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"Relatos Oníricos" es una profunda exploración del mundo de los sueños y su conexión con la realidad. A través de una serie de relatos y reflexiones poéticas, el autor nos guía por un viaje introspectivo donde los miedos, las ansiedades y las experiencias oníricas revelan verdades ocultas sobre nuestra existencia consciente. Este libro es una invitación a descubrir la riqueza de nuestro mundo interior y a considerar los sueños como una parte vital de nuestra vida diaria.
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Veröffentlichungsjahr: 2024
MATÍAS SIRACUSA
Siracusa, MatíasRelatos oníricos / Matías Siracusa. - 1a ed - Ciudad Autónoma de Buenos Aires : Autores de Argentina, 2024.
Libro digital, EPUB
Archivo Digital: descarga y online
ISBN 978-987-87-5291-4
1. Cuentos. I. Título.CDD A863
EDITORIAL AUTORES DE [email protected]
SUEÑOS
INTRODUCCIÓN
RELATOS ONÍRICOS
MÁSCARAS
EL INCONSCIENTE YO
EL RINCÓN
ABRIR LOS OJOS
LA CASA DE AL LADO
DURANTE EL TIEMPO
LIBERAR AL INCONSCIENTE
ABANDONO
LA VERDAD
PERDIDO
EL REY DE LAS PESADILLAS
EN UN SUSPIRO
EN LA ARENA
DESDE LA ARENA
EL HOMBRE
MI CANCIÓN
TIEMPO PERDIDO
DESTRUCCIÓN Y RESISTENCIA
LAS ESCALERAS
VOLVER
UN LIGERO TEMBLOR
ESENCIA
VIAJE SIN DESTINO
LA FÁBRICA
SOÑAR Y VIVIR
AUTOBÚS
EL COMPLOT
EL PLAN ANUAL
CAMINOS QUE SE BIFURCAN,EL ENCUENTRO
EL AMO DE LOS SUEÑOS
PARÁLISIS DEL SUEÑO
DESPERTATE
ALGO QUE HACER
TODO SIGUE IGUAL
VOLVER ATRÁS
NUEVA CASA
LA VENTANA Y LA PUERTA
LA FRAGILIDAD DEL CRISTAL
EL TODO EN LOS SUEÑOS
A mis padres, sin los cuales, literalmente, ya no existiría, que cargaron con mi sufrimiento, cuando yo no podía hacerlo. A mi hermano, la persona que más admiro. A mi familia, que siempre ha estado. A los amigos que se han ido y a aquellos, con los que por suerte, aún puedo compartir mi día a día.
A todas esas personas a las que tanto amo, les dedico mi primer libro.
Matías Siracusa
“Que el despertar de un sueño, sea el sueño de otro sueño,
El desgaste necesario para volver a soñar,
Y aunque el trayecto sea largo,
Yo sé, sin embargo,
Que el sueño en el que me hundo,
Es por mucho más profundo,
Es la vigilia el camino,
Al soñar, nuestro destino”.
No vengo a hablarles sólo de los sueños que he tenido, de las cosas que en ellos he visto, o de lo que en mi inconsciente habita. Sino también de sus conexiones con la realidad. De situaciones pasadas, que se han vuelto sueños presentes, de ansiedades a futuro, devenidas en pesadillas.
De seres con los que he tratado y han modificado mi vida y que ahora son sólo sombras en un escenario imaginario, escenarios, que quizás también fueron reales, pero que ahora visito únicamente en sueños.
También de esos estados intermedios, líneas que se vuelven confusas entre ambos mundos, compartiendo por un instante la misma mente. De la utilidad de las herramientas que nos brinda ese lugar fantástico en lo cotidiano, y las formas de disfrutarlo.
Sobre todo les contaré los relatos que he podido, con mucha dificultad, rescatar al llegar la luz del día. Pido disculpas de antemano, si algunos les resultan extraños, pero es muy complejo, o quizás hasta imposible, darle un sentido a ciertas ilusiones.
Espero les sirva, los entretenga y sobre todo, se sientan identificados.
Y vi en la neblina, un grupo alineado de calaveras, una pelea, la pérdida de algo esencial. El terror del dominio ajeno, de la ausencia de control, una fuerza que no podía manejar.
En la ira, amenazar esas figuras, querer retomar el poder, recuperar lo que es mío. Sin darme cuenta de que ese enojo, avivaría las llamas de lo sombrío de estos seres sobrenaturales, de lo que invadió mi corazón y mi mente. Que el miedo no genere un retroceso, pero sí la necesidad de sobrellevar la tensión.
Ya sin nada que contener, con la batalla perdida, gritarle al aire, exigirle a algo, que no se sabe exactamente dónde está o dónde habita, una respuesta. Al no recibirla, aumenta la desesperación al nivel de sudar en la inmovilidad.
Se aceleran los latidos en una agitación, que ya no depende de lo que quede por resolver, sino de la inacción y su correspondiente ansiedad.
Ansiedad.
De no poder, aún sabiendo que todo es mentira, acercarse a alguna verdad. Esperar un propósito, o esa luz que nos saca de ese estado, que aún creyéndolo irreal, domina nuestros sentidos, sumergiéndonos en lo onírico, en la vida interior, esa que creemos falsa. Pero como una falsedad puede doler tanto, como puede ser nuestra dueña, así sea por un tiempo limitado.
Y llega ese momento, el de nuestra salida, la luz, y el comienzo de lo que conocemos como lo único importante, la única existencia. El estado supuestamente superior, en el que planeamos, en el que sirve nuestra razón, en el que, lo externo nos modifica, pero que nosotros también podemos modificar. Lo vemos manejable, maleable, a pesar de los rivales que pueden acecharnos y de los escenarios limitados y las leyes que nos sujetan a un piso del que no podemos despegar.
¿Será que la conciencia, por pocas herramientas que posea, supera a nuestra infinita posibilidad de inventar? ¿Preferiremos estar atados pero con control, que libres pero sin poder maniobrar? O por lo menos sin saber hacerlo, ya que no es necesario para el seguir existiendo. Una fantasía en la que somos dioses, en la que todo es posible, pero no para nosotros, sino para ese ser que vive escondido en lo más profundo de nuestra mente. Quizás nos odia por no darle la misma importancia que a lo que llamamos “vivir”. Se nos presenta como ajeno, como inalcanzable.
Estaremos obligados a contar esas historias, ponerlas en el mismo plano, y darles su correspondiente lugar. Si aprendiéramos a aprovechar nuestros sueños y a considerarlos parte de nuestro todo, no habría horas perdidas, y nuestra existencia sería plena, absoluta.
No debemos considerar el soñar como un vacío sin importancia, como tiempo perdido, desperdiciado. Completo estará el hombre que logre dominarlo.
Aprender a soñar, y lograr plasmar esa experiencia, la de nuestra inconsciencia, en la vida diaria, como una aventura, divertirnos y que sirva de inspiración, para facilitar el camino a nuestros objetivos, al llegar el nuevo amanecer, sería un regalo divino. Qué triste es ver personas que alardean de obviarlo, como si fuera algo inútil, algo a evitar, siendo este un lugar placentero lleno de magia y de deseos a realizar, y a la vez un descanso, un proceso de recuperación de un cuerpo inmóvil ante la toma de posesión absoluta del inconsciente. Ese fortalecimiento de un cuerpo apagado, que en nuestra, supuestamente, única realidad, nos permite transitar en calma y con una nueva visión, una distinta cada día.