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Es razonable suponer que los cristianos deberíamos ser más perspicaces y estar mejor informados que el resto del mundo; y ser ejemplo de personas que aman la verdad y se aman los unos a los otros. En Mitos que los cristianos creemos y compartimos, su autor Gary S. Shogren utiliza "mito" para referirse a una creencia popular que no tiene base en los hechos y que, por lo tanto, no es verdad. La gente siempre ha creído y compartido historias falsas; a veces lo hacen con mala intención y otras veces lo hacen porque es lo que "ellos creen". Este libro te invita a explorar la valiente búsqueda de la claridad en medio de un laberinto de suposiciones y a prepararte para librar las cadenas de la desinformación con verdad, pasión y determinación. El autor busca desafiar a los lectores a estar mejor informados y ser el ejemplo de personas que aman la verdad y se amen los unos a otros. Para lograr esto te pide que te detengas y te hagas las siguientes preguntas: ¿Cómo se´ que esto es cierto? ¿Que´ haría falta para convencerme de que no es cierto? ¿Es tan urgente que no puedo dedicarle unos minutos de investigación antes de compartirlo? Explora y desmiente los mitos sobre la Biblia, desentraña las falsedades en torno al hebreo, el griego y la traducción bíblica, y desvela la verdad en los mitos sobre el mundo moderno y el fin de los tiempos. Prepárate para desafiar creencias arraigadas y abrazar la auténtica sabiduría.
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Seitenzahl: 358
Veröffentlichungsjahr: 2024
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MITOS
QUE LOS CRISTIANOSCREEMOS Y COMPARTIMOS
GARY S. SHOGREN
Editorial CLIE
C/ Ferrocarril, 8
08232 Viladecavalls
(Barcelona) ESPAÑA
E-mail: [email protected]
http://www.clie.es
© 2024 por Gary S. Shogren
«Cualquier forma de reproducción, distribución, comunicación pública o transformación de esta obra solo puede ser realizada con la autorización de sus titulares, salvo excepción prevista por la ley. Diríjase a CEDRO (Centro Español de Derechos Reprográficos) si necesita fotocopiar o escanear algún fragmento de esta obra (www.conlicencia.com; 917 021 970 / 932 720 447)».
© 2024 por Editorial CLIE. Todos los derechos reservados.
Mitos que los cristianos creemos y compartimos
ISBN: 978-84-19779-13-7
eISBN: 978-84-19779-14-4
Pseudo blasfemia, herejía y apostasía
Acerca del autor
Gary S. Shogren es doctor en Exégesis del Nuevo Testamento por el Kings College, de la Aberdeen University; Master en Divinidades y en Nuevo Testamento por el Biblical Theological Seminary; B. S. en Biblia y Estudios Pastorales, Philadelphia College of Bible. Ordenado como pastor bautista, ejerció el pastorado en Penacook Bible Church. Posteriormente fue profesor de Nuevo Testamento en el Conservative Baptist Seminary of the East y el Biblical Theological Seminary en los Estados Unidos. Desde 1998 es profesor de Nuevo Testamento en el Seminario ESEPA, en San José, Costa Rica. Sirve como editor de la Biblia para Asociados Wycliffe. Es autor de numerosos libros en inglés y español entre los que destacan sus comentarios a Romanos, 1 Corintios, y 1 y 2 Tesalonicenses, y también libros prácticos como ¡Témpano a la vista!: Cuando los obreros de Dios chocan con la fría y dura realidad.
Gracias a Federico Arias Naranjo y a Rodrigo Aymerich Blen, por su labor en la redacción de este libro.
Citas del Antiguo Testamento hebreo son de Biblia Hebraica Stuttgartensia © 1977, Deutsche Bibelgesellschaft, Stuttgart. Citas del Nuevo Testamento Griego son de Novum Testamentum Graece, Nestle-Aland, 28va ed. © 2012, Deutsche Bibelgesellschaft, Stuttgart.
Los textos bíblicos son de la Santa Biblia, Nueva Versión Internacional © 1999 por la Sociedad Bíblica Internacional (NVI), usada con permiso; Santa Biblia Reina Valera Revisada, © 1960, Sociedades Bíblicas en América Latina (RV 60), usada con permiso; Dios Habla Hoy, © Sociedades Bíblicas Unidas, 1994 (DHH), usada con permiso; Santa Biblia La Biblia de las Américas, © The Lockman Foundation, 1986, 1995, 1997 (LBLA), usada con permiso.
Citas de la literatura judía son de A. Díez Macho (ed.), Apócrifos del Antiguo Testamento, 6 tomos (Madrid: Ediciones Cristiandad, 1984-2011); citas de Filón, Obras completas, José María Triviño (ed.) (Buenos Aires: Acervo Cultural); citas de Josefo, Antigüedades de los judíos, A. Ropero B. (ed.) (Barcelona: CLIE, 2013).
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SIGLAS BÍBLICAS
Biblia:
Génesis
Gn
Éxodo
Éx
Levítico
Lv
Números
Nm
Deuteronomio
Dt
Josué
Jos
Jueces
Jc
Rut
Rt
1 Samuel
1 S
2 Samuel
2 S
1 Reyes
1 R
2 Reyes
2 R
1 Crónicas
1 Cr
2 Crónicas
2 Cr
Esdras
Esd
Nehemías
Neh
Ester
Est
Job
Job
Salmos
Sal
Proverbios
Prov
Eclesiastés
Ecl
Cantares
Ct
Isaías
Is
Jeremías
Jr
Lamentaciones
Lm
Ezequiel
Ez
Daniel
Dn
Oseas
Os
Joel
Jl
Amós
Am
Abdías
Abd
Jonás
Jon
Miqueas
Mi
Nahúm
Na
Habacuc
Hab
Sofonías
So
Hageo
Hag
Zacarías
Za
Malaquías
Ml
Mateo
Mt
Marcos
Mc
Lucas
Lc
Juan
Jn
Hechos
Hch
Romanos
Rm
1 Corintios
1 Cor
2 Corintios
2 Cor
Gálatas
Gá
Efesios
Ef
Filipenses
Flp
Colosenses
Col
1 Tesalonicenses
1 Ts
2 Tesalonicenses
2 Ts
1 Timoteo
1 Tm
2 Timoteo
2 Tm
Tito
Tt
Filemón
Flm
Hebreos
Hb
Santiago
St
1 Pedro
1 P
2 Pedro
2 P
1 Juan
1 Jn
2 Juan
2 Jn
3 Juan
3 Jn
Judas
Jd
Apocalipsis
Ap
ÍNDICE
PRÓLOGO
PREFACIO
INTRODUCCIÓN
MITOS SOBRE LA BIBLIA
1¿La “Regla de primera mención” es un principio de interpretación bíblica? APARENTEMENTE NO.
