Apuntes de vida - Jorge Daniel Bonanno - E-Book

Apuntes de vida E-Book

Jorge Daniel Bonanno

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Beschreibung

Es imaginable que una persona de formación físico-matemática tamice la realidad a partir de procesos mentales de tipo racional (por llamarlos de alguna manera). Pero cuando ese mismo sujeto, a través de misteriosos meandros cerebrales, se ve impulsado a analizar la vida filtrando por temas de amor, memoria, azar, poesía, mística, sueños o de ficción, nos encontramos con una fuente de sorpresas que convierten su lectura en una aventura. Se percibe en los textos de esta obra de poemas y relatos un recurrente afán de asociar la racionalidad con la condición básica emocional de todos nosotros. Y lo producido es apasionante, además de bello, con toques filosóficos que hacen trastabillar a veces las más profundas convicciones. Jorge Bonanno intenta desentrañar los misterios del tiempo y en cómo este metamorfosea la realidad. El azar, mientras tanto, juega un rol importante en su creación literaria, y la estadística se ve enfrentada muchas veces con los incontrolables giros de las emociones. El futuro y el pasado realizan una actuación permanente en esos relatos. Por momentos, esa idea del "ingeniero poeta" (que persiste en mi visión sobre sus obras) está muy presente cuando la percibo como una búsqueda de un algoritmo mágico cuyos componentes básicos fuesen el amor, la memoria, el azar, la belleza y la sorpresa, insertos en una combinación ponderada y universal que sirviese para hacernos más felices y armónicos. Un método matemático y antropológico que posiblemente jamás existirá, pero que hace muy interesante su búsqueda. Héctor Regueiro

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Seitenzahl: 186

Veröffentlichungsjahr: 2025

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JORGE DANIEL BONANNO

Apuntes de vida

Cuentos, Relatos y Poesías para sentir y pensar

Bonanno, Jorge Daniel Apuntes de vida : cuentos, relatos y poesías para sentir y pensar / Jorge Daniel Bonanno. - 1a ed. - Ciudad Autónoma de Buenos Aires : Autores de Argentina, 2024.

Libro digital, EPUB

Archivo Digital: descarga y online

ISBN 978-987-87-5903-6

1. Relatos. I. Título. CDD A863

EDITORIAL AUTORES DE [email protected]

Tabla de contenido

PRÓLOGO

CUENTOS Y RELATOS

PERDER EL EQUILIBRIO

CUIDAR LAS COLUMNAS

EL VALOR DE UN DÍA

APARIENCIAS

DOBLE VIDA

LA MEMORIA Y EL OLVIDO

LA PORCELANA DE TAZA

MÁGICO SAXO

MISERABLE POBREZA

FLOR… O SEMILLA

DOLOR SABIO

CITA

¿QUÉ ME HABRÁ TRAÍDO HASTA AQUÍ?

¿QUÉ SERÁ DE LA VIDA DEL DESTINO?

NADA DE NADA

MAGIA PURA

NOCHE EN LA MAÑANA

LA LISTA DE MALVINAS

PUNTO DE VISTA

¿CUÁNDO UN PROBLEMA ES UN PROBLEMA?

SIN RECETA

¿QUÉ ES EL AMOR?

TIEMPO DE ESPERA

OBJETOS INANIMADOS

VELOCIDAD LÍMITE

VIDA PROPIA

RECUERDOS DE ISOLDA

TRES COLORES

TARDE EN LA TARDE

ONÍRICO DÉJÀ VU

TOQUE MÁGICO

OTRA VIDA MÁS

UN DIOS APARTE

AMOR ETERNO

AIRE PURO

¿ENTONCES QUIÉN FUE?

CUANDO NADA OCURRE

UNA HISTORIA FANTÁSTICA

POESÍAS

7 ESTROFAS

¡A RODAR LA VIDA!

