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En el libro Silencio con Sentido, 10 relatos sobre experiencias de inclusión, disfrutarás de entrevistas en las que podrás conocer las diferentes experiencias de vida de diez personas sordas que comparten sus testimonios de infancia, educación, inclusión laboral, abordando todos los obstáculos personales y barreras que la misma sociedad impone. En estas historias vislumbrarás cómo pudieron superar las dificultades para llegar a ser personas plenas en el ámbito laboral y personal. Un libro que sin duda será un gran aporte para padres, jóvenes y profesionales del área de salud.
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Seitenzahl: 378
Veröffentlichungsjahr: 2024
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Contenido
Antonella Caroca
Catalina Ramírez
Loreto Hurtado
Felipe Izquierdo
Kimberlyn Contreras
Andrés Iriondo
Isidora Del Sol
Tomás Valles
Juan Agustín Barros
Vianney Sierralta
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Para mis padres, Mauricio y Sandra.
Mi hermana Coty.
Mis abuelos, Memo, Gaby, Tata y Ñaña.
Una familia que me empujó a seguir adelante y convertirmeen la persona que soy el día de hoy.
Para Fernanda, mi compañera de vida,por siempre creer en mí.
Para Nuno y Cinzia, por acompañarme en el durocamino del emprendedor.
Para las queridas Paula y Gabriela de Versalita Ediciones,por tener paciencia conmigo en este proyecto.
Para las diez personas que decidieronparticipar en este proyecto.
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Pampa Norte | BHP
En un mundo que a menudo se enfoca en las diferencias y en las limitaciones, es fundamental recordar que cada individuo tiene un valor intrínseco y una capacidad única para contribuir a la sociedad.
En BHP vemos la inclusión de personas con discapacidad como algo valioso para la cultura de nuestra fuerza laboral, porque entendemos que la diversidad de talento contribuye a que tengamos operaciones más seguras y productivas, logremos mayor igualdad de oportunidades y contribuyamos a ser el fiel reflejo de la sociedad donde operamos, pero sobre todo, porque tengo la convicción de que es lo correcto de hacer para dejar un legado a las futuras generaciones.
En Pampa Norte | BHP, trabajamos con pasión, disciplina y respeto para producir el cobre sustentable que el planeta necesita, y como parte de ese propósito crear espacios de trabajo en donde las personas con discapacidades visibles o invisibles puedan ser parte de la compañía y desarrollar su máximo potencial, por lo que contamos con infraestructura universal en Minera Spence y realizamos diversas acciones para apalancar el cambio cultural.
Es por eso que nos enorgullece participar y colaborar en la difusión de este libro, que busca dar voz a través de relatos emotivos e inspiradores a personas con discapacidad sensorial en Chile, que con mucho esfuerzo y perseverancia hoy son parte fundamental de nuestros equipos de trabajo. Los invito a sorprenderse, emocionarse y a ser parte de nuestro propósito en BHP de “reunir personas y recursos para construir un mundo mejor”.
Cristian Sandoval
Presidente
Pampa Norte | BHP
Acerca del autor
MATÍAS “MATA” DONOSO Emprendedor, consultor en proyectos de negocios con impacto y speaker internacional.
Chileno, sordo de nacimiento y usuario del implante coclear.
Fundador de Coclus, comunidad digital para personas con discapacidad auditiva.
Ha dictado charlas sobre innovación, liderazgo, tecnología, diversidad e inclusión en Estados Unidos, México, Paraguay y Argentina.
Ha sido reconocido con diversos premios. Seleccionado por CEMEX-TEC y Universidad Tecnológica de Monterrey como uno de los 15 emprendedores sociales destacados de la actualidad. En 2022 fue invitado como becario del prestigioso programa International Visitor Leadership Program (IVLP).
Actualmente, se encuentra participando de manera activa en varios proyectos con enfoque de impacto social y sostenibilidad.
www.linkedin.com/in/matadonoso
www.matadonoso.com
Acerca del libro
En el libro Silencio con Sentido, 10 relatos sobre experiencias de inclusión, disfrutarás de entrevistas en las que podrás conocer las diferentes experiencias de vida de diez personas sordas que comparten sus testimonios de infancia, educación, inclusión laboral, abordando todos los obstáculos personales y barreras que la misma sociedad impone. En estas historias vislumbrarás cómo pudieron superar las dificultades para llegar a ser personas plenas en el ámbito laboral y personal.
Un libro que sin duda será un gran aporte para padres, jóvenes y profesionales del área de salud.
La financiación es proporcionada por la Oficina de Asuntos Culturales y Educativos del Departamento de Estado de Estados Unidos, junto con Meridian International Center como socio ejecutor.
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10 RELATOS SOBRE EXPERIENCIAS DE INCLUSIÓN
Antonella Caroca
Catalina Ramírez
Loreto Hurtado
Felipe Izquierdo
Kimberlyn Contreras
Andrés Iriondo
Isidora Del Sol
Tomás Valles
Juan Agustín Barros
Vianney Sierralta
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ILUSTRADORA FERNANDA “PHEL” MELLADO
Ilustradora, diseñadora y artista.
Chilena radicada en Santiago, Chile, sorda de nacimiento y usuaria del implante coclear.
Apasionada del arte japonés, trabaja directamente con clientes internacionales en desarrollo de diseño de personajes para videojuegos y cómics.
Puedes ver más sobre de su trabajo en: www.fernandamellado.com
Instagram: @phel_95
¿Por qué este libro?
Antes de comenzar este camino de emprendedor, uno de mis objetivos era lanzar un libro, pero con el tiempo se fueron perdiendo las ganas de hacerlo. De hecho, hasta el día de hoy he estado diciéndome que debería abrir un blog sobre tecnología, diversidad, inclusión y responsabilidad social, pero aún no lo hago.
Entonces, ¿cómo empecé y terminé escribiendo un libro? De lo más inesperado. Es más, no estaba en mis planes, mi plan era lanzar un podcast donde yo iba a entrevistar a diez personas sordas para que me compartieran sus experiencias sobre educación, inclusión laboral y obstáculos que la gran mayoría de las personas sordas hemos tenido que vivir.
