Erhalten Sie Zugang zu diesem und mehr als 300000 Büchern ab EUR 5,99 monatlich.
La Orinoquía de Colombia, conocida como los Llanos Orientales, es una vasta región donde la inmensidad de la sabana y la riqueza cultural de su gente se entrelazan en un tapiz de tradición, historia y modernidad. Orlando Yesid Rojas Molano nos invita a recorrer este territorio desde una mirada profunda, explorando su esencia cultural, sus leyendas y la fuerza inquebrantable de quienes la habitan. Este libro es una celebración de la identidad llanera, donde el autor aborda desde la influencia histórica de la conquista española hasta la resiliencia del folclor regional frente a los retos contemporáneos. Entretejido con entrevistas, poemas, narrativas personales y una reflexión sobre la interculturalidad, Rojas Molano rinde homenaje a músicos, poetas, artesanos, maestros y héroes olvidados que dan vida al alma del llano. El autor resalta la importancia de la educación, las artes y la memoria oral como herramientas para proteger este patrimonio, mientras nos inspira a descubrir la magia de la región. Percepción de la Orinoquía de Colombia es un manifiesto para preservar y difundir la cultura llanera, un llamado a valorar y amar el corazón cultural de Colombia.
Sie lesen das E-Book in den Legimi-Apps auf:
Seitenzahl: 446
Veröffentlichungsjahr: 2025
Das E-Book (TTS) können Sie hören im Abo „Legimi Premium” in Legimi-Apps auf:
© Derechos de edición reservados.
Letrame Editorial.
www.Letrame.com
© Orlando Yesid Rojas Molano
Diseño de edición: Letrame Editorial.
Maquetación: Juan Muñoz
Diseño de cubierta: Rubén García
Supervisión de corrección: Celia Jiménez
ISBN: 979-13-7012-147-1
Ninguna parte de esta publicación, incluido el diseño de cubierta, puede ser reproducida, almacenada o transmitida de manera alguna ni por ningún medio, ya sea electrónico, químico, mecánico, óptico, de grabación, en Internet o de fotocopia, sin permiso previo del editor o del autor.
«Cualquier forma de reproducción, distribución, comunicación pública o transformación de esta obra solo puede ser realizada con la autorización de sus titulares, salvo excepción prevista por la ley. Diríjase a CEDRO (Centro Español de Derechos Reprográficos) si necesita fotocopiar o escanear algún fragmento de esta obra (www.conlicencia.com; 91 702 19 70 / 93 272 04 47)».
Dedicatoria
A Dios primero, pues, reconozco sin cuestionar, que soy creyente, un ser espiritual; que cree en ese ser supremo que rige lo bueno de nuestra alma, nuestro espíritu.
In memoriam de mis padres José Eduardo Rojas Padilla e Isabel Molano de Rojas; por quererme, cuidarme y permitir mi crianza compartida con mis abuelos, facilitándome de esa manera todo un bagaje tradicional, cultural, que forjó en mí, significativamente, la identidad regional durante el transcurso de mi vida.
In memoriam de mis abuelos por línea materna Pedro José Molano Samacá y Saturia Díaz, por ser formadores de mi identidad llanera, por crianza, costumbres, tradiciones, enseñanzas, conocimientos, ejemplos, experiencias y vivencias propias de la región llanera.
In memoriam de mis tíos Pedro José Molano Díaz, Jairo Molano Díaz, Hermes Molano Díaz, Arévalo Molano Díaz y Rodrigo Molano Díaz, artífices del aprendizaje práctico elemental del trabajo de llano, que dejó en mí una marca indeleble de orgullo por mi raza y mi región llanera.
A mi hermano Henry Eduardo Rojas Molano, por apoyarme incondicionalmente en la construcción del rincón llanero la «Campechana Rancho», mini museo de historia llanera, en la que se han realizado eventos culturales, actividades sociales y de convivencia.
A mis sobrinos Oscar Eduardo Rojas Varela y Leidy Viviana Rojas Varela, por ser cómplices y motivadores de mis sueños, iniciativas y proyectos.
Agradecimientos
A mis primos más allegados en el transcurso de mi existencia, con los que crecí y compartí experiencias, vivencias, anécdotas, tristezas y alegrías: Marleny Molano Díaz (q.e.p.d.), Ramiro Alfonso Cristancho Molano, Andrés Jeremías Gutiérrez Molano, Edwin Gutiérrez Molano y Yadira Rojas Rodríguez.
A mis tías Miriam Molano Díaz y Alcira Molano Díaz (q.e.p.d.), quienes cuidaron de mí desde pequeño, cuando mi madre tenía que pasar extensas horas de trabajo, al igual que mi padre. A estos parientes incondicionales, considerados y nobles, Dios los bendiga y la Virgen de Manare los proteja por siempre.
A todas aquellas personas especiales que Dios puso en mi camino y hacen parte de mi historia de vida: Rosana Galeano Cárdenas, José Moisés Ortiz Riveros, Álvaro Herrera Ortiz, René Alejandro Carrasquel Olmos, Doralba Dussan Duran, María del Rosario Urbano y Esperanza Porras Aguirre. Para ellos, mi respeto, admiración y consideración.
A mis entrañables amigos que ya no se encuentran en este plano terrenal y que recuerdo con mucho cariño por su acompañamiento, consejos y enseñanzas: Rosendo Posada Zapata, Lina Vergara, Antonio María Porras Porras, Gustavo Ramírez Aguilar, Bernardo Baca y Pedro Nel Cendales.
A quienes se hicieron partícipes en el contenido del presente trabajo, con su aporte, disposición, colaboración desinteresada y altruista; enriquecimiento intelectual, biográfico y cultural. Especialmente a mi amiga la poetisa María Eugenia Campo Silva, una mujer perseverante, ejemplo de resiliencia, asertividad y proactividad; motivadora, pendiente, haciendo sugerencias y observaciones para que se concretara este proyecto.
Prólogo
Orlando Yesid Rojas Molano, bachiller académico y pedagógico del Instituto Nicolás Copérnico y del colegio Nuestra Señora de la Paz, locutor, productor de radio y televisión, licenciado en Filosofía y Letras, Psicólogo Social Comunitario con énfasis en educación y orientación familiar, escritor, músico y pintor nacido un 9 de septiembre en la década de los sesentas bajo la luz y la calidez del sol y la luna llaneros.
Vivió y creció en medio de la sabana, los ríos y el piedemonte bajo la protección, la guía y el amor de una familia sencilla y noble. Músico por inspiración ancestral, aprendió a tocar el cuatro con la orientación de su amigo René Carrasquel Olmos, los arpegios del tiple le fueron enseñados por el señor Antonio María Porras, y las maracas simplemente de oído, siguiendo la cadencia del murmullo de los caños al besar las piedras y el canto arrullador de las aves.
Quienes lo conocemos vemos en él, además de sus aptitudes artísticas, dotes profesionales y cualidades humanas, un digno representante de la cultura y raza llanera en toda su dimensión, razones que lo han inspirado a escribir este libro cuyo título nos lo dice todo: Percepción de la Orinoquía de Colombia.
La obra, un verdadero cuadro de la historia de los Llanos Orientales colombianos, desde su origen en la Conquista, la Colonia y la Independencia, donde un grupo de llaneros pasaron la cordillera y sin más armas que sus lanzas, su valor y su lealtad, cual centauros sorprendieron a los españoles dándole el éxito a la Campaña Libertadora.
Se describe en sus páginas, además de la conformación de su raza, su sentido de pertenencia con la naturaleza, los atributos únicos de hombres y mujeres y su papel en el desarrollo cultural y religioso.
