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"Siento cómo mis pechos se tensan hasta doler, como si fueran a explotar. Estoy recostada en el mostrador con aire despreocupado, pero lo que nadie puede ver es la mano del hombre que aprieta mis pechos, haciendo que mi piel se escurra entre sus dedos. Si me quedo quieta y me concentro, puedo sentir el cosquilleo de los oscuros vellos de su mano en mi antebrazo".Este relato corto se publica en colaboración con la productora fílmica sueca, Erika Lust. Su intención es representar la naturaleza y diversidad humana a través de historias de pasión, intimidad, seducción y amor, en una fusión de historias poderosas con erótica. -
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Seitenzahl: 23
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Obsesionada con Owen Gray - Literatura erótica
Original title:
Besat af Owen Gray
This short story is based on the erotic movie "Obsessed with Owen Gray" by Erika Lust. The movie can be found on xconfessions.com
Copyright © 2018, 2019, Sarah Skov and LUST, an imprint of SAGA Egmont, Copenhagen
All rights reserved
ISBN: 9788726213447
1. E-book edition, 2019 Format: EPUB 2.0
All rights reserved. No part of this publication may be reproduced, stored in a retrievial system, or transmitted, in any form or by any means without the prior written permission of the publisher, nor, be otherwise circulated in any form of binding or cover other than in which it is published and without a similar condition being imposed on the subsequent purchaser.
Obsesionada con Owen Gray
Literatura erótica
Me gusta detenerme aquí y observarlos. Me paro en esta fila cada mañana, pero mientras que todos se concentran en las pantallas de sus teléfono s inteligentes, yo me dedico a estudiarlos. Me gusta mirarlos, examinarlos, cuando no se dan cuenta de que lo hago. Es como cuando la luz se desvanece en el cine y me dedico a ver las caras que la pantalla ilumina. En el cine, todos están ocupados en otra cosa, tal como las personas en esta fila. Muy pocos se dan cuenta de que los estoy mirando, de que me estoy imaginando quiénes son y cómo son, de que estoy construyendo sus personalidades, mientras que ellos miran en silencio una película o se forman en una fila para comprar el café de la mañana. Algunas pocas veces me ha ocurrido que se dieran cuenta, que sintieran mi mirada. Entonces, giran hacia mí y me miran directo a los ojos, y yo rápidamente miro hacia otro lado, a la pantalla de mi celular o al piso. En esas ocasiones, mis mejillas tienden a sonrojarse un poco y aparecen pequeñas manchas en mi cuello; me delatan. No puedo mantenerlo en secreto.
— Un espresso doble —grita alguien en el café.
El barista me sostiene la mirada y yo la escondo en el mostrador con rapidez. Bebo mi café parada contra el mostrador; no quiero tomarlo del recipiente de cartón camino al trabajo. Si lo hiciera, el café perdería un poco de sabor y odio la sensación del borde de cartón mojado contra mis labios. Dejo que la espuma se asiente en la superficie del espresso antes de tomar la taza y acercarla a mis labios. Disfruto la sensación del café tibio en mi garganta y el sabor amargo que me revitaliza. El espresso
