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Ingmar Bergman (Upsala, 1918 – Fårö, 2007) es uno de los cineastas más relevantes del siglo XX, considerado por muchos el autor más original del cine moderno europeo por películas como Persona, Fresas salvajes, El séptimo sello, Gritos y susurros, Sonata de otoño o Fanny y Alexander. Merecedor de numerosos galardones (entre los que figuran tres Óscar, el Oso de Oro del Festival Internacional de Berlín, el León de Oro del de Venecia y seis premios en Cannes, además de distinciones como la Medalla del Círculo de Escritores Cinematográficos o el Premio Conmemorativo Irving G. Talberg), cuenta en su haber con más de 60 películas escritas o dirigidas y 170 producciones teatrales que han eclipsado a los más de cien libros o artículos de los que es autor. Los guiones de sus propias películas, pero también obras de teatro, cuentos, cartas, diarios, artículos, ensayos y novelas, forman parte de esta bibliografía (cuya mayor parte se encuentra inédita), que da cuenta de una de las primeras vocaciones de Bergman: la de escritor. No en vano, estudió Literatura e Historia del Arte en la Universidad de Estocolmo y su debut cinematográfico fue como ayudante de dirección y guionista de Tortura (1944), un texto que tendría origen en un relato escolar. Aunque escribió desde bien temprano, no fue hasta finales de los años ochenta, con la publicación de su autobiografía Linterna mágica, cuando vieron la luz varios títulos que constataron cómo su estilo hondo, exhaustivo y personal se trasladaba con idéntica calidad y acierto a la literatura. Fulgencio Pimentel inicia la recuperación de su obra literaria con la publicación de La buena voluntad (Las mejores intenciones en su versión cinematográfica y televisiva), el primer título de su «trilogía familiar» al que seguirán sus ensayos inéditos, con los que disfrutó de sus mayores logros como escritor. Influenciado por Strindberg, Chéjov, Ibsen, Shakespeare o Molière, sus libros alejan cualquier prejuicio por la precisión, agilidad, ironía, humor y agudeza con la que Bergman aborda sus temas más frecuentes: la infancia, el paso del tiempo, la muerte, las relaciones familiares, la comunicación y la ausencia de la misma, los límites de la razón, la angustia religiosa y existencial y, en definitiva, las pasiones humanas. Por fin, la obra literaria de Ingmar Bergman, tan vigente como universales son sus asuntos, tiene el impulso que esperaba y merece con una traducción revisada en consonancia con el tiempo presente, cubiertas ilustradas por Manuel Marsol y la decidida y buena voluntad de devolver y descubrir tanto a los amantes de la literatura como a los admiradores del cineasta sueco una pieza fundamental para comprender la totalidad de su obra.