Pinceladas - María Sara Puente Solari - E-Book

Pinceladas E-Book

María Sara Puente Solari

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Beschreibung

En Pinceladas, la autora nos invita a compartir recuerdos, anécdotas y fantasías que rescata de la memoria a lo largo su vida en la República Argentina. También reflexiones que considera necesarias ante un presente que avizora con incertidumbre en esta década del siglo XXI. Como dibujando un cuadro no figurativo, recupera escenas con trazos personales sobre bastidores de tiempos vividos con convicciones profundas, sueños colectivos y dolores irreparables. Así se fue pintando su vida con colores vibrantes y claroscuros que lo atraviesan todo. El estilo coloquial de los relatos transmite emociones y sentires profundos de la autora como parte de una generación que se sintió interpelada en un tiempo de utopías y vive sus años otoñales entre desilusiones y esperanzas.

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Seitenzahl: 71

Veröffentlichungsjahr: 2024

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Ähnliche


MARÍA SARA PUENTE SOLARI

Pinceladas

Puente Solari, María SaraPinceladas / María Sara Puente Solari. - 1a ed. - Ciudad Autónoma de Buenos Aires : Autores de Argentina, 2023.

Libro digital, EPUB

Archivo Digital: descarga y online

ISBN 978-987-87-4657-9

1. Narrativa. I. Título.CDD A863

EDITORIAL AUTORES DE [email protected]

Imagen de portada: "Pinceladas" de Oscar Gagliano

Tabla de contenidos

A modo de introducción

Capítulo I - Trazos azules, rojos, verdes y amarillos

Marcas de origen

Lengua materna

Entretejido de historias

Mayarí, una linda confusión

El lenguaje del cuerpo

Vacaciones

El continente blanco

Sortilegio

Capítulo II - Trazos claroscuros, negros y grises

Se abrió el grifo

Reloj

Una dupla inolvidable

Un vacío imposible de llenar

Despedida

Hermano Mayor

El trámite

Capítulo III - Entelados y bastidores

Otra frustración

Tardío reconocimiento

Una experiencia en tiempo de inflación

Sueños partidos

Pandemia 2O2O

Partida de fake–news

Tiempo de reflexión

Miagradecimiento

A Oscar y a ustedes que son sostén y abrazo en el camino

A Marta Dillon que hace posible la apasionante aventura de escribir

AOscarGaglianoquegenerosamentecompartiósucuadroPinceladas y fue inspiración para el título e ilustración de este libro

Escribir es siempre reescribir, como peinar un jardín japonés, rastrillo sobre arena dibujando recorridos que podrían después bifurcar en otros. Los pensamientos rumiantes, las escenas que reclaman una puesta en palabras, la memoria de una emoción que no quiere perderse en el mar de los días; todo se acomoda, desordena y se mezcla en ese ejercicio de escribir,leer,reescribir.Volveraempezar.

Perolaarenasobrelaquesepeinasonloshechosqueacuñaronnuestros rostros, el rastrillo puede ser desgarro y escribir– con sus muchos movimientos de manos, ojos, corazón – la sutura. Lo que está escrito cuenta otra historia que la que se pretendía, los textos se sueltan de la mano y buscan su propio bordado. Ese que ni siquiera sabíamos que era posible hacer.

Marta Dillon

Feria del Libro – 2022

A MODO DE INTRODUCCIÓN

Después de “Retazos”, un libro familiar entretejido en el contexto de la historia de nuestro país en las últimas décadas del siglo pasado, vuelvo a traer en “Pinceladas” un cuadro con escenas rescatadas de la memoria e imaginación y esbozos de un presente que vivo con incertidumbre.

Los relatos recuperan trazados personales sobre historias colectivas de bastidores que le dan sustento y sentido. Algunos trazos, con acuarelas y acrílicos de vibrantes colores, otros son claroscuros que lo atraviesan todo. Así se fue pintando mi vida con alegrías, cicatrices y suturas. Así se hizo palabra en estos textos con recuerdos, anécdotas y fantasías.

En el lenguaje coloquial de las narraciones se filtran emociones y sentires profundos. Son sólo reflejos de la intensidad vivida en mi recorrido personal y el de una generación que se sintió interpelada en un tiempo de utopías y vive sus años otoñales entre desilusiones y esperanzas.

María Sara Puente Solari

Ituzaingó – diciembre 2023

Capítulo I

Trazos azules, rojos, verdes y amarillos

Marcas de origen

Cuando mis padres salieron de madrugada un primero de diciembre, hacia el Hospital Alemán porque se avecinaba un séptimo parto, puedo imaginar a Doña Agustina, la cocinera santiagueña que vivía en casa, haciendo todo tipo de ceremonias, rezos y gualichos para que la criatura por nacer no fuera otro varón. El séptimo, el Lobizón según sus creencias y leyendas.

También imagino a mis padres y abuelas rezando a la Virgen para que el alumbramiento sea sin complicaciones, pero, sobre todo, que esta vez sí, sea una niña tantas veces esperada por toda la familia. Entre otras cosas, les inquietaba que el séptimo hijo varón tuviese como padrino al presidente de la Nación, en ese momento Juan Domingo Perón, justamente un personaje que detestaban.