Este proyecto es gracias al programa International Visitor Leadership Program (IVLP) o en español, Programa para Líderes Internacionales, al que fui invitado junto con siete líderes de distintos países de Latinoamérica, entre ellos, Venezuela (un saludo para Lucelys, que hasta el día de hoy me insiste en que mis chistes son malísimos pero igual los disfruta), Honduras (un abrazo enorme a Rely), Nicaragua y Paraguay (sos una grande, Alejandra).
Qué decir del programa IVLP, un programa increíble, con el que puedes recorrer distintas ciudades de Estados Unidos para conocer su cultura, reunirte con empresas para formar alianzas. En mi caso, mi programa fue sobre voluntariado y el rol de las ONG; una oportunidad para conectarse con organizaciones y empresas con compromiso, conocer cuáles son sus metodologías y estrategias para mantener el compromiso social de las empresas con el ciudadano. Además de aprovechar de conocer lindos lugares como Iowa y Pittsburgh.
Pero, ¿cómo terminé escribiendo este libro? Resulta que después del programa IVLP, la Oficina de Asuntos Culturales y Educativos del Departamento de Estado de Estados Unidos, junto con Meridian International Center como socio ejecutor, entrega financiamiento a exbecarios del mismo programa. Yo fui uno de los seleccionados. Y pensé, ¿qué tipo de proyecto debería hacer? Lo que aprendí de mi viaje en Estados Unidos fue la importancia de recolectar experiencias, historias y compartirlas por el mundo. Es muy importante transmitir, comunicar y representar para generar conciencia.
Entonces, decidí hacer un podcast en el que iba a entrevistar a diez personas sordas de Chile, la idea es que me compartieran cómo pudieron superar sus obstáculos en el colegio, universidad y cómo vivieron la inclusión laboral; porque cada día, cada familia, cada joven necesita conocer experiencias para poder sentirnos inspirados, saber que no estamos solos y que podemos seguir.
Postulé con un podcast, pero la misma organización, al final, me pidió que fuera un libro, así que, sin rodeos, decidí avanzar con esta idea. Inmediatamente invité a Paula Díaz de Versalita Ediciones, con quien viajamos juntos en un programa de innovación en Silicon Valley. Aunque no lo crean, Paula en San Francisco me había dicho que en cualquier momento íbamos a lanzar un libro mío, ¡y al final eso está sucediendo!
Estoy demasiado orgulloso de contar con las diez historias siguientes, todas fueron seleccionadas a través de un proceso de búsqueda. Mi objetivo es que fueran historias bien diversas, que no todo se enfocara solamente en el uso de implante coclear, sino también en lengua de señas.
Las ilustraciones fueron hechas con mucho amor, dedicación y pasión por Phel, artista sorda de nacimiento y con un tremendo talento en el arte. ¿Qué mejor que las representaciones gráficas las haya hecho una persona que vive también en el silencio?
Todas las entrevistas fueron realizadas online. Como estuve viviendo por un tiempo en Asunción, Paraguay, las entrevistas las hicimos a través de Google Meet, grabadas, ya que para mí es la herramienta con la transcripción más acertada en español. Una vez grabadas, los audios fueron transcritos a través de un software; con eso tuvimos el primer borrador de las historias. Luego pasaron a las manos de las editoras, con su expertise, teniendo a la RAE a su lado, revisando y corrigiendo los errores gramaticales y ortográficos.
Entonces, con mucho orgullo te puedo decir que ¡las entrevistas son tal cual como conversé con los brillantes entrevistados!
Espero que te guste este libro, estoy seguro de que te va a servir de inspiración.
Feliz de recibir tus comentarios en [email protected]
¡Saludos!
Matías Donos
Antonella Caroca
Desarrolladora web en Entel
En 2015 me contactaron de una organización que ofrece bootcamps de programación enfocados para mujeres. Una persona me cuenta que unas de sus estudiantes tenía una discapacidad auditiva y que pronto se iba a graduar, por eso me pidió ayuda para ver cómo facilitarle la búsqueda laboral ya que coincidía que en ese tiempo era el primer año de inclusión laboral aplicado en Chile, donde las empresas que cuentan con 100 o más trabajadores deben incluir al menos un 1% de personas con discapacidad.
Me habló de Antonella, me pasó su número para invitarla a un café, conocer su talento y ver cómo podía apoyarla con su búsqueda laboral. Al escribirle por Whatsapp, Antonella me respondió de inmediato y quedamos en reunirnos para un café en Plaza Ñuñoa. Desde ese momento supe de su historia, el hecho de haber perdido su audición con el tiempo.
Primero que todo, para mí es súper importante dejar clara la situación de cada persona entrevistada; todas las historias son un caso diferente sobre la discapacidad auditiva. Ese es uno de los objetivos de este libro: demostrar la variedad de tipos de discapacidad auditiva que existen, ya que hay personas que nacen con la discapacidad, hay otras que pierden la audición progresivamente, hay personas que optan por utilizar la lengua de señas, hay quienes deciden ocupar aparatos auditivos como el implante coclear y audífonos. Además, la discapacidad auditiva también puede variar según el porcentaje de pérdida de la audición.
La entrevista con Antonella la hicimos a través de Microsoft Teams. Sinceramente la experiencia no fue muy buena porque la transcripción no funcionaba correctamente y Zoom no era la mejor opción. La mejor alternativa era Google Meet, pero no se podía grabar el video, así que no tuve más opción que ocupar Microsoft Teams.
En la videollamada, Antonella no ocupaba audífonos de música para las reuniones online, como en mi caso, que además de usar el implante coclear utilizo los típicos audífonos de música que cubren completamente mi implante coclear. Ella usó un aparato que le permite conectar vía Bluetooth su implante coclear; qué increíble es la tecnología.
Anto me cuenta que con ese aparato puede hablar por teléfono o ver una película directamente a su implante, que le permite escuchar mejor; también que en el 99% de las reuniones online utiliza Teams y que siempre utiliza subtítulos aunque esta plataforma no transcribe 100% pero la ha ayudado muchísimo.
