Colección del cuento corto colombiano - Guillermo Bustamante Zamudio - E-Book

Colección del cuento corto colombiano E-Book

Guillermo Bustamante Zamudio

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Beschreibung

La Colección del Cuento corto colombiano, con 180 minicuentos del mismo número de autores, ratifica la consolidación de este género que, en la penúltima década del siglo XX, los fundadores de Ekuáreo, revista de minicuentos, vislumbraron para la literatura colombiana. Desde entonces, la escritura del cuento corto en Colombia ha crecido con un gran entusiasmo y ha logrado un reconocimiento a nivel mundial. Así lo muestran las innumerables Antologías y traducciones en las que autores colombianos son incluidos por la eficacia e imaginación con la que logran abordar este género literario. La Colección del Cuento corto colombiano continúa la difusión de cuatro libros que la preceden, donde aparecen autores ya clásicos y un gran número de jóvenes escritores que impulsan, con temas y propuestas nuevas, el desarrollo del minicuento. Los autores, escritores y antologistas del presente libro, son reconocidos como los pioneros que impulsaron y le dieron una base teórica y creativa al cuento corto colombiano.

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Ähnliche


Colección del cuento corto colombiano / compiladores

Guillermo Bustamante Zamudio, Harold Kremer.-- Cali :

ProgramaEditorial Universidad del Valle, 2016.

220 páginas ; 24 cm.-- (Colección artes y humanidades)

Incluye índice de contenido

1. Cuentos colombianos - Colecciones 2. Minicuentos

Colombianos I. Bustamante Zamudio, Guillermo, 1958-,

Compilador II. Kremer, Harold, 1955-, compilador III. Serie.

Co863.08 cd 21 ed.

A1534574

CEP-Banco de la República-Biblioteca Luis Ángel Arango

Universidad del Valle

Programa Editorial

Título: Colección del Cuento corto colombiano

Compiladores: Guillermo Bustamante Zamudio y Harold Kremer

ISBN-EPUB: 978-958-507-071-4 (2023)

ISBN-PDF: 978-958-507-051-6 (2023)

ISBN: 978-958-765-252-9

Colección: Artes y Humanidades

Primera Edición: junio de 2016

Primera reimpresión

Diagramación y diseño de carátula: Anna Karina Echavarría

© Universidad del Valle

© Guillermo Bustamante Zamudio y Harold Kremer

Este libro, salvo las excepciones previstas por la Ley, no puede ser reproducido por ningún medio sin previa autorización escrita por la Universidad del Valle.

El autor es responsable del respeto a los derechos de autor del material contenido en la publicación (textos, fotografías, ilustraciones, tablas, etc.), razón por la cual la Universidad no puede asumir ninguna responsabilidad en caso de omisiones o errores.

