El pensamiento de Michel Tort presenta una curiosa amalgama entre una orientación hacia el diálogo y el debate, muchas veces áspero, con sus connacionales, y una apertura a los aportes provenientes de diversos orígenes geográficos y de distintas disciplinas sociales y humanas. En ese sentido, podemos considerarlo como un psicoanalista que ha aceptado limitar la pretensión de universalidad de muchas premisas y supuestos de su disciplina, para reconocer la historicidad, y por lo tanto, la contingencia, de las observaciones clínicas realizadas en un espacio social y en una época determinada.