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Hola, Anto. ¿Cómo estás? Muchas gracias por aceptar la invitación de compartir tu historia.
Gracias por la consideración también, por esta invitación. Para mí es como un honor que me consideres, entonces estoy muy contenta.
Yo también estoy súper contento. Oye, Anto, primero cuéntame, ¿cómo te manejas en las reuniones online?
Tengo dos dispositivos; uno de una marca de audífonos para personas sordas, que permite conectar mi implante coclear por Bluetooth con el celular o computadora, el sonido me llega directamente a mi implante. Pero para las reuniones online ocupo un parlante cerca de mi implante coclear, encuentro que tiene mejor calidad de sonido, es como más natural también.
Además, siempre utilizo subtítulos. Yo diría que el 99% de las reuniones son a través de Microsoft Teams. Entonces, eso me ayuda mucho porque yo voy leyendo los subtítulos y no me pierdo casi nada, voy entendiendo prácticamente todo. De repente hay una que otra palabra que no se transcribe bien, pero esta tecnología me ha ayudado muchísimo.
Es impresionante cómo la tecnología nos facilita la vida, ahora me gustaría que te presentes.
Mi nombre es Antonella Caroca, tengo 33 años, vivo en Santiago de Chile, soy desarrolladora web y trabajo en Entel, compañía de telecomunicaciones, unas de las más importantes del país y me gusta mucho mi trabajo. Es bien desafiante, es difícil a veces, pero me gusta, estoy contenta.
Tengo discapacidad auditiva, tengo sordera bilateral, aunque el nombre específico es sordera neurosensorial bilateral profunda. Es decir, no escucho nada. Tiene que ser un ruido muy fuerte, así como un camión de bomberos o algo así, pero en realidad no lo puedo escuchar. Tengo un implante coclear en mi oído derecho y en el otro oído no tengo ningún dispositivo.
¿En serio? ¿No ocupas audífono en el oído izquierdo?
No, no me sirve.
¿Cómo surgió tu discapacidad? ¿Fue de nacimiento o con el tiempo?
Voy a comenzar diciendo que yo nací sin ningún tipo de discapacidad. Fui una niña sana, de adolescente también, sin ningún problema. Estaba estudiando en la universidad. Era mi último año en Pedagogía en Inglés y empecé a sentir tinnitus, que es como sentir unos pitidos en los oídos; esto era muy fuerte. Recuerdo que la primera vez que sentí tinnitus iba escuchando música con audífonos y yo pensé: “Ay, se echó a perder este aparato”. Y me saqué los audífonos y seguí escuchando un pito muy fuerte.
¿A los cuántos años?
Como a los 24 años. Y desde ahí me empecé a dar cuenta de que me costaba escuchar la televisión. Entonces, ya le tenía que subir el volumen al televisor y después me costaba escuchar cuando me hablaban y todos los sonidos en general. Luego fui al médico, tenía pérdida leve. Al principio me dijeron: “No califica para audífono, es una pérdida leve, entonces no califica”. Pero después, al poco tiempo, volví a ir y ya tenía más pérdida, entonces ya me recetaron audífonos. Los utilicé hasta que ya no me servían.
Luego seguía perdiendo y perdiendo la audición. Mis padres me compraron otro audífono, el más potente, hasta que ya no me sirvió tampoco. No podía escuchar, entender nada. Entonces, la única alternativa médica era el implante coclear, pero en esa época, en esos años, estamos hablando más o menos entre 2015 y 2016, no había ninguna política pública que cubriera el implante. Era carísimo, tenía que pagar todo yo. Y en esos años, costaban, creo que como unos 25 o 30 millones un solo implante, un solo aparato. Entonces era imposible, económicamente no podía.
Pero me pude operar en el año 2018 gracias a la Ley Ricarte Soto, que da protección financiera a esta discapacidad, a esta patología. Así, pude acceder al dispositivo del implante de forma gratuita y solo tuve que costear la operación. Gracias a esa ley, me pude operar. Luego pasé un tiempo en rehabilitación, porque pensé que iba a escuchar inmediatamente. O sea, me operan y, después de un tiempo, un tiempo como que cicatriza la herida, y cuando encienden el implante yo me imaginaba “voy a escuchar ahora mismo”, es súper emocionante y todo, pero no fue así, porque cuando encendieron el implante, yo escuchaba muy poquito, así como un susurro muy, muy bajito. Todo fue un proceso muy lento, como aprender a escuchar de nuevo. Tuve que tener mucha paciencia, yo quería escuchar todo rápido y de inmediato, pero me tuve que calmar, ir de a poco.
Bueno, también en este proceso, mientras yo estaba perdiendo la audición, empecé a aprender lengua de señas chilena. Entonces, creo que hice unos tres cursos en la Fundación Sordos Chilenos y ahí fue la primera vez que conocí en persona a profesores sordos. Conocí también compañeros que no tenían discapacidad auditiva, pero querían aprender sobre la cultura sorda, querían aprender a comunicarse con personas sordas. Ahí me acerqué a la comunidad sorda y descubrí que las personas sordas y oyentes tienen las mismas capacidades, pueden hacer lo mismo. Ahí entendí que yo, a pesar de tener discapacidad, podía hacer de todo, no me tenía que limitar. Entonces fue un proceso lento, pero aprendí muchas cosas en el proceso.
Y también, en todo este proceso, tomé clases para aprender a leer los labios. Fui donde una fonoaudióloga que atendía a puros niños chicos. Primero le preguntaron a ella si es que me podía atender a mí, yo era una persona adulta que quería aprender lectura labial. Ahí tuve unas clases; me enseñó, pero esto es práctica. Entonces, como ya perdí la práctica, ahora me cuesta leer los labios, me ayuda, sí. Encuentro que es súper útil poder ver los labios, pero no logro captar el 100% de las palabras, solo algunas. Y bueno, este fue el proceso, aprender lengua de señas, aprender lectura labial, usar audífonos, después el implante coclear, rehabilitación con una fonoaudióloga y después también insertarme en el mundo laboral.
O sea, desde los 24 años empezaste a tener pérdida auditiva.
Sí.