Cali, Colombia, abril 2017

Diseño epub:Hipertexto – Netizen Digital Solutions

CONTENIDO

PRÓLOGO

VISITA DE PÉSAME

Adalberto Agudelo Duque

LA COMUNIÓN

Amparo Agudelo de Arango

LAS ÚLTIMAS PALABRAS DE MAMÁ

Marco Tulio Aguilera Garramuño

PERORATA DEL ESCRITOR VACÍO

José Rafael Aguirre Sepúlveda

A LA CARRERA

Rubén Darío Álvarez

ARGUMENTO

Saúl Álvarez Lara

EL ÚLTIMO HOMBRE

Alejandro Alzate Méndez

VIAJEROS

Gabriel Jaime Alzate Ochoa

DESTINO

Hugo Hernán Aparicio Reyes

FELICIDAD

Pedro Juan Aparicio

CALAMIDAD DOMÉSTICA

Gustavo Arango

ARTESANO

Pedro Walther Ararat Cortés

EL CONTADOR DE ARENA

Luis Mario Araújo Becerra

EL UNICORNIO ENFURECIDO

Jotamario Arbeláez

LA PRUEBA

Triunfo Arciniegas

ENCUENTRO CASUAL EN EL LIMBO

Luis Felipe Ardila Rojas

PIERRE-SIMON LAPLACE, 1785

César Jair Ariza Rojas

PALÁMEDES

Pedro Badrán Padauí

IMPACTO

Dora Isabel Berdugo Iriarte

RITUAL

Bibiana Bernal

ESTANCIA 3 DEL HUMOR AMARGO

John Better

EL ÁRBOL DE CERCIS

Betuel Bonilla Rojas

CAÍDOS DEL CIELO

Camila Bordamalo García

DOMINGO

Juan Carlos Botero

SUPERMAN

Paul Brito

LAS TORRES DE LAS LENGUAS

Nicolás Buenaventura Vidal

DESTELLO 2

Roberto Burgos Cantor

ARAÑA EN ÁMBAR

Andrés Felipe Burgos Vallejo

TÍVOLA

Guillermo Bustamante Zamudio

DACTILOSCOPIA

Rómulo Bustos Aguirre

SIMURG

Jorge Cadavid

PENSAMIENTO LUCTUOSO

Andrés Caicedo

II

Cecilia Caicedo Jurado

V

Fernando Calero de la Pava

SALVAMENTO DE UNA LEYENDA

José Cardona López

5,9

José Ancízar Castaño Pérez

EL ALMA DEL GUERRERO

Carlos José Castillo

PERSECUCIÓN

Jacqueline Castro

OFICIO DE PUÑAL

Juan Carlos Céspedes Acosta

EL VIEJO

Pedro Chang Barrero

EL APÓSTOL PROTESTANTE

Hoover Delgado

LA TORTUGA Y EL VENADO

Cultura Desana

QUESO

Lucía Donadío

SERIAL

Esteban Dublín

HISTORIA DE COLMILLOS

Jaime Echeverri

LOUVRE

Julián A. Enríquez

LA EXPLICACIÓN DE LA VERWANDLUNG

Leonardo Ariel Escobar Barrios

COLOMBOFILIA

Octavio Escobar Giraldo

VIRULENCIAS

Rafael Escobar De Andreis

COMO PEDRO POR SU CASA

Jonathan Alexander España Eraso

EN FOLIO DE INFOLIO

Germán Espinosa

DESPEDIDA

Alberto Esquivel

LAS MUCHACHAS NACEN SILVESTRES

Pedro Arturo Estrada Z.

QUEJA DE UNA SOMBRA

Luis Fayad

LA PRINCESA ENCANTADA

Henry Ficher

LA SONRISA Y EL DEDO

Jorge Franco Ramos

EL PROCESO

Jorge Eliécer Gaitán

¿CÓMO DIJO QUE SE LLAMABA?

Sergio Eduardo Gama Torres

FLOR DE PASIÓN

Eduardo García Aguilar

ELEGÍA PARA UN BANDOLERO

Gabriel García Márquez

WESTERN

Jaime Ismael García Saucedo

LA MUJER DE MANZANA

Maribel García Morales

UNA HISTORIA FANTÁSTICA

Rafael García Zuluaga

(SIN TÍTULO)

Ómar Alberto Garzón Chiriví

TRIUNFO DEFINITIVO

Diego Gil Parra

HISTORIA

León Darío Gil Ramírez

LOS SONIDOS DEL BOSQUE

Claudia Ivonne Giraldo

PRIMEROS RELATOS

José Eddier Gómez

LA FORMACIÓN DE LA COCHA

Oswaldo Granda Paz

EL ROMPECABEZAS

Isar Hasim Otazo

EL CRISTO DEL VENENO

Fernando Herrera Gómez

POR LA PUERTA GRANDE

Marcos Fabián Herrera Muñoz

BREVE HISTORIA

Carlos Julio de la Hoz Collazos

CREACIÓN Y DILUVIO

Cultura Ijka

SENDERO SECRETO

José Ignacio Izquierdo

PENTECOSTÉS 2

Darío Jaramillo Agudelo

ETERNIDAD

José Raúl Jaramillo Restrepo

¡PUM!

Sebastián Jiménez Valencia

TOMA MI MANO MIENTRAS SUENA EL TRUENO

John Jairo Junieles

QUIÉN CREÓ A DIOS

Fabio Jurado Valencia

LOS CONFUSOS

Harold Kremer

BLANCANIEVES Y LOS SIETE ENANITOS

Sergio Laignelet

CADENA ALIMENTICIA

Gustavo Laverde Sánchez

CARTAS AL LECTOR

Jaime Lopera Gutiérrez

GANGSTERS

Fredy Yezzed López B.