Alusión especial se hace en esta narración a los personajes sobresalientes en todas las áreas, histórica, política, laboral, costumbrista y artística del departamento del Meta, que sin duda han contribuido al crecimiento y fortalecimiento del país, cuya territorialidad abarca casi media patria hasta llegar al lugar que actualmente ocupa: Despensa de Colombia, respaldada por la hermosura sin igual de sus sitios naturales, que hoy atraen turismo nacional e internacional.
Dispongámonos a hacer este recorrido, incluyendo el deleite de su gastronomía y cantando con el maestro Arnulfo Briceño Contreras: «Ay, mi Llanura, embrujo verde donde el azul del cielo se confunde con su cielo en la inmensa lejanía».
MARÍA EUGENIA CAMPO SILVA
Poetisa, escritora
Presentación
En lo referente a los Llanos Orientales, Orinoquía de Colombia, se ha escrito bastante; historia, geografía, cultura, tradiciones, e incluso identidad llanera. Sin embargo, podría decir que el presente documento es de carácter expositivo narrativo, nada especializado, simplemente presenta algunos aspectos de la historia con algunas observaciones o puntos de vista del suscrito como autor. Teorías, experiencias, vivencias personales, anécdotas y acontecimientos entre otros, como persona originaria de la región, en las que abordo temas como: Origen de los Llanos Orientales, visión de los llanos de Colombia versus colonización española, antecedentes coloniales y bipartidismo en los llanos de Colombia; normas de convivencia y seguridad en la región, economía, la identidad llanera como marca regional, tipología y características del llanero, papel de la mujer llanera en la Orinoquía, interculturalidad e hispanidad, representaciones sociales, religiosidad popular, creencias y costumbres, anécdotas musicales, curiosidades del servo popular, medioambiente regional, faena y travesía ganadera, radiocomunicaciones, cultura, educación y periodismo regional, la relación entre el hombre llanero, su rol de maestro y la cultura, algunos poemas representativos llaneros y las asociaciones, instituciones o corporaciones protectoras y defensoras de la cultura, tradición e identidad llanera, es decir, una percepción cultural de conocimientos teóricos y empíricos, para llegar a comprender, de cierta manera, la dinámica personal, familiar, comunitaria y social de quienes hacen parte de la media Colombia, su personalidad, carácter, forma de vida, que hace la diferencia con las otras regiones del país. He de anotar que no pretendo ser historiador, por lo que habrán de disculpar si no traigo al tema extensos y detallados aspectos de la historia.
Tengo como objetivo, hacer mi aporte como llanero de nacimiento, crianza y tradición, para conocimiento público, a quienes les pueda interesar el tema, a todos aquellos que tengan el buen hábito, la costumbre de leer. Haciendo, de esta manera, despertar la curiosidad por saber más respecto a esta media Colombia. Es posible que, con mi narrativa, puedan tener otra visión, otra perspectiva renovadora de lo que representa la cultura regional, la idiosincrasia de los Llanos Orientales, Orinoquía de Colombia, recorriendo la temática del libro, en el que el lenguaje coloquial, el regional y ocasionalmente formal, faciliten la comprensión de su contenido.
Como lo mencioné, el propósito o finalidad del presente documento no es realizar un texto prolijo de la narrativa. Es simple, sencillo, mediante un lenguaje corriente y un dialecto regional (en parte), una narrativa común, un relato ordenado en lo posible, describiendo experiencias propias y de la tradición oral, relacionadas con los Llanos Orientales, Orinoquía de Colombia, y, de esta manera, socializar, dar a conocer, por lo menos someramente, aspectos relacionados con el origen, la identidad, la cultura y la tradición de nuestra región.
En este tema en específico he tratado de llevar un hilo conductor a través de todos los temas que presento a ustedes; en algunos apartes, de una forma sustancial y, en lo posible, innovadora, pero con una diferencia: una particular visión, percepción a partir de mis propias vivencias y experiencias personales. Se encontrarán dos tipos de lenguaje según sea el caso o tema a tratar: lenguaje formal y lenguaje coloquial. Así que haré uso de algunas particularidades al respecto. Iré contando o narrando a partir del libre albedrío del lenguaje de la comunicación, esperando que sea del gusto o agrado del lector, que le apetezca este tipo o clase de información, y que, de paso, sea un documento servible para socializar individual o colectivamente en defensa de las tradiciones ancestrales que se han venido perdiendo por falta de interés, ignorancia o pérdida de ese recurso humano tan valioso como lo eran los bisabuelos, abuelos, padres o tíos, que, por tradición oral, nos permitía conocer esa riqueza cultural de la idiosincrasia d la región.
Es de entender que, en relación al tema que se aborda, ya existe información en Internet, redes sociales y otras fuentes de información que hacen referencia a la materia. Convenientemente, existen muchos referentes para consulta: diccionarios de dialecto llanero, páginas virtuales, libros, textos en físico, a saber, varios autores que hacen referencia a nuestra cultura regional. Sin embargo, las fuentes de este documento han sido de viva voz, relatos, experiencias y vivencias, en su mayoría personales. Así, a partir de ellas, me permito contar, narrar, aunque, consciente o inconscientemente, pudiera ir en contravía de algunos referentes gramaticales, e incluso de estilos literarios establecidos; razón por la cual asumo la crítica que se pueda hacer al respecto.
Debo decir que algunas entrevistas se realizaron de forma verbal y después fueron transcritas a este documento. Algunas se efectuaron con preguntas enviadas previamente por escrito vía WhatsApp a quienes iban a ser entrevistados para su conocimiento; algunos prefirieron dar respuesta oral y otros hacerlo de forma escrita. Como experiencia, para lograr las entrevistas, fue necesario, como se dice en el argot popular, lanzar el anzuelo a aquellos que consideré me podrían dar información relacionada con los temas del presente texto. Recibí respuesta positiva de la mayoría de ellos.
He de anotar, como aspecto importante, que el suscrito autor del libro no se hace responsable, directa o indirectamente, de las opiniones personales de los entrevistados para efecto del contenido de la obra en cuestión y que, directa o indirectamente, pudieren despertar suspicacia o malas interpretaciones por parte de los lectores. Por lo demás, manifiesto que he obrado con principio de la buena fe, a saber, de honradez, de convicción en cuanto a la verdad o exactitud de los asuntos, opiniones o hechos, a la rectitud de mi conducta; de tal forma, que he hecho todo lo posible por respetar los derechos de autor de quienes se citan en el libro, dando los créditos y reconocimientos como corresponde.
Finalmente, es indispensable aclarar que no hay responsabilidad alguna de terceros (citas, fuentes, autorías) respecto a mis apreciaciones con relación al tema; considerando que las fuentes del presente libro se citan textualmente y se acreditan como corresponde. Mis opiniones, claramente, son la manifestación de mis experiencias y vivencias como llanero de nacimiento, crianza y tradición. Mi compromiso es ser lo más fiel posible en mis percepciones del tema, decantando sus matices en la narrativa.
ORLANDO YESID ROJAS MOLANO
Autor
Capítulo I Colonia española, identidad e independencia
Al llegar los españoles a América, se dieron procesos de mestizaje, niveles sociales e intereses de la Corona respecto a las colonias. Sin duda, en el Nuevo Continente se fueron formando caracteres, personalidades e identidades regionales con sus propios intereses y formas de ver todos los aspectos de la vida como súbditos del rey. Al paso del tiempo, a medida de las circunstancias, gradualmente se fueron identificando diferencias muy profundas a nivel de pensamiento, condiciones de vida y otros aspectos de la existencia de los nacidos en América, que llevaron al inconformismo, disputas y enfrentamientos que dieron lugar a la revolución y posterior independencia de la Corona española.