Y de ahí, desde 2018, empezaste a tener implante coclear. Me sorprende la paciencia que tuviste, perseverancia también. ¿Cuáles fueron las claves que te permitieron seguir adelante?
Bueno, primero fue como asumir la discapacidad. Es comprender que se perdió la audición, se perdió, no se puede recuperar y aunque tenga audífono o implante voy a seguir siendo una persona sorda y aceptar la discapacidad y aprender a vivir con ella. Creo que ese fue el primer paso.
Pero después también comprendí que yo debía luchar. A lo mejor me va a costar el doble que una persona oyente. Pero es necesario luchar, no victimizarse y no quedarse sentado esperando que lleguen cosas de regalo, sino luchar, luchar por un trabajo, luchar por tener un hogar, luchar por mis sueños.
También eso fue gracias a mi familia, específicamente a mi padre, que él siempre me ha apoyado desde el comienzo. Él me llevaba a médicos, siempre me ha acompañado a todas mis citas médicas con la fonoaudióloga, me ha acompañado en todos los trámites importantes también.
Ahora me acordé de algo. También hubo un proceso judicial con la isapre. Bueno, no sé si sea importante mencionarlo, pero como antes no existía la Ley Ricarte Soto, empecé a averiguar que podía demandar a la isapre para que me diera cobertura al implante coclear. Bueno, al final no se logró esa cobertura, porque justo salió la ley mientras estaba todo este proceso legal. Entonces, al final me hicieron una convalidación para la cirugía y me salió un poco más barata.
En todo ese proceso siempre ha estado él, mi papá, en el médico, en lo que sea que yo necesite ha estado él. Entonces, esas han sido las cosas claves, el apoyo de mi padre, el entender que hay que aceptar esta discapacidad y aprender a vivir con ella. Y luchar, luchar, o sea, no hay que quedarse derrotado, hay que salir adelante.
¿Eres hija única?
No, somos dos. Tengo una hermana mayor.
Me encantaría conocer más de tu familia.
Tengo una hermana que es un año y medio mayor que yo. Mis padres están separados. Bueno, de chica. Mis padres se separaron cuando yo tenía unos 10 años. Yo me fui a vivir con mi mamá, mi hermana también se fue con mi mamá, pero a los pocos años ella se fue con mi papá.
Luego, seguimos estudiando. Mi hermana entró a estudiar Pedagogía en Inglés. Después entré yo a estudiar también lo mismo, Pedagogía en Inglés. Y casi al terminar la carrera, ahí me fui a vivir con mi papá. Actualmente también vivo con él. Y bueno, algo interesante es que somos como una familia de profesores. Mi madre era profesora de inglés, mi padre es profesor de enseñanza básica y yo también estudié pedagogía, mi hermana también, así que somos puros profesores.
¿Por qué decidiste estudiar Pedagogía en Inglés?
Sí, mira, cuando yo tenía más o menos como 17 o 18 años, en la edad que uno tiene que decidir qué estudiar, yo estaba muy indecisa. En realidad no sabía qué quería estudiar, pero yo sabía que me gustaba mucho el inglés. También quería entrar a la Escuela de Carabineros y postulé, pero no quedé. Después estaba muy confundida con qué hacer, no sabía. Pero como me gustaba el inglés, decidí estudiar Pedagogía en Inglés por el idioma. Entonces, estudié eso. Estudié en Valparaíso y me fui a vivir allá. Estuve arrendando una pieza durante 5 años y viajaba todos los fines de semana a ver a mi familia.
Cuando estaba estudiando esa carrera y en el último año fue que empecé con los problemas de audición y fue muy complicado porque recuerdo que yo tenía que hacer la práctica, tenía la tesis y estaba tomando la Licenciatura en Inglés, que también al final hay que defender esa licenciatura con una especie de... Es como una tesis también. Entonces, tenía dos tesis y la práctica final y yo estaba ya muy complicada con la audición. Y, sí, fue súper complejo.
Y también ahí mi papá estuvo conmigo apoyándome. Él fue a hablar con la jefa de carrera para presentarle todos mis antecedentes médicos, porque él no quería que yo hiciera la práctica en un colegio normal. Bueno, yo sí quería hacerla, yo quería que me evaluaran como a todos mis compañeros. Pero en realidad iba a ser súper complicado para mí estar en un colegio, no sé, como con 40 niños y sin escuchar. Entonces, a él se le ocurrió esa idea de ir a hablar con ella y al final me hicieron hacer la práctica a mí en un curso chiquitito en la misma universidad. Entonces, ahí fue un ambiente mucho más óptimo para que yo pudiera sacar esa práctica.
Oye, espectacular que tu papá te apoyó. Eso lo encuentro increíble. O sea, por ahora tu papá fue como el mayor pilar que te apoyó a seguir adelante.
Sí, yo terminé la carrera, tengo mi título, y luego empecé a buscar trabajo, pero no encontraba. Tiraba currículum... Incluso cuando empecé a estudiar lengua de señas fue después de titularme. Y también traté de hacer contactos con personas sordas para ver si podía trabajar en un colegio de niños sordos, pero tampoco se dio la oportunidad. Entonces, yo no hallaba qué hacer, qué estudiar o en qué trabajar, porque yo sabía que era capaz de hacer todas las cosas.
¿Por qué decidiste aprender lengua de señas?
Sí, porque, bueno, esa también fue idea de mi papá. Sí, él me dio la idea, él me dijo: “¿Y por qué no buscas un curso para que aprendas lengua de señas?”. Él me dio la idea, y yo dije “buena idea”. Entonces, empecé a buscar por internet dónde podía aprender y así llegué a la Fundación Sordos Chilenos; no sé si tú la conoces. Entonces, ahí llegué, me matriculé y después tomé como tres cursos ahí. Me pareció muy buen curso, se aprende harto.
¿Tu papá también aprendió contigo?
Yo le enseñaba, pero en realidad es complejo, porque él trabaja, entonces llega súper cansado. Entonces, lo que yo le podía enseñar era poco. Le enseñaba, por ejemplo, no sé, perro o gato. Pero después esas cosas necesitan mucha práctica, porque se van olvidando, se olvida. Yo también ahora me acuerdo de muy poquitas señas, muy pocas.
Claro, porque todo depende de la práctica.
Se necesita práctica, sí.
¿Por qué decidiste aprender a estudiar desarrollo web y cómo te atreviste?
Sí, porque como te iba diciendo, yo me titulé y no encontraba trabajo. Y en ese tiempo de cesantía, bueno, aprendí lengua de señas, hice otro tipo de cosas, pero no lograba encontrar trabajo. Entonces, empecé a averiguar qué podía hacer. Y ahí yo dije “voy a estudiar algo”. Me metí al computador y en ese tiempo vi un anuncio, no logro recordar si fue en Facebook o en qué página, vi sobre un curso de desarrollo web. Era gratuito, era una convocatoria bien grande que se llamaba “Mil programadores” de Corfo. Y ahí yo postulé, había que llenar varios pasos, incluso tuve que ir de forma presencial a dar una prueba de conocimiento lógico-matemático. También me acompañó mi papá a dar esa prueba. Él se quedó afuera en la sala esperando, él me acompañó.
Al final de esa postulación yo no quedé, pero empezó a correr la lista de espera y me seleccionaron. Y ahí fue que estuve creo que unos cuatro meses. Creo que fueron cuatro meses de clases presenciales de lunes a viernes, todas las mañanas. Más o menos desde las nueve hasta las dos de la tarde. Y ahí aprendí, me enseñaron Java, el lenguaje de programación.
Pero en realidad el curso no fue tan bueno. De hecho, empezamos como veinte alumnos y terminamos como cinco. Hubo muchos problemas también de organización, nos cambiaron al profesor. Y al final, en realidad el curso no fue tan bueno, pero sí me quedó el interés de aprender programación. Aprendí cosas muy básicas de Java. Pero ya eso como que me despertó el interés de seguir aprendiendo. Y fue así como después seguí buscando en internet cosas sobre programación, informática y también llegué a un bootcamp solo para mujeres. Y ahí también hay toda una postulación, es todo un proceso, también hay que dar pruebas.
Yo postulé en el año 2018 y quedé seleccionada. También tuve que ir a clases presenciales de lunes a viernes. Creo que fueron clases por la tarde, como desde las dos de la tarde hasta las seis, algo así. Después me cambiaron a la mañana, toda la mañana en clases. Y ahí sí que aprendí. Ese fue un bootcamp muy bueno, muchísimo mejor y solo para mujeres. También conocí muchas personas, todas queríamos aprender, conocí muchas realidades distintas. Todas mis compañeras eran oyentes, yo soy la única con discapacidad auditiva. Entonces fue todo un desafío aprender, porque yo no escuchaba nada.
Yo me tenía que relacionar con mis compañeras porque había muchos trabajos grupales, muchísimos. Y la forma en que yo me comunicaba era con mi celular. En mi celular descargué una aplicación que transcribe la voz a texto. Entonces, cuando una compañera me tenía que hablar, yo ponía el celular, mi compañera le hablaba al celular y después yo leía lo que me habían dicho. Esa fue una forma. Y también para las clases yo utilizaba una interfaz USB conectada a un micrófono. El sonido del micrófono llegaba directo a la interfaz y de la interfaz al computador, y utilizaba la transcripción de voz a texto. De esa forma yo iba leyendo todas las clases en mi computador.
De esa forma yo pude estudiar, me relacionaba siempre con mi celular o con el micrófono, porque ya no me servían los audífonos, no tenía implante y la única manera de comunicarse era leyendo, no podía usar lengua de señas. Alcancé a usar audífonos; yo creo que como un año y medio me sirvieron los audífonos, que realmente me ayudaban. Pero después de ese tiempo no me ayudaban, no me servían para nada.
¿Cómo te atreviste a tomar estas clases? ¿Cómo no te preocupaste de que no ibas a entender al profesor, de que te ibas a frustrar demasiado? ¿Cómo lo hiciste?
Qué buena pregunta, porque he recordado cosas que son súper importantes. Bueno, resulta que yo y mi familia somos cristianos y vamos a la iglesia. Como empecé a perder la audición, hubo un tiempo en que yo ya no quería ir porque no podía escuchar nada en la iglesia, ni las predicaciones, ni las alabanzas, nada. Entonces ahí, después, para no dejar de ir, se me ocurrió que un familiar, ya sea mi papá o mi hermana, me anotara en un cuaderno un resumen de la predicación. Estuve harto tiempo yendo a la iglesia y me iban anotando un resumen en un cuaderno. De esa forma yo podía saber qué estaban hablando, qué estaba pasando en la reunión. Fue harto tiempo así, que me anotaban con la mano en un cuaderno.
Después a una persona de la iglesia se le ocurrió que podía conectar esta interfaz USB a un computador para que el sonido le llegara al computador. El computador utilizaba un programa para transcribir la voz a texto. Entonces, después de esa forma, yo usaba mi computadora en la iglesia e iba leyendo todo lo que hablaban por el micrófono. Estuve harto tiempo con este sistema y después, cuando yo entré a estudiar, dije: “Voy a ocupar este mismo sistema que ocupo en la iglesia, pero en mis clases”. Yo ya tenía la experiencia, sabía conectarlo, sabía cómo funcionaba. Eso me dio la confianza para decir: “Yo me la puedo, yo voy a estudiar con esto, me voy a comunicar con esto”, y me dio resultado. Así fue cómo yo me atreví a estudiar, porque ya sabía que me iba a resultar.
¿Y te acuerdas cómo se llama el programa?
El programa que yo utilizaba es simplemente Google Docs, tiene una función que es dictado de voz. Al bootcamp siempre tenía que llegar un poquito antes para conectar estos equipos. Si las clases empezaban a las ocho, yo tenía que estar un cuarto para las ocho, para llegar a conectar, a enchufar la interfaz USB.
Recuerdo que tenía que conectar unos cables largos, entonces siempre andaba con un scotch y pegaba el scotch en el suelo para que nadie se fuera a tropezar, porque todas andábamos con computadores y siempre había muchos enchufes en el suelo, yo siempre me preocupaba de eso. Entonces llegaba siempre un poquito antes, conectaba mi equipo, pegaba scotch en el suelo y cuando conectaba el micrófono siempre había como un chillido. Recuerdo que siempre todas se tapaban los oídos mientras yo conectaba el micrófono porque sonaba muy fuerte.
Eso en cuanto a la tecnología... y fue un bootcamp muy intenso, porque se avanza muy rápido. Recuerdo que nos daban tareas y que para alguien que no tiene tanta experiencia era muy difícil de lograr. Recuerdo que al principio todo parecía como chino, era como un idioma así imposible de aprender y era tan difícil todo, porque yo no tenía tanta experiencia. Yo había aprendido un poco sobre Java, pero ahora estaba aprendiendo JavaScript, que es otro lenguaje de programación. Adicional a eso, había que aprender HTML, CSS y otras tecnologías también relacionadas hacia el front end.
Recuerdo que fue muy, muy intenso, porque yo no tenía conocimientos previos sobre eso específicamente y daban tareas. Recuerdo que me esforzaba mucho, trasnochaba mucho estudiando. Para los proyectos también trataba siempre de dar el máximo. Y al principio creo que fue un poco más fácil porque muchas tareas eran grupales. Entonces, si había algo que yo no sabía, teníamos un grupo y había siempre alguna u otra compañera que sabía un poco más, y ella ayudaba al resto. Después, poco a poco, las tareas iban siendo cada vez más solitarias. Primero un grupo grande, unas cinco o seis personas, después de dos o tres, y después tareas individuales.
Recuerdo también que en el último día del bootcamp había una “hackatón”, que es una especie de fiesta de programación donde se resuelve un desafío y ahí generalmente se trabaja en grupos y hay un grupo ganador. Recuerdo que se realizó esta hackatón y fueron de distintas empresas. Estaba Entel y así muchas, muchas empresas. A mí me tocó desarrollar un asistente virtual que ayudara en el proceso de contratación de personal para las empresas. Esto viene como a apoyar el área de reclutamiento de las empresas para entrevistar candidatos, organizar los documentos, los correos, los currículum vitae, para seleccionar siempre el mejor candidato. Esa fue la idea, desarrollar un prototipo de este asistente virtual. Fueron 36 horas que duró la hackatón. Fue un evento durísimo, tanto física como psicológicamente, por el cansancio de tener que estar 36 horas sin dormir, sin comodidades. Pero había que sacar este desafío adelante.
Para mi sorpresa, mi equipo fue el equipo ganador en el primer lugar de la hackatón. Yo me enteré de que sacamos el primer lugar cuando me hicieron pasar al escenario y me dieron un diploma y lo leí: “Primer lugar de la hackatón”. Y así me enteré de que ganamos. Fue realmente una sorpresa, porque como yo no podía escuchar nada... y me hicieron subir al escenario junto a mi equipo.
Durante esta hackatón, como dije, fueron de muchas empresas y nos entrevistaron. A todas nos entrevistaron alrededor de tres o cuatro empresas. Y ahí me entrevistaron de Entel. Yo salí con muy buena sensación de esa entrevista y pensé que tenía hartas posibilidades de quedarme, pero no me llamaron. Pero sí me llamaron de otra empresa. A las tres semanas ya estaba trabajando en una de las empresas de consultorías más importantes y estaba recién operada de mi implante coclear. De hecho, fui al hackatón y a la siguiente semana me operaron. A las tres semanas ya estaba trabajando y sin escuchar nada, porque el implante no estaba encendido. Ese fue mi primer trabajo como desarrolladora web. Duré como dos meses, porque después me llamaron de Entel.
Se demoraron harto en llamarme, pero me llamaron gracias a esa hackatón, en diciembre, muy cerca de la Navidad. Me hicieron una oferta mejor que las condiciones que yo tenía en mi trabajo anterior, por eso me cambié y ahora llevo 5 años en Entel.
¿Qué tal ha sido para ti la adaptación en el trabajo con tu equipo?
Buena pregunta, creo que ha sido muy difícil. Creo que nadie está preparado para relacionarse con una persona con discapacidad, porque es la realidad de nuestro país. Las personas con discapacidad, la mayoría no tienen trabajo, creo que nadie está preparado para llegar de la noche a la mañana y formar un equipo. Entonces, ha sido un proceso lento de adaptación, muy lento. Recuerdo que yo entré a trabajar en la empresa de consultoría y recién estaba operada hace muy poco, incluso todavía tenía corchetes detrás del oído, porque la herida todavía no cicatrizaba en un 100%.
Yo ya estaba trabajando, pero sin escuchar nada y al poco tiempo ya me sacaron los corchetes, encendieron mi implante coclear, pero yo no escuchaba bien. Sentía pequeños susurros, entonces no me podía comunicar, no podía escuchar. A pesar de que tenía mi implante, todavía usaba mi celular, incluso en la oficina, para que me transcribiera la voz a texto. La verdad, con el acceso a mi celular estuve como dos meses así y realmente no logré encajar bien en el equipo, porque siempre era un equipo muy ocupado. En el tiempo que estuve ahí, estuve solo estudiando. Me pagaban para estudiar, como que nunca llegué a meter las manos en la masa, sino que solo estudiaba, sin mandarme ninguna embarrada.
Pero después me cambié a Entel y ahí sí que fue distinto porque me permitieron llegar a aportar al equipo. Pero también fue muy difícil al comienzo, porque yo era la única persona con discapacidad en la empresa, o sea, en el área donde me tocó. Era la única persona con discapacidad auditiva. Entonces, el relacionarme con mi equipo fue al principio muy difícil, porque yo trataba de escuchar siempre, pero no podía porque yo estaba operada hace muy poco y estaba en rehabilitación auditiva todavía.
A pesar de que hablaban lento y me tenían harta paciencia, me costaba. Recuerdo que todos los días pensaba: “Me van a despedir, mañana me van a despedir, ahora sí que me van a despedir”. Tenía ese pensamiento muy frecuente porque era una lucha muy grande. No podía comunicarme bien, o sea yo no entendía bien a mis compañeros, me confundía con mis tareas. Entonces, ahí yo iba donde una compañera y le pedía que me explicara, por ejemplo, qué dijo el líder, qué dijeron en la reunión, qué dijeron ellas, siempre tenía que preguntarle a alguien que me explicara de forma más individual.