BIENVENIDO A LA EXISTENCIA

CUANDO LAS MUSAS ME ENAMORAN

DÉJÀ VU

DESPIADADO CARCELERO

EL UNIVERSO SABE

LA VIDA ES HOY

EXISTENCIA

HUMANOS, 2

PRIMER SONETO

ESTRATEGIA

SONETO INCIERTO

TIEMPO DE RELOJ

MIRADAS DEL ALMA

MUJERES GUERRERAS

NO ESPERES NADA DE MÍ

PERFECTOS IMPOSTORES

RÍO SALVAJE

UNA CRUZ A TU MEDIDA

SOLTAR

TIEMPO

PROCURO

SERÁ QUE ESCRIBIMOS

TRANSFORMACIÓN TORMENTOSA

LEJOS DE LOS EXTREMOS

LA HORA DEL LEÓN

GUERRERO DE LOS SUEÑOS

INCONCLUSO

REVANCHA

UN BUEN RECUERDO

CONCLUSIONES

MANIFIESTO

DE REGRESO

VESTIDA DE MÍ

PRÓLOGO

Después de “Pasajero de un tren veloz” en 2005 (poesías) y “Por qué termina el amor (cuando termina)” en 2021 (ensayo), pensé que era una pena no editar una selección de los cuentos y relatos que había escrito en los últimos 20 años, una faceta de mi escritura que había dormido en mi computadora por mucho tiempo, así que, alentado además por gente amiga y muchas de las personas que me leen en redes sociales decidí esta edición.

“APUNTES DE VIDA” fue el nombre de uno mis blogs hace mucho tiempo atrás, era un espacio de difusión e intercambio con lectores, debatiendo distintos puntos de vista acerca de cada tema abordado, generalmente poesías, pero que originalmente fue pensado para un libro en forma de ensayo que tratara múltiples facetas de la vida desarrollando mi visión en cada uno de ellos. Como ese proyecto luego quedó eclipsado por la edición del ensayo “Por qué termina el amor (cuando termina)”, ese título quedó casi en el olvido, así que, ante esta nueva inquietud de editar, me pareció propicio y también significativo por la temática desarrollada en el presente libro.

Siempre intenté escribir de tal manera que la lectura de mis trabajos dispare al menos una reflexión acerca del tema que trato en particular, de la misma manera que lo hice desde el principio cuando edité “Pasajero de un tren veloz” allá por el 2005, acuñando en forma casi impertinente aquello de “poesía práctica”, es decir tomando a la poesía como el vehículo para difundir ideas como lo fue en los comienzos del género y no solo por desarrollar un tema con arte y música que le otorgase cierto placer a quien lo lee.

El presente libro es una mixtura de cuentos, relatos y poesías. En los cuentos y relatos trato distintos temas, y en muchos de ellos tomo situaciones extremas, no como una obsesión maníaca, sino con el mero hecho de demostrar cuánto vale el presente y el tesoro que todos los días sacamos a pasear inconscientemente por la vida y rara vez valoramos.

La influencia de la filosofía zen, se adivina en muchos de mis trabajos, no en forma fortuita, ya que me ha acompañado durante muchísimo tiempo y me ha ayudado a entender este misterioso juego que es la vida y me ha puesto a salvo en más de una oportunidad de la locura que genera el mundo de hoy.

Las poesías tienen que ver con mis últimos 25 años y tienen poca relación con mi estilo inicial, (aunque la temática es parecida) y son una simple selección de las más de 500 de las que se fueron acopiando con el tiempo. El estilo ha cambiado, de aquellos primeros trabajos con coplas o rimas octosilábicas, incursionando en versos de arte mayor como el soneto hasta la rima libre o rima blanca, que da rienda suelta a la expresión de ideas. En algunos trabajos rompo reglas y mezclo estilos no como licencia poética sino con toda la intención de correr límites y fronteras, también en la escritura.

Tanto en los cuentos, relatos o poesías tengo intención de no solo entretener al lector, sino, lograr que se detenga en el tema, lo considere y medite, quizás para reconsiderar su opinión acerca del mismo, reafirmarla o al menos, considerar un punto de vista distinto que le permita observar otra arista de la realidad. Si consigo cumplir total o parcialmente con esta meta que me he fijado desde que empecé a escribir, me daré por satisfecho.

