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…cuando se trata de obsesión sin precursores químicos cerebrales, aunque unas líneas de coca son siempre estimulantes, lo que se asoma es el estupor frente a los agujeros de una personalidad como la mía ¡Estoy lleno de hoyos en el alma! Decidí esconderme ante tanta fragilidad y debilidad. Y sucedió lo obvio, siendo normal enloquecí por ella. Y ella me margino, desmigajo y destruyo como Hombre. Solo soy escombros de la virilidad que supe ser alguna vez. No teniendo más remedio que ir a terapia para desahogar al demonio de amarla sin poseerla, prisionero de sus juegos siniestros y ausentes, donde su entidad maligna se atribuyo mi espíritu. Por ello resolví ver a un colega, para que me convenza de no matarla. Porque me miento tanto a mi mismo que solo oculto lo obvio: ¡Mi deseo de asesinarla me ha consumido! Me ha robado toda mi masculinidad…
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Seitenzahl: 149
Veröffentlichungsjahr: 2016
SEBASTIÁN D. LONGHI
NUEVE PALABRAS
EDITORIAL AUTORES DE ARGENTINA
Editorial Autores de Argentina
www.autoresdeargentina.com
Mail:[email protected]
Diseño de portada: Justo Echeverría
Diseño de maquetado: Maximiliano Nuttini
Si no te sale ardiendo de dentro... no lo hagas
... No seas como tantos escritores...
A no ser que salga de tu alma
como un cohete,
a no ser que quedarte quieto,
pudiera llevarte a la locura,
al suicidio o al asesinato,
no lo hagas...
¿Así que quieres ser escritor? ... de Charles Bukowski
Indice
Prólogo
Introducción
Capítulo I
Lucius por si mismo.
II
De la Violencia y otros trámites.
Capítulo II
El 29 de Agosto.
Capítulo III
El Único Dialogo.
Sesión del 2/09/2014
I
II
Sesión del 10/09/2014
III
Sesión del 19 de Septiembre de 2014.
Epílogo
I
II
III
IV
V
VI
VII
VIII5
IX
X
Prólogo
Escribir es un acto demoniaco absurdo o mejor expresado: inscribir palabras comunes o sofisticadas sobre una o varias páginas es exorcizar demonios que uno lleva al punto de no saber si existe el sentido sobre lo que se quiere decir o simplemente dejar registro de una empresa ridícula y banal sobre una historia, crónica o ensayo. En mi caso me encuentro a mitad de camino entre tres personajes inverosímiles y paradójicamente ciertos, que es probable que existan allá afuera de mi conciencia y que sin embargo es un desatino pensarlos como personas de carne y huesos; pero que tienen densidad, espesor y textura, y quizás sean cercanos a mí.
Es imposible pensar una realidad en la que existan personajes inútiles como Lucius, oyentes cómodos como Marcela o un ser sin peso y sin historia como Laura. Pero a medida que los escribía sentía que la ficción la experimentaba, tal vez en la forma de Lectoescritura; y en los milímetros que más pensaba a Laura más eran las evasiones que Lucius por su falta de valor en el mundo me hacían sentir. Y el mundo de este, pequeño y petulante, se encontró con nueve palabras que jamás pudo decodificar. A cualquiera de nosotros nos pueden decir una frase o una palabra en forma de elogio o encono pero hay seres tan insignificantes que creen que tal fraseo de letras emitidas por la voz de una persona son el destino o la ruina que tanto esperan en su vida. Como si la vida dependiese de alguna palabra escrita u oída.
Uno se sienta a escribir y se cree dueño de un espacio del saber; porque el saber leer y escribir, estar alfabetizado, pareciera en algunos un derecho de nacimiento inmutable e inalienable, creyendo que no podemos ir más allá del rol que nos toca. Prefiero pensar que uno es responsable de todo lo que hace y dice, que existe un deber por las elecciones que uno toma y correr con la carga del compromiso asumido. Si tuvieras que tomar la elección de salvar tu vida antes que la de otro entonces tu camino es la cobardía y en ella se asentara todo el peso de tu ser desde como cierras la boca ante el maltrato trivial o como te ocultas para no ser visto ni oído. Entonces tu proyecto en el mundo será existir sin valor a la espera que otro asuma la vida por ti. También esta lo incomprensible: sumirse en los agujeros de la personalidad escondiéndose en ellos y jugar el papel de víctima para ser siempre rescatado de no se sabe qué cosa. Tal como Lucius le ironiza a Laura descubriéndola en su torpe juego “Soy Hermosa y mi pareja no me desea, no me toca, no me satisface; buscare otros que hagan lo que yo necesito, soy víctima”; Nadie es víctima, y no me refiero a los que son víctimas de delitos, hablo de aquellos seres que solo son jugadores, que juegan un rol, asumiendo personajes porque no pueden hacer otra cosa con su vida más que jugar al personaje sea de matón del barrio, la floja de la cuadra, el médico de la familia, el abogado de tal juicio, el escritor de tal obra, etc. Solo somos personajes guionados viviendo como podemos. Se le atribuye a Sartre que se pensaba a sí mismo como un problema porque lo que importa es como el otro te mira. Y si te escruta como escritor o filosofo o abogado, eso serás para los otros. Ahora lo que uno es para uno mismo es un problema de proporciones catastróficas y de imposible resolución ni siquiera con la precisión de las matemáticas moderna.