La mente humana: Patrones.
2¿Hay mensajes divinos escondidos en el ADN humano? NO.
La mente humana: Considerar la fuente.
3¿Se descubrieron esqueletos de gigantes antiguos? NO, POR LO MENOS NO HASTA EL MOMENTO. ¿Los Nefilim volverán en los últimos tiempos? La Biblia no dice.
La mente humana: Mito hasta que se pruebe lo contrario.
4¿El Libro de Enoc es una revelación antigua? NO.
5¿La Biblia habla de las grandes pirámides de Guiza? NO.
La mente humana: La ciencia cognitiva.
6¿Han descubierto el arca de la alianza? ¿El lugar donde cruzaron el mar Rojo? ¿Los carros egipcios bajo sus aguas? ¿Las tablas originales de los Diez Mandamientos? ¿Las anclas del barco de Pablo? ¿Y una lista de otras cosas? NO, CASI SEGURO QUE NO.
La mente humana: “Las afirmaciones extraordinarias requieren, siempre, deevidenciaextraordinaria”.
7¿La NASA demostró la historicidad del ‘Día largo’ de Josué? NO.
8¿Jeremías 10:1-5 condena los árboles de Navidad? NO.
9¿“Gog y Magog” se refiere a Rusia? NO.
La mente humana: Copy-paste, copy-paste, copy-paste.
10¿El “ojo de una aguja” (Mateo 19:24) se refería a una puerta baja de Jerusalén? NO.
MITOS SOBRE EL HEBREO, EL GRIEGOY LA TRADUCCIÓN BÍBLICA
11¿El idioma hebreo tiene propiedades mágicas? NO. ¿Es el idioma original? APARENTEMENTE NO. ¿Hay códigos escondidos en la Biblia hebrea? NO. ¿Alef Tov en la Biblia hebrea es un símbolo místico? NO.
La mente humana: El efecto Dunning-Kruger.
12¿Todos los nombres antiguos tienen un significado secreto? NO EXACTAMENTE.
13¿El Nuevo Testamento fue escrito originalmente en hebreo? ¿O Siriaco? NO. ¿La Peshitta es la versión más confiable? NO.
14¿El griego era un idioma super preciso? NO.
La mente humana: El efecto bata blanca.
15¿El nombre “Jesús” fue inventado por paganos como un insulto? NO. ¿Es “Cristo” un nombre pagano? NO.
La mente humana: “¿Jura, solemnemente, decirla verdad?”.
16¿“Abbá” significa “Papá, Papi”? PROBABLEMENTE NO.
17¿Las versiones modernas de la Biblia quitan la deidad de Cristo? NO. ¿Enseñan el gnosticismo? NO.
La mente humana: Abra sus ojos.
18¿Rupert Murdoch produjo la Nueva Versión Internacional? NO. ¿La NVI es una Biblia gay? NO.
MITOS SOBRE EL MUNDO MODERNOY EL FIN DE LOS TIEMPOS
19¿Debemos creer a los “ex”, a todos los que dicen ser ex satanistas, ex Illuminati, ex jesuitas, etc.? A VECES SÍ, A VECES NO, A VECES NO LO SABEMOS, PERO SEAMOS SIEMPRE PRUDENTES.
La mente humana: El efecto de afinidad.
20¿Los soviéticos en Siberia perforaron un hueco tan profundo que se encontraron con el infierno? NO.
21¿Celebró el papa una misa luciferina en el Vaticano? NO. ¿Hizo ciertas otras cosas malvadas que se encuentran en YouTube? NO.
La mente humana: La cámara de eco.
22¿Cierto logotipo corporativo demuestra que tiene conexiones satánicas? PROBABLEMENTE NO.
23¿La NASA suprimió las fotos de la Nueva Jerusalén acercándose desde el espacio? NO.
24¿La NASA ha ocultado que el Planeta Nibiru, o el Planeta X, o el 7X, o el Cometa 7P está a punto de destruir la Tierra? NO.
La mente humana: Superhéroes maravillosos de la iglesia.
25¿Hay un computador gigante en Bélgica llamado “La Bestia”, que contiene todos los datos sobre cada persona en el mundo? NO.
26¿Los pilotos cristianos deben volar con los no cristianos en caso de rapto? NO.
27¿Un autoestopista anunció que Jesús vendría pronto, e inmediatamente desapareció? MUY PROBABLEMENTE NO.
La mente humana: El antiintelectualismo en la iglesia.
CONCLUSIÓN
APÉNDICE: “Cómo analizar los posibles mitos”.
PRÓLOGO
Vivimos tiempos convulsos, no cabe duda: el siglo XXI comenzó con un hecho que sacudió los cimientos de nuestra civilización, el atentado de las Torres Gemelas de Nueva York (11S/2001) y muchos otros eventos que se han seguido. Parece como si el presente siglo se hubiera separado del anterior y vagara a la deriva desgajado de la historia hacia un destino incierto. La pandemia COVID19 como un torpedo que ha impactado bajo la línea de flotación de nuestro mundo ha exacerbado las tendencias y agrietado aún más los fundamentos sobre los que este se asienta.
Al mismo tiempo, algo existente desde que el mundo es mundo, ha cobrado relevancia social, política y religiosa: el desarrollo de las últimas generaciones de teléfonos móviles o celulares, esos llamados Smart-phones, permite que en cuestión de segundos un bulo, mito, o como queramos llamarlo –todo menos “noticia”– se extienda exponencialmente por todo el planeta, siempre en beneficio de alguien y en perjuicio de otros. Es un fenómeno imparable. No hablamos solo de “mentiras”, palabra que implica que la persona intenta engañar. Hay toda una gama de falsedades con las que nos topamos cada día: bulos; medias verdades; rumores; noticias falsas. Una persona puede publicar unas pocas palabras en las redes sociales, y esa misma tarde millones de personas pueden haberlas visto y aceptado como ciertas.