Si de algo sirven las redes sociales, desde el punto de vista de la escritura como medio de transmisión de ideas, es la inmediata respuesta que provoca en quienes leen la temática planteada; esta es una gran diferencia con la distancia gigantesca que antes se fijaba entre el autor y el lector, donde el efecto causado en el lector por el libro simplemente no llegaba nunca al escritor a menos que su libro tuviera mucho éxito. Hoy no solo hay muchas más herramientas de comunicación, sino también son de respuesta casi instantánea que logran conectar a los dos extremos. Creo que todo el que escribe, lo hace considerando la reacción de quien lee, no solo como una forma de medir la eficacia en la transmisión de sus ideas o imágenes, sino también en cómo su arte puede ser interpretado con una visión que solo puede aportar un lector con un punto de vista impensado desde la pluma. A mí me interesa la opinión de quien lee, por eso, aprovechando los vastos canales de comunicación electrónicos de los que hoy disponemos, dejo sobre el final, mi correo electrónico y página de Facebook para que el lector pueda hacerme llegar su impresión acerca del presente libro.

Como dije, espero hacer pensar, entretener y sobre todo apalancarme en el efecto multiplicador que tiene un lector satisfecho para recomendar o prestar el libro a alguien, como medio en la difusión de ideas.

Agradezco a todos aquellos que me alentaron a editar y un reconocimiento especial a mi amigo Héctor Regueiro que se ocupó de la redacción de la contratapa, luego de haber leído la obra, y sobre todo, de conocerme a través de los años.

Gracias por leer.

Existencia somos.

Correo electrónico: [email protected]

Facebook: https://www.facebook.com/jorge.bonanno.9

Cuentos y relatos

PERDER EL EQUILIBRIO

Un pueblo recuerda a un gran equilibrista.

Después de él, nunca se ha visto nada igual.

Podía caminar sobre una cuerda sin el más mínimo esfuerzo, incluso con los ojos vendados, hay quienes lo han visto saltar por el aire y volver a caer sobre la cuerda manteniendo un perfecto equilibrio.

Su cuerda y él formaban parte de lo mismo, eran un todo y así se entendían.

Él hacía equilibrio porque le encantaba hacerlo, porque se encontraba con él mismo, porque haciendo equilibrio era él.

Un buen día, el rey le dijo: “Si te atreves a cruzar entre dos paredes de mi castillo haciendo equilibrio sobre una cuerda, te daré mil monedas de oro y si te atreves a cruzarlo sobre un terreno de fuego, podrás casarte con mi bella hija y te dejaré mi reino. Si no lo consigues, caerás sobre las llamas y morirás...

Yo te desafío a ti que eres el mejor, porque estoy seguro de que no lo lograrás”.

Aquel equilibrista aceptó el reto aunque nunca había hecho equilibrio sobre fuego, pero era el mejor, no podía fallar.

Subió a lo alto de una de las paredes del castillo y desde allí puso un pie sobre la cuerda y luego el otro, podía sentir el calor del fuego que el rey ordenó disponer debajo.

Pensó en el riesgo de morir. Pensó en todo lo que tenía por ganar.

Dio el primer paso y cayó.

Un amigo suyo arrodillado sobre su tumba lo recordaba pensando “en esta vida amigo, es evidente que el miedo, el ego y el deseo saben perfectamente cómo hacernos perder el equilibrio”.

CUIDAR LAS COLUMNAS

Era el reino de Kazanistán.

Rebeca Yamir, su reina, era conocida en la comarca por su mal carácter y su intolerancia hacia los demás. No había día ni nada que le sentara bien.

Ella hacía pesar su poder donde iba, y el maltrato y desprecio por los demás eran casi su lenguaje, solo podía entablar un diálogo que podríamos calificar de “más o menos amable” con Tobul, su hombre de confianza y fiel consejero, solo del cual se fiaba, ya que desconfiaba del resto del personal del palacio y por supuesto de cualquiera que no conociera.

Una de sus manifestaciones de poder era pasear por el poblado en andas.

