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Biblia y Teología Hoy E-Book

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Beschreibung

Una de las características de la teología es su dinamismo; hecho que obliga tanto a los que la hacen como a los que la estudian a estar al día. Los primeros tienen la responsabilidad de actualizarla y ponerla en el contexto social de los destinatarios y los segundos a actualizarse constantemente. Si bien es cierto que hay doctrinas pétreas establecidas que son intocables, también es cierto que todo lo demás debe evolucionar. Este trabajo se efectúa a partir de tres momentos que le dan un rumbo sui generis a la reflexión teológica, es a saber, la teología de la liberación, la teología étnica y finalmente las nuevas teologías de la liberación o teologías de género. Lo anterior demuestra la afirmación hecha anteriormente sobre el dinamismo de la teología y la necesidad del entendimiento del acontecer actual a la luz del pensamiento teológico. Biblia y Teología Hoy promueve y difunde ensayos académicos con el fin de abrir un espacio de diálogo, a partir de una reflexión crítica desde la teología.   

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Biblia y Teología Hoy.

www.bibliayteologiahoy.com

Suscripciones:

[email protected]

Presidente:

Raúl Zaldívar

Consejo editorial:

Raúl Zaldívar

Alfonso Ropero

Miguel Álvarez

Samuel Pérez Millos

Eliseo Casal

Coordinación y edición:

Anna Romero García

[email protected]

Producida por:

Editorial CLIE

Sociedad Bíblica de España

Papiro 52

Biblia y Teología Hoy

EDITORIAL CLIE

c/ Ferrocarril, 8

08232 Viladecavalls

Barcelona, España

Publicado por CLIE © 2021 Editorial CLIE.

Las opiniones expresadas por los autores en los artículos y reseñas son de su exclusiva responsabilidad.

Para mayor información consulte nuestra página de Internet en:

https://www.bibliayteologiahoy.com/

ISBN: 978-84-19055-07-1

eISBN: 978-84-19055-08-8

Diseño de portada: Latido Creativo

Diseño de caja: Papiro 52

Realización eBook: produccioneditorial.com

ÍNDICE

Portada

Créditos

i. Presentación de Biblia y Teología Hoy. Revista teológica Iberoamericana

1. Teología Hoy. Tres momentos que marcan un antes y un después. (Theology Today. Three moments that mark a “Before” and “After”). Raúl Zaldívar

2. Contribución de los judeo-helenistas al cristianismo primitivo. (Contribution of the Judeo-Helenists to early Christiandom) Alfonso Ropero

3. Responsabilidad Social de la Iglesia. La Práctica Relevante de una Ética Social del Evangelio. (Social Responsibility of the Church. The Social Ethics of the Gospel) Miguel Álvarez

4. La exégesis textual. El modelo de interpretación usando el texto de Hebreos 5:7. (Textual exegesis. Model of interpretation using Hebrews 5:7) Samuel Pérez Millos

PRESENTACIÓN DE BIBLIA Y TEOLOGÍA HOY REVISTA TEOLÓGICA IBEROAMERICANA

Tres entidades altamente respetadas como son Editorial Clie, Sociedad Bíblica Española y Papiro 52 de México decidieron patrocinar la creación de una revista teológica de alto nivel que sirviera de puente entre la academia y la divulgación en toda Iberoamérica. En ese sentido se creó un consejo editorial con respetados miembros de la academia y toda una infraestructura que cumplirá con los objetivos trazados por sus fundadores.

El nombre de Biblia y Teología Hoy obedece al anhelo de ofrecer una reflexión actualizada, pertinente y trascendente no solamente a la academia de Iberoamérica sino al pastor, al feligrés común y corriente que necesita tener una opinión educada de los grandes temas que gravitan alrededor de la Iglesia.

Para este primer número, los miembros del consejo editorial decidieron escribir ellos mismos los artículos para sentar las bases de lo que será el punto de partida de una revista académica que se espera sea un referente del pensamiento teológico en lengua castellana muy pronto.

Este primer número presenta a la comunidad la esencia misma de nuestra filosofía. Su primer artículo Teología Hoy: tres momentos que marcan un antes y un después, escrito por Raúl Zaldívar, muestra el dinamismo y la evolución de la teología dejando claro que la Biblia se interpreta en el tiempo porque fue creada para que sirviera de guía y orientación al hombre y no al contrario.