En este libro Gary S. Shogren se propone desenmascarar algunos mitos, bulos o lo que en su idioma se llaman fake-news, que circulan particularmente en nuestros círculos ‘cristianos’ de manera muy especial, y ciertamente lo consigue.
Se ocupará de unos cuantos casos representativos, pero él mismo reconoce –y nosotros lo sabemos– que hay muchos más. Incluso nos previene para los que surgirán “dentro de 5 años. O en 10 años. O 50”.
El escritor, respaldado por una formación académica consistente y demostrada, por una experiencia y fe cristiana innegable, y una perspicacia bien desarrollada, nos guía a través de sus indagaciones bien fundamentadas a descubrir la falsedad de determinados mitos, bulos o leyendas urbanas que circulan ¡y se propagan!, entre creyentes, algunas desde hace siglos; otras son más modernas, y algunas muy recientes.
El libro se divide en tres apartados que agrupan los mitos o bulos por esas mismas categorías:
Mitos sobre la Biblia.
Mitos sobre el hebreo, el griego y la traducción bíblica.
Mitos sobre el mundo moderno y el fin de los tiempos.
El primer apartado trata de temas muy populares como el supuesto descubrimiento de los huesos de los gigantes de Génesis, los “mensajes divinos”, escritos en arameo, en el ADN humano; la ubicación del paso del mar Rojo; el cuento de que la NASA probó el día alargado de Josué; la identificación de Gog y Magog como Rusia, etc. El libro desmonta eficazmente cada una de las creencias erróneas o infundadas que tantos creyentes creen como “bíblicos”.
El propósito de Gary no es atacar esos mitos de manera visceral para dejarlos en ridículo, demostrando así su “saber”. Se trata, sobre todo, de desmontarlos para evitar sus perjuicios, pues además de desacreditar la fe cristiana dejando en ridículo al cristianismo y a los cristianos, en ocasiones sus consecuencias son fatales y trágicas: se piensa en el caso de Los Protocolos de los Sabios de Sion, que sirvieron de justificación para el exterminio nazi de judíos.
No le importa si los bulos van contra la Iglesia Católica o contra el Islam, le importa la verdad, como nos debe importar a todos nosotros si nos identificamos con “la verdad” que es Cristo.
Así escribe al final de su libro:
Como cristianos, todos debemos comprometernos a defender la verdad, todo el tiempo, y punto. Y sí, incluso si al desacreditar una mentira se ayuda potencialmente a un grupo al que no pertenecemos o que incluso no nos gusta. Si queremos ser “contadores de la verdad”, tenemos que hablar de nuestros adversarios con tanta precisión, entusiasmo y amor como lo hacemos con nuestros más queridos amigos y aliados.
En el segundo apartado trata de los idiomas bíblicos –el Dr. Shogren tiene su doctorado en la exégesis griega– un asunto sobre el que hay mucha confusión entre los creyentes. Demuestra que no hay ninguna conspiración contra las Sagradas Escrituras, que ni Rupert Murdoch ni los Masones ni los Illuminati ni Roma han producido las nuevas versiones bíblicas para destruir la Palabra de Dios. También escribe sobre el nombre del Señor Jesús y por qué se usa el griego Iesous a través del Nuevo Testamento. Un aspecto interesante que trata con precisión es esa tendencia de algunos a recurrir a nombrarlo todoen hebreo para recuperar –eso dicen– la esencia de las cosas de Dios, ya que supuestamente el hebreo es la lengua que habló Adán y la que se hablará en el cielo.
Muchos creyentes –y desgraciadamente líderes– cristianos se dejan llevar por los que el autor llama sesgo cognitivo o sesgo confirmatorio, según los cuales siempre tenderemos a aceptar como verdad aquello que va de acuerdo con lo que nosotros creemos o simpatizamos. Lo triste es que muchos creyentes no quieren discernir qué es verdad. Si escuchan que, por ejemplo, la ONU ha anunciado que llevar a tu hijo a la iglesia es abuso, nos agarraremos a esa “noticia”, aunque sea fácilmente refutable. Conocer la verdad –mediante el estudio y la comprobación– no nos liberará completamente de tales sesgos; sin embargo, estaremos en mejor condición de poder discernir la veracidad de algunos de estos bulos. Personalmente, el estudio de las Escrituras ha desvanecido de mi mente muchos de estos mitos, y muchos otros.
En cuanto al tercer apartado, nos alerta sobre creer cualquier cosa que vemos en determinados medios como, por ejemplo, YouTube. Hoy cualquiera cuelga en la plataforma sus teorías o supuestos estudios e investigaciones. Durante la pandemia y consiguiente confinamiento de millones de personas, la inventiva y el ingenio han proliferado, en algunos casos para bien, pero en otros para mal. ¡Cuántos falsos profetas, negacionistas, conspiracionistas, supuestos médicos, expertos en tal o cual materia etc., han proliferado como hongos! La verdad es que muchas de estas cosas divulgadas hacen daño. Gary Shogren nos recomienda comprobarlas antes de darlas por ciertas y, por supuesto, no contribuir a la difusión de “noticias” no confirmadas. De eso se quejan los profesionales de los medios de comunicación, ellos están obligados a comprobar las fuentes y la veracidad de las informaciones –aunque no todos lo hacen– porque son responsables de lo que publican y puede resultarles muy caro no hacerlo; pero los montones de influencers desparramados por ahí dicen lo que les da la gana y queda como verdad. La gente prefiere creer a ese tipo de información más “independiente”, simplemente porque “suena mejor”, es lo que quiere oír.
Al final del libro, el autor nos añade un apéndice donde nos da algunas recomendaciones para discernir –en la medida de lo posible– la veracidad de las “informaciones” que nos llegan. Son consejos muy interesantes y útiles.
