Nahir - Mónica Viviana Homs - E-Book

Nahir E-Book

Mónica Viviana Homs

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Beschreibung

La fuerza del amor paternal, moverá todas las piezas del tablero para dar regreso a un sentimiento jamás sentido y a la debilitada mente maternal que sí lo experimentó. De la mano de su inseparable progenitor, deberán sortear obstáculos, con la inminente exposición de altas emociones. Manteniendo la fe, la esperanza y la sabiduría de la mente y del corazón, con la única prioridad de devolver el tesoro perdido a un atormentado corazón maternal. Aunque quizás, no sea como lo soñado, pero siempre habra una manera de ver las cosas que los haga sentir que han encontrado la felicidad, aún así, cuando ésta no sea completa.

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Seitenzahl: 322

Veröffentlichungsjahr: 2018

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Editorial Autores de Argentina

 Homs, Mónica Viviana 

   Nahir / Mónica Viviana   Homs. - 1a ed . - Ciudad Autónoma de Buenos Aires : Autores de Argentina, 2018.

   Libro digital, EPUB

   Archivo Digital: descarga y online

   ISBN 978-987-761-317-9

   1. Novela. I. Título.

   CDD A863

Editorial Autores de Argentina

www.autoresdeargentina.com

Mail:[email protected]

Diseño de maquetado: Maximiliano Nuttini

Nahir

© Mónica Homs

Diseño de portada: Leonardo Orive

Diagramación: Jesús Orive

[email protected]

Primera edición

Buenos Aires – Argentina 2018

Los hechosy o personajes de NAHIR son ficticios, cualquier semejanza con la realidad es mera coincidencia.

Queda hecho el depósito que establece la LEY 11.723

Impreso en Argentina –Printed in Argentina

A mis hijos Cynthia y Jesús, por enseñarme que en la vida siempre se puede volver apostar.

Gracias a ellos por ser mi pilar y por darme la seguridad para lanzar la moneda nuevamente.

A mi adorado peludito “León”, por ser mi inspiración y enseñarme que el amor es incondicional en toda medida.

A mi marido Leo, por transitar a mi lado este proyecto.

A todos y cada uno de los miembros de mi gran familia.

A mis lectores por seguir esta historia.

¡Soñar y hacer un sueño realidad no es imposible!

No sé cuánto tiempo llevo dormida, horas, días. No siento mi cuerpo, mi cabeza pesa, mis ojos no pueden ver, es confuso, nuboso. Mi boca está seca, siento mis labios partirse, tengo sed, frío, este lugar es frío… La oscuridad me rodea, y no puedo distinguir donde estoy, rozo mis manos por el piso, estoy recostada sobre él, es duro y denso.

Mi mente trae confusos recuerdos, yo estaba en el parque, Nahir estaba conmigo, todo era perfecto, el sol brillaba, su cabello de color oro resplandecía más que el sol. La música del viejo carrusel sonaba a lo lejos, a él le gustaba dar vueltas subido al carrusel, mientras yo, imitaba a la sortija con mis llaves. Él es todo en mi vida, es el consuelo que le faltaba. Cuando llegó a mí, me hizo inmensamente feliz y solo viví para él. Es el tesoro más preciado que tengo.

Intento mover mis piernas, me pesan como si tuviese algo encima de ellas, no puedo inclinarme para ver, me cuesta ver, todo está oscuro y mi vista nublada. Siento voces lejanas, pero no puedo distinguirlas, quiero pedir ayuda pero mi voz no sale… Me duele la cabeza, siento opresión en el pecho. Frío, mucho frío. Trato de ponerme de pie sujetando mi cuerpo con mis brazos, pero no lo consigo, siento todo mi cuerpo pesado, me arrastro para ver si hay algo en el piso que pueda ayudarme a ponerme de pie.

Las voces se escuchan cada vez más cerca. Siento la puerta que se abre, alguien entra…

– Ayúdenme, por favor… ¿Dónde estoy? ¿Dónde está Nahir? –pregunto en vano.

Nadie responde. Logro tocar un brazo pero no distingo cara ni cuerpo, no se si es un hombre o una mujer. Lloro, grito desconsolada, ya con mi voz aguda.

– ¿Quién eres? Ayúdame.

Mis ojos pesan… No logro ver, siento que una mano me roza el brazo. Todo lo que veo es negro y nada tiene sentido.

Puedo escuchar los pasos alejarse, la puerta se cierra.

Dejo mi cuerpo caer sobre el suelo, en donde estoy… Ya sin nada de fuerzas.

– Nahir, Nahir… ¿Estás ahí? –todo suena hueco.

Aél le gustaba jugar a las escondidas. Me acuerdo cuando nos mudamos a la gran casa en Medellín, una casa muy antigua, con escaleras de mármol, Nahir corría por ellas hasta llegar al piso de arriba, se metía en el closet de la entrada del pasillo. A él le encantaba que yo lo buscara y no pudiese darme cuenta de su escondite. Solía hacerlo dos o tres veces al día. Nahir no salía a jugar afuera si yo no iba con él. Sentía inseguridad, de noche debía cantarle antes de dormir, y nunca dejaba que la luz quedase apagada para que no se asustara, si había tormentas, a media noche corría a mi cuarto y se metía en mi cama.