En esta novela solo hay pretensiones de nada, no se encontrara a un subterráneo, ni a un perforador, horadador o socavador, y no he sido topo, jamás he husmeado bajo tierra; no puedo decir lo que quiero y lo que no quiero, no soy un hombre de conciencia o con crédito alguno para considerarme justo, virtuoso o con amor al prójimo ¡No! Para encontrar reflexiones sobre este último párrafo no deben leerme como aprehendiéndome sino a otro1.
Si puedo comentarles que soy abogado, ese es mi juego de rol, mi personaje. Y decidí escribir una novela, corta, para sacarme eso que Dostoievski esculpió en mi cabeza “…En verdad…se recuerda el refrán popular: «El abogado es una conciencia de alquiler»; pero, sobre todo, ocurre la estúpida paradoja de que el abogado no puede nunca obrar en relación con su conciencia, viéndose obligado a traicionarla aunque no quiera. Es un hombre condenado a no tener conciencia. Finalmente, lo importante y serio en todo esto es que posición tan triste parece impuesta por alguien o por algo, hasta el punto de no considerarse ya una propensión, sino algo enteramente normal”2.
Y escribir una historia, dialogar con sus personajes, es mi forma de limitar eso de la conciencia de alquiler.
1Nietzsche. Aurora.
2Dostoievski. Diario de un escritor. Algo acerca de los abogados 1876.
Introducción
A fines de Septiembre de 2014 víctima de una obviedad, se encontró muerta a una persona en Av. Juan Bautista Alberdi y José María Moreno de la Ciudad de Buenos Aires. Desde el bar de esa misma esquina se dio aviso a la policía. Los uniformados al llegar comprobaron qué se trataba del Dr. Lucius Fernando Beltrán, destacado psiquiatra, autor de numerosas publicaciones y conferencista.
Entre sus efectos personales hallaron mi número telefónico, y comunicándose conmigo me apersone en el lugar. Esa misma mañana se emitió una orden judicial para relevarme del secreto profesional y tuve que entregar mis anotaciones profesionales y ficha médica de las cuatro sesiones en las que atendí al Dr. Beltrán.
Días posteriores me citaron desde la fiscalía por el sencillo motivo de que no entendían o no podían comprender el rompecabezas de mis notas, para mis adentros pensé que al ser ellos abogados era de Perogrullo que jamás discernirían la subjetividad de Lucius. Y claro, para los abogados, la subjetividad, el sujeto mejor dicho, es un artículo más de tal o cual Código. Paradojas si las hay es que el Dr. Beltrán estaba investido con el poder de la Toga: el era abogado, pero se sintió tan disconforme con su vida legal que volvió a la universidad graduándose de médico para luego ser psiquiatra.
Lo único que pude hacer para evitar inconvenientes con la justicia fue presentar un informe al estilo psico-dramática con mis conclusiones sobre el estado mental de Lucius y como la obsesión por Laura desencadeno en su reciente muerte. No creo poder acercar una visión holística de él; eso es imposible. Si puedo acercar una idea aproximada de cómo un hombre poderoso intelectualmente, pero inteligentemente débil, fue presa fácil de una mujer perversamente libre. Quien le hizo saber con detalle a mi paciente que él era un ser inútil, absurdo y lleno de mala fe y excusas para justificar conductas para enamorar a una mujer que no era normal en ese aspecto de los afectos humanos. Ella, prima facie, según mis notas, no puede amar más que a sí misma. Vino al mundo y se encontró con Lucius, y ello no fue hermoso; Y aquel era un perfecto espécimen para enloquecer: egocéntrico, narcisista, inmaduro, culto, cuya erudición provocaba admiración, pero con inteligencia obsoleta socialmente, sin amigos o pareja estable. Tomo el riesgo de decir que el papel que se arrogo Lucius está redactado de forma consciente, porque el siempre supo lo que hacía, por la desgraciada inopia mayéutica; ¿Quién era como niño? Fue hijo de un primario incompleto, de una universidad inconclusa, y luego tutelado por la barbarie del Pangaro 1300. Con esto se escondió, como si jugase, eligiendo la cobardía y Mala Fe,en el Sentido Sartriano,de aquel que nunca tuvo el valor de exponer el Ser sino ser un prófugo de sí.
