Mary Shelley fue una autora visionaria del siglo XIX. Escribió Frankenstein antes de los 20 años, desafiando su época con una mente brillante y apasionada. La tragedia la marcó desde una edad temprana: al nacer, perdió a su madre y después enfrentó la muerte de varios hijos, lo que la llevó a experimentar su vida a través del duelo y la reflexión. Su obra nos confronta aún hoy con preguntas profundas sobre la soledad, la responsabilidad y los límites de la creación.