Noches de tristeza y de garufa - Laura Roulier - E-Book

Noches de tristeza y de garufa E-Book

Laura Roulier

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Beschreibung

En un mundo donde lo absurdo es la norma, un grupo de objetos cotidianos y personajes extravagantes se enfrenta a situaciones ridículas y a una realidad distorsionada. Desde un Noé contemporáneo que lidia con electrodomésticos con identidad propia hasta un cabaret repleto de diálogos hilarantes, "Noches de tristeza y de garufas" es una sátira mordaz que desafía las convenciones y juega con la lógica de lo imposible. A través de una narrativa fragmentada y llena de humor, esta novela colectiva invita a reflexionar sobre la sociedad moderna, el poder, y la identidad, todo bajo una capa de humor irreverente.

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Seitenzahl: 186

Veröffentlichungsjahr: 2024

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Laura Roulier

Noches de tristeza y de garufa

Laura RoulierNoches de tristeza y de garufa / Laura Roulier. - 1a ed - Ciudad Autónoma de Buenos Aires : Autores de Argentina, 2024.

Libro digital, EPUB

Archivo Digital: descarga y online

ISBN 978-987-87-5483-3

1. Novelas. I. Título.CDD A863

Novela Colectiva Abyecta y de vanguardia Coordinada y escrita por laura roulier En colaboración con: Juan pablo ryuji Beatriz hipatia Federico catedrales Fernando guaminino Ezequiel camel Lola nicotina de la mordida Juana entrelosmundos Miss sol divine Carlos cabezón Juno flintstone Salvador zuval Marianela escritora Ilustraciones: vicky, salomé, yun, romina risueño, mafe lazarte, cerda del ruido, marisa cuello. Diseño de tapa y portadas interiores: mafe lazarte Es una producción de autores post-modernos Anónimos Cualquier semejanza con la realidad es mera coicidencia

EDITORIAL AUTORES DE [email protected]

Índice

Prólogo

El Arca De Noé

El Diluvio

El Bolígrafo Furioso

Yokohama Night Club

El Parche Modernista

La Envidia Del Clítoris

No Beberemos La Cicuta

La Caída

Anclado En Paris

La Residente

PRÓLOGO:

Publico esta obra en nombre del colectivo Artistas Pos–modernos Anónimos.

Esta novela presenta una fuerte impronta de cinismo filosófico: los antiguos cínicos era aquellos filósofos que expresaban sus críticas sobre la sociedad de una manera descarnada, sin ninguna diplomacia. Pero además, contiene y manifiesta una profunda reflexión metafísica acerca de la existencia. Debajo del lenguaje coloquial, incluso soez, subyacen preguntas tales como ¿Qué es la realidad? ¿Es posible que todo sea la ficción de un genio engañador?; o también ¿Qué es la verdad? ¿Cuáles serían las consecuencias de la caída de la ontología sustancialista? Estos planteos constituyen la base sobre la cual se construye esta novela, como un edificio inconcluso y vacilante que amenaza todo el tiempo con derrumbarse.

La estructura en pliegues, la ausencia de un narrador omnisciente, y la fragmentación de lo real, convierten a la obra en un acontecimiento post–moderno, único, irrepetible.

De todos modos, y en principio, cada lector hará su interpretación, de acuerdo a sus intereses y experiencias en la vida, ya que en el arte no es posible hablar de un sentido único y definitivo.