Si el hecho de que alguien se convierta en una imitación irónica o burlesca de su realidad lo hacer sobrevivir, él estaba justificado por derecho propio, pero el derecho no es más que un conjunto de ficciones aceptadas para sobrevivir. Toda esta exageración que transcribiré de los fragmentos de lo poco que recuerdo de la terapia es el relato verosímil de esto de imitar o recurrir al absurdo para solventar defensas inútiles por no realizar una elección existencial. Lo único que puedo pensar es como bien Lucius se pensó a sí mismo con una pregunta: ¿Como ser un producto de lo que se vivió y no ser ese producto?; y siguiendo los lineamientos, pienso que él fue fiel retrato de un sujeto con una idea diferente del tiempo; esto es ya una contra-memoria. Todos esos problemas, la debilidad y la abulia de su cuerpo, sus nervios, su exquisito discurso sobre crearse a partir de una falsificación no son más que la muestra evidente de que su cuerpo tiene las pruebas de lo que sucedió de forma pretérita, cínica y testimonial sobre él. Pero con la idea de matar no le alcanzaba.
El pensamiento de él fue el punto de arranque contra condiciones desfavorables y le permitió con sus conocimientos enarbolar conceptos ajenos a su habitualidad como psiquiatra y abogado en una vida que se estaba convirtiendo en la negación por excelencia de lo que había sido. Resulta paradójico pensarlo como una tragedia, negarse y crearse a sí mismo y deteniendo su historia.
Merece una mención un episodio de su infancia, pero solo como anécdota, porque el trauma no existe, sino no podríamos explicar como un ser humano sobrevive a la hambruna o a la guerra que todo lo arrasa. No obstante Lucius creció y fue un entenado además de ser hijo de un padre y una madre, digo, hijo de padres divorciados; circunstancia que no es relevante, mas allá de las incidencia legales si las hubiere; y él me conto como si fuese “un pequeño con recuerdos, excremento mejor expresado, que se intenta justificar sin ver que es un adulto el que habla” que una mañana de 1990, no había ido a su colegio primario. Por aquel entonces eran muy comunes los paros de los Docentes mal pagos para educar al soberano. Era un día de invierno, húmedo, con la mezcla de olores petroquímicos y de la brisa nauseosa del Rio Santiago de Ensenada, donde vivió de niño. Su padrastro, por principios morales que no vienen al caso enumerar, de todos modos lo obligo a levantarse temprano. Los argumentos de estas de acciones eran del tipo: “que los docentes que trabajan 4 hs diarias y hagan paro, quejándose de todo, no es algo que Uds., como chicos que van a la escuela se traduzca en dormir sin hacer nada; está mal, a levantarse”. Como se podrá ver era un sujeto muy directo, de escasos recursos interpretativos para sufragar su comprensión sobre el Paro Docente; mas siendo una huelga de ¡gente que trabaja solo 4 horas!
“-Lucius te doy dinero, y el cambio justo para la ida y la vuelta. Te vas a tomar el 307 en la esquina del correo, frente a la plaza Belgrano, y vas a ir a La Plata; tenes que hacerte cargo por tu edad para ir allá solo, y no te pierdas, escucha bien: Cuando llegas te bajas en 7 y 48 y caminas media cuadra hasta la vinería y compras una Damajuana de Toro. ¡Ojo que es de vidrio y el vino sale caro! ¿Lo podrás hacer bien? Te mando a vos porque sos el más grande, y sabes muy bien que tu hermana es la inteligente. Pero ella no tiene la poca fuerza tuya para traer el encargo que te hago que sino la mandaría porque vos no servís para nada”
La hermana de Lucius no será objeto de esta introducción como tampoco del informe; jamás trajo a terapia, tal vez por lo escasa que fue, ni a ella, primos, tíos o abuelos, o amigos de la infancia; Es como si Ensenada fuese solamente un espacio geográfico, con población fantasmal en su vida: Un Hueco en su Espíritu.
“-¿Y qué tiene que ver que ella sea la inteligente con comprarte una Damajuana de vino en La Plata? ¿Por qué no la compro en frente de La Plaza Belgrano que está a tres cuadras y te la traigo en la bicicleta?