Este medio de locomoción bastante elemental, pero muy útil para mostrar a todos su poderío, estaba formado por una base de fina madera tapizada, sobre la cual se emplazaba su trono fabricado en oro con incrustaciones de diamantes, este conjunto era solidario a dos barras longitudinales de oro que servían de asidero a cuatro musculosos esclavos que, apoyando dichas barras sobre sus hombros llevaban a la reina de paseo por donde a ella le viniera en ganas.

Pero lo curioso no era el hecho de hacerse llevar en andas por cuatro esclavos (que vale aclarar, eran los más fuertes del reino) sino que, cuando salía a dar un paseo llevaba con ella un látigo con el cual le propinaba latigazos a alguno de los esclavos cuando no entendían sus directivas, pero que en realidad era para mostrar a todo el pueblo quien tenía el poder. Así, salir a dar un paseo mientras daba latigazos a sus cuatro esclavos era ya casi una escena repetida que toda la comarca veía y tomaba nota al respecto.

Un día, estaba más enfurecida que nunca, ni siquiera quiso hablar con Tobul, su fiel consejero.

Para destilar su ira, salió a dar su paseo acostumbrado en andas, sostenida por sus cuatro fornidos esclavos, pero era tal su furia que, desde que salió del salón real, comenzó a azotar a cada uno de los cuatro esclavos que la sostenían. Los esclavos acostumbrados al trato, en principio no menospreciaron el honor que todavía sentían para llevarla en andas, después de todo eran los mejores y más fuertes esclavos del reino que servían a su señora, pero fue tal la cantidad de latigazos que esta vez les propinó que sus fuerzas empezaron a flaquear, al punto que, después de media hora de aquel calvario cayeron desmayados por los azotes.

Inmediatamente, la reina cayó con ellos y con tan mala fortuna que al caer, quebró su pierna.

Muchos hombres de la guardia real acudieron a ella en procura de ayudarla y llevarla al palacio para que fuese atendida. Se convocó a los mejores médicos del reino y de los reinos vecinos, pero poco se pudo hacer para que la reina volviera a caminar correctamente. La reina quedó coja por el resto de sus días.

Al enterarse de su fatal diagnóstico, la reina llamó a Tobul, su consejero para ordenar que ejecutaran a los cuatro esclavos que habían producido su caída.

—¡Tobul!, ¡quiero que ejecuten de inmediato a esos cuatro imbéciles que me dejaron coja! —ordenó.

—Mi señora si es vuestra voluntad así lo mandaré, pero cuando los reemplacemos por otros cuatro esclavos, el incidente podrá volver a repetirse, ya que el resto de los esclavos no son tan fuertes como los que la llevaban… si usted volviera a caer con tan mala fortuna como lo hizo esta vez... bueno, quizás usted no pueda volver ni siquiera a caminar…

—¿Y cuál es tu consejo, entonces?

—Mi señora, solo se trata de cuidar las columnas, es muy difícil quedar en pie si no cuidamos a las personas que nos sostienen…

EL VALOR DE UN DÍA

—Hola, qué tal, ¿cómo está usted?

—Bien, gracias.

—¿Hace mucho que está aquí?

—Desde ayer.

—Qué casualidad, yo también. ¿De dónde viene?

—De Holanda.

—¡Qué hermoso lugar! ¡Siempre quise vivir en un sitio así!

—Sí, en verdad es muy bonito. ¿Usted de dónde viene?

—De Buenos Aires, Argentina… ¿sabe dónde es?

—¡Claro que sé! Como mujer, nunca me ha gustado demasiado el fútbol, pero todavía recuerdo el enojo de mi marido cuando perdimos el mundial con ustedes, en el año 78.

—¡Ja! ¡Tiene razón! Casi lo olvidé por completo, bueno… ¿Merecíamos ganar, no?

—No sé, nunca lo había visto tan nervioso a mi marido como ese día, bueno, él era muy temperamental y pasional, era así en todo lo que emprendía en su vida; sobre todo en su trabajo donde pasaba largas horas.