Laura Roulier

El Arca de Noé

Todavía me duelen los intestinos. ¡Qué cagadera me agarré! Fueron las aceitunas. Seguro que fueron las aceitunas. Cuando destapé el frasco, ya salía un olor raro. ¡Pero qué ricas! ¿Dónde las dejé? Tengo que ordenar un poco: ya no se puede ni caminar por acá. Estoy atrasado, además. Esto del arca me quema la cabeza. De paso, ya voy poniendo las cosas de a dos. Pero no sé, antes todo era más fácil: el león con la leona, el gallo con la gallina, y así… Además, los animales no hablaban, o no sé, pero era más fácil. Ahora, en cambio, hay que ver las pretensiones que tienen estos cacharros. Esta aspiradora, por ejemplo, es femenina pero tiene un elemento fálico, y la guacha se agarra de eso para decirse inter–sexo. ¡Qué liberal! Total, el gil que le busca pareja soy yo. Ma sí, ya veré. El masajeador eléctrico es otro caso difícil: tiene aspiraciones de vibrador. Dice que cambiando un aplique, ya se transforma, y que tiene derecho a una nueva identidad. ¿Pero con quién quiere estar? Eso bien que se lo calla. ¡Cómo me cagaron! ¿Por qué me pusieron Noé? Habiendo tanto nombres: Tomás de Aquino, Agustín de Hipona, Clemente de Alejandría. Pero no: a mi vieja se le antojó Noé. ¡Tante grazie, mamma! ¿Y ésta? La heladera que en lugar de enfriar, cocina. ¡Otra que tal! No se banca a ninguno. La puse con un tupper y lo derritió; la puse con un sachet de leche y lo arruinó. Y que no la vaya a tocar, porque pega unos patadones terribles. ¡Ingrata! Aprendé del televisor y la radio. ¿Ves? Mirá qué bien se llevan. Pero no, la señorita tenía que ser del feminismo de la igualdad, y dále con el chamuyo ése de querer cumplir las mismas funciones que el macho del micro–ondas. Aunque pensándolo bien, el micro–ondas se define a sí mismo como un varón anti–patriarcal y por eso, en lugar de cocinar, enfría como si fuera una heladera. Entonces… ¡Sí! ¡Se ha formado una pareja! Y para festejar, me voy a comer unas aceitunas. No, mejor no. ¡Qué cagadera! Y las pastillas de carbón, qué raro, estarían vencidas, me tomé tres y no me hicieron nada. ¿Pero dónde están las aceitunas? A ver, a ver… ¿Y estos libros? Decálogo de mujeres normales. ¡Ah! Me puede ayudar. Modelo 5: arribista de bajo rendimiento intelectual: género: arpía; especie: trepadora. Es común encontrarla en puestos jerárquicos de la burocracia estatal. Su éxito en la manipulación de los sujetos se basa en su agudeza perceptiva y en la observancia estricta de los cánones estéticos vigentes en la actualidad. No obstante, un seguimiento atento revelará que suele cambiar de protocolo, adquiriendo una apariencia adecuada para cada situación: hippie, secretaria ejecutiva, deportista, metalera, etc. Es seductora pero frígida y tiene una marcada tendencia a la mitomanía. Declaradamente heterosexual, se encuentra sin embargo bien informada de los nuevos desarrollos en la Teoría de género. De este modo, puede acusar falsamente a los hombres de acoso sexual y disposición al feminicidio. Se presenta públicamente como atea y feminista radical, pero suele practicar en secreto alguna religión. Resentida con las personas de espíritu crítico y perspicacia intelectual, cuando tiene oportunidad ejerce despóticamente el poder. Con el transcurso del tiempo, suele derivar en el modelo 6. Véase Perniciosa itinerante.

Claves para la interacción: asentir sin convicción, omitiendo siempre la función referencial del lenguaje y no albergar falsas expectativas de comunicación ni de interés recíproco.

Guía para un accionar exitoso: alimentar su vanidad, demostrar un buen manejo de influencias y utilizar sobornos no monetarios, tales como entradas para espectáculos de carácter masivo.

En este libro tiene que estar la Noemí. ¡Esa sí que era normal! Y pensar que me echó de la casa por culpa del fútbol:

—Noemí: che, ya miraste dos partidos seguidos. Cortála.

—Noé: es el fútbol para todos…

—Noemí: la cocina también es para todos. Acá tenés la esponja y el detergente.

—Noé: para todos ¿Quiénes? Yo estoy hablando de otra cosa, es como decir “la tierra es para el que la trabaja”

—Noemí: el orgasmo también.

—Noé: ¡Cualquiera, estás diciendo! A ver si entendés lo que quiero significar. Cuando yo digo “el hombre es un animal racional”…

—Noemí: la mujer, en cambio, no es para nada un animal.

—Noé: ¿Qué? ¿Acaso ustedes no cagan y mean como todos? Tiene razón el doctor ése que habla por la radio: las mujeres usan solamente el hemisferio derecho, o el izquierdo, qué se yo, pero usan uno solo, y por eso no entienden nada. Yo hablo de cosas más… más, ponéle: “todos los hombres son mortales”.

