Sócrates en 90 minutos - Paul Strathern - E-Book

Sócrates en 90 minutos E-Book

Paul Strathern

0,0

Beschreibung

Con Sócrates se inicia la gran época de la filosofía, transcurrido apenas un siglo desde sus comienzos. Sócrates dedicaba tanto tiempo a pasear por las calles de Atenas hablando de filosofía, que nunca llegó a escribir nada. Su método basado en preguntas provocadoras -lo que se llamó dialéctica- fue precursor de la lógica. Lo utilizaba para desenmascarar las tonterías de sus adversarios y llegar a la verdad. Pensó que era mejor cuestionarnos a nosotros mismos que al mundo. Sócrates situó la filosofía sobre las bases sólidas de la razón; pensaba que el mundo no era accesible a nuestros sentidos, solo al pensamiento. Finalmente, acusado de impiedad y de corromper a la juventud, fue juzgado y sentenciado a muerte y dio fin a su vida bebiendo la cicuta. En Sócrates en 90 minutos, Paul Strathern presenta un recuento conciso y experto de la vida e ideas de Sócrates, y explica su influencia en la lucha del hombre por comprender su existencia en el mundo. El libro incluye una selección de opiniones de Sócrates, una breve lista de lecturas sugeridas para aquellos que deseen profundizar en su pensamiento y cronologías que sitúan a Sócrates en su época y en un panorama más amplio de la filosofía.

Sie lesen das E-Book in den Legimi-Apps auf:

Android
iOS
von Legimi
zertifizierten E-Readern
Kindle™-E-Readern
(für ausgewählte Pakete)

Seitenzahl: 61

Das E-Book (TTS) können Sie hören im Abo „Legimi Premium” in Legimi-Apps auf:

Android
iOS
Bewertungen
0,0
0
0
0
0
0
Mehr Informationen
Mehr Informationen
Legimi prüft nicht, ob Rezensionen von Nutzern stammen, die den betreffenden Titel tatsächlich gekauft oder gelesen/gehört haben. Wir entfernen aber gefälschte Rezensionen.



Siglo XXI

Paul Strathern

Sócrates

en 90 minutos

Traducción: José A. Padilla Villate

Diseño de portada

RAG

Reservados todos los derechos. De acuerdo a lo dispuesto en el art. 270 del Código Penal, podrán ser castigados con penas de multa y privación de libertad quienes sin la preceptiva autorización reproduzcan, plagien, distribuyan o comuniquen públicamente, en todo o en parte, una obra literaria, artística o científica, fijada en cualquier tipo de soporte.

Nota a la edición digital:

Es posible que, por la propia naturaleza de la red, algunos de los vínculos a páginas web contenidos en el libro ya no sean accesibles en el momento de su consulta. No obstante, se mantienen las referencias por fidelidad a la edición original.

Título original

Socrates in 90 minutes

© Paul Strathern, 1997

© Siglo XXI de España Editores, S. A., 1999, 2014

para lengua española

Sector Foresta, 1

28760 Tres Cantos

Madrid - España

Tel.: 918 061 996

Fax: 918 044 028

www.sigloxxieditores.com

ISBN: 978-84-323-1685-2

Introducción

En el comienzo fue el mundo, aunque, en realidad, no sabíamos mucho de cómo era. A pesar de ello, sobrevivimos. El primer filósofo fue aquel hombre desconcertado del neolítico que se hizo preguntas. ¿Qué era lo que estaba pasando? ¿Qué diablos era todo esto?

Las respuestas que dimos no fueron, durante innumerables milenios, filosofía. Consistían en superstición, cuentos de hadas y religión. Los primeros en dar respuestas filosóficas –esto es, los primeros en usar la razón y la observación, libres de galimatías metafísico– fueron los antiguos griegos, en el siglo vi a.C. Sigue siendo un misterio por qué este importante salto en la evolución humana hubiera de tener ­lugar precisamente en aquel tiempo y en las insignificantes costas del Egeo. Los chinos, los babilonios y los antiguos egipcios estaban más adelantados en esa época, tenían una tecnología práctica superior y sabían mucho más acerca de las matemáticas. Las complejidades de la fabricación de la seda, la construcción de pirámides y la habilidad de predecir eclipses estaban mucho más allá de la capacidad de los griegos, y comparada con la sofisticación teológica de la religión de los chinos, babilonios y antiguos egipcios, resulta ridícula la colección de primitivos mitos de los antiguos griegos sobre la conducta de los dioses en el Olimpo. Era una religión retrasada que se había quedado en la etapa infantil del desarrollo (solo cuando la religión madura requiere sacrificios humanos).

