Cristy. Nació un veintiocho de mayo de mil novecientos cincuenta y seis, en la ciudad de Temuco, en un hogar a punto de destruirse, donde la continua violencia intrafamiliar sucedía a menudo. Descubrió que no era normal pernoctar en casa de vecinos, que, a sus nueve años, no quería volver a casa de su padre cuando su madre se iba con ellos. Entonces, recordaba que lloraba por la calle, no queriendo aceptar que debía volver. Situaciones como esa, y otras tantas, marcaron su vida. Mirar al pasado es como no haber vivido todo aquello, como un sueño mal soñado, pero sucedió. No todo fue malo. Durante el período transcurrido entre los años 70 y 75, tiene inmemorables recuerdos de su querido Liceo. Sus profesoras y compañeras quienes hicieron más llevaderos sus días, dejando huellas imborrables. ¡Cómo le cambió la vida desde entonces! Al escribir sus memorias, da a conocer los cambios que existen entre el ayer y el hoy. Visibiliza que la pobreza siempre ha existido, que basta con esforzarse para salir adelante y que la tecnología de hoy está al alcance de todas las personas. Da a entender que la vida no es fácil, que sin la ayuda de Dios Todopoderoso la fe y la confianza, no podría haber salido adelante, que tener una familia era muy importante en su vida. Deja esta memoria en manos de las personas que más ama, su familia.