Estuve así harto tiempo, porque la rehabilitación auditiva es lenta, no es de una semana a otra, son meses. Gracias a Dios no me despidieron. Yo pensé que me iban a despedir, la verdad, pero seguí ahí. Fue todo muy lento y me comprendieron también en la empresa, me empezaron a dar primero tareas más fáciles, de a poquitito, nada complejo, de poco se ha ido aumentando la complejidad.
Ahora yo ya considero que estoy mucho más adaptada al ambiente de trabajo, al equipo. También compré el dispositivo que te conté al principio, que es un micrófono que tiene forma de lápiz y se cuelga en el cuello. Entonces, una persona, por ejemplo, un profesor, puede estar dictando una clase y yo estoy sentada como a diez metros atrás y el sonido de su voz me llega directo al implante. Gracias a Entel también, porque me apoyaron con el 50% del valor del dispositivo porque cuesta como dos millones, súper caro, yo pedí si me podían ayudar a financiar este implemento para las reuniones, para poder comunicarme, para poder entender bien, y me apoyaron. Entonces, para reuniones presenciales utilizo el micrófono.
Ahora estoy en modo híbrido, porque antes de la pandemia era 100% presencial. Entonces, yo necesitaba realmente esta ayuda técnica. Ahora, como estamos con modo híbrido, utilizo Teams, que proporciona los subtítulos. Más o menos esa ha sido mi experiencia. Creo que ya estoy mucho más adaptada; la tecnología es fundamental. O sea, tener subtítulos para estas reuniones es un mundo de diferencia, porque aún me cuesta mucho escuchar. Sigo siendo una persona sorda que usa un implante coclear, pero el sonido no es tan bueno por ahora.
Es cierto, el implante coclear requiere de dedicación, con el tiempo vas escuchando cada vez mejor. Oye, súper interesante lo que dijiste que todos los días pensabas que te iban a despedir. Creo que nos pasa a todas las personas con discapacidad, incluso a mí me pasa que a veces me invade el síndrome del impostor, te entiendo perfecto. ¿Cómo fue que empezaste a tener más confianza para empezar a olvidar eso que creías, que te iban a despedir?
Lo que pasa es que yo estudié programación con JavaScript y front end, en el trabajo se utilizaba otra tecnología, Python y Django. Entonces, llegué a este equipo y yo no tenía idea cómo funcionaban Phython y Django, tuve que aprender de cero. El hecho de no conocer el lenguaje de programación, el hecho de estar en rehabilitación auditiva, no entender las instrucciones cuando te dicen “hay que hacer esta tarea” y que yo quedara así: “Ay, pucha, no entendí lo que hay que hacer”... eso fue lo que me llevó a pensar: “Me van a despedir, ahora sí que me van a despedir”. Todos los días pensaba lo mismo. Entonces, cómo logré salir de eso, fue aprendiendo.
Al pasar el tiempo, iba avanzando en mi terapia auditiva, me iban dando cada vez más sonido, de a poquitito me iban dando más y más volumen al implante. También yo iba aprendiendo todos los días un poquito. Y así, yo diría que me demoré más o menos un año en que se me pasara este miedo de que me iban a despedir.
Entel tiene hartos beneficios, pero creo que el beneficio más importante es la calidad humana del equipo. Más que apoyo económico, más que cosas materiales, fue el haber estado en un equipo que fue súper bueno en la parte humana. Porque a lo mejor cualquier persona, como corto de paciencia, me hubiera dicho: “¿Sabes?, hasta aquí no más llegamos porque hay que sacar este proyecto adelante y tú no sabes programar, o sea, no sabes el lenguaje de programación”.
Cualquier persona, si no sé, me habría despedido, pero me tuvieron paciencia. Fue el equipo, en realidad. Fue el equipo que me tuvo paciencia. Logré aprender la tecnología que estaban usando y también pude avanzar en la terapia auditiva. Yo no tenía confianza en mí cuando recién llegué porque no tenía los conocimientos. Tenía algo de audición, pero no lograba comunicarme, o sea, entender bien cuando me hablaban.
Me gustaba mucho, muchísimo; ahora ya tengo mucho más conocimiento, tengo más experiencia y el equipo también ya me conoce, saben cómo hablarme. O sea, no hay que, por ejemplo, taparse la boca con las mascarillas y cosas así, si no, yo no entiendo nada. Hay que verme de frente. Entonces, estoy mucho más adaptada al equipo y el equipo a mí también.
¿Y cuáles fueron las claves para que te pudieras adaptar bien en el trabajo y ganar confianza en ti misma?
Como lo mencioné, yo creo que por una parte es la calidad humana del equipo, es la paciencia y, por otra, también es la perseverancia, porque yo pude haber renunciado. Sentí tanta presión en un minuto, que se me pasó por la cabeza renunciar, porque eran hartas cosas además de la terapia, aprender el lenguaje de programación, comunicarse con el equipo.
Pero tuve perseverancia porque yo dije: “Puedo aprender, a lo mejor hoy día no sé, pero en el futuro yo puedo manejar esto, no me la va a ganar. Yo puedo, yo puedo”. Entonces, fue eso. Por un lado, tener un buen equipo, un buen líder, con paciencia, con calidad humana. Y por el otro lado, es la perseverancia, estudiar, estudiar hasta entenderlo. Y esas son las claves.
Está súper bueno, ahora vamos a ir con dos últimas preguntas. ¿Qué crees tú que debe mejorar respecto a la inclusión laboral?
Recuerdo el primer día de trabajo, cuando llegué a Entel, me dijeron: “Mira, métete aquí en este sitio y ahí está el código”. Entonces, no tuve como a nadie como que me mostrara cómo funciona, por decirlo de alguna forma, no tuve nadie que me guiara. Era prácticamente mi primer trabajo, porque estuve dos meses en la empresa de consultoría.