-¡Mira Pendejo…..quien te crees que sos para hablarme a mi así. Yo no soy tu padre, pero soy el que te banca. No haces nada en la casa, solo miras televisión, los dibujitos, deberías mirar el noticiero. Te doy de comer, no te falta ropa, no te faltan los útiles del colegio que te sigo comprando porque sos tan tontito que los perdes o tus otros compañeros que son mejores que vos en todo te los quitan. No haces nada, sos un vago. ¡Hace lo que te digo! Te vas a La Plata a comprar ese vino. Y para que sepas en la vinería de la plaza esa Damajuana sale cara y es más barato que vayas donde yo te digo. Si entendieras matemática sería más fácil el “Porque te mando para allá” ¡Pero como no sé si sabes sumar y restar me va a ser difícil explicarte! ¡Y no me faltes más el respeto! ¿Estamos? ¿O Queres irte con tu papa? A ver si te banca con lo miserable que es.”
No se puede dejar a un lado la pregunta capciosa y su obvia respuesta: “¿O queres irte con tu papa? A ver si te banca con lo miserable que es.” Por lo que se el progenitor de Lucius es realmente miserable. En esto el padrastro estuvo acertado. Lo que no quita su miserabilidad también. Y siguiendo un razonamiento lógico el alcance del concepto de miseria para aquel niño era lo brutalmente imaginable. Es decir padecer peores situaciones que las que en esos años vivió con su padrastro y su madre. Lo que sucedió en realidad se llama hábito. Digo que miró la primera etapa de su vida como un peón que nunca salió de su rancho y para él la vida era eso que veía, nada más que lo que conocía y hacia como peón. Porque en definitiva siempre hay alguien decidiendo. Y la madre y el progenitor dejaron todo en silencio con sus hijos así; Ese día en que Lucius no fue al colegio, empujado a ir por la Damajuana, le sucedió una Epifanía, dejo unas horas su ciudad; y con arrogancia entiendo que lo indujo en la creencia del Destino inevitable. Estoy hablando de una persona que solo conocía las paredes de su casa, el colegio, las empresas de la ciudad, etc. Es decir de lo único que oyó en su corta vida. Ese chico era un producto de su familia, y esta de esas estructuras. Por lo tanto cada palabra emitida por su madre, padrastro, progenitor, maestras, demás parientes, eran una duplicación de lo que se debe ser en una ciudad con puerto y destilería. Ergo: un obrero calificado o también como dicen las lenguas acidas “Un vago y borracho pagado por el Estado”, ello y sin perjuicio del Menemismo. Y remato:
Lucius fue a comprar ese vino a La Plata y llegando a destino, se levanto de su asiento, toco el timbre para bajar del colectivo y descendió en 7 y 48, del lado de Casa Tía. Nunca había visto tan de cerca el logo del supermercado. En realidad Ver era algo complicado para él. Pero había llegado sin problemas a la ciudad de las diagonales. Mientras caminaba recordaba que debía caminar media cuadra hasta la vinería y comprar una Damajuana de Toro. ¡Odiaba comprar vino, en especial, las Damajuanas! Eran muy pesadas y una carga llevar 5 litros de vino sin romper semejante envase. Y como bien sabía por la costumbre cronometrada, cada 2 o tres días compraba una frente a la plaza del barrio ¿Y ahora tendría que ir a La Plata hasta 2 veces por semana? Se preguntaba; era mortificante pensar en viajar a la ciudad por el vino. Pero debía hacerlo si se lo ordenaba. Por ello odiaba la bebida barata, su olor, su color, el hecho de que produjese palabras ahuecadas, sin sonido, o de difícil pronunciación, o que se confunda con un perfume que es excretado por la piel y solo el padezca su olor y nadie más lo perciba. Dejando a salvo esto y hasta el recuerdo de que él tuvo esta obligación de estar en La Plata y recordar el olor a vino, deberíamos preguntarnos ¿Por qué el cerebro puede imitar el olor del vino? Aguantare para no vomitar.
Luego camino a comprar la Damajuana de Toro, tomo el 307, volvió a su casa y a la realidad insulsa, sin sal y sin color.
“-¡Por fin! Veo que pudiste hacer algo bien y la Damajuana no se te rompió en el camino. Yo estaba seguro que la ibas a romper. ¿Te das cuenta que si haces caso te puede ir bien en la vida? ¡Anda, anda, que la idiota de tu madre está preocupada por el nene que nunca había ido a La Plata!”
Lucius recordó que miro a su padrastro, asintió a sus dichos y fue donde su madre. Se sentía orgulloso de haber ido a la ciudad solo. Ir en absoluta soledad a otra ciudad le daba otro aire para respirar y percibió que debía irse para siempre de Ensenada. Desconozco como llego a Lanus o porque esta ciudad y no otra. No se puede explicar el destino, simplemente sucede.