ELEMENTAL

Andrés Rodolfo López Rodríguez

RÁPIDO

Orlando López Valencia

ARTISTA

Víctor López Rache

LA ÚNICA RESPUESTA VERDADERA

Luis Fernando Macías

EL CUMPLIMIENTO

Gonzalo Márquez Cristo

LA LLAMADA

José Martínez Sánchez

FLORELA TURRIAGO

Enrique Medina Flórez

EL NOMBRE DE DIOS

Guillermo J. Mejía

HERMANO LOBO

Manuel Mejía Vallejo

A LO QUE VINIMOS

Orlando Mejía Rivera

ELLA TIENE UN DÉJÀ VU

Víctor Menco Haeckermann

CUENTO DE NAVIDAD

Mario Mendoza Zambrano

DESTITUCIÓN

Plinio Apuleyo Mendoza García

EL AUTOESTOPISTA

Juan Fernando Merino

EL PEZ

Liliana Montes Barahona

EL CARRO DE BOMBEROS

Roberto Montes Mathieu

BOLÍVAR

Pablo José Montoya Campuzano

PREMONICIÓN

Gustavo Moreno Montalvo

ACCIDENTE

Juancarlos Moyano Ortiz

5

Álvaro Mutis

HISTORIA DE UN HOMBRE QUE SE VIO EN LA NECESIDAD DE ESCRIBIR UN CUENTO PARA SACARLE EL CUERPO A LA LOCURA

Andrés Fernando Nanclares Arango

LA BELLA DURMIENTE DEL BOSQUE

Javier Navarro

LA MUERTE DE SIMBAD EL MARINO

Jairo Aníbal Niño

AL AMANECER, LOS GATOS

Ómar Ortiz Forero

LA META

Alfonso Osorio Carvajal

EN EL PAÍS DE LAS HADAS

Gabriel Ernesto Osorio Ariza

INDIFERENCIA

Nelson Osorio Marín

EN EL VALLE DE TUNDAMA...

Manuel Ospina Acosta

POE

William Ospina

(SIN TÍTULO)

Germán A. Ossa E.

AL PRINCIPIO

Gabriel Pabón Villamizar

LOS PÁJAROS

Sandra Patricia Palacios

LA MIRADA

Carlos Orlando Pardo Rodríguez

LA REGALADA

Jaime Paredes Pardo

MAGIA

Felipe Paris

DECLARACIÓN DE AMOR DE TARZÁN

Rodrigo Parra Sandoval

HOY PARÓ CON LA BOTELLA

Carlos Patiño Millán

PERSECUCIÓN

Julio César Pérez Méndez

BATALIA

José Libardo Porras Vallejo

LOS SANTOS RESTOS

Eduardo Posada Hurtado

LOS CHISMES DE BASILISA

Amalia Lucía Posso Figueroa

YAMÍN

Herbert Hernando Potes

EL BONDADOSO

Gustavo Quesada Vanegas

CUESTIÓN DE ESPACIO

Carlos Arturo Ramírez Gómez

SOLA

Clinton Ramírez C.

SIN RELOJ DE PULSERA

Álvaro Ramos Quesedo

ÉRAMOS TAN FELICES

Gloria Rendón

ADIVINANZA

Ángela Adriana Rengifo Correa

LA LISTA

Nicanor Restrepo Santamaría

METAMORFOSIS

Mario Enrique Rey Perico

ÉRAMOS INOCENTES

Carlos Flaminio Rivera Castellanos

EMBUSTERO

Martha Cecilia Rivera

POSTAL DE UN HOMBRE TRISTE

Juan Manuel Roca

DESENCUENTROS

Fernando Rodríguez

LA BALA PERDIDA

Johann Rodríguez-Bravo

SORTILEGIO

Luz Marina Rodríguez Romero

MUERTO, PERO DESPIERTO

Roberto Rodríguez

CAPTURAN MÁS SOSPECHOSOS

Celso Román

VASOS COMUNICANTES

Armando Romero

OCASIÓN TARDÍA

Fernando Romero Loaiza

LA FALACIA DEL DIÁLOGO

VJ Romero

EL ASOMBRO

Evelio José Rosero Diago

EL IMAGINERO

Roberto Rubiano Vargas

FRENTE A FRENTE

Carolina Rueda

EL ENCANTO DE LOS MALEANTES

Harold Ruiz Paz

MI ADÁN LITERARIO

María Paz Ruiz Gil

OTRAS OREJAS

Sneider Saavedra Rey

SOBRE LAS BRUJAS

David Sánchez Juliao

FARAÓN

Umberto Senegal

HOLMESIANA

Eduardo Serrano Orejuela

EL AHOGADO DE ALCÁNTARA

Enrique Serrano

PLATÓNICA

Lya Damaris Sierra González

LA HABANA

Pablo John Silva & Martha Fajardo V.