Origen de los Llanos Orientales
Se tiene conocimiento como información general que el actual territorio de los Llanos Orientales, Orinoquía de Colombia y la Orinoquía, son el resultado de todo un proceso histórico a partir de la llegada fortuita de los españoles al Nuevo Continente en el que se denominó posteriormente como descubrimiento, conquista y colonización. A partir de ahí viene la división geográfica y su evolución con los cambios que se dieron en su momento por el Virreinato y la posterior independencia y creación de la República de la Nueva Granada. Ese tema se lo dejo a los historiadores, que, de hecho, ya tienen bastante información publicada en textos impresos, digitales y de videos en Internet. En fin, todo aquello del mestizaje entre indígenas, españoles y negros. Para efecto de quienes hacemos parte de los Llanos Orientales, Orinoquía de Colombia.
Para demarcar o delimitar territorios y describir en realidad qué son actualmente los Llanos Orientales, Orinoquía de Colombia, debo decir que, para la época de la independencia, de 1810 a 1819, existía un territorio llamado Casanare, el tan mencionado territorio de los llanos, del cual salieron los valerosos llaneros a combatir en el Pantano de Vargas y el Puente de Boyacá, entre otros. Lo que quiero aclarar es que, en su momento, Casanare tenía por territorio los actuales departamentos de Meta, Arauca, Casanare, Vichada y Guaviare. Lo más importante que debo anotar es que Pore fue el primer capital de la Nueva granada.
Sin ser historiador, antropólogo, arqueólogo o sociólogo, pretendo como ciudadano, gestor cultural, manifestar y argumentar, desde los antecedentes ancestrales, mis experiencias y vivencias como llanero de nacimiento, crianza y tradición; con base en algunos conceptos históricos, sociales y culturales. Por tal motivo, en este documento, haré uso del lenguaje común, claro, entendible, diría del argot popular en primera persona. Antes de iniciar la disertación sobre el tema en mención, me permito afirmar en lo personal que las lecturas históricas que se dieron en su momento con las llamadas crónicas y posterior formación escolar en las aulas, fueron literalmente parcializadas. La visión histórica de víctimas y victimarios no era literal, como se nos presentaba; en realidad la lectura actual es compleja, no es tan simple, pues, en la época de la conquista y colonización hubo acuerdos, alianzas. No todos eran aparentemente buenos, y los malos eran malos. Los conceptos e interpretaciones se daban de acuerdo a la conveniencia de quienes ostentaban el poder, o de quienes tenían intereses particulares, especialmente de riquezas materiales.
En la actualidad se evidencian teorías, paradigmas y sentimientos que, claramente, dan una visión tradicional del descubrimiento, conquista y colonización española. Aún, algunos se quejan o lamentan de la manera en que los españoles incursionaron en América, el Nuevo Continente, y de lo que resultó en la Independencia que inició el 20 de julio de 1810 y concluyó el 7 de agosto de 1819. Al respecto, las personas tienen el derecho a la libre expresión y por lo tanto pueden continuar pensando igual, o en su efecto, identificarse con quienes tenemos una visión desde otra perspectiva sin omitir realidades relevantes de los acontecimientos.
Por supuesto, no estoy justificando acciones impropias, inadecuadas o injustificadas que pudieren haberse presentado. Me remito al presente y hago un recordatorio asertivo de lo que había y de lo que llegó. Los pueblos indígenas, conocidos también como pueblos originarios, pueblos aborígenes o pueblos nativos, fueron grupos étnicos, habitantes originales de nuestra región, en contraste con los grupos que se han asentado, ocupado o colonizado el área más recientemente. Contaban con una forma de vida sana, acorde con el medioambiente existente, eran pescadores, cazadores y recolectores nómadas que lograron grandes desarrollos. El chamán, de rituales sanadores y conocedor ancestral de la medicina natural, por cierto, muy efectiva en la actualidad.
Los españoles trajeron al Nuevo Continente, en las bodegas de sus barcos, diferentes tipos de ganado: bovino o vacuno (bueyes, toros y vacas), ovino (ovejas), porcino (cerdos), caprino (cabras) y equino (caballos, mulas y burros). Productos como el trigo, cebada, avena, caña de azúcar, centeno, espinaca, lechugas, y caña de azúcar, además de limones, manzanas y uvas. Especias como canela, pimienta y clavo; o como la lechuga, rábanos, habas, mango, limón, naranja, manzanas y membrillos; la flor de Jamaica, o el laurel y el tomillo. En América, los europeos conocerían la papa, las calabazas, los ajíes, los porotos, los tomates y el aguacate.
Indiscutiblemente, después de estos acontecimientos históricos, cambió la geografía del Nuevo Continente; se dio a lugar la división política en los países americanos (norte, centro y sur), otra historia, sociedad, política y cultural. Se delimita el territorio de los Llanos Orientales, Orinoquía de Colombia, cultura, pensamiento, ideología, forma de vida, lo que somos y reconocemos tal cual, con antecedentes genéticos, resultado de la amalgama racial y cultural, con la llegada de los españoles, la conquista y colonización; un nuevo idioma, una nueva lengua, la inserción de la Iglesia Católica, la creencia en Cristo y la Virgen, de ahí como referente significativo, la patrona de los llaneros, la Virgen de los Dolores de Manare.
Entonces, podemos entender que, además de nuestros orígenes españoles y árabes, por aquello de la invasión árabe en la península ibérica (711-1492), también tenemos raíces indígenas, es innegable este evidente hecho histórico con todo lo que ello implicó. En las bodegas de sus carabelas (barcos), los españoles trajeron el ganado equino, vacuno, ovino, trigo, cebada, avena, centeno, espinaca, lechugas y caña de azúcar, además de limones, manzanas y uvas. España trajo a América, a través del idioma, la espada y la cruz, la cultura europea del Viejo Mundo. Esto, lógicamente, chocó con las costumbres y tradiciones indígenas, evidenciando a posteriori su afectación con las tradiciones y costumbres traídas con los negros del Continente Africano.
Podemos dar una nueva lectura, una visión real, contextualizada, es decir, una percepción menos polarizada, sin rencor, odio o rechazo total respecto al suceso histórico que no podemos cambiar, pero que, en consecuencia, con todos sus pros y contras, dejó una forma de vida, un sistema, una cultura, una idiosincrasia, un dialecto, como parte de una civilización diferente, denominada Los Llanos Orientales, Orinoquía de Colombia; con mujeres fuertes, hombres trabajadores, «centauros» aguerridos, de pata al piso, quienes, desde la alborada hasta el ocaso, lucharon por darnos la libertad, la independencia, en el año de 1810.
Lo anterior, como parte de una nación americana, con características específicas que la hacen particularmente diferente a otras regiones del país, pero, también, con similitudes con regiones de otras naciones como lo son los cowboys del Oeste americano, los charros mexicanos y los llaneros colombo-venezolanos, jinetes que habitan los ranchos, fundos, hatos y haciendas en zonas rurales, ejerciendo los oficios de vaquero, caporal, capataz, domador, arriero, entre otros, y que, necesariamente, los identifican cultural y regionalmente con caballos, ganado y armas.
