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Romeo y Julieta, de William Shakespeare, es una de las tragedias más emblemáticas de la literatura universal. Ambientada en la ciudad italiana de Verona, la obra narra el amor apasionado y prohibido entre dos jóvenes pertenecientes a familias enemistadas: los Montesco y los Capuleto. A través de una trama marcada por el deseo, el conflicto y el destino, Shakespeare presenta una intensa reflexión sobre la juventud, la impulsividad y las consecuencias fatales del odio heredado. Desde su estreno en el siglo XVI, Romeo y Julieta ha conmovido a generaciones por la fuerza poética de su lenguaje, la profundidad emocional de sus personajes y su trágico desenlace. La obra no solo ha sido adaptada en innumerables formas —teatro, cine, música y danza—, sino que también se ha convertido en un símbolo cultural del amor romántico llevado al límite. La vigencia de Romeo y Julieta radica en su capacidad para representar los extremos del amor y el dolor humano, así como en su denuncia de las divisiones sociales que destruyen lo que debería unir. Su mensaje sobre la fragilidad de la vida y la urgencia del amor sigue resonando con intensidad en todos los tiempos.
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Seitenzahl: 117
Veröffentlichungsjahr: 2025
William Shakespeare
ROMEO Y JULIETA
Título original:
“Romeo and Juliet”
PRESENTACIÓN
ROMEO Y JULIETA
PRÓLOGO
William Shakespeare
1564–1616
William Shakespeare fue un dramaturgo, poeta y actor inglés, ampliamente considerado como una de las figuras más influyentes de la literatura universal. Nacido en Stratford-upon-Avon, Inglaterra, Shakespeare es célebre por su capacidad inigualable para retratar la complejidad de la naturaleza humana y explorar temas universales como el poder, el amor, la traición, el destino y la identidad. Su vasta obra —que incluye tragedias, comedias, dramas históricos y poesía— ha perdurado durante más de cuatro siglos y sigue siendo representada y estudiada en todo el mundo.
Vida temprana y educación
William Shakespeare nació en una familia de clase media; su padre, John Shakespeare, era comerciante y funcionario local. Se cree que asistió a una escuela primaria en Stratford, donde recibió una sólida formación en latín y literatura clásica. Aunque no existen registros de estudios universitarios, su profundo conocimiento literario es evidente en sus obras. Hacia finales de la década de 1580, se trasladó a Londres, donde inició su carrera teatral como actor y escritor.
Carrera y contribuciones
Shakespeare fue miembro de la compañía teatral conocida como Lord Chamberlain’s Men, que más tarde pasó a llamarse The King’s Men, y escribió más de 30 obras en distintos géneros. Entre sus tragedias más célebres se encuentran Hamlet, Macbeth, Otelo y El rey Lear, que exploran pasiones oscuras y dilemas morales complejos. Sus comedias, como Mucho ruido y pocas nueces, Sueño de una noche de verano y Noche de reyes, se destacan por su ingenio, ironía y crítica social.
En sus dramas históricos, como Enrique IV y Ricardo III, Shakespeare examina el poder político, la guerra y la ambición. Además, escribió 154 sonetos que constituyen una parte fundamental de la poesía en lengua inglesa, abordando temas como el amor, el paso del tiempo y la belleza efímera.
Impacto y legado
La influencia de Shakespeare en la literatura y en la lengua inglesa es inmensa. Acuñó innumerables palabras y expresiones que aún se utilizan hoy. Su obra ha sido traducida a todos los idiomas principales y se representa más que la de cualquier otro dramaturgo. Shakespeare revolucionó el teatro isabelino al dotarlo de una profundidad psicológica y filosófica sin precedentes.
Sus reflexiones sobre la condición humana han inspirado a escritores, filósofos, psicoanalistas y cineastas. Obras como Hamlet han sido interpretadas desde múltiples enfoques —existencialismo, psicoanálisis, teoría política— consolidando su relevancia en el pensamiento occidental.
Shakespeare murió en 1616, a los 52 años, en su ciudad natal. Fue enterrado en la iglesia de la Santísima Trinidad en Stratford-upon-Avon. Aunque murió relativamente joven, su legado literario es monumental. Sus obras siguen siendo objeto de estudio académico y fuente constante de inspiración artística e intelectual.
Hoy en día, Shakespeare es recordado no solo como un pilar del teatro y la poesía, sino también como un agudo observador del alma humana. Su legado perdura en cada representación escénica, en cada verso recitado y en cada reflexión sobre las contradicciones de la vida, asegurando su lugar en el corazón de la cultura global.