El lector, si sigue el libro con atención, verá que el autor responde a las preguntas que plantea con un NO rotundo, un SÍ. O, NO LO SABEMOS, PROBABLEMENTE NO, o recomienda ser prudentes, lo que nos muestra que no es alguien dogmático. Cuando dice “no” o “sí” es porque lo ha comprobado acudiendo a las fuentes. Y si hay alguna probabilidad, nos lo dejará saber, lo cual me habla de su fiabilidad.
Definitivamente, Mitos que los cristianos creemos y compartimos de Gary Shogren es un libro que merece la pena leer y aplicar su contenido. Nuestra responsabilidad como cristianos frente al mundo nos exige liberarnos de prejuicios, de supuestas “verdades” no demostradas –o más bien demostradamente falsas– porque nuestra credibilidad –y en verdad la credibilidad de Dios– está en juego.
José Mª Baena
Septiembre de 2023
PREFACIO
¡Ojalá que toda la gente tuviera acceso a toda la verdad! Entonces el engaño no podría existir.
O así era la esperanza original de Internet. El sueño de que los errores de hecho se derretirían bajo el sol caliente del conocimiento.
¡Eso resultó ser el mayor mito de todos!
Tomemos como ejemplo que, ahora cualquiera puede leer el mito más feo y más perverso del último siglo y medio. Los Protocolos de los Sabios de Sion era un documento que “revelaba” que los judíos dirigían el mundo desde la sombra. Como amos de las marionetas, manipulaban la economía, los medios de comunicación, fomentaban la apostasía religiosa y el malestar social. En 1921, el Times de Londres lo desacreditó completamente como un engaño. Sin embargo, Los Protocolos sirvió de justificación para los campos de exterminio de la Alemania nazi.
Los mitos pueden matar a millones.
Hace décadas, uno habría tenido que ir a una biblioteca universitaria para buscar un ejemplar de los Protocolos. Hoy la gente puede descargarse el libro en cuestión de minutos y decidir si le parece o no verdadero.
Los mitos están al alcance de la mano.
En mi investigación para este libro, descubrí que las fuentes de información cristianas a veces son tan poco fiables como las no cristianas. O incluso menos fiables. Mientras realizaba la edición final de este libro, recibí tres rumores cristianos falsos (y ridículos) a través de Facebook. Y los no cristianos se burlaban de nosotros por ser tan crédulos.
Los mitos erosionan nuestro testimonio ante el mundo.
Hay leyendas inofensivas, como por ejemplo una que intenta explicar la anchura de los rieles de un ferrocarril. Supuestamente tienen exactamente la misma anchura que las ruedas de carruajes de la antigua Roma y la gente seguía utilizando la misma medida sin detenerse a preguntar por qué.
Otra leyenda tiene que ver con una mujer que siempre cortaba una parte de un trozo de carne antes de asarlo. Cuando su marido le preguntó por qué, ella respondió: “Bueno, ¡es como siempre lo hizo mi mamá!”. Cuando él le preguntó a su suegra, contestó: “Bueno, ¡es como siempre lo hizo mi mamá!”. Y cuando fue a preguntarle a la abuela, esta dijo: “¡Ah, eso! Es porque no teníamos una sartén lo suficientemente grande, ¡así que por eso teníamos que partirla, para que cupiera!”.
Hay historias sobre personas que supuestamente han muerto pero que siguen vivas. Lo dicen de Elvis Presley, Pedro Infante, Alan García. La leyenda del rap Tupac Shakur supuestamente no fue asesinado a tiros, sino que se esconde en La Habana. Y por supuesto: ¡Adolf Hitler supuestamente huyó a la Patagonia! La gente quiere oír los secretos de los famosos, y por eso hay extraños rumores sobre Ricky Martin, Lady Gaga, KISS, La Oreja de Van Gogh, etc.
Quizás haya oído que las alcantarillas de Nueva York están infestadas de caimanes gigantes.
Por supuesto, unos rumores resultan ser ciertos, como por ejemplo la historia de un hombre que en el 2013 demandó a Apple por haberse hecho adicto a la pornografía. ¡Mentira!, dije yo cuando lo escuché. Pero, en realidad, sí ocurrió. (El hombre perdió el caso; véase más adelante).
Todos los anteriores podemos etiquetarlos como “mitos seculares” de la cultura general.
A mí me interesan los mitos cristianos y lo preocupante de esto es que, parecen tener, si usamos el término técnico, una “semivida” más larga que sus homólogos seculares. Entre los casos que vamos a mostrar como ejemplo, están: la historia de la computadora conocida como “La Bestia”, que ha circulado durante más de medio siglo; o donde se dice que los científicos demostraron el Largo Día de Josué.
Otro ejemplo es la leyenda de que José construyó las grandes pirámides de Guiza para almacenar granos para la hambruna que se avecinaba, misma que tiene más de mil años.
Mucho después de que el mundo se canse de “contar historias” sobre Lady Gaga, estos mitos cristianos seguirán vigentes.
No exploraremos en este libro cuestiones exegéticas, por ejemplo: tengo opiniones firmes sobre el Hombre Miserable de Romanos 7, sobre la Segunda Venida, los dones espirituales y la capacidad de las mujeres para diferentes ministerios; pero estas, son cuestiones de interpretación bíblica.
Lo que nos interesa en este libro no es la buena o mala “interpretación”, sino la “desinformación”, los falsos rumores que sesgan nuestra visión de Dios y del mundo.
Pablo dijo a Timoteo: “Timoteo, ¡cuida bien lo que se te ha confiado! Evita las discusiones profanas e inútiles, y los argumentos de la falsa ciencia” (1 Tm 6:20 NVI). ¡Y debería alarmarnos recordar que “la falsa ciencia” en el contexto de Pablo, provenía de personas que se identificaban como creyentes cristianos!
Es razonable suponer que los cristianos deberíamos ser más perspicaces y estar mejor informados que el resto del mundo. Y como instaremos en la conclusión, que seamos ejemplos de personas que aman la verdad y se aman los unos a los otros.
Espero que esta obra sirva como medida de ayuda.