Pero justamente en esta situación infantil puede residir la clave del misterio, al menos en parte; sin ella podría no haber ocurrido nunca el milagroso florecimiento de la cultura griega antigua, todavía reconocida como fundamento de la cultura occidental. La religión trivial de los griegos no dejaba lugar a la especulación teológica o espiritual. Antes de los griegos, la investigación intelectual había girado siempre alrededor de la religión, permitiendo así que metafísica y superstición se infiltraran en el proceso de razonamiento y observación. La astronomía babilonia estaba plagada de recetas astrológicas y la matemática egipcia impregnada de superstición religiosa. Los antiguos griegos estaban libres de tales lastres cuando comenzaron a hacerse preguntas intelectuales. Sus pensamientos se desplegaban en libertad por el mundo real.

Tal vez se deba a esta libertad el que el desarrollo de la cultura girega antigua transcurriera a una velocidad milagrosa. Por ejemplo, la tragedia griega pasó de un ritual religioso ampuloso y primitivo al drama sofisticado (el mismo, formalmente, hoy) en el curso de una sola generación. De modo similar, la filosofía comenzó a mediados del siglo vi a.C., pero ya a finales del siglo siguiente había dado a Platón, a quien muchos consideran su máximo exponente. Los progresos de la antigua Grecia durante el siglo v a.C. permanecen sin rival hasta el día de hoy; solo el siglo veinte la supera en cambio cuantitativo.

Se tiene generalmente a Tales de Mileto, un griego del Asia Menor, por el primer filósofo en el tiempo. Sabemos que practicaba su oficio en el 585 a.C. porque se hizo famoso al predecir un eclipse de sol que tuvo lugar aquel año. (Con casi toda seguridad, copió este conocimiento de fuentes babilonias.) Se dice que Tales fue el primer filósofo auténtico porque fue el primero en intentar explicar el mundo en términos de la naturaleza observable y no en la mitología; lo cual significa que sus conclusiones quedaban sujetas a una argumentación racional sobre si estaban en lo cierto o equivocadas. La tesis principal de Tales es que todo, en última instancia, consiste en agua. De este modo inició la tendencia posterior de la filosofía a equivocarse.

La filosofía floreció rápidamente después de Tales. Aparecieron nuevos filósofos con una serie de explicaciones diferentes del mundo. No consistía en agua, sino en fuego; después en aire o en trozos de luz, y así sucesivamente. Se les llama presocráticos a los filósofos de este periodo (mediados del siglo vi a mediados del siglo v a.C.). Solo nos han quedado fragmentos de su filosofía, tanto escritos directamente como en referencias de otras fuentes. No obstante, muchos de sus nombres nos son todavía familiares. Pitágoras, famoso por el teorema que descubrieron en realidad otros, comprendió el papel que desempeñan los números en la música –la armonía se basa en razones numéricas–, lo que le condujo a creer que el mundo está hecho, en última instancia, de números. Esta teoría no es tan loca como pudiera parecer a primera vista; Einstein, por ejemplo, ciertamente creyó que el mundo puede ser explicado en términos matemáticos. Si bien los científicos modernos no creen, tal vez, que el mundo está hecho de números, estos sí desempeñan un papel central en su descripción y definición, desde los quarks a los quásares. Otro filósofo presocrático que se anticipó a la ciencia moderna fue Demócrito, que pensó que el mundo está compuesto de átomos, una idea que tardaría más de 2.000 años en ser mantenida por los científicos.

Anaxágoras fue el primer filósofo ateniense, si bien, casi con total certeza, fue una importación enviada desde Jonia, en el Asia Menor, y hecha por Pericles a fin de elevar el tono de la educación ateniense. Anaxágoras era más bien un filósofo menor; invirtió la tendencia de la explicación del mundo en términos de una sola substancia; aducía que consistía en un número infinito de substancias, de modo que cada cosa contenía en sí algo de todas las demás, y así se vio obligado a sostener que, de resultas de esta mescolanza, las plantas poseían mente, que la nieve era en parte negra y que el agua contenía elementos de sequedad. Anaxágoras es importante, a pesar de estas extravagancias disfrazadas de ideas, pues fue el introductor de la filosofía en Atenas y el que se la presentó a Sócrates. Anaxágoras fue maestro de Sócrates.

Según algunas fuentes, Anaxágoras fue también maestro de Pericles, la fuerza política impulsora de la Edad de Oro de Atenas (desde la mitad del 440 a.C. hasta finales del 430 a.C.). Este periodo vio la construcción del Partenón, la gran época de la tragedia griega, las esculturas de Fidias (cuyo Zeus era una de las Siete Maravillas del mundo antiguo), y el surgimiento de la filosofía clásica con Sócrates. No se sabe si Anaxágoras tuvo alguna (o ninguna) influencia sobre Pericles. Sí se sabe que Anaxágoras sostenía que el sol era una inmensa roca ardiente y que la luna estaba hecha de tierra; por expresar estas ideas (irónicamente, las únicas suyas cer­canas a la verdad) fue acusado de impiedad y obligado a huir de Atenas. Este es el primer caso en que la filosofía fue tomada en serio. Era peligrosa.