En esa misma línea el artículo escrito por Miguel Álvarez, la Responsabilidad social de la Iglesia. La práctica relevante de una ética social del evangelio nos enseña que el evangelismo en la actualidad lleva implícito el imperativo de hacer obra social, especialmente en áreas geográficas como Latinoamérica donde la población que vive bajo la línea de pobreza es inmensa.

Además de los artículos mencionados, el profesor Alfonso Ropero escribe un trabajo de tema libre sobre La contribución de los judeo-helenistas al cristianismo primitivo en el que demuestra dos cosas muy importantes: primero, cómo el helenismo sirvió para que el cristianismo no se quedara como una secta del judaísmo sin ninguna trascendencia; y, segundo, la futilidad de volver a las raíces hebreas que pregonan algunos grupos del cristianismo actual.

Finalmente el reconocido exégeta Samuel Pérez Millos efectúa la exégesis de un pasaje de la epístola a los hebreos donde expone la esencia misma de la doctrina cristiana, específicamente en temas cristológicos torales.

Para terminar, debe ratificarse que este primer número simboliza el banderillazo de las instituciones patrocinadoras para el desarrollo del pensamiento teológico en el mundo de habla castellana con la convicción de su trascendencia a la academia de otras latitudes.

Raúl Zaldívar

Presidente del consejo editorial de Biblia y Teología Hoy

TEOLOGÍA HOY.

TRES MOMENTOS QUE MARCAN UN ANTES Y UN DESPUÉS

Raúl Zaldívar[*]

RESUMEN. Una de las características de la teología es su dinamismo; hecho que obliga tanto a los que la hacen como a los que la estudian a estar al día. Los primeros tienen la responsabilidad de actualizarla y ponerla en el contexto social de los destinatarios y los segundos a actualizarse constantemente. Si bien es cierto que hay doctrinas pétreas establecidas que son intocables, también es cierto que todo lo demás debe evolucionar. Este trabajo se efectúa a partir de tres momentos que le dan un rumbo sui generis a la reflexión teológica, es a saber, la teología de la liberación, la teología étnica y finalmente las nuevas teologías de la liberación o teologías de género. Lo anterior demuestra la afirmación hecha anteriormente sobre el dinamismo de la teología y la necesidad del entendimiento del acontecer actual a la luz del pensamiento teológico

PALABRAS CLAVE: Dinamismo, teología de la liberación, teologías étnicas, teologías de género, nuevas teologías de la liberación.

THEOLOGY TODAY.

THREE MOMENTS THAT MARK A “BEFORE” AND “AFTER”

Abstract. One of the characteristics of theology is its dynamism; a fact that obligates both, those who make it and those who study it to stay well-informed. Those who make it have the responsibility not only to update it but to put it in the social context of the people to whom it is being addressed. Those who study it must constantly work to stay current. While it is true that there are established theological doctrines that should not be touched, it is also true that everything else must evolve. This paper is written from three theological movements that mark the path for a contemporary theological reflection: i.e. liberation theology, ethnic theology, and finally, the new liberation theologies or gender theologies. This demonstrates the previous affirmation regarding the dynamism of theology and the need to understand the present in the light of a contextual Christian thought.

INTRODUCCIÓN

La versión protestante del cristianismo llega a América Latina vía los Estados Unidos,[1] quienes no solamente nos evangelizan sino que nos imponen una liturgia religiosa y una teología en cuyo paquete viene incluido tanto prejuicios como mitos. Entre los prejuicios podemos citar el denominacionalismo; este era un celo enfermizo que nos hacia ver superiores frente a los demás y a establecer barreras infranqueables entre los mismos protestantes. Entre los mitos, el tema que la versión Reina Valera era la Biblia de los protestantes sin los libros deuterocanónicos también conocidos como apócrifos.[2]

La teología impuesta tenía dos características: la primera era la ortodoxia teológica europea pasada por el tamiz de los teólogos de los Estados Unidos y la segunda característica era el sesgo denominacional.

Vivir bajo la pesada loza de tal imposición se volvió en una carga insoportable porque castró una de las facultades más preciadas del ser humano: pensar. El que no creía en el dogma sectario o no practicaba la liturgia impuesta era excomulgado y tratado peor que un hereje.

Ya para finales de los años setenta y ochenta[3] del siglo pasado comenzó a incursionar la teología de la liberación y empezó hablarse de la opción preferencial de los pobres[4] y hacerse énfasis en el contexto social como punto de partida de la reflexión teológica. Esto, por supuesto, provocó un escándalo apocalíptico en el liderazgo de aquella época que apostaba por el status quo y cuya fidelidad a la tradición impuesta era innegociable.

