Teoría de los colores: las láminas comentadas - Johann Wolfgang von Goethe - E-Book

Teoría de los colores: las láminas comentadas E-Book

Johann Wolfgang von Goethe

0,0

Beschreibung

Goethe llegó al color desde el arte. Su inquietud por los efectos cromáticos como recurso artístico lo llevó a indagar incansablemente en el enigma del color y culminó en la elaboración de uno de los tratados científicos más importantes de la teoría del color que rebatía los postulados previos del mismísimo Newton. Este libro recoge las láminas con las que ilustró su teoría y las explicaciones que las acompañaron. Complejo y apasionante a la vez, el texto deja entrever las tensiones latentes entre sujeto y objeto, realidad y representación, arte y ciencia, y las innumerables dicotomías que estimularon el pensamiento y la obra del autor alemán a lo largo de toda su vida. El libro se cierra con un epílogo de Jürgen Teller que detalla los viajes y episodios vitales que explican el tránsito de Goethe de lo poético a lo científico en su teoría de los colores.

Sie lesen das E-Book in den Legimi-Apps auf:

Android
iOS
von Legimi
zertifizierten E-Readern

Seitenzahl: 81

Das E-Book (TTS) können Sie hören im Abo „Legimi Premium” in Legimi-Apps auf:

Android
iOS
Bewertungen
0,0
0
0
0
0
0
Mehr Informationen
Mehr Informationen
Legimi prüft nicht, ob Rezensionen von Nutzern stammen, die den betreffenden Titel tatsächlich gekauft oder gelesen/gehört haben. Wir entfernen aber gefälschte Rezensionen.



 

 

 

 

 

Editorial Gustavo Gili, SL

Via Laietana 47, 2º, 08003 Barcelona, España. Tel. (+34) 93 322 81 61

Valle de Bravo 21, 53050 Naucalpan, México. Tel. (+52) 55 55 60 60 11

Teoría de los colores:las láminas comentadas

JOHANN WOLFGANG VON GOETHE

Epílogo de Jürgen Teller

Traducción de Isabel Hernández

 

Título original: Die Tafeln zur Farbenlehre und deren Erklärungen, publicado por Insel Verlag, Fráncfort/Leipzig, en 1994.

Diseño de la cubierta: Toni Cabré/Editorial Gustavo Gili, SL

Cualquier forma de reproducción, distribución, comunicación pública o transformación de esta obra solo puede ser realizada con la autorización de sus titulares, salvo excepción prevista por la ley. Diríjase a CEDRO (Centro Español de Derechos Reprográficos, www.cedro.org) si necesita fotocopiar o escanear algún fragmento de esta obra.

La Editorial no se pronuncia ni expresa ni implícitamente respecto a la exactitud de la información contenida en este libro, razón por la cual no puede asumir ningún tipo de responsabilidad en caso de error u omisión.

© Insel Verlag, Fráncfort, 1994. Todos los derechos reservados

y regulados por Insel Verlag, Berlín.

© de la traducción: Isabel Hernández

y para esta edición

© Editorial Gustavo Gili, SL, Barcelona, 2019

ISBN: 978-84-252-3259-6 (epub)

Producción del ebook: booqlab.com

www.ggili.com

Índice

Sobre esta edición

Teoría de los colores: las láminas comentadas

Epílogo de Jürgen Teller

Sobre esta edición

Aunque estas láminas acompañen a la obra solo de forma parcial y puedan, en ese sentido, considerarse como fragmentarias, conforman entre sí cierto conjunto con referencias propias que merece la pena poner de relieve. No menos cómodo e instructivo resulta encontrar un breve comentario para cada lámina, en el que se explique su significado. Con ello se facilita su uso, de manera que resulten más adecuados los pasajes en los que se insertan, y toda la exposición sea más comprensible y coherente. Las reproducciones mantienen su orden, señalando por un lado lo que nos parece logrado, y por otro, también, lo que cabría desear.