—Bueno, si era pasional me imagino que en su relación con usted también lo sería…

—Sí, lo era como así también con nuestros hijos, pero quizás haya gastado demasiado tiempo en sus deberes y nos haya dispensado poco tiempo, más que nada a los niños. Siempre quise decírselo, pero nunca me animé, siempre traté de comprenderlo, entendía que lo hacía por el bien de la familia, o de su ego, qué sé yo, no lo sé. Lo único que sé es que cuando murió sentí que se había perdido de vivir gran parte de la vida, tenía más logros personales que momentos de oro.

—¿Momentos de oro?

—Sí, esos momentos que quedan grabados a fuego en el alma y van con uno a dondequiera que vaya, muchas veces imaginé que la vida se resume a una colección de momentos de oro y son ellos casi una calificación de cómo uno ha vivido.

—¡Mire usted! ¿Nunca lo había visto así y a qué edad enviudó?

—Yo tenía 60 y él 65 años.

—Caramba, qué pena…

—Sí, o no.

—¿No? ¿Por qué?

—Porque si hago memoria, tengo más momentos de oro vividos luego de los 60.

—Perdón, ¿pero antes no los tuvo?

—Bueno… sí, la mañana en que lo conocí, una tarde de lluvia en el bosque, recuerdo 2 o 3 vacaciones que nos divertimos mucho y no parábamos de reír, cuando nacieron nuestros dos niños y cuando me dijo que yo era todo para él y que lamentaba no haber entendido el valor de un día.

—¿Y después de su muerte, qué pasó?

—Después de dos años, cuando yo pensaba que todo había pasado y el tren se había ido, conocí al amor de vida.

—¿A los 62?

—Sí, ¿por qué?

—No, digo… qué curioso, ¿no?

—Curioso ¿por qué?

—Digo, no sé, no quiero incomodarla, tan tarde, habiendo tenido tanta juventud antes…

—A los 62 fue cuando más joven me sentí y en realidad cuando más viví.

—Sí, bueno, pero ya habían pasado 62 años…

—¿Y eso qué tiene que ver? ¿Se acuerda lo que le dije de los momentos de oro de la vida? Lo único que cuenta es eso, lo que queda de haber vivido condensado en un par de instantáneas que usted puede recorrer con solo cerrar los ojos.

—Sí, viéndolo así, es verdad. ¿Y tuvo muchos momentos de oro?

—Sí, ¡inolvidables!... Las mañanas que despertábamos con el tiempo en el bolsillo, sin preocuparnos por lo que iba a suceder al otro día, disfrutando cada rayo de sol de la mañana que se filtraba entre los árboles del bosque; las eternas caminatas por la costanera del lago donde hacíamos planes como si tuviéramos dieciséis años, las noches estrelladas que nos quedábamos hasta muy tarde recordando las travesuras que hacíamos cuando niños, el día que pintó una piedra en el borde de la laguna con nuestro nombre y me dijo con lágrimas en los ojos que ya podía morir tranquilo porque todo lo que deseaba tener en la vida lo tenía entre sus brazos… la verdad no me alcanza la memoria para recordar tan buenos momentos. ¿Se da cuenta de que el tiempo solo está en nuestra cabeza y solo los momentos en nuestro corazón? Yo he vivido más en los últimos 20 años que en los 62 anteriores, hace tan solo una semana que cumplí 82 años.

—Es muy cierto lo que usted me dice… y él, ¿dónde está ahora?

—Se quedó en la casa del lago, donde pasamos tantos momentos juntos, esos momentos de oro de los que le hablé, se quedó un poco triste cuando me fui, pero ya lo va a entender.

—Comprendo…

—¿Qué es ese revuelo que se ve allá?

—¡Ah, sí! Me enteré de que es la oficina donde se otorgan los próximos destinos, a mí me dijeron que tengo un largo tiempo de espera antes que me asignen. ¿Y usted?

—Tal cual, ni bien llegué, me dijeron lo mismo, así que ni me acerco a ver lo que pasa…

—No creo que una oficina como esa se sume a sus momentos de oro…

No, ya no hay más de esos momentos. La cuenta terminó. Solo queda la enseñanza.

—¿La enseñanza? ¿Cuál?