En el mundo protestante la campanada que marcó un antes y después fue el discurso de Samuel Escobar sobre la responsabilidad social de los cristianos en Santa Fe de Bogotá, Colombia en el CLADE de 1969.[5] A partir de allí la teología se revela en contra de la imposición foránea y comienza a tomar rasgos autóctonos.

En este trabajo veremos tres momentos teológicos a partir de 1969 que es considerado el hito histórico que marca un antes y un después para la teología latinoamericana.

1. EL PRIMER MOMENTO: TEOLOGÍA DE LA LIBERACIÓN Y LA TEOLOGÍA LATINOAMERICANA

La reflexión teológica latinoamericana surge en el contexto de pobreza e injusticia social, inter alia, de la sociedad de América Latina, pero también surge en el contexto del silencio sepulcral de la teología tradicional traída por los misioneros.

Hablando específicamente de la teología de la liberación, esta es una teología que surge en el seno de la iglesia católica y que permeó también a la iglesia protestante. Podemos considerar a la Conferencia Episcopal de Medellín en 1968 como el punto de partida oficial[6] de dicha teología y a la conferencia de Puebla en 1979 como la consolidación de la misma. A pesar de lo expresado anteriormente, fue el libro de Gustavo Gutiérrez[7] el que marcó el hito histórico que dio inició a una producción literaria sin precedentes sobre este tema.

La teología latinoamericana propiamente dicha es aquella reflexión teológica que surge en el seno de la iglesia protestante y que tiene su origen oficial con la fundación de la Fraternidad Teológica Latinoamericana (FTL) en Cochabamba, Bolivia, haciendo pertinente la Biblia a una Iglesia que tiene que enfrentar un escenario desolador y con poca esperanza.

La teología de la liberación se diferencia de la teología latinoamericana protestante en que la primera es una reflexión teológica cuyo punto de partida es la realidad del hombre para hacer un recorrido que lo lleva a este a una liberación de las estructuras sociales que lo oprimen. La liberación parte de la injusticia social, de la inequidad económica, de la opresión de las oligarquías y aboga por una liberación total y completa. En cambio, la teología latinoamericana protestante toma a la Biblia como su punto de partida y su reflexión teológica gira a la luz del contexto socio – económico del hombre latinoamericano. Lo anterior lo podemos ver en los trabajos de míticos teólogos protestantes como Emilio Antonio Núñez,[8] Samuel Escobar[9] o René Padilla[10] quienes desarrollan un pensamiento teológico que establece ese diálogo tan necesario entre el texto sagrado y la realidad en la viven millones de infelices condenados a la pobreza y la miseria.

La teología latinoamericana marcó un momento o hito en la historia de la teología, sin negar que tomó a la iglesia de aquella época por sorpresa, por eso la reacción de esta fue inmisericorde, condenatoria y fulminante. La tradición católica y protestante había inhibido a la iglesia en el más allá, en la ciudad con las calles de oro y mar de cristal pasando por alto que más del 70% de la población vivía en pobreza o en la miseria.

Con el objetivo de traer mayor lucidez sobre la teología de la liberación tomaremos como punto de partida la reflexión de académicos como Leonardo Boff quien señalaba: “La teología de la liberación arranca de esa praxis liberadora y en función de la eficacia liberadora se obliga a sí misma a analizar la conflictiva realidad social desde la perspectiva de los pobres. Pero el análisis no es un fin en sí mismo, sino que se ordena a la transformación de dicha realidad”.[11] Debido a esto la teología de la liberación es una reflexión que lleva a acciones concretas sobre la realidad actual de los individuos y la sociedad para lograr su transformación. En este mismo sentido se pronunció Ignacio Ellacuría quien manifestaba que la teología de la liberación pretendía “un cambio no solo en las personas y en la sociedad, sino también en las estructuras socio- históricas de América Latina y por extensión de otras partes del mundo en cada caso según sus circunstancias”.[12] En síntesis, la teología de la liberación no era una reflexión solamente, era el caldo de cultivó que iba a transformar la realidad de los oprimidos por una liberación que iba a devolver al hombre el gozo de su vocación de ser hijo libre de Dios.[13]

Lo más importante de este primer momento es que esta teología ya no estaba viendo solamente el más allá, sino la realidad socio–económica de las grandes mayorías. Estaban preocupados por la espiral de violencia que se había desatado a raíz de las desigualdades sociales que imperaban, estaban preocupados de que los grupos oligárquicos seguían oprimiendo al pueblo, estaban preocupados de las políticas de ajuste estructural que habían condenado a millones de personas a vivir de forma infrahumana; realidad ante la cual la iglesia no podía guardar silencio y que dio origen a esta teología.