– Abrázame –decía con su vocecita–abrázame así pasa mi miedo.

Cuando Nahir llegó a mi vida, yo estaba sola, vacía, no tenía nada ni nadie por quien vivir. Él le puso esa magia a todos mis días, le puso color, solo él sabe cómo sacarme una sonrisa. En mis peores momentos, soloél me calma.

Intento nuevamente llamarlo:

– Nahir, ¿Estás ahí?

La puerta se abre lentamente, alguien entra, puedo sentir sus pasos. No logro verlo, pero lo siento. Se agacha, quiero tomarle la mano, pero no consigo que mis manos puedan tocarlo, no tengo fuerzas, no siento mi cuerpo… Quiero hablar y las palabras no me salen. Entre el esfuerzo y la desesperación logro escuchar su voz, parece de una mujer, ella me toca la mano y me dice:

– Tranquila, todo va a estar bien.

Quiero hacerle mil preguntas pero no puedo hablar. Es como si mi boca de repente estuviese pegada.

No me salen más que las lágrimas que caen sobre mi rostro y mojan mis labios secos.

Recuerdo cuando estuve enferma. Tenía mucha temperatura y Nahir cuidaba de mí. Con sus pequeñas manitos pasaba paños fríos sobre mi frente para calmar la fiebre. Y me cantaba la misma canción de cuna que tanto le gustaba a él… <<Duerme tranquila, yo te cuidaré, por ti velaré, tu mano no soltaré… Juntos venceremos el temor, yo te cuidaré, siempre contigo estaré>>.

Era su canción favorita. Cada noche antes de dormir debía cantarle al oído esa canción. Lo hacía sentir seguro y nada le daba miedo.

Aún recuerdo cuando Juana me decía que no podría, que no lograría hacerlo, y lo hice. Lo logré, cuidé y viví por él… Vivo porél, no dejaré que nadie le haga daño. Él es mi vida, es mío y nadie va a poder sacármelo. ¿Dónde está ahora? Vuelvo a llamarlo…

– Nahir, Nahir…

Pero no responde.

Mis ojos pesan y quiero dormir. El sueño me vence… No logro moverme y me cuesta respirar. Y Nahir no está, ¿Dónde estará? ¿Con quién? ¿Qué es esto? Esta situación me lleva a pensar en cualquier cosa. Trato de recordar lo que pasó por última vez, pero no puedo…

El sol brillaba tan alto, era un día muy cálido y decidimos salir a pasear, Nahir nunca salía si no era de mi mano, el temía a la calle y yo no podía soltarlo, me atemorizaba que algo le sucediera sin mi compañía.

Fuimos al parque, lo hamaqué alto y fuerte como a él le gustaba. Comimos un copo de azúcar, Nahir ama los copos de azúcar. Fuimos a la calesita, el adora dar vueltas en la vieja calesita del parque. Alfredo, el dueño de la calesita, siempre le regala vueltas gratis a Nahir y lo apodó el niñito delos cabellos de oro. Nahir es un niño tímido y solo se acerca a las personas que yo permito que se acerque, el siente confianza si yo asiento cuál es la persona buena y cuál es la persona que podría hacerle daño.

Juana me dice que sobreprotejo a Nahir, que lo asfixio, Juana no sabe nada, que puede saber ella si nunca tuvo hijos, ella es sola, la vida la trata muy mal, ella vive en el mismo edificio al que hace poco nos mudamos con Nahir. Cuando tengo que salir y no puedo llevarlo conmigo, ella lo cuida.Él le dice “Abuela”.

De noche los ruidos asustan a Nahir, y ella dice que es porque yo lo sobreprotejo, que si un día yo no estoy, el no sabrá defenderse en la vida, porque lo he criado mal. Pero Nahir es un chiquillo muy inseguro, el necesita de mí para sentirse seguro, y Juana no lo entiende… ¿Qué puede saber ella?

Intento no dormirme, quiero saber dónde está, quién tiene a Nahir,¿Por qué estoy aquí, si estábamos en el parque?… ¿Por qué? ¿Cómo fue que aparecíaquí?

Siento pasos, no escucho voces, pero parece que éstos se acercan, la puerta se abre, una visión más clara me deja ver la silueta de una mujer que entra por la puerta. Aún es borrosa la visión pero estoy completamente segura que es una mujer. Se acerca a mí con pasos firmes, como si se sintiese muy segura. La quiero mirar, pero la vista sigue nublada, le tomo la mano, y le pregunto con voz solloza.

– ¿Dónde está Nahir? ¿Qué me hicieron? Por favor no se quede callada, dígame la verdad.