—Noemí: y todos quieren ser princesas.

—Noé: ¡nada que ver! Yo quiero ser como el tipo ése de La Odisea, que se sacó de encima a la mujer durante diez años ¡tomá! ¡otra que lavar los platos!; o como el poema del Mío Cid, que no se bañaba ni afeitaba, ahí tenés, y era rey, el tipo; o como el otro, Robin Hood, ése sí que la pasaba bien, todo el día en el bosque sin tener que laburar.

Y me tiró el detergente. Y atrás, un par de platos.

—Noemí: ¡Neanderthal ¡Ameba falocéntrica! ¡Croto mental!

¿Qué me habrá querido decir con todo eso? No, este libro no me sirve. ¿A ver este otro? Geometrías no euclideanas. Principios de ordenamiento espacial. ¡Ah! Esto me puede servir para acomodar un poco este quilombo. “Por un punto exterior a una recta, no pasa ninguna paralela” Si, es verdad, por acá no pasa ninguna, pero si corro el secarropa y meto la licuadora en el horno de la cocina… ¡Las aceitunas! Por fin las encontré. Pero está lleno, el frasco, y ya lo llevaba por la mitad: se reproducen, las guachas. ¡Y son asesinas! No podía levantar el culo del inodoro. Me las tengo que descartar. ¿Pero a quién se las enchufo? El único gil que podía agarrar este frasco, era yo. Ya sé: las dejo en el cabaret, en un costado de la barra, haciéndome el boludo.

—Copera: … y justo en ese momento le rechazaron la tarjeta.

—Madama: ¿Y no podía gatiyar con morlacos, el mishé?

—Copera: No, no tenía ni un peso en efectivo.

—Madama: Es posta lo que siempre te chamuyo: no podés andar de mishiadura, después te agarra un sartenazo y se termina la garufa. Y encima el chabón se quedó con el afrecho.

—Copera: Ay, si, porque ya me lo estaba llevando al telo. Y después Mauricio, el de seguridad que está en las cámaras, me dijo que lo vio en el televisor, y que se encontró una billetera en la entrada. Parece que se le cayó a uno de esos tipos que estaba en la despedida de soltero, seguro que al pendejo ese que estaba re–empedo y se lo llevaron entre dos.

—Madama: Mirá que hay que ser mulero para cajetear en esta paponia… Y con la naifa del caño: ¿qué pasó?

—Copera: Yamila estaba bailando como siempre, y justo antes del show de las mellizas, el tipo éste se acercó, y en lugar del billete grande, le quiso poner cambio, y tardó más de la cuenta. Yamila dice que le quería re–meter la mano y entonces Rodo, el gordo, le hechó Fuyí.

—Madama: Estaría adobado, el quía. Porque no podés pichuliar justo con la yiranta del caño, ni pasarte de regadera sabiendo que los cataña de adentro te están rejunando.

—Copera: Si, seguro que estaba borracho, porque se clavó dos shampoo. Y todo lo pagó con la tarjeta. Yo apenas lo vi, me le fui al humo, porque era tan elegante: rubio, esbelto, y con esos ojazos divinos…

—Madama: Parece macana, che Yessica: una yiranta con tanta yeca como vos, junándole los faroles a un cusifai en vez de sacarle la biyuya…

—Copera: si, tenés razón. ¿Pero cómo iba a saber que el tipo era tan falso? ¿Viste el traje que tenía? El saco era gris con unas rayas bien finitas, y se había puesto una camisa negra con una corbata a cuadros lila y blanca. Y hasta llevaba sombrero. Es cierto, ya venía de entrada un poco en pedo, porque sin darse cuenta, había puesto el sombrero arriba de un frasco de aceitunas. Cuando me di cuenta, me tenté de la risa.

—Madama: ¡Qué boleado! ¿Y cómo te la rebuscaste?

—Copera: Con ninguna, hice lo de siempre:

—Copera: ¿Qué onda, bombón? ¿Por qué tan serio?

—Ciruja: Nada, preocupaciones.

Y me dijo que era senador, y que conocía a todos los políticos.

—Madama: Pero si los mishé son todos boleteros. Hay que andar siempre con carpa, percanta.