REFERENCIAS:
“Todavía se las creen: las 17 leyendas urbanas más disparatadas de la historia pop”. https://elpais.com/elpais/2017/02/24/icon/1487938785_981010.html.
“Un hombre demanda a Apple por su adicción a la pornografía”. https://www.eleconomistaamerica.com/empresas-eAm-usa/amp/4998184/Un-hombre-demanda-a-Apple-por-su-adiccion-a-la-pornografia.
Jan Harold Brunvand, The baby train and other lusty urban legends (New York: W. W. Norton & Co., 1993), dice que los mitos se dividen en las siguientes categorías: leyendas sobre automóviles; leyendas sobre animales; leyendas de terror; leyendas sobre accidentes; leyendas sobre sexo y escándalos; leyendas sobre crímenes; leyendas sobre negocios y profesionales; leyendas sobre gobiernos (incluida la ciencia frente a la religión); rumores y leyendas sobre famosos; leyendas académicas.
INTRODUCCIÓN
Recuerdo la primera vez que escuché un “mito cristiano”. Tenía unos 12 años y estábamos en la clase de la escuelita dominical. Nuestra maestra nos informó de que “todas las niñas nacen con un número par de costillas, dos grupos de doce. Y a todos los niños les falta la vigésima cuarta costilla y, por tanto, tienen un número impar. Eso es porque mientras Adán dormía, Dios tomó una de sus costillas, y cerró la carne en su lugar cuando formó a Eva. Y desde entonces, por esa supuesta razón: ¡a todos los varones les falta esa costilla! Y eso demuestra a su vez que nuestra Biblia es cierta”.
Mi reacción inmediata fue, en retrospectiva, la correcta. Mientras la lección continuaba, conté disimuladamente mis propias costillas a través de mi camisa. Y las volví a contar: por lo que pude determinar, yo tenía un número par, a pesar de ser varón.
Años más tarde, me hicieron una radiografía y me confirmaron que tenía todas las costillas. Y como aprendí en la escuela secular, normalmente tanto los hombres como las mujeres suelen tener 12 pares de costillas. Además, el hecho de que un hombre pierda una parte de su cuerpo no significa que su descendencia vaya a nacer con la misma parte que le falta. Conozco a un hombre que perdió parte de sus dedos en un accidente de trabajo; por supuesto, todos sus hijos nacieron con dedos normales.
La “costilla perdida” es un mito. Un mito que sigue circulando.
Esa categoría es notoriamente difícil de definir. Aquí utilizaremos “mito” para denotar una creencia popular que no tiene base en los hechos. La gente siempre ha creído y compartido historias falsas; a veces lo hacen con mala intención y otras veces lo hacen porque es lo que “ellos creen”. Los medios de comunicación digitales han dado alas a los mitos, de modo que un individuo puede transmitir uno a millones de personas en una fracción de segundo.
He aquí un segundo ejemplo, que vi en una revista cristiana. Estaba etiquetado como “la verdad”:
En el sur de Estados Unidos, dos hombres conducían por una carretera rural. Vieron a un hombre haciendo “autostop” y se ofrecieron llevarle. Se sentó atrás y los tres hablaron durante un rato; pero luego, el hombre declaró abruptamente: “Jesús va a volver y muy pronto”. Cuando se volvieron para preguntarle qué quería decir con esto, ¡vieron que el desconocido había desaparecido!
Hay más en la historia, que entra en una categoría especial de mito: la “leyenda urbana”. Más tarde volveremos a hablar sobre al “autoestopista desaparecido”, antes de concluir este volumen.
Ya sea en conferencias o en las redes sociales, respondo preguntas sobre rumores que circulan en los círculos grupos cristianos: ¿Tiene la lata de la bebida energética Monster el 666 en letras hebreas? ¿Probó la NASA matemáticamente el “Largo día de Josué”? ¿Se han descubierto esqueletos de gigantes humanos que prueban el Génesis 6? Y la lista continúa, con nuevos rumores cada mes.
En los años 90 y principios de los 2000, las historias se enviaban a través de correos electrónicos en masa. Una persona recibía un anuncio urgente. El mensaje exigía que el destinatario lo transmitiera a todos sus conocidos. Y así lo reenviaba a todas las personas de su lista. Luego, usted recibiría el correo electrónico viral y su nombre podría ser uno de los cientos de la lista de destinatarios. Ahora lo mismo sucede a través de Twitter, Facebook y otros medios.
Las cosas no han hecho más que empeorar, especialmente cuando se inventó YouTube en 2005. Una vez un estudiante me habló de algo que había visto en YouTube. Intenté corregir lo que había visto. “Sí —contestó—, pero es que, ¡lo he visto en YouTube!”. Le señalé que, aunque una cosa esté en YouTube, puede ser poco fiable. “Pero... pero... pero... ¡YouTube!”, fue su horrorizada respuesta.
Ah, sí, YouTube: mientras que antes se buscaba la verdad en el púlpito o en el periódico, ahora se busca en vídeos hechos por aficionados. Actualmente estoy echando un vistazo a vídeos que demuestran que el Arca de la Alianza está escondida en Arizona, Estados Unidos. Otro, que el rey Salomón tenía una máquina voladora, provista por extraterrestres. Otro, que hay mensajes divinos ocultos en el ADN humano. Estos mitos son relativamente inofensivos, pero otros son un veneno mortal: en YouTube se dice que una determinada versión de la Biblia es una “perversión” satánica; o que si se pronuncia el nombre del salvador como “Jesús” no se puede salvar.
Como todas las personas, tenemos la tendencia a creer las cosas que queremos que sean verdaderas (a mí también me gustan los titulares que dicen: “¡Prueba de que la Biblia es realmente cierta!”), o que nos parecen verdaderas. Del mismo modo, rechazamos lo que nos parece falso. Es por ello, que entre nuestros capítulos incluiremos breves descripciones sobre los recientes descubrimientos acerca de la “cognición humana”: es la ciencia que pretende explicar por qué pensamos como lo hacemos y nos formamos opiniones como lo hacemos.
Para los cristianos, es crucial que digamos la verdad y que evitemos lo que no es cierto. Esto no es simplemente para que podamos estar mejor informados; es porque nuestro deber ante Dios es no dar falso testimonio. ¿Cómo aceptará el mundo nuestra verdad principal, la resurrección de Jesús, si somos personas que se creen historias sin probarlas?
Mi reto: antes de transmitir algo como verdadero, detengámonos y preguntémonos: “¿Cómo sé que esto es cierto? ¿Qué haría falta para convencerme de que no es cierto? ¿Es tan urgente que no puedo dedicarle unos minutos de investigación antes de transmitirlo?”.
En este volumen nuestro lema será “el discernimiento cuidadoso”.
NO seguiremos este axioma: “Una cosa SÍ es probablemente verdadera a menos que podamos demostrar que es falsa”.
SÍ, nuestro principio será uno de discernimiento rigoroso: “Una cosa NO está probada, hasta que se demuestre que es cierta”.
Mientras usted lee, puede sentir que se resiste a mis conclusiones. “Un momento; tal o cual cosa es cierta”, dirá usted, “es que, lo he oído de una persona de confianza. Y además encaja con lo que yo creo”. Por supuesto, puede que mi opinión sobre una cosa sea errónea y que usted tenga razón. Sin embargo, puedo advertirle por experiencia personal: cuando alguien trata de corregir lo que ya creemos, respondemos de forma emocional. Porque alguien está insinuando que hemos sido engañados, “embaucados” por otra persona, podríamos sentirnos avergonzados.
¡Entiendo el dolor de ser engañado por un mito! Hace muchos años, vi un anuncio de la televisión musical MTV, donde decían que iban a dedicar un día entero a mostrar vídeos de música de ópera. “¡Por fin! —pensé—. En lugar de todos esos vídeos de música pop, ¡algo de música clásica!”. Incluso les conté a algunos amigos lo que la MTV planeaba hacer. Así que imagínese mi vergüenza cuando me di cuenta de que todo era una broma. En algunos países, el 1 de abril es el “Día de los Inocentes” y en Estados Unidos es costumbre gastar bromas a los demás. ¡El anuncio de la ópera era una broma del Día de los Inocentes! Me habían engañado, ¡a mí!
Cuando tratamos la verdad y la falsedad, debemos dejarnos guiar por el Espíritu, que sobre todo quiere guiarnos en toda la verdad y, sobre todo, mostrarnos amor los unos a los otros. Espero que nadie sienta que quiero burlarme de él o ella por aceptar y transmitir un mito. Mi propósito es invitarles a considerar información que quizá no conozcan, para tomar mejores decisiones.
El Señor dijo a sus discípulos: “Los envío como ovejas en medio de lobos. Por tanto, sean astutos como serpientes y sencillos como palomas” (Mateo 10:16 NVI). Dijo “sencillos”; no “ingenuos”.
Aunque probablemente haya cientos de estos rumores en el aire, nos ocuparemos de menos de treinta. Tendrán que ver con la Biblia, los idiomas bíblicos y los rumores modernos. A continuación, plantearemos cuestiones sobre cómo detectar nuevos mitos cuando aparezcan, ¡y aparecerán nuevos!, para que no nos sorprendan en el futuro.
Cuando veamos algo interesante, algo que parezca confirmar lo que queremos creer, en lugar de aceptarlo al pie de la letra, detengámonos y “contemos las costillas”.
MITOS SOBRE LA BIBLIA
Capítulo 1
¿LA “REGLA DE PRIMERA MENCIÓN”ES UN PRINCIPIO DE INTERPRETACIÓNBÍBLICA? APARENTEMENTE NO.
Una regla del estudio de la Biblia es dejar que la Escritura interprete la Escritura. Pero algunos tratan de extraer más “jugo” del que realmente puede contener “la fruta”, de encontrar un significado que no es obvio para el lector. Al respecto E. W. Bullinger lo explica así (para facilitar la consulta, todas nuestras fuentes y recursos se agruparán al final de cada capítulo):
…La primera mención de palabras, expresiones, y elocuciones son generalmente esenciales para su interpretación. Esta es una ley que llevamos poniendo en práctica desde hace tiempo, y que todavía no ha fallado ni una sola vez. La primera mención de una palabra, o expresión, o una elocución es la clave para su uso y significado subsecuente; o por lo menos una guía en el punto esencial conectado con ella…
A veces se empaqueta como: si uno realmente cree en la Biblia, entonces creerá en la ley de la primera mención, ¡la inspiración lo garantiza! La “regla” se basa en la suposición de que, si con Dios no hay coincidencias, entonces cada cosa que encontramos en la Biblia tiene un significado oculto.
Pongámoslo a prueba con un ejemplo común: la primera mención de una serpiente en la Biblia es en el Edén, en Génesis 3 y la serpiente representa, a veces, a Satanás en pasajes posteriores.
Sin embargo, Bullinger se desvía hacia la presunción cuando afirma sobre la regla que, “...todavía no ha fallado ni una sola vez...”. Por ejemplo, he aquí un ejemplo en el que sí falla: David Jeremiah invoca el mismo principio para entender el significado de “adoración”. Dice que el primer uso de la palabra hebrea “adorar” se encuentra en Gn 18:2, donde Abram se inclinó ante los visitantes, sin saber que eran divinos. ¡Luego dice que esa referencia no cuenta, porque la primera mención que realmente significa “adorar a Dios” se encuentra en Gn 22:5! Entonces, ¿cuál es la primera referencia: 22:5, o –como literalmente es el caso– 18:2? Entonces, “serpiente” funciona, pero “adorar” no; ¿cómo se puede afirmar que la regla es infalible?
¿Por qué otra razón podría ser problemática esta “regla”?
¡No hay ninguna referencia a la regla de la primera mención en la Biblia!
Se trata de un argumento a partir del silencio, pero en este caso es válido: que, si la primera mención es una clave vital para “estudiar la Biblia de forma seria”, ¡en algún momento, algún protagonista bíblico, Moisés o Ezequiel o Pablo, la habría mencionado! Pero nunca lo hacen.