Ella solo acaricia mi cabello y me dice:

– Descansa, Susana, descansa…

Sus palabras me dejan confundida más aún. ¿Quién es ella? ¿Cómo sabe mi nombre? ¿Por qué no me responde lo que le pregunto? Ella sabe dónde está Nahir, pero… ¿Por qué lo oculta? ¿Esto es un secuestro? Por qué me habrían de secuestrar a mí, si yo no tengo dinero, yo vivo sola y con Nahir nos arreglamos como para sobrevivir. No tenemos otra familia, solo somos él y yo ¿Por qué me secuestrarían?

Yo no desconfío de nadie, pero Juana podría ser, a pesar de su avanzada edad, ella siempre se las arregla para ser activa, sale a caminar, pasa horas fuera del departamento, y siempre me ha mirado raro, sí raro, ella es rara, porque cuando viene a casa dice que Nahir está mal criado, ella no debería decir eso, yo he vivido siempre por él, y para él… Pero, ¿Qué puede saber ella si no tiene hijos?

Y si fuese… ¿Don Alfredo?, no, no, Él lo quiere mucho a Nahir, él le dice “el niñito de los cabellos de oro”. No, Alfredo le regala vueltas en la calesita y ríe cuando Nahir intenta sacar la sortija imaginaria del manojo de mis llaves.

Pero todo es muy confuso, de un momento a otro me siento fatal, yo estaba riendo, feliz y viendo a Nahir disfrutar del parque, del sol, estábamos muy a gusto y seguros en ese lugar.

Y ahora… En este lugar oscuro, frío, tirada en el piso, con sed, casi inmóvil, confundida, temblorosa, y sin saber dónde está Nahir.

¿Por qué esa mujer sabe mi nombre? ¿Por qué no me responde donde estáNahir? ¿Por qué? Ella lo tiene, y no lo quiere decir… ¡Dios mío! Intento ponerme de pie para alcanzar la puerta… Y no lo logro, me arrastro hacia la puerta y con mucho esfuerzo intento abrirla y escucho voces, gritos. ¿Qué es eso? Esos gritos provienen de un largo pasillo. Mi visión se pone más clara y solo distingo una larga sala blanca azulejada, fría y desolada, no sé de dónde vienen los gritos y las voces que escucho. Logro salir de la habitación y como puedo me pongo de pie recostándome sobre las paredes, intento resbalar para avanzar de a poco, quiero poder llegar a ver si en algún lugar de donde provienen los gritos está Nahir. Seguro está allí, y debe sentir miedo…

Susurro su canción preferida para que la escuche y pueda salir a mi encuentro:

–Duerme tranquilo… Yo te cuidaré, yo por ti velaré… Tu mano no soltaré… Juntos venceremos el temor… Yo te cuidaré… Siempre contigo estaré.

Voy pisando un poco más firme, ya mi visión se recupera lentamente. Llego al final del pasillo y diviso una puerta abierta, quiero llegar a ella y me apresuro, las voces y los gritos se dejan oír cada vez más fuertes… Llego a la puerta y mi sorpresa es tremenda.

¿Dónde estoy? ¿Quiénes son? ¿Por qué hacen eso? Observo sin ni siquiera pestañear, no puedo salir de mi asombro, en la cama hay una mujer atada, y dos hombres tratan de forzar sobre ella, la mujer grita desesperada. Uno de ellos voltea hacia mí.

– Susana, vuelve a tu cuarto.

No puedo soltar palabra alguna, no me salen… Solo miro esa escena y respondo:

–¿Qué le han hecho a Nahir? ¿Dónde lo tienen? –Descontrolándome, comienzo a gritar– ¡Devuélvanme a Nahir! ¿Dónde está?

Solo me miran, y uno de ellos se acerca a mí, despacio… Mientras veo que se acerca, trato de salir corriendo, pero él es más fuerte y me alcanza. Me caigo al suelo y me sujeta. Sus manos son fuertes, y no puedo vencerlo…

No puedo salir del piso y veo que se acerca el otro hombre, que lleva en su mano una jeringa. Sujeta mi brazo y coloca la aguja. Un frío y denso líquidorecorre mi brazo, la vista vuelve a nublarse, mientras ellos siguen sujetándome con fuerza contra el suelo. Ya no siento mis piernas, y mis ojos pesan, pesan tanto que me resulta imposible mantenerlos abiertos…

Pero hago fuerza, y una figura me causa mucha tranquilidad, allí está, es él, mi niño, Nahir. Extiendo mi mano para alcanzarlo… Camina lentamente hacia mí, y se acerca, de rodillas a mi lado… Toco su rostro, su piel suave y sus cabellos para asegurarme que nada le han hecho. Y siento su pequeña manito acariciar mi cara mientras me dice:

– Todo estará bien, mami, todo estará bien. Cuídate y volveremos al parque…

Sonrío y le asiento con la cabeza, mis ojos se llenan de lágrimas y a su vez se cierran…

Cuatro años antes…

En la clínica de Medellín, yo, el Doctor Juan Civani, médico y director del Centro Psiquiátrico Eliseo que funciona en la clínica, se me informa el ingreso de una paciente…

– Doctor, perdón, pero lo necesitamos en la sala –irrumpe con calma la enfermera.

– Voy, enseguida voy –respondo sin levantar la cabeza de los escritos, en los que estoy muy concentrado.

Una vez en la sala, ingreso y observo.

– ¿Qué tenemos aquí?

Una joven en la camilla. Sus ojos desorbitados, parecen estar mirando un punto fijo, pero a su vez, no mira nada. Sacude sus manos y exclama:

– ¿Qué le han hecho? ¿Dónde está?

– Doctor, es una crisis, un familiar la dejóen la puerta, nos dio sus datos y no expresó mucho más –exclama Ricardo, el enfermero.

– ¿Su nombre? –pregunto.

– Susana –responde Ricardo.

– Susana, ¿Puedes oírme? Soy Juan, el médico que te atenderá y cuidará por el día de hoy. ¿Puedes entenderme, Susana? –insisto, mientras reviso sus pupilas.

– Pásenla a sala –ordeno– yapliquen un calmante. Paso a buscar su ficha y la reviso.

Y me alejo de la camilla, por el pasillo de la clínica.

La camilla avanza e ingresa por lapuerta de una sala. Llevada por Ricardo y en compañía de la enfermera Celena.

En mi consultorio y con una pequeñaficha, solo se su nombre, su edad aproximada, pero nada más.

Antes de ir a ver a la paciente, paso por recepción. Sonia está allí, ella es la encargada de recibir a los pacientes.

– Sonia, ¿Quién acompañaba a la mujer que ingresó? ¿Dejó algún dato sobre ella, algún lugar donde ubicarla? ¿Era un hombre, una mujer?

Sonia me responde:

– Doc, la persona que la trajo dijo solamente que necesitaba ayuda. Era una mujer mayor, no nos dio su nombre, ningún dato sobre ella, solo dijo que la paciente se llama Susana y que ella no podía controlar su estado. Solo eso y se fue.

– Esto será complicado, veré que hacer.

Me retiro pensando en cómo hacer para saber que tengo frente a mí, cuál es su caso, todos los pacientes que tenemos aquí tienen una patología que sobrellevamos con sus familias, todos tienen su horario de visitas, y eso es bueno en muchos casos.

Pero, ¿Y ella? ¿Cómo conoceremos su historia?

Llego a la sala y Susana está dormida, el calmante había hecho efecto en pocos minutos. Observo, su pelo descuidado, sus manos parecen no tener signo de una mujer de esas que trabajan duramente. Sus uñas intactas y cuidadas.

Su aspecto es muy frágil, pero me intriga saber cómo fue su vida hasta el momento y que situación la llevó a caer en esa especie de crisis.

Al entrar preguntaba por alguien. No alcancé bien a escuchar sobre quien quería saber.

Tal vez algún familiar, alguien que solo calma sus crisis. ¿Quién sería la persona que la acompañó?

Salgo de la habitación y cruzo a la enfermera de turno.

–Celena, vigila a la paciente de la sala dos y avísame cuando despierte –le ordeno.

– Sí doctor, yo le aviso. –dice Celena con una sonrisa.

En mi escritorio tengo tanto trabajo, fichas médicas, estudios por revisar, ordenar, pero… Mi cabeza gira en torno a Susana. ¿Qué hacer? Para conocer su patología deberé hondar en su vida, su historia… (Golpean la puerta)

– Adelante.

– Doctor, lo interrumpo…–Sonia, la secretaria.

– Si, Sonia, ¿Qué pasa?

– Afuera, en la sala hay una señora, dice que viene por la paciente que ingresó, quiere hablar con Usted. Viene por Susana, Susana Tompson.

– ¿Susana? ¿De la sala dos?

– Sí Doctor…

– Que pase, hazla pasar ya –Sonia asiste con la cabeza y se retira.

Por la puerta ingresa una señora mayor. Viste un sobre todo azul, con una cartera en su mano, y trae un cuaderno. La miro y con una mano la invito a tomar asiento mientras espero de pie al lado de la silla.

– Buen día, soy el Doctor Juan Civani, director y médico del Centro Psiquiátrico. ¿En qué puedo ayudarle? –le pregunto mientras tiendo mi mano para saludarla formalmente.

– Buen día,Doctor, mi nombre es Juana, Juana Almacera, y he venido a hablarle de Susana, hay muchas cosas que debe usted saber. La mujer se sienta y apoya sobre mi escritorio su cartera y un cuaderno. Doy la vuelta y me siento en mi silla.

– Dígame Juana, estoy a su entera disposición. ¿Cómo conoce a Susana? ¿Quéparentesco la une?

– Bien Doctor, Susana Tompson es una niña muy especial, la conozco desde muy chica. Yo trabajaba en casa de sus padres cuando Susana nació. Su papá Francisco Tompson y su mamá María Arano pertenecen a una de las familias más importantes de Medellín, su casa ubicada cerca del Parque Explora. Don Francisco, su padre, un empresario estricto, dictador, un hombre al cual le gustaba que todo en la familia esté en perfecto orden. La señora María, su madre, ama de casa, complacía todas las reglas impuestas por Don Francisco, era una mujer sumisa, de poco carácter, cuando nacióSusana, ellos criaron a la niña tal cual un cristal. No dejaban nunca a la pequeña Susana sola, cuando la señora quería llevar a la niña al parque, el señor Francisco ordenaba que un guardia de seguridad acompañara a María y la niña. La sobreprotegían mucho. Mientras Susana crecía, esta mostraba un carácter indomable, su padre la castigaba por horas de encierro en su cuarto cuando ella desobedecía sus órdenes. No la dejaban ir sola al colegio, ni tener amigas sino eran de su agrado. Susana nunca pudo asistir a ninguna fiesta, salvo aquellas en las que iban ellos. Cuando Susana cursaba sus estudios en la secundaria, su padre revisaba diariamente sus apuntes, nunca la dejaron experimentar la derrota de una nota baja, la castigaban si eso sucedía. Susana se hizo día a día más rebelde, esperaba la noche y se escapaba a fiestas, encuentros amorosos siempre a escondidas. Hace unos tres años atrás, Susana mantuvo una relación la cual nunca se animó a contar a sus padres. Ella quedó embarazada, nunca quiso contar de quién era ese bebé que estaba esperando. Cuando su papá se enteró, todo fue terrible para Susana. Don Francisco, había proyectado en Susana un modelo de mujer ideal, que se graduara, se casara solo con la persona indicada, y formara una familia ejemplar, como lo eran ellos. Y al ver que Susana lo defraudó, don Francisco no lo pudo sobrellevar. Ordenó a Susana deshacerse de la criatura cuando diera a luz, encerró y obligó a Susana a permanecer oculta durante su embarazo, y contrató un equipo médico para que asistiera en el parto a Susana, dentro del domicilio. Susana permaneció los nueve meses encerrada en su habitación. Su padre no la visitaba y prohibía a su madre hacerlo. Cuando el niño nació, su mujer, María, quiso hacerlo tomar conciencia. Un bebé siempre trae buenos augurios a una familia, es sangre de nuestra sangre proclamaba María a Francisco. Pero este no dio su brazo a torcer, y no quiso ni siquiera ver el niño. Le ordenó a Susana que lo entregara, que no podía quedarse con él, porque era hijo del pecado.

Susana estaba desbastada, amaba a su bebé, quería luchar por él. Una noche se marchó de su casa con el niño. Nadie supo dónde estaba,pasaba el tiempo y nadie sabía nada de ella. María estaba destrozada, imploró a Francisco que mandase a buscar a Susana, temía que algo le sucediese sola con el niño; Francisco no dijo palabra alguna, solo miró a María y le dijo: <<No, déjala, ella ha desobedecido mis órdenes, se ha burlado de nosotros desagradeciendo todo lo que hemos hecho por ella, no merece ni mi preocupación ni la tuya. Ya olvídala como ella nos ha olvidado por elegir irse con ese engendro del pecado>>. María no pudo soportar tanto dolor, de a poco fue enfermando y hace unos meses falleció. Un día, un señor llegó hasta la casa de los Tompson y trajo una carta. La carta estaba escrita por Susana y dirigida a mí. Allí me marcaba la dirección donde se encontraba con el niño y me pedía que fuese a ayudarla. Me suplicó en la carta que guardara secreto y nada le dijese a sus padres. Para mí todo era muy difícil, doctor, pero lo hice… Fui a ese lugar.

– Cuando fue donde le indicó Susana… ¿Cómo la encontró, Juana? le pregunto.

La mujer entre llantos y congoja, sigue su relato:

– Cuando llegué a ese lugar doctor, era un edificio, en un tercer piso, allí estaba Susana. El lugar estaba todo desordenado, lleno de polvo, tal cual una casa abandonada, en ella solo había una mesa, dos sillas viejas y una cuna.Susana presentaba un aspecto aterrador. Ojerosa, deprimida, sin aseo personal. Me miró y me dijo: <<Pasa sin hacer ruido Juana, el niño duerme>>. Pero cuando me acerqué a su cuna, dentro de ella no había nada. La cuna solo tenía un par de mantas. Me di cuenta que algo andaba mal en ella. La tomé de la mano y acaricié su cabello mientras le dije que todo estaría bien… No me animé a preguntar por el niño porque me di cuenta que Susana no estaba dentro de sí. Ella se sentó en el suelo, cerca de la cuna y con la mano la mecía. Y cantaba una canción de cuna, susurrando bajito. No pude salir de ese lugar a pedir ayuda. Ella no me permitía dejarla. Permanecí un tiempo con ella. Pero verla en esa situación me partía el corazón. Y no pude permanecer mucho tiempo a su lado…

– ¿Usted quiere decir que Susana abandonó a su hijo en algún sitio? –pregunto con temor a su respuesta.

– Sí, no sé dónde, doctor, pero sí. Ella no tenía a su niño con ella. No me animé a preguntarle, le repito, Susana no era la misma niña que conocí. Algo raro había en ella –responde Juana llorando.

– Vamos a repasar, Juana, repasemos esta situación. Susana le mandó una carta, supuestamente porque se encontró sola y necesitaba ayuda y confió en Usted.¿Es verdad?

– Sí doctor, así es –responde con casi un hálito de voz.

– Bien, cuando Usted llega,Susana muestra una cuna y convencida que su hijo dormía allí dentro. ¿Es verdad?

– Sí doctor, es así, ella decía que el niño estaba dormido.

–Pero dentro de la cuna no había nada. ¿Verdad? ¿Qué hizo Usted al respecto? –le pregunto.

– Doctor, yo nada pude hacer, me di cuenta que Susana estuvo con el niño, pero recordando las palabras de sus padre, lo ha entregado, lo ha abandonado, no sédónde ni a quien, doctor. –Me responde Juana llorando– No sé cómo averiguarlo. La señora que vive en el edificio, en planta baja,dijo que cuando Susana llegó, estaba muy asustada, temblorosa, sucia, y le pidió algo de comer, y un lugar para pasar la noche, y la señora le prestó el cuarto del tercer piso, donde vivió su hija y su nieto anteriormente. Se lo prestóporque dijo que no tenía familia ni dinero. Y ya hace más de un año que Susana vive allí. La señora parece estar a gusto con Susana. Dijo que es una muchacha encantadora, que cada tarde sale al parque pero que ella la deja vivir allí porque de alguna forma le hace compañía. Eso fue lo que la señora me dijo. Yo seguí viendo a Susana, por momentos, en mis tardes libres iba a verla. No quería que el señor Francisco sospechase nada, porque desde la muerte de María, la casa no es la misma, el señor se encuentra perdido, se ha puesto más estricto con los empleados y si nota algo raro en mi proceder, podrá seguirme. Yo he prometido a Susana guardar su secreto, eso lo pude hacer hasta hoy doctor, pero no más. Ya estoy grande, mis piernas no me responden como antes, y ya no puedo cuidar de ella. No así, no como se encuentra. Hace una pausa y le pregunto:

– Juana, ¿Cómo se encuentra, a su criterio,Susana?

– Perdón por la respuesta, doctor, pero para mí la niña está loca. No sé qué ha hecho con el niño, no es la misma niña de antes, ella era muy imponente, firme en sus decisiones, pero ahora, mírela, habla sola, mece una cuna vacía, canta bajito ¡Ay mi niña! ¡Ayúdela, doctor! ¡Ayúdela! –me pide Juana llorando.

–Tranquila Juana, aquí Susana estará contenida y controlada. Como médico me comprometo a que su estado emocional cambie, podamos bajo un tratamiento, volver a tener a “Susana” como dice Usted que era. Pero todo llevará tiempo, la medicina necesita tiempo para actuar, y debemos estudiar el caso de ella, sus comportamientos… Dígame, Juana, ¿Con ella había alguien más? Le pregunto esto porque cuando Susana ingresó,bajo su crisis emocional, exclamaba por alguien. ¿Tiene idea de quién podría ser? –sin pensarlo, me mira y responde.

– Su niño, doctor, ella busca todo el tiempoal niño, y por momentos habla como si estuviese con él, se ríe, habla y sale a la calle diciendo que llevará al niño de paseo. La he seguido en varias ocasiones y camina por la calle, se dirige al parque y pasa toda la tarde en el banco frente a la calesita. Doctor, ella cree que su hijo está a su lado. -Se toma la cara con sus manos y comienza a llorar.

– Juana, le pido se tranquilice, Susana está ahora en buenas manos. Hizo muy bien al traerla hasta nosotros.

– ¿Puedo verla, doctor? –me pregunta.

– No, no ahora Juana, Susana duerme bajo los efectos de un calmante y es necesario que descanse bien y nada la perturbe. Pero cuando vuelva a verme, en un par de días, podría dejar yo que se encuentre con Susana y veremos que sucede. ¿Puede entenderme, Juana?

– Si doctor, así será.

Juana se levanta de su silla, cuelga su cartera sobre su hombro y se dirige a hacia puerta, Voltea hacia mí,diciéndome.

– Ese cuaderno es para Usted, le va a ser de mucha utilidad en el proceso de ayuda a la niña. Gracias doctor –se aleja sin mirar atrás.

Me pongo de pie y camino hacia la puerta, quedé muy confundido con el relato de Juana. Susana tiene en su corazón un secreto muy doloroso, el haber abandonado a su hijo.¿Dónde lo habrá dejado? Ya comienzo a sospechar lo peor. De acuerdo al análisis que pude hacer del relato de Juana, creo que Don Francisco es un padre de esos que por exigir tanto ha convertido de Susana en la persona que es hoy. Llenar a Susana de tanta exigencia y reclamos de insatisfacción, es una agresión a la autoestima y el esfuerzo que ella ha realizado por complacerlo. Y ahíes donde pienso que por complacerlo es que ha entregado a su niño.

Soy padre de un hijo que aproximadamente tiene la edad de Susana. La diferencia que es varón, es más libre, pero antes de ser padre soy su amigo, su confidente. Y jamás he exigido nada nada de él. Y así me ha dado muchas satisfacciones. Su carrera, su vida en general es muy digna. Eso es lo que me hace feliz… Y pienso, pobre Susana, que pasarápor su mente. Todo lo que ha sucedido ha sido por complacer el autoritarismo de su padre. Susana se deshizo del niño de alguna manera para cumplir con la orden impuesta por su padre, pero su conciencia no se lo perdona. Le hace vivir como una especia de bloqueo mental y ella sigue creyendo que cuida a su hijo, que este crece a su lado. Estamos frente a un caso muy particular.

Me siento nuevamente y tomo la ficha de Susana. Me dispongo a numerar factores de su posible diagnóstico.

Paciente: Susana Tompson

Edad: veinte.

Diagnóstico:

(Golpean la puerta)

– Adelante.

Celena entra y dice:

– Doctor, la paciente de la sala dos ha despertado, ella se ve muy mal, pide por alguien. Reclama <<¿Qué han hecho con él?>> No se sí podrá ir a verla…

– Si Celena, vamos…

Llego a la habitación, Susana está sentada en la cama. Con los ojos desorbitados, ni bien ingreso me pregunta entre llantos:

– ¿Dónde estoy? ¿Qué le han hecho?

– Tranquila Susana, soy el doctor Juan. Estoy aquí para cuidar de ti… Nada debes temer.

– ¿Pero él? ¿Dónde está? –insiste Susana.

– ¿Quién, Susana? ¿A quién buscas? –pregunto.

– A mi hijo, ¿Qué le han hecho? ¿Dónde lo tienen? –Susana reclamando a su pregunta.

– Cuéntame Susana, ¿Cómo se llama tu niño? –pregunto mientras me siento en la silla junto a su cama.

– Nahir, pero él estaba conmigo, ¿Dónde está ahora?

– Mira Susana, debes permanecer tranquila. Tratar de descansar, seguramenteél está bien. Tu sólo debes estar tranquila para que podamos ayudarte –trato de calmar sus ansías y vuelvo a preguntar– ¿Tú estabas con él, dices?

– Sí, estábamos en el parque, él y yo siempre vamos al parque, de repente aparecí aquí, no sé por qué…Esto es muy raro. ¿Quién es usted? ¿Médico? ¿Algo le ha pasado a mi niño? –insiste en la pregunta.

– No Susana, nada malo puede ocurrir si estás aquí. Nosotros solo queremos ayudarte. Ahora trata de descansar, pronto estarás mejor y hablaremos.

Y mientras me incorporo, Susana toma mi mano y me dice:

– Prométame que nada malo le pasará a mi niño, prometa eso –me implora.

Asisto con la cabeza y me retiro.

Una vez afuera, ordenoa Celena un calmante para Susana, un poco más fuerte para que pueda descansar toda la noche y al día siguiente volver a verla.

– Sí doctor, enseguida –responde y se retira.

Vuelvoa mi despacho, al entrar veo sobre mi escritorio el cuaderno que Juana había dejado y recordé que al irse me dijo que serviría para entender a Susana…

Me siento y lo tomoen mis manos, me dispongo a leerlo:

25 de agosto de 2006

Querido diario,

Hoy me siento muy angustiada, esta noche es la fiesta más importante del colegio. Todos mis compañeros asistirán. Escuché a Mariela contarle a Carla que su madre había comprado su vestido, se veía feliz con el relato. Y Carla comentó que su tía le estaba haciendo uno hermoso, ¿Por qué yo no puedo ser como ellas? Nunca puedo ir a ningún lado, papá dice que esas fiestas no son para una señorita como yo.

29 de agosto de 2006

Querido diario,

Hace unos días no te escribo, papá me regañó y es así, él no entiende, quiere que todo sea perfecto, yo no soy perfecta, ¿Y él? Él tampoco lo es, no hay nada de malo en sacar una nota baja en matemática, a mí no me gusta esa materia, y la tonta de la profesora no sabe explicar, me dijo que debería superar en una semana la nota, hoy volvía rendir la evaluación pero no sé cómo me ha ido. Por otra parte estoy contenta, hoy en el pasillo lo crucé y me miró, su sonrisa estremeció mi cuerpo, es lindo, el chico más lindo del colegio. Marieladice que él siente algo por mí. Que tonta que es… Solo por cruzar una mirada, tal vez sonríe por cortesía, no sé, a mí sí me gusta…

2 de septiembre de 2006

Querido diario,

Hoy es sábado, y como todos los sábados mis compañeros saldrán a divertirse, y yo no puedo, he hablado con mi mamá, ella solo responde que lo que mi papá decide es por mi bien, hoy vendrá a cenar la familia Herrmann, ellos son raros, visten raro, siempre que vienen es una velada muy aburrida, mi papá dice que Paulo, el hijo de Raúl Herrmann, es un buen chico, con valores y conducta apropiada, para míes un aburrido, siempre que habla usa términos intelectuales, no sé, no le entiendo, habla de su carrera, es muy básico. Mi papá cree que voy a enamorarme de él, pero no es de mi gusto, con él me aburro, y así pasaré la noche de hoy, aburrida…