—Copera: Al principio no, pero después empecé a sospechar que algo raro pasaba:

—Copera: ¿Qué hacemos, papi? Tengo ganas de tomar algo…

—Ciruja: ¿Cuánto cuesta tu copa?

Y ahí me dio la tarjeta:

—Copera: No te preocupes, mi amor, que en el resumen te aparece como cafetería. Pero qué nombre tan importante. ¿Cómo se pronuncia?

Se llamaba Hans Unmöglich Ausscheidung, pero dijo cualquiera, no sabía ni su propio apellido.

—Madama: Ah, claro: se me había piantado del altiyo que vos chamuyás el alemán.

—Copera: Si, por mi abuela. ¿Te acordás que te conté? La vieja, en Berlín, era corista.

—Madama: Yo también soy un yiro de alcurnia. En mi familia, todas las naifas fueron madamas. ¿Y qué pasó con el bacán susheta?

—Copera: Que el apellido era Unmöglich Ausscheidung. ¿Y sábes qué significa? Sorete Imposible…

—Madama: ¡Qué guasada! Con ese berretín de la facultá, te estás volviendo una mersa.

—Copera: Pero es cierto: se llamaba Sorete Imposible. Y eso no es nada: resulta que yo me quería tomar un Martini y el tipo empezó que no, que me pidiera otra cosa, pero si todas las copas salen lo mismo, y entonces me contó que había estado dos días descompuesto por comer aceitunas, y que no se le cortaba la diarrea…

—Madama: ¡Qué mersa resultó el senador! Y parecía tan canba… Yo también le chamuyé un poco. Ya lo venía balconeando mientras cantaba, porque lo tengo manyado, y se me pianta de dónde. Para mí que estaba archivado y salió recién de la cafúa. Pero de la conversa, naranja. Todo lo agarraba en solfa, y al final me quedé apampada. Y el mishé, en los aprontes, sin poder pisar la amueblada:

Garúa… solo y triste por la acera va mi corazón transido de tristeza de tapera, sintiendo tu hielo porque aquella con su olvido hoy le ha abierto una gotera…

Perdido como un duende que en la sombra más la busca y más la nombra Garúa… Tristeza…Hasta el cielo se ha puesto ha llorar…

¿Qué hora será? ¡Cómo llueve! ¡Y qué pedo me agarré! Lástima que no me pude levantar a la copera, qué potranca, mamita, con esos tacos y esa mini, toda de blanco, y qué gambas que tenía, por suerte están los espejos, porque al producto hay que estudiarlo bien, antes de poner el billete. Al principio tuve suerte: qué culo encontrarme esa billetera, y hasta me saqué el frasco de encima. Pero qué cagazo cuando entré, por culpa de esas cortinas negras requete pesadas casi se me caen las aceitunas. Igual estuvo bien esconderlas en el sombrero. Y la mina ni se dio cuenta. Yo también, soy un boludo: ponerle casi toda la plata que tenía a la atorranta ésa que bailaba el caño… Y bué, por lo menos me anoté una tocadita de culo. Discreta, eso sí. Y los forros que compré en el baño, qué caros, ahí me desplumaron del todo. ¿Y los fósforos? Ni que fueran de oro, y encima el tipo me enchufó un perfume ¿para qué me compré esa pelotudez? De mamado que estaba. Y justo en el último momento ¡qué tarro! Con el trabajo que me costó convencer a la mina para que no comiera aceitunas, porque la cagadera te agarra al toque, por eso el baño estaba tan lleno. Si yo las veía, a las copas ésas raras del Martini, meta ir y venir con las criminales ahí arriba, listas para desatar el pánico… Y la Madama, qué raro, si no habla nunca con nadie, me quería sonsacar algo ¿pero qué puede ser? Y todas esas plumas que se pone: ¿de qué serán? De avestruz, no creo; de cigüeña, muy duras; de gallina, muy chicas. Y esa peluca toda peinada: ¿será pelada, la mina? Lo más feo era el vestido: ¿dónde se ha visto una vedette con plumas y pollera larga? Encima cantaba para el tuje, es lo que digo siempre: el tango es para los hombres, las mujeres que se vayan a cantar el arroz con leche…¿Cómo me dijo que se llamaba? Ah, si: Beatriz, “Beatriz Elena, Beatriz Elena Viterbo, Beatriz querida”… no, muy baqueteada. La copera, en cambio, esa sí que estaba buena, y no me aumentaba con la colita, pero qué justo, seguro que fue la madre la que hizo la denuncia, porque el pendejo todavía ni debe estar enterado de que perdió la billetera. ¡Qué manera de tarjetear! Se la hice de goma a la tarjeta… ¡Cómo llueve! ¿A ver qué dice la radio?