Sobre la obra
Romeo y Julieta, de William Shakespeare, es una de las tragedias más emblemáticas de la literatura universal. Ambientada en la ciudad italiana de Verona, la obra narra el amor apasionado y prohibido entre dos jóvenes pertenecientes a familias enemistadas: los Montesco y los Capuleto. A través de una trama marcada por el deseo, el conflicto y el destino, Shakespeare presenta una intensa reflexión sobre la juventud, la impulsividad y las consecuencias fatales del odio heredado.
Desde su estreno en el siglo XVI, Romeo y Julieta ha conmovido a generaciones por la fuerza poética de su lenguaje, la profundidad emocional de sus personajes y su trágico desenlace. La obra no solo ha sido adaptada en innumerables formas —teatro, cine, música y danza—, sino que también se ha convertido en un símbolo cultural del amor romántico llevado al límite.
La vigencia de Romeo y Julieta radica en su capacidad para representar los extremos del amor y el dolor humano, así como en su denuncia de las divisiones sociales que destruyen lo que debería unir. Su mensaje sobre la fragilidad de la vida y la urgencia del amor sigue resonando con intensidad en todos los tiempos.
Personajes:
El CORO
ROMEO
MONTESCO, su padre
SEÑORA MONTESCO
BENVOLIO, sobrino de Montesco
ABRAHAN, criado de Montesco
BALTASAR, criado de Romeo
JULIETA
CAPULETO, Su padre
SEÑORA CAPULETO
TEBALDO, su sobrino
PARIENTE DE CAPULETO
El AMA de Julieta
PEDRO criado de Capuleto
SANSÓN criado de Capuleto
GREGORIO criado de Capuleto
Della Scala, PRINCIPE de Verona
MERCUCIO pariente del Príncipe
El Conde PARIS pariente del Príncipe
PAJE de Paris
FRAY LORENZO
FRAY JUAN
Un BOTICARIO
Criados, músicos, guardias, ciudadanos, máscaras, etc
LA TRAGEDIA DE ROMEO Y JULIETA
[Entra] el CORO
CORO
En Verona, escena de la acción, dos familias de rango y calidad renuevan viejos odios con pasión y manchan con su sangre la ciudad. De la entraña fatal de estos rivales nacieron dos amantes malhadados, cuyas desgracias y funestos males enterrarán conflictos heredados.
El curso de un amor de muerte herido y una ira paterna tan extrema que hasta el fin de sus hijos no ha cedido será en estas dos horas nuestro tema. Si escucháis la obra con paciencia, nuestro afán salvará toda carencia.
[Sale.]
Capuletos, armados con espada y escudo.
SANSÓN
Gregorio, te juro que no vamos a tragar saliva.
GREGORIO
No, que tan tragones no somos.
SANSÓN
Digo que si no los tragamos, se les corta el cuello.
GREGORIO
Sí, pero no acabemos con la soga al cuello.
SANSÓN
Si me provocan, yo pego rápido.
GREGORIO
Sí, pero a pegar no te provocan tan rápido.
SANSÓN
A mí me provocan los perros de los Montescos.
GREGORIO
Provocar es mover y ser valiente, plantarse, así que si te provocan, tú sales corriendo.
SANSÓN
Los perros de los Montescos me mueven a plantarme. Con un hombre o mujer de los Montescos me agarro a las paredes.
GREGORIO
Entonces es que te pueden, porque al débil lo empujan contra la pared.
SANSÓN
Cierto, y por eso a las mujeres, seres débiles, las empujan contra la pared. Así que yo echaré de la pared a los hombres de Montesco y empujaré contra ella a las mujeres.
GREGORIO
Pero la disputa es entre nuestros amos y nosotros, sus criados.
SANSÓN
Es igual; me portaré como un déspota. Cuando haya peleado con los hombres, seré cortés con las doncellas: las desvergaré.
GREGORIO
¿Desvergar doncellas?
SANSÓN
Sí, desvergar o desvirgar. Tómalo por donde quieras.
GREGORIO
Por dónde lo sabrán las que lo prueben.
SANSÓN
Pues me van a probar mientras este no se encoja, y ya se sabe que soy más carne que pescado.
GREGORIO
Menos mal, que, si no, serías un merluzo. Saca el hierro, que vienen de la casa de Montesco.
Entran otros dos criados [uno llamado ABRAHAM]
SANSÓN
Aquí está mi arma. Tú pelea; yo te guardo las espaldas.
GREGORIO
¿Para volver las tuyas y huir?
SANSÓN
Descuida, que no.
GREGORIO
No, contigo no me descuido.
SANSÓN
Tengamos la ley de nuestra parte: que empiecen ellos.
GREGORIO
Me pondré ceñudo cuando pase por su lado, y que se lo tomen como quieran.
SANSÓN
Si se atreven. Yo les haré burla ., a ver si se dejan insultar.
ABRAHÁN
¿Nos hacéis burla, señor?
SANSÓN
Hago burla.
ABRAHÁN
¿Nos hacéis burla a nosotros, señor?
SANSÓN [aparte a GREGORIO]
¿Tenemos la ley de nuestra parte si digo que sí?
GREGORIO[aparte a SANSÓN]
No.
SANSÓN
No, señor, no os hago burla. Pero hago burla, señor.
GREGORIO
¿Buscáis pelea?
ABRAHÁN
¿Pelea? No, señor.
SANSÓN
Mas si la buscáis, aquí estoy yo: criado de tan buen amo como el vuestro.
ABRAHÁN
Mas no mejor.
SANSÓN
Pues..
Entra BENVOLIO.
GREGORIO[aparte a SANSÓN]
Di que mejor: ahí viene un pariente del amo
SANSÓN
Sí, señor: mejor.
ABRAHÁN
¡Mentira!
SANSÓN
Desenvainad si sois hombres. Gregorio, recuerda tu mandoble
Pelean
BENVOLIO [desenvaina]
¡Alto, bobos! Envainad; no sabéis lo que hacéis
EntraTEBALDO.
TEBALDO
¿Conque desenvainas contra míseros esclavos?
Vuélvete, Benvolio, y afronta tu muerte.
BENVOLIO
Estoy poniendo paz. Envaina tu espada o ven con ella a intenta detenerlos.
TEBALDO
¿Y armado hablas de paz? Odio esa palabra como odio el infierno, a ti y a los Montescos. ¡Vamos, cobarde!
[Luchan.]
Entran tres o cuatro CIUDADANOS con palos.
CIUDADANOS
¡Palos, picas, partesanas! ¡Pegadles! ¡Tumbadlos!
¡Abajo con los Capuletos! ¡Abajo con los Montescos!
Entran CAPULETO, en bata ., y su esposa [la SEÑORA CAPULETO].
CAPULETO
¿Qué ruido es ese? ¡Dadme mi espada de guerra!
SEÑORA CAPULETO
¡Dadle una muleta! - ¿Por qué pides la espada?
Entran MONTESCO y su esposa [la SEÑORA MONTESCO].
CAPULETO
¡Quiero mi espada! ¡Ahí está Montesco, blandiendo su arma en desafío!
MONTESCO
¡Infame Capuleto! - ¡Suéltame, vamos!
SEÑORA MONTESCO
Contra tu enemigo no darás un paso.
Entra el PRINCIPE DELLA SCALA, con su séquito.
PRÍNCIPE
¡Súbditos rebeldes, enemigos de la paz, que profanáis el acero con sangre ciudadana! – ¡No escuchan! - ¡Vosotros, hombres, bestias, que apagáis el ardor de vuestra cólera con chorros de púrpura que os salen de las venas!
¡Bajo pena de tormento, arrojad de las manos sangrientas esas mal templadas armas y oíd la decisión de vuestro Príncipe!
Tres refriegas, que, por una palabra de nada, vos causasteis, Capuleto, y vos, Montesco, tres veces perturbaron la quietud de nuestras calles e hicieron que los viejos de Verona prescindiesen de su grave indumentaria y con viejas manos empuñasen viejas armas, corroídas en la paz, por apartaros del odio que os corroe. Si causáis otro disturbio, vuestra vida será el precio.
Por esta vez, que todos se dispersen.
Vos, Capuleto, habréis de acompañarme. Montesco, venid esta tarde a Villa Franca, mi Palacio de Justicia, a conocer mis restantes decisiones sobre el caso.
¡Una vez más, bajo pena de muerte, dispersaos!
Salen [todos, menos MONTESCO, la SEÑORA MONTESCO y BENVOLIO]
MONTESCO
¿Quién ha renovado el viejo pleito?
Dime, sobrino, ¿estabas aquí cuando empezó?
BENVOLIO
Cuando llegué, los criados de vuestro adversario estaban enzarzados con los vuestros.
Desenvainé por separarlos. En esto apareció el fogoso Tebaldo, espada en mano, y la blandía alrededor de la cabeza, cubriéndome de insultos y cortando el aire, que, indemne, le silbaba en menosprecio. Mientras cruzábamos tajos y estocadas, llegaron más, y lucharon de uno y otro lado hasta que el Príncipe vino y pudo separarlos.
SEÑORA MONTESCO
¿Y Romeo? ¿Le has visto hoy? Me alegra el ver que no ha estado en esta pelea.