Nos queda lo que tenemos, nuevos imaginarios, superar lo que no podemos cambiar, ajustarnos a las nuevas realidades, vivir con nuestra identidad, nuestras costumbres y tradiciones, conservarlas sin dejar de considerar las nuevas ciudades, tecnologías, cambios inevitables de la modernidad, sin olvidar nuestros orígenes, nuestra bella, hermosa e indescriptible tradición llanera, conexión con nuestros antepasados. Esto, para lo que corresponde a esta región del país. Ojalá las nuevas generaciones, junto con el referente cultural llanero, complementen sus experiencias y vivencias simultáneamente con el conocimiento histórico, geográfico, social, antropológico, económico y político de su tierra, de su región.
Raíces hispánicas
Existimos, somos, estamos, porque los españoles llegaron al Nuevo Continente en 1492; esa parte de la historia ya está, no se puede cambiar, aunque se pueda cuestionar, discutir o no. Con esta inmersión temática, espero que los lectores comprendan que la llegada de los españoles marcó el inicio de una nueva era, es decir, un periodo de tiempo en el que comenzaron el mestizaje, nuevas culturas y tradiciones diversas, manifiestas e innovadoras formas de vida. Es inevitable evidenciar que, con la llegada del señor Cristóbal Colón a América hace 532 años, se dio a lugar, no sólo a las categorías sociales, sino también a la fe con la llegada de los misioneros jesuitas del catolicismo a evangelizar. Ramas del conocimiento como la astronomía —en su aplicación a la navegación—, la Geografía, la Cartografía, la Medicina y la Botánica fueron las primeras en incursionar en el Nuevo Continente.
Nuevas ramas del conocimiento fueron implementadas por los españoles en la educación en el Virreinato, que posteriormente se expandió hasta la provincia del Casanare, también llamada Gobierno del Casanare durante la época imperial española; hoy, Llanos Orientales, Orinoquía de Colombia, compuesto por los departamentos de Meta, Arauca, Casanare, Guaviare y Vichada, dando lugar a la clasificación cultural desde la antropología cultural, filosofía cultural, psicología cultural, ética cultural, lenguaje cultural y política cultural, para comprender la realidad del hombre llanero, desde las raíces españolas, su división territorial e implementación de las Leyes de Burgos o Reales ordenanzas dadas para el buen Regimiento y Tratamiento de los indígenas.
Debo ser honesto y consecuente en considerar que somos (como lo mencioné anteriormente) el resultado inevitable del mestizaje que, para el caso de la región llanera, era más alto el porcentaje de la raza indígena y menor el de la raza blanca en la etnia mestiza (descendientes de amerindios y blancos). En consecuencia, lo que tenemos hoy en día de esa época, además de esa mezcla, la juntura de la nueva raza de individuos, los caballos, el ganado, el grano, las verduras y hortalizas entre otros, fue lo que trajeron los españoles del Antiguo Continente e implementaron en América, y lo que ello significa y representa en la actualidad.
Personajes históricos, independencia y revolución política
Los dos, juntos, hombre-caballo, fueron partícipes tanto en la Batalla de Boyacá, el 7 de agosto de 1819, evento que culminó con el fin de la Campaña Libertadora, y le imprimió un nuevo sentido a la Guerra de Independencia.
JUAN NEPOMUCENO MORENO fue un militar y político colombiano.
Nació a finales del siglo XVIII en la localidad de la Fragua, actual Paz de Ariporo, en Casanare, Colombia, pueblo al cual organizó. Participó en la Guerra de Independencia de Nueva Granada en el bando libertador. Presidente Interino de la Nueva Granada. (1818-1819): Oficial Gobernador de la Provincia de Casanare, 1818, comandante del Primer Regimiento de Lanceros, mayo de 1819, comandante general del Cuerpo de Caballería, 15 de junio de 1819, y Oficial del Estado Mayor del Ejército Libertador de la Nueva Granada, 1831.
En 1831 fue uno de los generales que constituyeron el alto mando militar de la Nueva Granada. En abril de 1831 se puso en marcha desde Pore, acompañado por trescientos soldados de caballería y cuatrocientos de infantería, para forzar la salida del país del general venezolano Rafael Urdaneta. Con esta acción y respetando los acuerdos de Apulo, garantizó el regreso del general Santander. Murió el 31 de diciembre de 1839 en su hacienda, cerca del poblado de la Fragua.1
En la gráfica: 1. Juan Nepomuceno Moreno. 2. Guadalupe Salcedo Unda.
3. Dumar Aljure Moncaleano.
Otras acciones posteriores dieron lugar a las incursiones liberales de la gesta revolucionaria de Guadalupe Salcedo Unda y Dumar Aljure Moncaleano, entre 1948 y 1958, en los Llanos Orientales, Orinoquía de Colombia.
El municipio de Pore, en la provincia del Casanare, fue un escenario clave en la formación e independencia de la nueva república a partir de 1818, al haber servido de sede oficial del Gobierno de la Nueva Granada y de punto militar estratégico en el movimiento de las tropas independentistas en los Llanos Orientales. Todas esas expresiones sociales y políticas fueron posibles porque la Provincia llanera (compuesta por Arauca, Meta, Vichada, Casanare y Guaviare) mantuvo organizado un ejército que le permitió desde comienzos de 1815 repeler la reconquista española.
Placa conmemorativa. Fragmento de la «Declaración de Pore»: «En la ciudad de Pore a 18 días del mes de diciembre de 1818 reunidos en congreso provincial los representantes del estado libre de Casanare con arreglo a la constitución federal de la Nueva Granada para acordar y resolver lo que mejor convenga a la salud de la Patria en las desgraciadas circunstancias de hallarse los demás estados de la Unión oprimidos por las armas españolas, cuya dominación injusta, violenta y arbitraria se han comprometido del modo más solemne a repeler, después de varias propuestas y largas discusiones convinieron unánimemente en decretar y decretaron a presencia y bajo los auspicios del Ser Supremo…».
GUADALUPE SALCEDO UNDA (Arauca, 1922 - Bogotá, 6 de junio de 1957) fue un político y comandante revolucionario colombiano. Comandante de los revolucionarios liberales que operaron en los Llanos Orientales desde 1949 a 1953, durante el periodo de La Violencia Bipartidista, surgidos para defenderse del ataque de la violencia conservadora promovida desde el Gobierno de Colombia contra los liberales, luego de los sucesos del 9 de abril a causa del asesinato del caudillo liberal Jorge Eliécer Gaitán y que desataron las hostilidades entre liberales y conservadores en el periodo conocido como la época de La Violencia Bipartidista en Colombia.
Tras su desmovilización, el 6 de junio de 1957, Guadalupe Salcedo fue asesinado en confusos hechos en Bogotá, cuatro años después de haber firmado la paz con el Gobierno. Se encontraba reunido con unos amigos en una cantina ubicada en el sector industrial de la capital y en ese momento fueron rodeados por agentes de la Policía en desarrollo de un operativo.2
CAPITÁN DUMAR ALJURE MONCALEANO (Girardot, Cundinamarca, 18 de septiembre de 1928-Granada, 5 de abril de 1968) fue un político y revolucionario colombiano que ejerció la jefatura civil y militar de los revolucionarios liberales en Meta, durante los primeros años del período conocido como La Violencia Bipartidista.
Después del golpe de Estado en junio de 1953 del general Gustavo Rojas Pinilla, gran parte de La Violencia en Colombia cesó, y se presentó la desmovilización de los revolucionarios liberales del llano. Aljure se desmoviliza el 13 de septiembre de 1953 con sus 130 hombres, en la Hacienda Cantaclaro entrega su carabina M-1 al coronel Alfonso Saiz Montoya en presencia del general Alfredo Duarte Blum y de Guadalupe Salcedo.
