Day Leclaire
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  • Day Leclaire 
  • Gesellschafts- und Liebesromane 
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Day vive en la isla de Hatteras en Carolina del Norte. A pesar de las constantes tormentas y los frecuentes apagones de luz, considera que el clima es maravilloso, la pesca extraordinaria, y que la increíble vista al mar compensa con creces cualquier inconveniente. El interés de Day por escribir empezó a una edad temprana. "Éramos cuatro hermanos, las tres chicas con edades muy seguidas. Un día de invierno regresamos a casa del colegio porque había habido una ventisca y mamá.… bueno, se tiraba de los pelos porque no sabía cómo mantenernos entretenidos... Nos habíamos pegado por todos los juegos de números, habíamos leído todos los libros de la casa y nos habíamos estado incordiando continuamente. Mi madre, desesperada, me dijo que si no tenía ningún libro para leer, que me pusiera a escribir uno. Así lo hice. Fue un histórico. Una historia de Cenicienta ambientada en el lejano oeste con una madrastra mala y dos hermanastras malas. Cuando lo recuerdo, esas dos hermanastras se parecían increíblemente a mis dos hermanas". Aquellos intentos iniciales, arraigados desde la primaria, continuaron su trayectoria a través de la universidad. "Aunque yo había pensado ser escritora, al final decidí dedicarme a la Antropología. Hasta que fui a una excavación. Esto me hizo recapacitar sobre cómo pasar mi vida sin las necesidades básicas. Por lo que dejó sus estudios. Entonces conoció a Frank, su futuro marido. "Fue un noviazgo impulsivo. Nos casamos cinco meses después de conocernos." Decidieron montar un negocio juntos, pero a Day tratar con clientes le resultaba duro "porque soy introvertida, de las que se esconde en el salón con la nariz metida en un libro. Cuando me quedé embarazada de nuestro hijo Matt, le dije a Frank que me gustaría enfocar mi trabajo desde otra perspectiva . Él me apoyó incondicionalmente. Me preguntó lo que quería hacer y sin pensarlo le dije, 'Escribir. Quiero escribir novelas románticas." Al día siguiente fuimos a Seattle y compramos nuestro primer ordenador. Harlequin me devolvió mis primeros trabajos, pero yo no me rendí y, al final conseguí que me publicaran una novela". Desde entonces, Day no ha dejado de publicar y como ella dice: "tengo mucho por escribir".