Hace más de veinte años Ken Schwaber y yo inventamos Scrum con el objetivo de encontrar una forma más eficaz de crear software. Hasta aquel momento, la mayoría de las empresas usaba el método en cascada, en el que el trabajo se completa por fases y se avanza paso a paso hasta el lanzamiento del producto. Este proceso era lento, impredecible y a menudo el resultado era un producto que nadie quería o por el que nadie estaba dispuesto a pagar.
Lo normal en la planificación con diagramas de Gantt es no cumplir los plazos y pasarse del presupuesto de forma desastrosa. Para evitar esto, en 1993 inventé una forma nueva de hacer las cosas: Scrum, un método que está en línea con los sistemas evolutivos, adaptativos y que se autocorrigen. Este método ha sido adoptado por la industria tecnológica, pero sigue siendo relativamente desconocido en otros campos. Ese fue el motivo de que escribiera este libro, revelar y explicar el sistema Scrum a empresas fuera del ámbito de la tecnología.
En las páginas que siguen, descubrirá que hemos utilizado el Scrum para hacer de todo, desde automóviles asequibles de bajo consumo a la actualización del sistema de datos del FBI. Este libro le ayudará a entender cómo el Scrum puede ayudarle a transformar el funcionamiento de su compañía y su forma de crear, planificar y pensar, del mismo modo que ha revolucionado la innovación y el tiempo de lanzamiento al mercado en un número grandísimo de empresas nuevas y en cantidad de productos que proceden de Silicon Valley y del mundo de la tecnología.
En 2009 Jeff Johnson, antiguo subdirector de Ingeniería de Tecnologías de Información de Lehman Brothers, aceptó un trabajo en el FBI. Tenía que crear un nuevo sistema informático para la institución adaptado al siglo XXI tras varios años de fracasos y millones de dólares del contribuyente dilapidados. Después de los atentados del 11 de septiembre de 2001, la Comisión del Congreso de EE. UU. había constatado que en el FBI no existía un mecanismo eficaz para recuperar o compartir los conocimientos adquiridos durante años. Sin embargo, los sucesivos y costosos planes que se habían puesto en marcha habían fallado.
La razón era que el método en cascada y los diagramas de Gantt, que señalan las distintas fases de un proyecto divididas en etapas de descubrimiento, diseño, desarrollo y comprobación, eran poco realistas. Los plazos no se cumplían y los objetivos no se lograban.
En los diagramas de Gantt, todos y cada uno de los pasos de un proyecto se representan en detalle. Cada hito. Cada fecha de entrega. Contemplar estos gráficos es impresionante. He visitado muchísimas empresas en las que el único trabajo de algunas personas consiste en actualizar ese diagrama de Gantt todos los días. El único problema de este sistema es que siempre, siempre, falla. Cuando estos planes elegantemente diseñados se encuentran con la realidad, se vienen abajo. Pero en lugar de desechar el plan o la forma de pensar en el plan, los gerentes contratan a personas para que parezca que funciona. Básicamente, contratan a gente para que les mienta.
Jeff Johnson y su jefe, Chad Fulgham, adoptaron el sistema Scrum, creado por mí y aplicado por primera vez al desarrollo de software. La mayor ventaja del Scrum frente al método de planificación en cascada es que se basa en la forma en que la gente trabaja, no en cómo dice que trabaja. El Scrum cuestiona por qué lleva tanto tiempo y tantos esfuerzos hacer las cosas, y por qué lo hacemos tan mal a la hora de imaginar cuánto tiempo y esfuerzo requieren. Tratar de reducir la conducta humana a diagramas y gráficos codificados por colores es absurdo y supone un esfuerzo condenado al fracaso.