen Sie weiter in der vollständigen Ausgabe!
Lesen Sie weiter in der vollständigen Ausgabe!
Lesen Sie weiter in der vollständigen Ausgabe!
Lesen Sie weiter in der vollständigen Ausgabe!
Lesen Sie weiter in der vollständigen Ausgabe!
Lesen Sie weiter in der vollständigen Ausgabe!
Lesen Sie weiter in der vollständigen Ausgabe!
Lesen Sie weiter in der vollständigen Ausgabe!
Lesen Sie weiter in der vollständigen Ausgabe!
Lesen Sie weiter in der vollständigen Ausgabe!
Lesen Sie weiter in der vollständigen Ausgabe!
Lesen Sie weiter in der vollständigen Ausgabe!
Lesen Sie weiter in der vollständigen Ausgabe!