La versión dice que Aljure fue muerto junto con nueve (9) revolucionarios y cuatro (4) soldados después de un combate con unidades del Batallón Vargas, en el área de Puerto Limón, en Granada (Meta).3
Guadalupe Salcedo Unda y Dumar Aljure Moncaleano no fueron muy letrados, pero, por lo demás, tuvieron algo más significativo y trascendental: sentido de pertenencia, valor, gallardía, iniciativa, altruismo y patriotismo, sacrificando su propia vida por los verdaderos ideales liberales, entiéndase, la política y económica que promovió la libertad del ser humano, su igualdad política y jurídica y la búsqueda del progreso material de los pueblos.
Estos revolucionarios buscaban la reivindicación del campesino llanero desde el mismo momento histórico en que se dio su participación en la independencia, propósito, finalidad, objetivo, en búsqueda de la libertad de los pueblos, la equidad política e igualdad jurídica, así como el derecho a la tierra y a conservar su historia, costumbres y tradiciones, inherente a la cultura llanera, la cual debe preservarse lo suficiente para garantizar el progreso individual y colectivo.
Guadalupe Salcedo Unda y Dumar Aljure Moncaleano fueron timados en su buena fe después de su desmovilización y la de sus hombres. Fueron asesinados por representar una amenaza política, militar y revolucionaria para el liderazgo de los caudillos, tanto liberales como conservadores. La historia ha dejado su marca, su hierro, en la responsabilidad histórica de tan bárbaros acontecimientos. Guadalupe Salcedo Unda y Dumar Aljure Moncaleano, patriotas, revolucionarios, se han olvidado para la academia, pero no para quienes, por tradición oral y escrita, dejan su testimonio como legado.
En lo personal, considero adecuado, pertinente, el adjetivo «revolucionario», perteneciente o relativo a la revolución: innovador, renovador, reformador, transformador, modificador, subversivo, original, para nuestros políticos, jefes militares y comandantes liberales de la revolución llanera, pues, son estos calificativos los que se ajustan a su carácter bravío, decidido, indómito, feroz e indomable, en la resistencia, enfrentamiento y defensa liberal. Después del asesinato de Jorge Eliécer Gaitán, el 9 de abril de 1948; ante los abusos torturas, detenciones ilegales, asesinatos selectivos y colectivos, quema de poblaciones de vocación liberal, acciones realizadas por parte de la Policía Nacional, simpatizante del Partido Conservador Colombiano.
Registro fotográfico temático: cuando se hace referencia al centauro de oro, significa que el jinete, vaquero llanero, es uno sólo con su caballo.
Guadalupe Salcedo fue asesinado en confusos hechos en Bogotá, en 1957, cuatro años después de haber firmado la paz con el Gobierno del general Rojas Pinilla. Reconocido en el ideario popular como un héroe, y ejemplo del llanero ideal, comprometido con sus principios para dar la vida por ellos. Hoy sus restos reposan en el campo santo del Centro Poblado de Puente Arimena en Puerto Gaitán; en el sexagésimo aniversario de la creación del departamento del Meta, e instalación de la primera duma departamental en el año 1960. Villavicencio, 1 de julio de 2020, describe la placa conmemorativa.
Bipartidismo Llanos Orientales de Colombia
Quienes en la colonia tuvieron la oportunidad de pertenecer a la aristocracia criolla, adinerada, que se abrieron paso en el pequeño círculo de los españoles como minoría pequeña y privilegiada que ostentaba el poder en América, y lograron recibir privilegios, prebendas por su cercanía y lealtad a la Corona, lograron escalar aún más como propietarios de grandes extensiones de tierra, haciendas para el cultivo de cereales, estudios en las diferentes áreas del conocimiento, en las universidades españolas o formación como oficiales en escuelas militares del viejo continente.
Puedo decir, sin la menor duda, que esa formación intelectual, militar e ideológica europea, recibida por los criollos adinerados por parte de los españoles, fue la base del pensamiento libertario, revolucionario, que despertó en el hombre americano su deseo por la independencia de la Nueva Granada; nombre de identificación que la monarquía hispánica dio al conjunto de provincias cuyos territorios forman hoy el Estado colombiano, aproximadamente las mismas que en la época de la Independencia pertenecían al Nuevo Reino. Santafé, Tunja, Socorro, Pamplona, Santa Marta, Cartagena, Riohacha, Panamá, Veraguas, Chocó, Nóvita, Antioquia, Popayán, Mariquita, Neiva y Casanare.
Revolucionarios liberales (1949 y 1953).
¿Por qué el llanero es recio? Se puede escribir toda una crónica de la violencia generacional. Se podría decir que es cuestión de supervivencia. Desde la independencia, el bipartidismo y la guerra de los mil días, el enfrentamiento entre liberales, federalistas, cachiporros versus conservadores, centralistas, godos, chulavitas fue violenta, aguerrida. Las posiciones e ideales políticos polarizados que a la postre han heredado varias generaciones de llaneros. Por tal razón, el llanero ha tenido que afrontar dificultades de ese tinte político. En cuanto a lo religioso, cada uno con sus particularidades, pero fundamentalmente con el cristianismo católico como referente o causa presente, como el caso de los cruzados en Europa o los Cristeros en México.
En el caso de la violencia bipartidista en los Llanos Orientales de Colombia, estaba comprometida la Iglesia Católica por su posición política conservadora: «Mata un liberal y tendrás indulgencias para el cielo», decían algunos sacerdotes en el púlpito de las iglesias a las que asistían a las homilías tanto liberales como conservadores. Esto hizo que los liberales, además, tuvieran fuertes contradicciones de conciencia por ser fervientes católicos. Hombres de su partido colgados de los samanes (árboles) de los parques centrales de los pueblos, asesinados a tiros en las emboscadas que se les hacían; niños golpeados contra las paredes o troncos de árboles, hombres y mujeres asesinados en sus mismos hogares; de los cuales sus cadáveres eran trasladados en volquetas para ser arrojados posteriormente al río.
Monterrey Casanare 15 de septiembre de 1953.
Ni que decir las acciones violentas de los revolucionarios liberales para salvaguardar sus propias vidas, mientras sus caudillos conservadores y liberales acordaban el Frente Nacional tomando champaña. Desafortunadamente, fue necesario (en su momento) el uso de las armas para velar por la integridad física, la dignidad, la autoconciencia, la autodeterminación, la autorrealización y la libertad.
Duelo bipartidista del abuelo
En época de la violencia bipartidista de Colombia entre el año 1946 y 1958, desde la cabecera, el piedemonte y el resto del llano, la violencia predominó tanto en el área rural como en la urbana. En suma, violencias políticas, sociales, económicas y religiosas. En fin, existían dos pueblos (aún están): uno conservador y uno liberal, en muchas otras partes de los Llanos Orientales, Orinoquía de Colombia, donde se dio a lugar la revolución liberal, ya mencionada en apartes del presente libro. Lo que mis abuelos maternos y mi madre me contaron, coincide con lo que en su momento el Maestro Miguel Ángel Martín Salazar contaba respecto a la gesta liberal llanera. Interactuar de manera cercana y de amistad tanto con el Maestro, como con Silvia Aponte, me permitieron convalidar, reafirmar mi percepción histórica respecto a la crisis de los años cincuenta específicamente en los Llanos Orientales de Colombia.