BENVOLIO
Señora, una hora antes de que el astro rey asomase por las áureas ventanas del oriente, la inquietud me empujó a pasear.
Entonces, bajo unos sicamores que crecen al oeste de Verona, caminando tan temprano vi a vuestro hijo. Fui hacia él, que, advirtiendo mi presencia, se escondió en el boscaje.
Medí sus sentimientos por los míos, que ansiaban un espacio retirado (mi propio ser entristecido me sobraba), seguí mi humor al no seguir el suyo . y gustoso evité a quien por gusto me evitaba.
MONTESCO
Le han visto allí muchas mañanas, aumentando con su llanto el rocío de la mañana, añadiendo a las nubes sus nubes de suspiros. Mas, en cuanto el sol, que todo alegra, comienza a descorrer por el remoto oriente las oscuras cortinas del lecho de Aurora, mi melancólico hijo huye de la luz y se encierra solitario en su aposento, cerrando las ventanas, expulsando toda luz y creándose una noche artificial .
Este humor será muy sombrío y funesto si la causa no la quita el buen consejo.
BENVOLIO
Mi noble tío, ¿conocéis vos la causa?
MONTESCO
Ni la conozco, ni por él puedo saberla.
BENVOLIO
¿Le habéis apremiado de uno a otro modo?
MONTESCO
Sí, y también otros amigos, mas él sólo confía sus sentimientos a sí mismo, no sé si con acierto, y se muestra tan callado y reservado, tan insondable y tan hermético como flor comida por gusano antes de abrir sus tiernos pétalos al aire o al sol ofrecerle su hermosura.
Si supiéramos la causa de su pena, le daríamos remedio sin espera.
Entra ROMEO.
BENVOLIO
Ahí viene. Os lo ruego, poneos a un lado: me dirá su dolor, si no se ha obstinado.
MONTESCO
Espero que, al quedarte, por fin oigas su sincera confesión. Vamos, señora.
Salen [MONTESCO y la SEÑORA MONTESCO]
BENVOLIO
Buenos días, primo.
ROMEO
¿Ya es tan de mañana?
BENVOLIO
Las nueve ya han dado.
ROMEO
¡Ah! Las horas tristes se alargan.
¿Era mi padre quien se fue tan deprisa?
BENVOLIO
Sí. ¿Qué tristeza alarga las horas de Romeo?
ROMEO
No tener lo que, al tenerlo, las abrevia.
BENVOLIO
¿Enamorado?
ROMEO
Cansado.
BENVOLIO
¿De amar?
ROMEO
De no ser correspondido por mi amada.
BENVOLIO
¡Ah! ¿Por qué el amor, de presencia gentil, es tan duro y tiránico en sus obras?
ROMEO
¡Ah! ¿Por qué el amor, con la venda en los ojos, puede, siendo ciego imponer sus antojos?
¿Dónde comemos? . ¡Ah! ¿Qué pelea ha habido? No me lo digas, que ya lo sé todo.
Tumulto de odio, pero más de amor.
¡Ah, amor combativo! ¡Ah, odio amoroso!
¡Ah, todo, creado de la nada!
¡Ah, grave levedad, seria vanidad, caos deforme de formas hermosas, pluma de plomo, humo radiante, fuego glacial, salud enfermiza, sueño desvelado, que no es lo que es!
Yo siento este amor sin sentir nada en él.
¿No te ríes?
BENVOLIO
No, primo; más bien lloro.
ROMEO
¿Por qué, noble alma?
BENVOLIO
Porque en tu alma hay dolor.
ROMEO
Así es el pecado del amor: mi propio pesar, que tanto me angustia, tú ahora lo agrandas, puesto que lo turbas con el tuyo propio. Ese amor que muestras añade congoja a la que me supera.
El amor es humo, soplo de suspiros: se esfuma, y es fuego en ojos que aman; refrénalo, y crece como un mar de lágrimas. ¿Qué cosa es, si no? Locura juiciosa, amargor que asfixia, dulzor que conforta.
Adiós, primo mío.
BENVOLIO
Voy contigo, espera; injusto serás si ahora me dejas.
ROMEO
¡Bah! Yo no estoy aquí, y me hallo perdido.
Romeo no es este: está en otro sitio.
BENVOLIO
Habla en serio y dime quién es la que amas.
ROMEO
¡Ah! ¿Quieres oírme gemir?
BENVOLIO
¿Gemir? No: quiero que digas en serio quién es.
ROMEO
Pídele al enfermo que haga testamento; para quien tanto lo está, es un mal momento. En serio, primo, amo a una mujer.
BENVOLIO
Por ahí apuntaba yo cuando supe que amabas.
ROMEO