“¡Hembra!” gritó la partera a las 8 de la mañana y estalló una alegría contenida en la sala de parto. Lágrimas y emoción en el Hospital Alemán y en la casa de Caballito cuando mi padre llamó para dar la noticia. ¡Nació la nena, por fin llegó la nena! La novedad corrió rápidamente entre parientes porteños y santiagueños. ¡Esa niña va a ser un sol como su madre! Linda y elegante, alegre y extrovertida, ¡¡una princesa!!

¡Cuántas expectativas!, ¡cuántas proyecciones y mandatos me esperaban!

Pero, “la nena” era caprichosa, llorona y tímida. Odiaba que la pongan a cantar como una boba en reuniones familiares, se sentía fea y ridícula. Muñequita de torta. Sufría cuando alguien susurraba por ahí: “No se parece en nada a su madre!

Crecí con hermanos varones compartiendo, con los más próximo en edad, juegos y peleas por soldaditos, autitos, figuritas, bolitas y futbol. Los mayores me cuidaban y mimaban igual que el resto de las mujeres, abuelas y tías que vivían en mi casa. El ambiente femenino del hogar giraba en torno a mi madre que todo lo eclipsaba con su presencia, su canto, su alegría. Tardes de costuras, de tejidos, de muñecas Mariquita, de música, de encuentros con guitarra y baile.

A mis 10 años falleció mi padre y a los 16 años, mi madre. Esa orfandad me fue transformando de niña consentida y malcriada en una joven que se sentía independiente y autónoma, que no aceptaba ayudas ni consejos y nada que se asemeje a la lástima o a la compasión. Quería comerme el mundo como a mí se me antojara, ¿sería como una “lovizona” tal vez? El padrinazgo frustrado del General llegó de alguna manera a los 20 años. Como parte de una generación movilizada y comprometida con los destinos de nuestro país, me convertí en una militante peronista en una familia conservadora y tradicional.

Los avatares de la vida con sus cicatrices y alegrías, y el correr de los años, me fueron alejando de ese lugar de “nena” de antaño y de joven contestataria. Sin claudicar de mis sueños y utopías, siendo parte de redes sociales y políticas, fui siendo artífice de un entramado familiar y de amistades, sólido y amoroso con hilos diversos en colores y texturas. Me reconozco como una tejedora artesana de vínculos y relaciones. Hoy muy presentes y cercanos, como también ausencias entrañables que fueron partiendo en ese viaje sin retorno.

Una cree que es original y totalmente libre en sus elecciones y modos de vivir, años de psicoanálisis a cuestas. Hoy sigo descubriendo cosas que anhelo y reedito de esas figuras familiares que me constituyeron en los años de infancia y siguen presentes en una como marcas de origen. Hoy las reconozco en mí, las recupero y me hacen casi feliz.

Lengua materna

Causanimi agonizaspa, huañuscausandeundolor Porunapreciosaflor,sonckoytamartirizaspa Arunguita y chiquitita, Arunguita de mi amor.

HERMANOS AVALOS1

—¡¡Tuy tuy!! ¿No te has dado cuenta chiquita? Le decía mi abuela a la Chini cuando le cebaba mate muy caliente, todas las mañanas en la cama.

—¡¡Chuy chuy!! Decía mi madre cuando las olas la salpicaban arriba de la rodilla en Miramar. Y sentía el agua helada.

—Nena ¿te has ishpado? Me preguntaban la mama Toma, cuando no quería levantarme porque había mojado la cama a la noche.

—¡Seguro que fuero los chuschalos de tus hermanos que me escondieron el palo de amasar! ¡Iá los voy a agarrar y los voy a cascotear bien cascoteados! Protestaba desde la cocina la chacha Agustina

Entre el aroma a locro, a empanadas, a mazamorra, a tamales, el perfume a eucalipto en las habitaciones y a leña de la salamandra en el living– comedor, transcurrieron mis primeros años en la casa de altos de Caballito. Las melodías brotaban de la guitarra con zambas, chacareras y vidalas. Siempre arropada por tantas mujeres santiagueñas, con los mimos de mi padre y la complicidad de mis cinco hermanos varones.

Éramos doce personas que convivíamos en un ambiente provinciano, aunque ya habían pasado muchos años desde que mis padres recién casados se habían ido a vivir a Rosario y después a la Capital Federal.

El quechua santiagueño, es una lengua que se fue formando, antes del siglo XVI con aspectos fonológicos y morfológicos diferentes del quechua del Alto Perú, Ecuador, Bolivia y con influencia también del aimara. En Santiago está presente en el habla del “noble y el villano, del prohombre y el gusano” como canta Serrat.

Es fuerte y genuina la cultura que nos habita y nos precede y nos va constituyendo con hilos de palabras y costumbres que nos religan a pasados remotos que tal vez en parte desconocemos.

—¡Dejá de chuschearme, basta!