…que podría ser producida por la presencia de toxinas. Por lo general, se debe a la ingestión de vegetales crudos y mal lavados, o de alimentos que perdieron la cadena de frío. No obstante, todavía no se han descartado otras posibles causas, tales como virus o infecciones. Para informarnos mejor, estamos en línea con el doctor Francisco Catedrales.

—Periodista: Buenas tardes, doctor: ¿cómo está?

—Dr. Catedrales: Para la mierda.

—Periodista: Doctor: si una persona padece de diarrea: ¿qué debe hacer?

—Dr. Catedrales: Ir a cagar.

—Periodista: Y si los síntomas persisten: ¿es necesaria la internación?

—Dr. Catedrales: No internamos a nadie: los mandamos a cagar.

—Periodista: Pero esta enfermedad: ¿no conlleva riesgo de muerte?

—Dr. Catedrales: Si, algunos cagan fuego.

—Periodista: Y si la persona afectada permanece en su casa: ¿qué medidas debe tomar?

—Dr. Catedrales: Lavarse las manos después de limpiarse el culo.

—Periodista: ¿Podríamos hablar de una epidemia?

—Dr. Catedrales: Me cagaste: no sé.

No dice nada del cabaret. ¡Menos mal! Pero claro: ¿quién va a confesar que se descompuso por comer mierda en un cabarulo? Yo, ni loco. Y cómo llueve. Hace como una hora que cae el agua a baldazos. Y no para…

El Diluvio

—Radio: en tanto, la comunidad paraguaya del barrio El cardo denunció la muerte de noventa de sus miembros. Se trata de personas indocumentadas, razón por la cual sus nombres no aparecen en la lista oficial de los fallecidos por el temporal. Vecinos y familiares de las víctimas fatales afirmaron que los cuerpos fueron deportados secretamente al Paraguay. Por su parte, el vocero oficial de la embajada paraguaya en Argentina, negó rotundamente los hechos, y acusó a los medios de llevar adelante una campaña de difamación.

—Aspiradora: ¡Qué desastre! Y todo por culpa de Noé.

—Masajeador eléctrico: Todavía no lo puedo creer. ¿El idiota no sabía que las aceitunas eran el arca?

—Heladera: Sí que lo sabía, pero no le importó. Como buen macho, se atribuyó el derecho a decidir sobre la vida de los demás, y para elegir utilizó el criterio del facilismo y la cosificación.

—Lámpara de pie: ¡qué se va a atribuir ese gil! No sabía lo que hacía, porque es un tarado y nada más…

—Radio: Los vecinos de Ringolate denunciaron que hombres vestidos de mameluco, a bordo de camionetas pertenecientes a la empresa OBSA, rastrillaron toda la zona levantando cadáveres, los cuales fueron posteriormente cremados en la ciudad de Palermo. La Asociación por los Derechos Humanos ha iniciado una investigación sobre estos hechos, los cuales –de ser verificados– serían considerados como un caso de “terrorismo de Estado”.

—Masajeador eléctrico: y el tipo ahí, como si nada, jugando a la play station…

—Lámpara de pie: ¿no te digo que es un boludo?

—Radio: Las casillas de chapa que se levantaban a lo largo de toda la rivera del arroyo El perro y que fueron arrasadas por el agua, se encuentran nuevamente en pie. Durante varios días, las cooperativas organizadas por el Ministerio de Desarrollo Social de la Nación en el marco del Plan Tenemos Alpargatas, trabajaron sin descanso para hacer posible esta realidad. Los pocos sobrevivientes de esta zona –tal vez la más castigada por el temporal– ya se encuentran nuevamente al amparo de las inclemencias del tiempo en sus viviendas precarias, todas ellas desprovistas de electricidad, gas natural y agua potable.