Mi abuelo materno (del cual heredé mis costumbres y tradiciones por crianza) pertenecía al partido liberal, a quienes llamaban con el apelativo de «cachiporros»; era propietario de una gran finca, terreno aledaño al pueblo (conservador), donde tenía ganado y caballos de paso fino. Vivía en una casa de su propiedad en el pueblo, con mi abuela, oriunda del lugar, y sus hijos e hijas. Mi abuela le insistía que se fueran para Cumaral, el pueblo liberal, pues donde se encontraban, en Restrepo, era un pueblo realmente violento, de un ambiente pesado para ellos. En fin, mi abuelo estaba acostumbrado a ese entorno. Lo curioso era que, siendo él de ideas liberales y el alcalde del pueblo y sus habitantes, en su mayoría, de ideas conservadoras, en las efemérides, conmemoraciones, celebraciones, por ser un llanero acomodado, es decir, con buenos recursos económicos, era asignado como alcalde de ferias y fiestas del pueblo; para lo cual, él corría con todos los gastos en cuanto a contratar toreros, poner los toros para lidia y el ganado para el parrando y la premiación para las reinas de belleza entre otros.
Al punto: por cosas del destino, mi abuelo «cachiporro» (liberal) se hizo compadre de un «chulavita» (conservador). Era una relación verdaderamente controversial, por sus arraigadas posiciones políticas. Sus desencuentros, por lo general, se daban en la noche, cuando las huestes conservadoras salían a hacer de las suyas contra los pocos liberales que residían en el pueblo. A la puerta de la casa de mi abuelo le hacían disparos y le tiraban explosivos. Por lo que se veía en la urgente necesidad de salir con mi abuela y tíos por el solar (patio trasero de la casa) y huir hacia la parte alta del pueblo, el piedemonte llanero. El «duelo» se dio a lugar en el Puente del Caño de las Marraneras. Hasta hace unos años, este era el calificativo del puente, pues caño abajo había criadero de cerdos y su olor no era tan agradable. En esa ocasión, mi abuelo se dirigía a la finca y su compadre, con arma al cinto, le salió al camino y, tomando las bridas del caballo (freno del caballo con las riendas y todo el correaje que sirve para sujetarlo a la cabeza del animal), procedió a decirle: «Compadre, usted no puede pasar por aquí, el partido (conservador) ha dicho que ningún liberal tiene derecho a pasar por este camino, no se arriesgue, no me obligue a actuar». Mi abuelo rápidamente sacó su revólver del cinto, le apuntó a la frente y le contestó: «Compadre, voy para la finca y este es el paso más corto y el que uso todos los días, así que me da paso o me veo en la necesidad de actuar», quería decir disparar. Acto seguido, el compadre le contestó: «Compadre, bien pueda seguir».
Cuarta papeleta por la República Independiente de los Llanos Orientales
Independencia dentro de la independencia. A todo hijo le llega el momento de ser independiente, en otras palabras, tener su autonomía en la toma de decisiones en cuanto a manera de pensar, sentir y actuar en la dinámica de su vida; esto no quiere decir que rompa lazos familiares, considero, no sería lo más pertinente, el ejemplo está en que, en la actualidad, Colombia tiene relaciones políticas, económicas y culturales con España. Como lo he anotado en múltiples ocasiones, somos el resultado de una culturización mixta, en que España dejó su legado. La finalidad de la cuarta papeleta «Por la República Independiente de los Llanos Orientales» o «Por Estado descentralizado de los Llanos Orientales», era decir «aquí estamos, producimos, facturamos, pero no vemos resultados de ello, algo que realmente nos beneficie como parte de un país, un Estado, una nación».
Debe quedar muy claro, entenderse, que los vínculos de un hijo con los padres, aunque se quiera o parezca que se han perdido, ni con la muerte se rompen, aunque el hijo niegue al padre o el padre al hijo, al final siempre se buscan las raíces, la identidad, lo que marca como un hierro en el cuero, o queda una quemada en la piel, la cicatriz. Esos lazos están en la sangre, los genes, los pensamientos, los sentimientos y las acciones que pasan de generación en generación. La conexión con España a mi entender nunca se perdió y, aunque se cuestione el dicho de España es «la madre patria», eso no se puede negar, de la misma manera que no se puede negar el vínculo de la Media Colombia, el gran territorio de la Llanos Orientales Orinoquía de Colombia, precisamente de Colombia.
No fue, es, o será nuestro deseo, que se cercene una parte de Colombia como carne en la carnicería, como ocurrió después de la independencia con España y lo que ocurrió con el territorio de lo que fue la Nueva Granada en el Virreinato. En consecuencia, se perdió la posibilidad de ser una gran nación, influyente en el Nuevo Continente, pues, del territorio que existía, solamente quedaron varias naciones o países, como hermanos que hacen lo que pueden (cada cual por su lado) por crecer y desarrollarse a nivel de Latinoamérica.
Debo dejar en claro como antecedente al tema Comité Cívico del cual fui líder y describo seguidamente a esta introducción, que mi formación en cultura política como llanero por nacimiento, tradición e identidad, corresponde a los parientes que me anteceden como antepasados con ideales políticos liberales. Ese aprendizaje político se dio como resultado de lo que escuchaba en las conversaciones de mis abuelos maternos con otros personajes de la vida política, junto con lo que ellos mismos me contaban respecto al sistema político en que se encontraban insertos. Por lo mismo, se comprometieron activamente en la revolución liberal de Guadalupe Salcedo Unda y Dumar Aljure Moncaleano. Esto me permitió estructurar mi percepción frente a lo que la población llanera pensaba y sentía respecto a sus requerimientos frente a la política nacional.
Ese aprendizaje político se dio como resultado de lo que escuchaba en las conversaciones de mis abuelos maternos con otros personajes de la vida política, junto con lo que ellos mismos me contaban respecto al sistema político en que se encontraban insertos. A partir de ahí, se iba formando en mí desde adolescente mi propio ideal político liberal (cuando era verdaderamente un ideal político de la dirección nacional liberal). Lo importante no es protestar por protestar, siempre debe haber una causa justificada, una razón, un motivo, sin conformarse, tolerar o aguantar por temor, sin apropiarse del deber ciudadano, del liderazgo, la iniciativa, por la defensa de los derechos fundamentales del hombre.
El Comité Cívico se fue gestando por el inconformismo popular frente a la ausencia de políticas de gobierno ante necesidades de la región. En esa época no existía el Internet ni las redes sociales, así que la protesta regional se realizó boca a boca y con volantes de imprenta que fueron financiados por personalidades y pobladores de la región llanera. Dichos volantes eran distribuidos regionalmente en tiendas, bancos, almacenes, cantinas, plazas, centros de acopio, teatros, cafés y todo lugar donde fuera posible hacerlo sin riesgo de confrontación física alguna. Los medios de comunicación, prensa escrita y radial a nivel local, regional y nacional (tradicionales para la época), observaron con interés cómo esta iniciativa tomaba fuerza a medida que la conciencia colectiva apoyaba, inconforme, las exigencias del Comité Cívico, que, con la Cuarta Papeleta, de una u otra manera, se representaban las inquietudes del pueblo. Requerimientos que se hacían con justa causa. Medios de comunicación locales, regionales y nacionales (prensa escrita, radio y televisión) entrevistaron a integrantes del Comité Cívico, para verificar como fuentes, las pretensiones, requerimientos, mediante la Cuarta Papeleta.
La base, el discurso de la Cuarta Papeleta, siempre ha tenido un porqué serio y responsable. Reclamar, exigir, sin embargo, a la fecha, prácticamente, seguimos en las mismas condiciones. Hoy, hace treinta y cuatro años, un equipo de siete (7) ciudadanos, tomamos la iniciativa de crear un lema y apropiarnos significativamente de él: «Por la República Independiente de los Llanos Orientales». Lema plasmado en la «cuarta papeleta», que, en su momento, debía ser depositada por los ciudadanos de esta región en las urnas (procedimiento no avalado por el Consejo Nacional Electoral). Sería una protesta pacífica de inconformidad, de hecho, se logró la atención del Gobierno central sin que hubiera ningún individuo lesionado físicamente, pues, al no haber protesta pública en las calles, no hubo enfrentamiento con ninguna fuerza de seguridad del Estado. Consistía en hacer, de esta manera, un llamado de atención al Gobierno Nacional de la época, en cabeza del presidente CÉSAR AUGUSTO GAVIRIA TRUJILLO. Exigencia, como consecuencia de la explotación, aislamiento y abandono de la región de los Llanos Orientales, Orinoquía de Colombia, de los departamentos que la integran: Meta, Arauca, Casanare, Vichada y Guaviare. Sin duda, fue (como los documentos anexos lo prueban) un momento crítico, coyuntural e histórico.
Al respecto, esta inconformidad manifiesta llegó al presidente de la república CÉSAR AUGUSTO GAVIRIA TRUJILLO, quien delegó al ministro de Gobierno HUMBERTO DE LA CALLE LOMBANA, para que se desplazara a Villavicencio, capital del departamento del Meta en los Llanos Orientales de Colombia; para que escuchara al Comité Cívico. Este, en su demanda con la Cuarta Papeleta, en ningún momento manifestó interés por anexarse a Venezuela. La papeleta claramente decía: «Por la República Independiente de los Llanos Orientales» o «Por Estado descentralizado de los Llanos Orientales».
Algunos políticos de la región se oponían a esta pretensión cívica-popular, se querían apropiar de la iniciativa para acrecentar su caudal político. Entre bambalinas, el Comité Cívico, presente, de manera anónima, miraba con estupor cómo en el cabildo de la Asamblea Departamental del Meta, donde se desarrollaban los acontecimientos, aparecían de la nada, políticos oportunistas, «líderes» estudiantiles y comunales, que querían aprovechar la oportunidad para figurar en el ámbito político. Sin embargo, a pesar de despertar conciencia popular y llegar al Gobierno nacional, todo, como siempre, quedó en falsas promesas. Oyeron, pero no escucharon, vieron, pero no observaron. Los intentos fueron en vano, pero, desafortunadamente, se dio tarima a quienes, aprovechando el momento coyuntural, fueron oportunistas y pidieron lo suyo. El Comité Cívico tan sólo fue un puente, un medio de momento, en que sus integrantes intentaron persuadir al Gobierno nacional para que dirigiera y fijara su mirada hacia esta región olvidada, abandonada por los diferentes políticos de turno a través de la historia. Los llaneros, en cualquier condición social que estemos, siempre hemos velado de manera consciente por la estabilidad económica de nuestro pueblo, de nuestra región.
El campesino llanero, que se ha dedicado ancestralmente a la ganadería, al cultivo de nuestras tierras, además de promesas, nunca ha recibido ningún tipo de ayuda económica; con el cambio climático, las sequías e inundaciones en estos tiempos han afectado significativamente la ganadería y los cultivos, creando grandes pérdidas económicas de difícil recuperación. Como es lógico, los créditos bancarios no esperan, es una responsabilidad que, al no poder cumplirla, termina con el embargo y la desapropiación de las tierras, haciendo que el campesino de a pie, ganadero o agricultor, sin un colchón económico, se vea obligado al desplazamiento, pasando a ser parte de la franja de los pobres y desprotegidos, no porque no quiera laborar, sino porque su fuente de trabajo, lo que conoce por experiencia, se ha desvanecido, desaparecido de la noche a la mañana.
En 2023, después de una difícil pandemia, continuamos con dificultades en la vía a la capital, con los peajes y el combustible más costoso, aun siendo generadores de petróleo, exportadores de gas y productores de aceite de palma y ganado vacuno en pie y en canal. Consecuencia de la globalización, se han afectado la producción de arroz, algodón y plátano entre otros productos. De paso, el campo, su ganadería y agricultura, continúan abandonados por las políticas de Estado, que lo único que hace es beneficiar los monopolios, pudiendo legislar para generar nuevas perspectivas de progreso y bienestar a la población de la región. Aun así, los llaneros son conscientes de la situación por la que pasan, y tienen esperanzas de un futuro mejor.
Entre tanto, con lo que tienen, con su experiencia y perseverancia, no dejan de trabajar su tierra, la tierra que los vio nacer, que, de una u otra manera, aún les permite la posibilidad de sobrevivir con lo poco que ella puede producir. Quienes hicimos parte de ese proyecto cívico-popular, enfatizamos en el referente histórico, para entender, comprender la importancia de los acontecimiento que se dieron a lugar; desde el mismo momento en que, desde la Provincia de Casanare (Nueva Granada), conformada actualmente por los departamentos llaneros (Arauca, Casanare, Meta, Vichada y Guaviare), con la inclemencia del tiempo, de caminos agrestes, casi sin pertrechos, partieron sus valientes y recios llaneros, lanceros, de pata al piso, desarrapados, a la lucha sangrienta, patriótica, por la independencia hacia el año 1810. Siempre tuvieron un propósito, un objetivo en sus mentes: la independencia, el derecho inalienable a la libertad de pensamiento político, de elección democrática, al culto religioso, el trabajo digno, la educación y a la propiedad privada.
Presento disculpas por la fe de erratas en el siguiente documento, en razón a la prisa, las circunstancias, la premura y la ansiedad, pues se cometieron errores de escritura de parte del escribiente.
Capítulo II Armas, normatividad, seguridad y convivencia
Ese es el orden, la lógica, hay armas porque se necesitan, se requieren para la seguridad. Y, para que la seguridad se dé conforme a los requerimientos del individuo de buena fe, deben existir tanto las reglas comunitarias que la sociedad nos impone por medio de la moral (fundamental para el llanero), como la ley, los decretos, las directivas, las ordenanzas y los acuerdos. En consecuencia, no se pueden usar armas a menos que se requieran para la defensa personal, de la familia y los bienes, en contra de agresores como: abigeos, forajidos, maleantes o cuatreros. Esto facilita y regula el uso de las armas para una sana convivencia.
Importancia de las armas para el llanero
Según sea la perspectiva como se aborde, es propio del llanero afrontar animales salvajes que se encuentran en el medioambiente, además del abigeato, robo de ganado o caballos por parte de cuatreros, bandoleros que asechan ocultos en la oscuridad de la noche, o encubiertos de día en las matas de monte en la sabana. Para ello requiere de las armas para hacerles frente con el revólver calibre 38, la carabina M-1 o escopeta de cartucho. Cuando las podían portar para su protección y la de sus pertenencias o propiedades.
En cualquiera de los casos, la violencia siempre ha estado presente, para el llanero el porte de la carabina y el revólver no ha sido un capricho, pues siempre fue un elemento de defensa contra los enemigos de lo ajeno, transgresores o animales salvajes, cualquiera sea el caso que se le presente. Para su protección, son necesarias las armas (revólver o carabina); su desempeño como vaquero depende de su seguridad y de la de quienes lo rodean. La conservación de la familia, de la vida propia y de sus bienes, siempre ha sido prioridad para el hombre llanero; para conseguirlo, nunca ha dudado o titubeado para hacer uso de sus armas, por eso se dice que el llanero es recio, firme y de armas tomar.