4 de septiembre de 2006

Querido diario,

Hoy lo vi y mi corazón parecía salir de mi pecho. Siento una rara sensación, él me sonríe, él siempre me sonríe cuando me ve. Mariela dice que estoy enamorándome de él, en realidad creo que tiene razón. Y él… ¿Él se habrá dado cuenta? Qué horror, no quiero que se décuenta. Pero es inevitable mi cara de felicidad cuando lo veo. Mariela dice que me brillan los ojos… ¿Será así? Porque Mariela es muy exagerada.

Hoy a las diecinueve horas tendremos una reunión en la escuela, mi mamá me dijo que mi papádecidió que yo puedo asistir. Tendremos un taller y será divertido, ya que iremos de todos los cursos… Seguro, él irá y, allí lo volveré a ver.

Mañana te cuento, mi querido diario, que fue lo que me sucedióal verlo y que es lo que noto en el… Su cabello es tan bello. Él es rubio, sus ojos son como dos faroles, y su cuerpo es muy sensual. Es alto, no es ni tan delgado ni tan gordo, es musculoso. Es simplemente perfecto.

19 de octubre de 2006

Querido diario,

Te he dejado abandonado, perdón por eso, tengo mucho para estudiar y papá no tolera menos de un ocho en mis calificaciones. He estado castigada por volver tarde el día de la reunión escolar, el encuentro de cursos. Papá y mamá se preocuparon porque he llegado tarde. Pero estaba muy divertido e interesante, no quise perderme nada y me quede hasta el final. Pero en cuanto la jornada terminó, él se acercó a mí y me pidió si podía acompañarme a casa. No podía creerlo, el chico más lindo de la escuela me acompañaría a mí, ¿Tal vez yo le guste? Mientras caminábamos, él me contó que su papáestaba fuera de la ciudad por trabajo, y me dijo que un día de estos podíamos ir a su casa a tomar algo o ver una película, me hubiese encantado en ese momento decirle que sí, pero mis padres jamás permitirían eso. Así que le dije que no podría porque estaba atrasada con el estudio y próximamentetendría que dar los finales y eso me llevaría mucho tiempo.

Por dentro moría de ganas de ir.

Mariela tenía razón, querido diario, creo que estoy enamorada…

27 de octubre de 2006

Querido diario,

Hoy en la clase de química interrumpió un chico de otro curso, el cual dijo que traía una nota para mí, Marcos, él es compañero de Ezequiel (sabes que hasta su nombre me gusta). Shhh, no lo digas… Marcos me entregó una nota, me puse toda roja, y no la leí hasta el recreo. En el momento que sonó el timbre para el recreo Marielase me paró en frente y me dijo.

– ¿No la vas a leer? Me muero por la curiosidad…

Sonreí y le dije.

– No seas chismosa.

Pero insistía tanto que tuve que leerle la carta…

“Susana, mi papáaún no regresa, todavía tiene dos semanas más fuera de la ciudad, ¿Quieres hoy venir a mi casa a las 19:30 horas?

P/D: No aceptaré un no como respuesta. Deja ya tus estudios y ven… Te espero…

Besos, Ezequiel.”

Marielaquedó atónita, y empezó a gritar…

– ¡Sí, sí, dile que sí!

¡Dios mío! No puede permanecer callada…

– ¡Habla más bajo, Mariela! –le dije–. Todos se enterarán con tus gritos.

Ella se agachó y me dijo.

– Si no vas te mato.

Se paró y se fue al recreo…

Me quedé en el banco, pensando cómo hacer para ir, mis padres nunca dejarían que yo salga de casa sola a esa hora, ¿Qué puedo decir?

Juana podría ayudarme… No, no, ella le contará a Mamá, ella siempre anda detrás de las puertas escuchando todo para ir con el cuento.

Pero, quiero ir, y lo haré…

18:35 horas.

Querido diario,

Tú eres el único que sabrá esto… Y te lo cuento porque sé que no puedo guardarme ese secreto… En el fondo siento culpa. Esa culpa del no poder decirlo…

No puedo contarlo, y hacerlo en secreto me hace mal. Me gustaría poder tener una mamá distinta, una madre que no sólo sea mi madre, sino mi amiga también, si solo pudiese decirle a ella que Ezequiel me gusta, que me invitó a salir, y ella pudiese ayudarme, entenderme… Pero no es así, ella hace y dice todo lo que mi papá ordena. Él estáequivocado, su forma de ver la vida me obliga a ocultarle todo, todo lo que siento.

No puedo hablar con él, y menos de algo así. Me castigará y no dejará ni que hable… Decido ir a casa de Ezequiel, y lo haré. Le diré a mi mamá que estaré en el cuarto estudiando y saldré por la ventana cuando est