—Heladera: ¿Por qué no le dieron la función de Noé a una mujer? Esto nos pasa porque estamos en una historia religiosa, patriarcal y retrógrada.

—Masajeador eléctrico: No entiendo por qué dejó las aceitunas en un cabaret…

—Aspiradora: Porque es un prostituyente y no le da la cabeza para más.

—Radio: La gendarmería Nacional reprimió ayer a un grupo de vecinos que cortaban la ruta N° 115 que comunica nuestra ciudad con Santa Isabel. Las fuerzas de seguridad arrojaron gases lacrimógenos y dispararon balas de goma contra los manifestantes. Los habitantes de la villa La Carmelita relataron que, cuando los gendarmes entraron en el barrio, fueron recibidos con una balacera. De cada casilla se disparaban armas de fuego y varios integrantes del personal de Gendarmería resultaron heridos. Hasta el momento, se desconoce el número y el destino de las personas detenidas.

—Masajeador eléctrico: Y ahora el boludo se quedó dormido. ¿Cómo puede ser tan animal?

—Micro–ondas: Todavía puede convertirse en un ser humano. Hay que tenerle paciencia.

—Plancha: Es un hombre y basta. No puede cambiar.

—Heladera: ¿Y le vas a dejar la función de salvar a la humanidad?

—Aspiradora: Vos misma dijiste que estamos en una historia religiosa.

—Radio: …las autoridades, por su parte, insisten en afirmar que se trató de una catástrofe natural, y que la inundación no tiene ninguna relación con la reforma del Código de Planeamiento Urbano. Además, el Tribunal Penal N° 43 ha iniciado una investigación sobre la presunta responsabilidad, en estos hechos, de un ciruja de nombre Noé. Numerosos integrantes de la oposición levantaron la voz contra esta medida y acusaron al gobierno de buscar un chivo expiatorio para evadir su propia responsabilidad en los sucesos.

—Lámpara de pie: Yo no entiendo cómo vine a parar a una historia religiosa, cuando soy atea.

—Aspiradora: Porque existe alguien con malas intenciones que te hace aparecer en contextos desagradables. Y todo gracias a su arma letal: ¡el bolígrafo furioso!

—Lámpara de pie: ¡No y no! Esto es la realidad, nosotros no estamos en ningún cuento y Dios no existe.

—Heladera; La no existencia presupone lo mismo que intenta negar.

—Plancha: ¿Acá hay parmenídeos?

—Secador de pelo: Acá hay de todo. De lo contrario ¿me pueden decir qué significa Pava queer?

—Pava queer: ¿Y armario logológico?

—Secador de pelo: Hagamos una lista:

1– Destornillador de paleta: falsacionista sofisticado.

2– Teléfono inalámbrico: positivista lógico.

3– Horno de la cocina: nihilista post–moderno.

—Pava queer: Los post–modernos no son nihilistas.

—Estufa a garrafa: Sí que lo son, porque abandonan todo criterio externo a la humanidad para discernir entre lo verdadero y lo falso o entre lo correcto y lo incorrecto.

—Aspiradora: La historia no se puede cambiar: esos criterios eran sostenidos por instituciones que ahora son un museo. Y cobran cara la entrada.

—Pava queer: Situado y romántico no significa nihilista.

—Estufa a garrafa, ¡Ja! ¿Y la revelación que no revela nada?

—Heladera: en todo ese verso siguen estando Dios y la humanidad.

—Armario logológico: Y la sofística.

—Heladera: ¿Para qué están haciendo una lista?

—Secador de pelo: Para poner orden.

—Heladera: ¡Fascista!

—Secador de pelo: ¡Pelotuda!

—Aspiradora: ¿Le secabas el pelo a Hitler?

—Secador de pelo: ¡Calláte, inter–sexo de mierda!

—Radio despertador: ¡Basta! ¡Basta! ¡Basta! ¡Basssssta! ¡Basssssta! ¡Basssssta!

¡Ruido del infierno! ¡Uy! Me quedé dormido. Y otra vez tuve ese sueño tan raro, de los cacharros que hablan. Y esta radio despertador: ¿por qué suena si yo no la puse a ninguna hora? Bué, me voy a poner la pava. ¿A ver estas cartas? A esta mina: ¿quién la conoce?

Estimado Sr. Noé: