Nació en Ciénaga, una pequeña ciudad a orillas del mar Caribe. Creció disfrutando las aguas de la ciénaga Grande, los ríos que nacen en la Sierra Nevada de Santa Marta y, por supuesto, el mar, fuente de inspiración en casi toda su obra. Todos esos recuerdos de infancia y el contacto que tuvo y aún tiene con la naturaleza conforman un baulito de donde salen muchas de las cosas que escribe. Hoy se sigue creyendo una niña grande, y se las ingenia para jugar haciendo creer a los grandes que está laborando. Aunque algunos ya no se comen el cuento que cuando está sola, escribiendo en su espacio preferido, y de pronto suelta una sonora carcajada es porque «está haciendo su trabajo». No, ya están descubriendo que es una forma de jugar que se encontró.