El texto de esta edición se ha tomado de: Goethe, Johann Wolfgang, Sämtliche Werke. Vol. 23/1: Zur Farbenlehre (editado por Manfred Wenzel), Deutscher Klassiker Verlag, Fráncfort, 1991. Con las letras “E.” y “P.” (así como con el número del párrafo correspondiente), Goethe alude al “Esbozo de una teoría de los colores” y a la “Parte polémica” de su obra principal.

Las ilustraciones muestran las láminas originales, tal como Goethe las incluyó en la edición de 1810. Las láminas de la 1 a la 6, así como la 16 y la 17, forman parte de las explicaciones de la “Parte didáctica”; de la 7 a la 14 (en parte también la 5 y la 6) de la “Parte polémica” y la 15 de la “Parte histórica”.

La preparación y el dibujo de las láminas fueron completados por el propio Goethe. Los grabados los realizó Christian Müller, profesor de la Escuela de Dibujo de Weimar, y el color se lo encargó Goethe al arquitecto weimarés Karl Friedrich Christian Steiner.

Primera lámina

Primera lámina

Figura primera. El esquema más simple, pero absolutamente suficiente para explicar la esencia básica del color. Amarillo, azul y rojo aparecen frente a frente en un trío, igual que los colores intermedios, mezclados o derivados de ellos. Este esquema tiene la ventaja de que todos los diámetros del círculo trazado reproducen sin más el color requerido fisiológicamente. Si el amante del color quiere continuar e ir trazando con cuidado y constancia los matices de un círculo así, podrá captarse mejor con los sentidos aquello que aquí se ha dejado expresado tan solo como concepto, como idea. Las siguientes figuras están dedicadas en su mayoría a manifestaciones fisiológicas que explicaremos según el orden de nuestro esquema y no de los números en él reflejados.

Figura décima. Representa cómo la imagen, cegadora y decreciente, transforma poco a poco los colores cuando el ojo se dirige a un fondo oscuro o claro y disminuye de igual modo en el fondo diametralmente opuesto.

Figura sexta. Disposición y fenómeno, tal como se observa en las sombras azules y amarillas del amanecer y el atardecer (F. 70).1

Figura quinta. En la disposición que se había pensado en primer lugar, el cuerpo que proyectaba sombra estaba situado en el centro. Aquí se han dispuesto dos cuerpos a ambos lados. Hay que considerar este dibujo como el término medio de una disposición fácil de estructurar.

Figura novena. Fenómeno relativo a F. 80.2 Una línea negra sobre una superficie blanca sujeta contra un recipiente lleno de agua azul, cuyo fondo sea de espejo, produce una imagen doble que, igual que aquí, es azul en la superficie inferior y rojo amarillento en la superior. Allí donde ambas imágenes se encuentran se ve lo blanco y lo negro de la imagen reflejada.

Figura tercera. Expresa aproximadamente el efecto de la manifestación descrita en F. 88.3

Figura cuarta. Permite imaginarse unos bordes subjetivos, a pesar de que dibujarlos e iluminarlos requeriría mayor cuidado.

Figura segunda. Un esquema de colores doble, inserto el uno en el otro. El exterior, como primera figura básica con la totalidad de los colores; el interior muestra cómo, en nuestra opinión, ven los colores aquellas personas afectadas de acianoblepsia.* En este esquema no hay nada azul. El amarillo, el rojo amarillento y el rojo puro lo ven como nosotros; el violeta y el azul como rojo rosado, y el verde como rojo amarillento.

Figura octava. Esta está destinada a expresar de otra forma la relación imaginada, en tanto que se han puesto pequeños cristales de un color primario unos al lado de otros y luego se han mezclado con ellos otros cristales que a los acianoblépsicos les parecen totalmente del color de los primeros. Les pido a los amigos de la naturaleza que, de encontrarse con personas así, se procuren, siguiendo estas indicaciones, unos papeles de colores más grandes y hagan con ellos su examen del sujeto. Como muchos de los examinados de este modo coincidirán en sus apreciaciones, resultaría interesante en cualquier caso averiguar si, aun con todo, esa desviación tan normal de la naturaleza es, a su modo, regular.

Figura undécima. Un paisaje sin azul, más o menos como lo ve, en nuestra convicción, el acianoblépsico.

Figura séptima. Una llama cuya parte superior, cuando tiene tras de sí un fondo negro, se ve como un cuerpo amarillo y rojo amarillento, su parte inferior aparece vaporosa, azul, incluso de un hermoso violeta. Esta prueba debe hacerse principalmente prendiendo alcohol etílico.

Segunda lámina

Está dedicada al fenómeno del color tal como se muestra con ocasión de la refracción.* Como las casillas no están numeradas, las denominamos según su posición.

Casilla superior. A: un círculo claro sobre fondo negro completamente falto de color, visto sin más con los ojos. B: lo mismo observado a través de un vidrio de aumento. Al ensancharse parece que lo blanco se mueve hacia lo negro, y aparece el borde azul y rojo azulado. C: el círculo A observado a través de un cristal reductor. Al contraerse, el fondo oscuro se mueve aparentemente hacia el claro, con lo que aparecen los bordes amarillo y rojo amarillento. Estos son los elementos puros de todas las manifestaciones prismáticas, y quien los comprende sabrá cómo orientarse en lo que respecta a todo lo demás. En D está supuesto en exceso, como si el círculo blanco que se amplía con un cristal de aumento contuviera un pequeño cristal negro que también se amplía a la vez; con lo cual, igual que en C, solo por el camino contrario, lo negro se mueve aparentemente sobre lo blanco y con ello aparece el borde amarillo y rojo amarillento. Al iluminarlo se ha dejado a un lado el rojo, que ha de pensarse siempre junto con el negro.

Los prismas no son más que partes de lentes y, por razones fácilmente comprensibles, producen el mismo fenómeno solo que de manera más eminente. Las cuatro casillas siguientes están dedicadas a fenómenos prismáticos.

El primero, a la izquierda del observador. Un círculo incoloro a, ya sea de manera objetiva o subjetiva, se mueve hacia b c d. El borde claro, que precede al negro, se verá azul y rojo azulado; el oscuro, el margen que sigue a la imagen clara, amarillo y rojo amarillento, exactamente según las leyes que ya conocemos de B y C referidas en la casilla superior.

El segundo, a la derecha del observador. Un cuadrado a se empuja, de forma objetiva o subjetiva, hacia b c d. En el primero y último casos solo hay dos lados coloreados porque los otros dos se desplazan de tal forma que los bordes no se mueven uno sobre otro. En el tercer caso c, en el que el movimiento tiene lugar en diagonal, los cuatro lados están coloreados.

La tercera casilla, a la izquierda del observador. Aquí hay que imaginarse que un círculo incoloro e, definido aquí por un prisma a b, se desplaza hacia f, y a través de otro prisma d c hacia h; de este modo, cuando se toma cada prisma concreto, el fenómeno resultará según lo indicado en la lámina. Si se superponen ambos prismas, la imagen se desplazará en diagonal hacia g y se coloreará según la consabida ley. Solo que en la lámina hay un error: que la imagen g que ahí resulta no está lo suficientemente alejada ni lo suficientemente coloreada en toda su extensión, cosa que uno puede imaginarse o corregir sin más en una hoja aparte. Es el ensayo con el espectro que se inclinaba y que urgía tanto a Newton.4

La cuarta casilla, a la derecha del observador. Aquí se representan las tonalidades subjetivas de franjas blancas sobre fondo negro y negras sobre fondo blanco. En la primera fila se ven las franjas negras y blancas aún con algo de color. En la segunda fila, los bordes de color se entremezclan, en la tercera se superponen, y en la cuarta los colores interiores o exteriores quedan completamente cubiertos.

Segunda lámina

A quien conozca bien esta segunda lámina no le resultará difícil desarrollar todos estos experimentos subjetivos.

Lámina IIa

Lámina añadida, denominada IIa