Creo que las claves son no solo para las personas con discapacidad, sino para todas las personas. Cuando uno llega a un lugar de trabajo, tener algún tipo de inducción, algún tipo de introducción al equipo. Creo que eso yo no lo tuve el primer día, sino que fue un trabajo lento, de a poquito. Me hubiese ayudado mucho tener esa inducción desde un inicio, porque en realidad esto se fue dando de a poco, ir conociendo cómo se maneja todo el trabajo.
Entonces, creo que la clave de la inclusión laboral es tener un buen liderazgo. Yo creo que la discapacidad hay que vivirla. O sea, una persona que no tiene discapacidad a lo mejor no se va a interesar en conocer la cultura sorda o no se va a interesar en conocer cómo vive una persona con discapacidad porque no tiene discapacidad. Yo creo que el punto 1 sería cómo conocer, por ejemplo, las necesidades que tiene una persona con discapacidad. Si llega una persona sorda, cómo hay que hablarle, cómo hay que relacionarse... Porque, por ejemplo, hay gente que habla muy, muy rápido y eso es súper complejo. Súper complejo para mí sobre todo, a mí hay que hablarme lento, si no, no entiendo.
Saber qué necesidades tiene esta persona con discapacidad para que pueda ser incluida. Tampoco hay que victimizarse, porque somos capaces de hacer las mismas tareas, solo necesitamos a veces pequeñas ayudas, pequeñas cosas que cambien para que nosotros podamos desenvolvernos de la forma óptima. Entonces, conocer a esta persona con discapacidad, ¿qué necesita para trabajar, cómo le hablo, qué ayudas técnicas necesita? Y paciencia también, calidad humana del equipo, mucha paciencia. Porque nos equivocamos, somos personas. Tenemos discapacidad, pero podemos hacer las mismas cosas; con ayuda a veces, pero podemos hacer el mismo trabajo.
Está súper bueno, ahora me gustaría que me cuentes más de ti. ¿Qué te gusta hacer?
Cuando comencé a perder la audición descubrí que me gustaba mucho correr, porque yo sabía que me iba a costar encontrar trabajo. Entonces, yo dije en mi mente: “No me quiero quedar todo el día encerrada en la casa”, así que empecé a salir a correr. Recuerdo que me costaba muchísimo, y a los cinco minutos o menos ya estaba agotada, estaba sin aire, así como que ya me moría. Pero sí, con mucha perseverancia, empecé a salir a correr, descubrí que me apasionaba mucho y me llenaba de mucha alegría poder correr. Mi mamá vive en la playa, en Cartagena, y yo salía a correr por la orilla del mar. Correr por la arena es súper complicado. Al principio corría por la calle y después empecé a correr por la arena porque es mucho más pesado. Mi papá vive en La Florida, Santiago, y por aquí también salía a correr. Al principio corría muy poco, pero después horas y horas corriendo.
Me propuse una meta de correr un maratón de 42 kilómetros. Me inscribí al maratón de Viña del Mar, y empecé a entrenar todos los días, muy metódica, pero me lesioné un mes antes de la carrera y no pude correr el maratón. Después me sané y seguí entrenando para correr otro maratón, pero me volvió a pasar lo mismo. Me volví a lesionar como un mes antes de la carrera. Nunca he logrado correr un maratón, pero sí tengo carreras de 21 kilómetros, 15, 10, 5, tengo muchas y tengo varias medallas también, porque eso me llenaba mucho. Como no tenía trabajo, me daba mucha alegría poder superarme.
Por ejemplo, partir, no sé, corriendo como 10 kilómetros en 50 minutos y después bajarlo a 48, eso ya me llenaba de alegría. Y así ir bajando los tiempos cada vez más, también ir resistiendo más distancias. Mi primera carrera fueron 7 kilómetros, después 10, después 15, después 21 y así ir superándome a mí misma es una satisfacción personal muy grande y el deporte también me llena de alegría. Entonces, eso me gustaba hacer, pero ahora lamentablemente estoy súper sedentaria, porque por la pandemia no se podía salir.
Después entré a estudiar en la noche. Estudié Ingeniería en Informática en la noche y no tenía tiempo. Andaba súper cansada, entonces el poco tiempo que tenía era para dormir, descansar. En enero presenté el examen de título, oficialmente soy ingeniera en informática. Quiero volver a salir a correr, pero siempre estoy cansada. Tengo que darme el ánimo, porque eso es lo que me gusta. Me gustaría mucho recuperar esa alegría de correr, esas sensaciones, el deporte.
También me gustan mucho los animales, tengo una gatita que se llama Vicky; me gustan mucho, mucho los animales. Mi abuela tiene perritas, también las quiero mucho. Así que yo me considero cat lover. Me gusta mucho leer también; cuando estuve cesante, tuve mucho tiempo para leer, solía leer muchas novelas en inglés. Me gusta mucho la literatura inglesa clásica, me gusta mucho Henry James, también me gustan mucho las novelas de Jane Austen, “Orgullo y prejuicio”. Ahora estoy mala para leer, como terminé de estudiar en la universidad y quedé súper estresada, entonces dije que me voy a tomar un semestre sin hacer nada, solo para descansar.
Ahora ya estoy retomando un poco los estudios, me inscribí a unos cursos de Corfo para aprender sobre análisis de datos. Quiero seguir estudiando también, porque así es la tecnología, uno no se puede quedar estancado, hay que siempre estar aprendiendo. Entonces, también eso es como otra afición que hago en mis tiempos libres, aprender, leer y quiero salir a correr. También soy cristiana, dedico tiempo a ir a la iglesia y es algo súper importante, fundamental en mi vida; Dios es mi familia, practicar la fe también y vivir esta fe en Cristo.
¿Sientes que tienes alguna ventaja con la discapacidad auditiva?
Hay veces en que me siento como que tuviera ventaja, porque puedo desconectar mi implante y no escucho nada. Por ejemplo, en el metro de repente suben músicos ambulantes que es súper fuerte, en realidad a mí me gusta disfrutar un poco de la música, pero es tan fuerte el bullicio que me desconecto. O en la noche, cualquier bulla yo no la siento y entonces puedo dormir sin ningún problema.