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Para la cultura hispánica el Cantar de mío Cid es la primera expresión artística, amplia y depurada, que se nos presenta como referente histórico, estético e idiomático. Rodrigo Díaz de Vivar, el nuevo héroe castellano, que ya en vida andaba en cantares y romances, es el protagonista de un cantar épico, hijo de la necesidad de reivindicación de la honra personal, del derecho consuetudinario y de una nueva relación entre señores y vasallos. Para la poética, el Cantar es la manifestación primigenia de un idioma decantado en el cruce lingüístico de los iniciales balbuceos en lenguas romances.
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Veröffentlichungsjahr: 2020
Anónimo
CANTAR DE MIO CID
Traducido por Carola Tognetti
ISBN 978-88-3295-842-3
Greenbooks editore
Edición digital
Junio 2020
www.greenbooks-editore.com
CANTAR DE MIO CID
[Laguna del folio inicial del códice, suplida con elementos cro- nísticos medievales.
EL CID COBRA TRIBUTOS PARA SU REY AL DE SEVILLA. GARCÍA ORDÓÑEZ, VENCIDO, LE ENVIDIA
El rey don Alfonso a mio Cid por las parias embió al rey de Sevilla, pechero de don Alfón,
enemigo del de Granada a aquella sazón.
Con este era entonces el conde García Ordóñez de Grañón. A mio Cid cuando lo sopo mucho le pesó;
fue a ellos, e con ellos en campo lidió;
la batalla desde ora de tercia fasta mediodía duró. Los moros e los cristianos mio Cid Ruy Díaz venció, a García Ordóñez e otros prisioneros tomó
e una pieça de la barva al conde le mesó.
A los suyos coger los averes e las riquezas mandó; tóvolos presos tres días, desí a todos los quitó.
El Cid con su compaña al rey de Sevilla tornó; moros e cristianos le llamaron el Cid Campeador. El rey de Sevilla buenos dones e las parias le dio; tornose mio Cid para Alfonso su señor.
El rey fue muy pagado e bien le rescibió;
por esto le ovo embidia el conde: mucho mal le buscó, mesclole con Alfonso; el rey luego le creyó.
EL REY ALFONSO, AIRADO CONTRA EL CID, LE DESTIERRA
A pocos días el rey gran hueste ayuntó
pora ir a tierras de moros; mio Cid muy mal enfermó, quisiera ir con él, mas en la tierra fincó.
Faziendo lo que querié, el rey en Andaluzía entró. De la otra parte el moro grandes poderes ayuntó, faziendo mucho mal, el castiello de Gormaz cercó. Iva ya sanando el Cid cuando todo esto oyó;
con las yentes que pudo aver la tierra de moros corrió, entre varones e mugieres siete mil i cativó;
desí pora Castiella con gran ganancia tornó. Cuando esto sopo el rey mucho le pesó.
Los ricos omnes se trabajaron de mezclarle otra vez con Alfón; dixiéronle: —Señor, Ruy Díaz, que las pazes crebantó,
non lo fizo por ál sinon por que matassen a vós e a nós.— El rey fue muy irado e cuanto dizién les crovó,
ca non le querié bien por la jura sobre razón
de la muerte del rey don Sancho que en Burgos le tomó.
Al Cid por sus cartas el rey dezir embió
que saliesse de todo el regno de Alfonso su señor.