Este fue el primer momento de la teología después de la independencia de las influencias foráneas que experimentó la Iglesia en Latinoamérica. Ahora, las cosas no iban a quedar ahí, había otras realidades en el continente que no podían ser pasadas por alto, como por ejemplo, la multiculturalidad de su población y su procedencia étnica. Esto dio lugar a un segundo momento que es la teología étnica que se aborda a continuación.

2. EL SEGUNDO MOMENTO: TEOLOGÍA ÉTNICA

No era suficiente reflexionar en el contexto de la realidad socioeconómica del latinoamericano, era necesario hacerlo también desde su cosmovisión. Como es sabido, los pobladores primigenios de América estaban diseminados en diferentes grupos étnicos a lo largo y ancho de la geografía del continente. Cada grupo tiene su cosmovisión, es decir, su forma de ver las cosas incluyendo la teología. Los aborígenes, indígenas o indios como se les llama no son todos iguales por lo tanto hay que tomar en cuenta estas diferencias al momento de hacer teología.

Por otro lado, el europeo se encargó de movilizar enormes contingentes humanos desde el África hasta América en condición de esclavos. Así que la población de afrodescendientes es muy significativa en mucho de los países de Latinoamérica. Es completamente normal que un negro lea la Biblia de una forma diferente a un indio o un blanco, así que a esta síntesis se le llama teología negra.

Finalmente, y a raíz del fenómeno social de migración de latinoamericanos hacia los Estados Unidos mayormente, ha surgido una nueva teología a la que se le llama teología hispana, que es una síntesis hecha para los millones de latinos viviendo en los Estados Unidos.

Seria deshonesto afirmar que la teología no lleva implícito el prejuicio étnico del autor así como seria una arrogancia tratar de imponer a otros ese prejuicio. La teología debe ser, strictu sensu, pertinente a cada grupo social y como cada grupo social es diferente, la teología debe verse desde su cosmovisión para que pueda encarnarse en sus destinatarios y pueda cumplir con su propósito.

Así que a continuación será objeto de un breve análisis la teología india, negra e hispana respectivamente.

2.1 TEOLOGÍA INDIA

Se comienza hablar de teología india a finales de los 80 del siglo XX,[14] empero fue en 1992;[15] año en que se conmemoró los 500 años del descubrimiento de América, cuando este pensamiento tomó fuerza por parte de aquellos indígenas cristianos, que sin renunciar a su identidad cultural, han asumido la responsabilidad de evangelizar a su propia cultura. Se estima que existen alrededor de 60 millones de indios en Latinoamérica, es decir, casi el 10% de su población.[16] Esta realidad nos obliga a efectuar un proceso de inculturación del Evangelio para poder ser pertinentes a millones de seres humanos por los que murió Cristo. Como muy bien señaló Marcelo Tapia en una de las conferencias de CLADE III en Ecuador:

La teología limitada a una sola cultura se convierte en etnocéntrica. Es decir, creer que Dios solo puede obrar a través de una sola cultura es un egoísmo cultural […] ello significa despreciar casi por completo el valor de la revelación general de Dios en todas las culturas del mundo. Dios es supra cultural […] el error de la Iglesia durante más de quinientos años ha sido despreciar, casi por completo, el valor de la teología andina y, por ende, el punto de enlace entre el Evangelio y la cultura de estos pueblos. De ahí la necesidad de tomar en serio la teología andina y para un acercamiento misionero efectivo en medio de estos pueblos.[17]

Lo anterior clarifica que es necesario abandonar la arrogancia y la prepotencia del etnocentrismo y dejar de ver a la teología desde la perspectiva de una sola cultura, ignorando y menospreciando a las otras.[18] Habiendo entendido el imperativo de superar la estrechez mental de creerse superior a otra cultura no se puede soslayar la necesidad de hacer teología en el marco cultural indígena. Así que podemos definir a la teología indígena[19] como la reflexión acerca de Dios en la cual se estructura un pensamiento cristiano en base al contexto religioso tribal con el objeto de liberarlo de la esclavitud espiritual y socio – económica que lo ha mantenido marginado y en pobreza.

En relación con la definición anterior huelga señalar que el teólogo deberá conocer la teología tribal para que a partir de ella pueda reformular un pensamiento teológico cristiano que haga sentido. El objetivo primario es liberarlo de la esclavitud espiritual, esto no es negociable. Inculturar la teología no significa transar con creencias y prácticas ancestrales que destruyen la esencia misma del ser humano, el Evangelio es transcultural y Dios es supra cultural. Finalmente, la teología tiene que ser una herramienta que libere al indígena de la opresión y marginalidad a la que ha sido sometido inmemorialmente.[20] El efecto del Evangelio es integral, rompe cadenas espirituales empero también rompe cadenas socio – económicas.

Para finalizar, señalar dos elementos a considerar: el primero, que el objetivo de la teología india es la elaboración de una nueva expresión autóctona de la fe cristiana basada en el redescubrimiento, la aplicación y la valorización de las experiencias y expresiones religiosas culturales de los pueblos originarios de América[21]. El segundo elemento a señalar es que el movimiento de reivindicación indígena no solamente se da en el plano religioso sino secular, la introducción de la declaración de Kumarakapay nos muestra la fuerza del movimiento: Arrancaron nuestros frutos, cortaron nuestras ramas, quemaron nuestros troncos, pero nunca, nunca jamás destruirán nuestras raíces[22].

Una vez vista la teología india, es importante estudiar sucintamente lo relacionada a otra teología étnica, la teología negra.

2.2 TEOLOGÍA NEGRA

Un individuo de descendencia negra no va leer la Biblia de la misma manera que la lee uno de descendencia blanca o india, lo que hay atrás de una persona negra lo condiciona en la forma como va a leerla. Un negro cree a pie juntillas que las culturas dominantes han corrompido el cristianismo, y el resultado es un sistema religioso basado en una fe que solo favorece a los intereses de esa cultura, nunca a los de Dios. En consecuencia, la pregunta obvia sería ¿de qué lado esta Dios? ¿de los oprimidos o de los opresores? Así que si Dios valora la justicia social debería estar a los lado de los oprimidos como corresponde al espíritu del evangelio.

En relación con el origen de esta teología, hay académicos que lo trazan a principios del siglo XX, aunque lo cierto es que se puede considerar a Martin Luther King como precursor de la misma y al Black Power Statement[23] publicado el 31 de julio de 1966 en el New York Times como el inicio de la teología negra. Sin lugar a dudas James H. Cone es uno de los padres de esta teología y uno de los autores más leídos sobre el tema. Su libro Black Theology and Black Power[24] publicado en 1969 es mutatis mutandis lo que Teología de Liberación de Gustavo Gutiérrez es para aquella teología; un hito en la historia de teología negra.

La teología negra es sin duda una teología de la liberación y en tal sentido se expresa James H. Cone cuando afirma que para un negro:

El contenido del mensaje cristiano es la liberación. Es decir, la teología cristiana es para nosotros un estudio racional, pero también pasional, de la realidad revolucionaria de Dios en el mundo, a la luz de la situación histórica de una minoría oprimida, y en él relacionamos las fuerzas de liberación con el evangelio, que es Jesucristo. Entendida de este modo la teología, permanecemos fieles a la tendencia del pensamiento bíblico que se encuentra en el actuar de Dios en la historia, liberando a los hombres de la esclavitud y la opresión [25]

Los negros han sido un grupo étnico segregado, menospreciado y estereotipados como no humanos en algunos casos, en tal sentido, la forma crítica como reflexionan sobre las verdades bíblicas son diferentes a las de cualquier otro grupo social que no ha experimentado semejante realidad. En América Latina fueron traídos como esclavos para trabajar en las plantaciones, en obras de infraestructura como el Canal de Panamá, y el día de hoy muchos aun viven en situación de desventaja, marginalidad y pobreza.

Finalmente, señalar que otras de las áreas geográficas donde la teología de la liberación negra tuvo auge y relevancia fue en África del Sur, donde existió un sistema de segregación racial llamado apartheid. Teólogos como Allan Boesak o Desmond Tutu, el más conocido,[26] o activistas como Steve Biko jugaron un papel muy importante en el movimiento anti apartheid