—La de entender cuánto vale un día de vida, cuánto vale una hora, un segundo, un momento siquiera. Todo depende de lo que hagamos con el tiempo que nos ha sido concedido. Tan simple como eso. Entender simplemente que uno puede emplear cada instante en odiar o en amar, en cumplir o disfrutar, en jugar o mirar… Algo tan simple que nos resulte tan difícil de entender… ¡Tenemos que llegar aquí para entenderlo! Parece mentira que hasta ayer no podía verlo tan claro como hoy.

—Y bueno… es así mi estimada: tenemos que estar muertos para verlo claro. Tan muertos como nosotros ahora.

APARIENCIAS

María de las Mercedes es una joven mujer de 35 años.

Propietaria desde siempre de una destacada belleza y un cuerpo de cuidados contornos, hasta la mirada más crítica apostaría una edad de por lo menos cinco años menos de lo que en realidad tiene.

Su simpatía la ha llevado a conocer a Mario, su marido, con el que ha tenido dos hijos: Franco y Pablo de 9 y 11 años respectivamente. Digo su simpatía porque ha sido una característica sobresaliente de su personalidad que puede advertirse al primer trato, pero en realidad la razón fundamental por la cual ha conocido a Mario es porque ha practicado tenis (una escuela deportiva que heredó de su madre desde temprana edad) y que en algún momento la vida supo cruzarla en un entrenamiento con Mario que practicaba el mismo deporte. Luego cupido hizo el resto.

Mario es contador y ocupa un importante cargo en una empresa de capitales extranjeros.

María de las Mercedes es abogada, consiguió graduarse en forma destacada entre los compañeros de su grupo.

Orgullo de su familia, es la tercera generación de abogados: su abuelo y su padre han sido abogados y hasta ha colaborado en el estudio jurídico que tiene la familia en el edificio emplazado en la zona más distinguida de la ciudad, aunque, en realidad solo pudo participar del trabajo con su padre unos pocos meses luego de haberse recibido, ya que después de su casamiento con Mario decidieron tener su primer hijo, Pablo y como Franco nació dos años después fue una razón más que suficiente para ocuparse de su familia y alejarse para siempre de los edictos y los exhortos.

Sus hijos son su preciado tesoro: ha vivido cuidando de ellos desde el primer día, intentando lo mejor para sus vidas, así como lo hizo su madre con ella cuando niña.

Está muy orgullosa de que sus dos hijos concurran a la misma escuela donde ella cursó sus estudios primarios y secundarios, ya que tiene muy lindos recuerdos de ese cálido colegio y espera que sus hijos también los tengan, porque de los buenos profesionales que serán en el futuro debido a la educación de excelencia que reciben a diario, está completamente segura y lo descarta.

Todos los días, luego de dejar a sus hijos en la escuela, donde asisten en jornada completa (debido a la cantidad de materias extracurriculares que tiene la institución para llevar a cabo la formación integral de los alumnos), María de las Mercedes cruza la plaza que está en frente a la escuela y llega hasta una cálida confitería donde (café de por medio) se reúne con otras madres a charlar acerca de sus vidas, del último paseo del fin de semana, de los planes familiares para la salida del próximo feriado largo, de lo inteligentes que sus hijos son, aunque no escatiman críticas acerca de los profesores y hasta del programa de televisión de ayer a la noche.

Una vez cada quince días, María de las Mercedes se encuentra con dos amigas de su juventud con las que disfruta ir de compras a un distinguido centro comercial de la zona, donde además comparte un exquisito almuerzo que sirve de excusa para intercambiar vivencias e intimidades.

¿Qué más se le puede pedir a la vida?

Tenerlo todo, haber cumplido sus deseos (siempre quiso casarse y tener dos hijos, además su madre siempre quiso ser abuela de al menos dos nietos), haber llegado a tiempo y de manera exitosa a cada meta propuesta… ¡realmente envidiable!

María de las Mercedes está por salir de la ducha. Es que no hay nada mejor que un baño reparador después de venir del gimnasio y antes de ir a su sesión de terapia.