De hecho, durante años he impartido el curso de interpretación bíblica (hermenéutica) antes de oír hablar de este principio. Créame, si los expertos en interpretación bíblica hubieran observado la regla por medio de estudio inductivo, ¡habrían escrito libros enteros sobre ella! (El lector debería ver mi artículo “La letra mata y el Espíritu vivifica”, véase más adelante, en el que trato otra supuesta regla de la hermenéutica).
Otro problema fundamental: ¿Qué es lo que viene “primero” en la Biblia?
Este principio debe presuponer que los libros de nuestra Biblia están en el orden preciso en que deben estar, desde Génesis hasta Malaquías, desde Mateo hasta el Apocalipsis. Pero esto es insostenible. Ni siquiera en el canon judío están los libros en el orden de nuestra Biblia: sus 24 libros (¡no 39!) están en un orden diferente: Reyes (1 y 2 Reyes, juntos forman un libro; igualmente sucede con Samuel y Crónicas) es seguido inmediatamente por Isaías; Malaquías por los Salmos; Daniel viene después de Ester; Crónicas (1 y 2 están combinados) es el libro final del Antiguo Testamento judío. Así que, a menos que estemos dispuestos a inventar una nueva doctrina, que Dios inspiró el orden correcto de los libros, exactamente en la forma que tenemos hoy, entonces: ¿cómo se puede encontrar la “primera” mención de una cosa? El Nuevo Testamento es igualmente complicado: el Apocalipsis quizás es el último libro escrito, pero 1 Tesalonicenses es muy probablemente el primero. Las cartas de Pablo aparecen en orden descendente de tamaño, no de fecha. Algunos manuscritos tienen los evangelios en el orden “occidental”: Mateo, Juan, Lucas, Marcos. Así que la “primera mención” tendría que ser una idea secreta que Dios nos da en nuestras Biblias protestantes impresas, pero que no le dio a Israel o a la iglesia primitiva.
La primera mención lleva a la gente a ignorar el contexto
Un ejemplo: el primer uso de Elohim se encuentra justo al principio de la Biblia, la tercera palabra de Gn 1:1 en hebreo. Se refiere al verdadero “Dios”, el Creador. ¿A dónde nos puede llevar este principio? Consideremos que el término Elohim se aplica a otros “dioses” en los Diez Mandamientos (Éx 20:3); a los ángeles (Sal 8:5); a los jueces humanos (Sal 82:6). ¿Cómo interpretamos Elohim en estos tres textos? No por Gn 1:1, sino por sus contextos específicos. En este caso, o nos basamos en el contexto o nos basamos en la “primera mención”, pero no podemos hacer ambos.
El problema de los contraejemplos
Tomemos como ejemplo al azar la primera referencia a un “cuerno” en la Biblia. Según Gn 22:13 NVI: “Abraham alzó la vista y, en un matorral, vio un carnero enredado por los cuernos”. Si utilizamos ese verso para interpretar Ap 13:1 NVI – “Entonces vi que del mar subía una bestia, la cual tenía diez cuernos y siete cabezas”, ¿qué tipo de interpretación artificial produciría?
Ni siquiera menciono otra obvia señal de alerta: si la primera mención tiene que ser la palabra hebrea, o su traducción al español; la elección de una u otra llevará a resultados diferentes. Entonces, en el caso de “adorar”, tanto Gn 18:2 como 22:5 utilizan el verbo hebreo javah. ¿Pero qué pasa con el verbo barakh, que es un sinónimo? ¿Y cómo ayuda su uso en Génesis a desentrañar los intricados de Gn 24:11 NVI, donde el siervo de Abraham “hizo que los camellos se arrodillaran (el verbo barakh) junto al pozo de agua”?
El objetivo de la “hermenéutica” es llegar al significado de la Biblia, de la manera que la Biblia indica. Esas reglas artificiales e indemostrables, como la “primera mención”, pueden alejar al creyente del estudio cuidadoso de la Palabra en su contexto.
RESUMEN
La Biblia no habla en ninguna parte del principio de la primera mención; hay que importarlo al texto bíblico.
Los autores de la Biblia no utilizan este principio en ninguna parte.
A veces da lugar a interpretaciones descontextualizadas o forzadas.
Si una regla funciona solo ocasionalmente, e incluso entonces parece caprichosa, entonces no es una regla.
FUENTES
E. W. Bullinger, Cómo disfrutar de la Biblia.https://www.scribd.com/document/166812741/Como-Disfrutar-de-La-Biblia-Ew-Bullinger. Lo hemos parafraseado para suavizar el estilo en español.
Este estudio emplea la supuesta regla: “La Biblia y los eventos del porvenir”, http://williancan.blogspot.com/p/blog-page_13.html.
David Jeremiah, My Heart’s Desire: living every moment in the wonder of worship (Nashville: Integrity Publishers, 2002), p. 63. https://www.google.com/books/edition/My_Heart_s_Desire/EO4EZfJThiYC?hl=en&gbpv=0.
Gary Shogren, “La letra mata y el Espíritu vivifica”, en Cuando venga el Consolador: ensayos sobre el don del Espíritu y su poder en la iglesia (Barcelona: CLIE).
La mente humana:Patrones
Entre los capítulos de este libro, incluiremos breves secciones sobre la cognición, el estudio de cómo pensamos. En las últimas décadas, los expertos en cognición humana han podido describir con mayor precisión cómo procesamos los datos. Las secciones sobre cognición son un poco técnicas, y el lector puede saltárselas, pero pueden ayudar a explicar cómo y por qué creemos lo que creemos, ¡incluso cómo llegamos a creer un mito! Nuestro primer tema es “Patrones”.
Dios nos creó para poder ver datos y detectar patrones en ellos. ¡Sin esa capacidad no podríamos vivir! Un ejemplo útil: cuando estamos sentados alrededor de una mesa con amigos y una persona se aclara la garganta, reconocemos ese patrón de la conversación humana y pensamos que podría tener algo que decir.
Si una persona tiende a ver conexiones irreales entre datos no relacionados, podría estar experimentando la apofenia: “consiste en percibir patrones, conexiones o ambos en sucesos aleatorios o en datos aparentemente sin sentido”. (Aunque la Wikipedia no siempre es fiable, sí es para estas definiciones de varios términos cognitivos). Por ejemplo, unos jugadores compulsivos creen ver patrones significativos, tienen “sistemas.” La ruleta ha dado rojo las últimas cinco veces, por lo tanto, ¡la próxima también tendrá que ser roja!