En lo personal, en la actualidad, creo debemos redefinir el concepto de violencia; no existe la más mínima duda de que, en tanto exista la especie humana, haga lo que se haga, jamás desaparecerá la violencia, pues es inherente a él. Es como la muerte que va ligada a la violencia, es inevitable, ineludible, siempre vamos de la mano de ella y finalmente llega para concluir con la vida de cada individuo, cada hombre, cada especie viva del planeta Tierra. Desde los orígenes de la humanidad, con toda seguridad y aunque parezca cruel, la violencia y la muerte han pasado por la historia, permanecido en la actualidad y estará en el futuro hasta la extinción de la humanidad.
Las armas hoy en día significan violencia. Antiguamente los niños jugábamos a los pistoleros, era una práctica normal, las pistolas o revólveres y escopetas para jugar se hacían con chamizos (ramas de árboles), incluso mi abuelo paterno, que tenía habilidades de carpintería, nos hacía escopetas de madera, con un sistema de fósforo, que detonaba muy levemente; para nosotros era espectacular. Actualmente no se encuentran juguetes bélicos en algunos países (está prohibido), la esencia del jugo entre los niños era jugar a los buenos y los malos; desde esa perspectiva, se creaba un pensamiento diferencial sobre lo que era ser bueno y lo que era ser malo; es decir, que tener una actitud, un comportamiento malo, podría significar hasta la propia vida. De hecho, se ha evidenciado que esta práctica, este juego de pistoleros, ya no se practica, pero el uso de las armas en los adultos continúa en todo el mundo, aun en los países donde están estrictamente prohibidas o están rigurosamente controladas por las políticas de algunas naciones. En el pasado, en los Llanos Orientales, Orinoquía de Colombia, existían en los pueblos los armeros, personas con habilidades especiales para hacer o arreglar armamento de uso común: revólveres, carabinas o escopetas. Con el tiempo, este oficio, habilidad, destreza, fue declarado ilegal y desapareció del territorio nacional.
Para el llanero, la supervivencia es fundamental, y las armas son muy necesarias, indispensables, son cuestión de supervivencia, de vida o muerte, el hecho mismo que se les niegue la posibilidad de portarlas significa amenaza a su integridad personal, de su familia y propiedades, que estén en alto riesgo de pérdida. Las decisiones políticas extremas, de aparente conveniencia, terminan por ser legisladas, aprobadas y convertidas en ley, pero eso no significa, en absoluto, que la delincuencia común desaparezca de la faz de la tierra; por el contrario, la delincuencia común queda con la posesión de armas robadas o adquiridas en el mercado negro (tráfico clandestino de armamento no autorizado). Esto sigue afectando significativamente la seguridad local, regional y nacional, en especial a los hacendados y ganaderos, haciendo que sus fundos, hatos y haciendas sean víctimas del robo, el abigeato, la extorsión y la delincuencia común, en consecuencia, que tengan que abandonar sus tierras y negocios para desplazarse a las ciudades, donde no tienen las mismas oportunidades para el sustento propio y el de sus familias.
Foto de familia de Molano Díaz, Llanos Orientales, Orinoquía de Colombia.
Una característica del llanero es que es diestro con las armas: el revólver, la carabina o la escopeta. Como tradición, los padres les enseñan a los hijos, o los abuelos o tíos, a la nueva generación familiar, pues han sido tantas las amenazas con las que se encontraban, que portar un arma de manera responsable era más que necesario. El encuentro con panteras, pumas, jaguares, y la necesidad de proteger a la familia y sus pertenencias de los forajidos, el abigeato, los salteadores de fundos, haciendas, hatos, y la violencia política, eran más que una justificación para portar las armas de fuego. Portar un arma en la época era garantía de seguridad e, incluso, las personas tenían que pensarlo antes de entrarles a una riña, pleito o disputa, sin antes pensarlo y actuar de una manera prudente, responsable y seria.
Foto de familia de Molano Díaz Llanos Orientales, Orinoquía de Colombia.
En la época, en Colombia, era el Ministerio de Guerra quien otorgaba las credenciales, los permisos o autorizaciones para portar armas de uso personal. El revólver calibre 38 en el hombre se portaba en la cartuchera de la chapuza que iba a la cintura, la carabina M-1 que se terciaba a la espalda y la escopeta de cartucho, generalmente se tenía en la propiedad.
Las armas no incitan a la violencia
Las armas son el medio para que el ser humano las accione o utilice en caso estrictamente necesario. Son objetos inertes, sin vida, cualquier objeto diferente a un arma de fuego, aparentemente inofensivo, también puede usarse para matar; entre ellos podemos encontrar objetos contundentes como un bate, un palo o un leño, o una piedra, como también un arma cortopunzante o de filo: machete, cuchillo de mesa o de cocina, navaja, destornillador, cortapapel, incluso esfero o lápiz, entre otros. Puede ser también una motosierra, una cuerda o veneno para ratas; en todo caso, cualquiera de ellos puede dejar de ser un objeto inofensivo, o de uso cotidiano, para convertirse en un arma letal en manos de un hombre violento, que puede causar daño a una persona convirtiéndola en víctima.
Es importante tener en claro que el objeto por sí mismo no incita a la violencia; quien hiere, tortura o mata es el hombre; es el sujeto, el individuo, la causa del mal. La violencia tiene sus orígenes en la especie humana, metáfora o no, cuando Caín mato a Abel lo hizo con una quijada. No existían los revólveres, pistolas, carabinas, escopetas o fusiles. La violencia es inherente al ser humano como lo es la sexualidad o la espiritualidad, por lo mismo es imposible cercenarla, erradicarla. La formación, educación y orientación, junto con el carácter y la personalidad, son determinantes en la relación de los hombres con las armas, específicamente de fuego, pues estas fueron hechas para la protección personal, por lo que corresponde al hombre la responsabilidad respecto al uso adecuado y acertado de estas.
He de anotar que las armas reales, o las traumáticas (de balines, dardos o proyectiles de goma), no pueden quedar al alcance de los niños, aun sean de fogueo. Pero, tampoco, es recomendable ocultar información respecto a ellas, hacerlo es negarles una herramienta importante de prevención, pues tarde o temprano, podrían tener contacto directo con ellas y la curiosidad o la ignorancia podrían ocasionar accidentes con resultados fatales. Recuerdo que en una época los niños jugaban a los pistoleros, a los buenos como el Sheriff, el Comisario o el Marshall y los cazarrecompensas que combatían a los malos como salteadores de diligencias o asaltantes de bancos, y nunca fueron delincuentes o personas marcadamente violentas por el hecho de divertirse con esos juguetes; por el contrario, permitía que los menores agotaran esa etapa de interacción con las armas.
Se ha llegado al punto de prohibir la venta de juguetes bélicos para no incentivar la violencia; no obstante, en nada han cambiado la conducta, el comportamiento y la determinación de los gobiernos y sus dirigentes respecto a la guerra estratégica armada y la violencia que ella genera sobre la población civil. Por lo demás, lo que verdaderamente incita a la violencia es la avaricia, la ambición o la codicia, el ego, el rencor o el resentimiento, la envidia o el deseo de venganza que permanentemente se evidencia en ámbitos familiares, escolares, laborales y sociales, como resultado de determinaciones o acciones fallidas precisamente en la educación, formación y orientación de niñas, niños y adolescentes respecto al tema de las armas.
Es necesario incentivar oportuna, acertada y asertivamente en ellos, valores como el amor, el afecto, la comprensión, el respeto, la solidaridad, el altruismo, la generosidad, la fe, la esperanza y la sabiduría. Los abrazos, besos y caricias de los padres a los hijos, la demostración de su afecto, forman seres humanos menos violentos y mejores ciudadanos. Esta es la mejor forma de que un objeto inanimado, como un arma de fuego, no se convierta en la extensión violenta del hombre para causar daño a otros.
Texto Ley del Llano