Otro tipo de función cognitiva relacionada recibió el nombre de sus descubridores. “El Fenómeno Baader-Meinhof (también conocido como Ilusión de frecuencia o catapulta) sucede cuando una persona, después de haber aprendido algún hecho específico, una frase, una palabra, o la existencia de una cosa por primera vez, se la encuentra de nuevo, quizá muchas veces en un periodo corto después de haberlo aprendido”. Por ejemplo, usted puede pasar toda su vida sin oír una palabra sobre la regla de primera mención; pero después de oírla una vez, ¡de repente la verá por todas partes! Esto se debe a que nuestra mente no verá un patrón de una cosa si no lo hemos visto la primera vez.
Un ejemplo cristiano: dos amigos míos dijeron que habían visto una sorprendente coincidencia la semana anterior. El primero dijo que había estado leyendo el Apocalipsis y que se sintió fuertemente atraído por Ap 11:3 NVI – “Por mi parte, yo [Dios] encargaré a mis dos testigos que, vestidos de luto, profeticen durante mil doscientos sesenta días”. El segundo amigo dijo entonces: “Esta semana yo estaba cortando el césped y vi un trozo de papel en la hierba. Lo recogí para tirarlo, y por casualidad lo miré: ¡era una página de la Biblia y también contenía Ap 11:3!”.
Se preguntaban si Dios les decía que debían trabajar juntos en algún ministerio. En este caso, no recuerdo que les ocurriera nada especial como resultado. De hecho, uno murió poco después y el otro, creo, se apartó de la fe.
La lección: el hecho de que veamos patrones o sigamos viendo una cosa después de conocerla por primera vez no implica necesariamente que sea significativa.
FUENTES
“Apofenia”. https://es.wikipedia.org/wiki/Apofenia.
“El Fenómeno Baader-Meinhof”. https://es.wikipedia.org/wiki/Fen%C3%B3meno_Baader-Meinhof.
Capítulo 2
¿HAY MENSAJES DIVINOS ESCONDIDOSEN EL ADN HUMANO? NO.
Este será un ejemplo fácil.
El titular del 22 de junio de 2014 gritaba: “Primera prueba científica de Dios encontrada” (First Scientific Proof of God Found). Los científicos habían descubierto que el “ADN basura” humano, cuando se descifra correctamente, ¡contiene un mensaje de Dios en arameo! Por lo menos, eso fue lo que dijeron los científicos del Wyoming Institute of Technology (W. I. T.; en español se llamaría Instituto de Tecnología de Wyoming).
El titular contiene varios problemas. En primer lugar, ¡no existe un Wyoming Institute of Technology! (Sí hay un Wyoming Technical Institute [Instituto Técnico de Wyoming], el cual es un instituto académico legítimo).
Otra consideración: el ADN humano no puede comunicar mensajes en arameo, ni en ninguna lengua.
Y el golpe de gracia: en realidad toda la página web del W. I. T. (witscience.org) contiene como es bien sabido, historias falsas, ofertas de trabajo falsas y descripciones de proyectos ficticios en los que estaban trabajando. Fue el W. I. T. el que “descubrió” que los paneles solares están “agotando el sol de su propia energía, posiblemente con consecuencias catastróficas mucho peores que el calentamiento global”. Otra de sus historias fue que: “Se está intentando clonar a Jesús”. O qué tal: “El procedimiento de cambio de sexo ya está disponible para las mascotas”. De eso, el W. I. T. inventó “olfatovisión” (“smellovision”), televisión que produce olores según el programa de televisión, pero que –¡por supuesto!– el gobierno no permitiría su fabricación. Ya ve a dónde va esto.
La historia del ADN fue, por cierto, escrita por un Dr. DasMeerungeheuer, cuyo apellido significaría “El monstruo del mar” en alemán. Dijo que la investigación fue escrita en parte por académicos de la fundamentalista Universidad Bob Jones, ¡otra pista de cómo se burlan del cristianismo!
El cuento del ADN fue una historia inventada por bromistas que intentaban hacer que los creyentes en la Biblia parecieran crédulos. Y lo consiguieron.
RESUMEN
Cuidado con la “ciencia” de Facebook.
Cuando se informa ampliamente de que un sitio es satírico: ¡créalo que es satírico!
Parece que hay más sitios de sátira en inglés que en español. Sin embargo, los artículos en inglés aparecen a menudo traducidos al español.
FUENTES
Este grupo W. I. T. solía tener una página web (witscience.org), pero ya no está operativa. Sin embargo, he recuperado el artículo sobre el ADN: “First scientific proof of God found” (Primera prueba científica de Dios encontrada). https://web.archive.org/web/20140625090326/http://witscience.org/first-scientific-proof-god-found/
En Facebook, witscience todavía tiene una página, pero no ha publicado nada desde 2015: https://www.facebook.com/witscience/. Su último post se burlaba de los seguidores de Donald Trump: “Un estudio pionero publicado por el Wyoming Institute of Technology ha descubierto que el liberalismo es una condición causada por cromorsomas defectuosos”. Y sí, escribieron mal “cromosomas”, ¡en broma, supongo!
Otro ejemplo satírico del “Instituto” – “Según un Estudio del Instituto de tecnología de Wyoming, uno de cada tres americanos ya podrían ser implantados con un chip RFID”. 2014. http://www.rfidhy.com/es/many-amazing-uses-rfid-technology/
La historia de los paneles solares del W. I. T fue copiada y republicada por otro sitio web satírico, The National Report, aquí: https://nationalreport.net/solar-panels-drain-suns-energy-experts-say/
Hay una lista de sitios y artículos satíricos: “‘Por favor, pásame la sal’ y otros estudios satíricos escritos por científicos”. https://eldefinido.cl/actualidad/mundo/8852/Por-favor-pasame-la-sal-y-otros-estudios-satiricos-escritos-por-cientificos/. Uno en inglés es https://en.wikipedia.org/wiki/Parody_science.
La mente humana:Considerar la fuente