INEVITABLE

Carmen Cecilia Suárez

OTRO TRABAJO DE N

Nicolás Suescún

UN ESPEJO AL ENTRAR

Javier Tafur González

ARS POÉTICA

Guido Leonardo Tamayo Sánchez

EL VACÍO

Gustavo Tatis Guerra

UNA FISURA EN LA NOCHE

Lucy Fabiola Tello

ABEJAS

Antonio Ungar

(SIN TÍTULO)

Hernando Urrutia Vásquez

CALUMNIAS

Libardo Vargas Celemín

AMANUENSE DE ESPANTOS

Guillermo Velásquez Forero

ZORRO REY

Jaime Alberto Vélez González

CONTRA LA MODA

Rubén Vélez

EL TELÉFONO

Luis Vidales

SUEÑO DE ARENA

Rodolfo Villa Valencia

EL CRUCERO HABITUAL DE SU MÁS BELLA COSTUMBRE

Lucas Villegas M.

EL VIEJO MALABARISTA

Luis Bernardo Yepes Osorio

PROBLEMA

Jorge Zalamea

LA SONRISA INSINUADA

Flóbert Zapata Arias

AMOR ETERNO

Óscar Zapata Gutiérrez

… SE LO DESEO A NADIE

José Zuleta Ortiz

EVIDENCIA

Aymer Waldir Zuluaga Miranda

SEGUNDO RITUAL

Henry Zuluaga

BIBLOGRAFÍA

NOTAS AL PIE

PRÓLOGO

MINICUENTOS Y GRADIENTES DE NARRATIVIDAD1

Eduardo Serrano Orejuela

Françoise Revaz ha propuesto una tipología de formas narrativas de complejidad creciente que podrían interesar a los cultores y estudiosos de los minicuentos: el Cuadro, la Crónica, la Relación y el Relato. En su condición de narrativas, estas diversas formas tienen en común la referencia a acciones humanas o eventos naturales que transforman un estado en otro; difieren en el tipo de relación que establecen entre las acciones o eventos de dichos procesos de transformación.

En el Cuadro, «la acción presentada no tiene ni comienzo, ni medio, ni fin. Gracias a una especie de captura de imagen, se muestran las acciones en una relación de simultaneidad; el tiempo no avanza» (Adam & Revaz, 1996: 39).

Adam & Revaz dan como ejemplo el comienzo de La educación sentimental, de Gustave Flaubert:

El 15 de septiembre de 1840, a eso de las 6 de la mañana, el Ville de Montereau, a punto de zarpar, echaba grandes bocanadas de humo delante del muelle San Bernardo.

La gente llegaba sin aliento; barricas, cables, cestas de ropa dificultaban la circulación; los marineros no hacían caso a nadie; la gente se atropellaba; los paquetes eran izados entre los dos tambores, y el bullicio se ahogaba en el ruido del vapor, que, escapándose por entre las planchas metálicas, envolvía todo en una nube blanquecina, mientras que la campana, en la proa, tocaba sin cesar.

Este pasaje «constituye la descripción de una escena animada cuyo título podría ser “preparativos de viaje”: en un lugar dado (delante del muelle San Bernardo), diversos personajes se apresuran (gente, marineros). La utilización exclusiva del imperfecto (llegaba, dificultaban, atropellaba, etc.) señala con claridad la dominante cualificativa del pasaje» (Adam & Revaz, 1996: 39).

En una novela o en un cuento, es frecuente que el Cuadro se relacione con las otras tres formas narrativas. Por su parte, un minicuento puede estar constituido por un solo Cuadro, con exclusión de las otras formas.

La Crónica «es una representación de acciones o de eventos organizados según un orden cronológico (criterio de consecución2). Lo que la distingue de las otras categorías narrativas —la Relación y el Relato— es la disposición estrictamente cronológica de los hechos, sin que ningún nexo causal se añada a la sucesión temporal» (Revaz, 2009: 106).

Un breve ejemplo de Crónica lo da E.M. Forster (1927: 86) cuando ilustra lo que denomina historia (story):«Murió el rey y luego murió la reina». El vínculo entre los dos eventos es puramente cronológico: una muerte ocurre antes (o después) de otra.

«Si la Crónica —prosigue Revaz— presenta hechos ligados solo por el vínculo cronológico, la Relación presenta un criterio suplementario, a saber, vínculos de causalidad. Las acciones y los eventos relatados están ligados no solo en un encadenamiento cronológico (ocurren unos después de los otros), sino igualmente en un encadenamiento causal (ocurren unos a consecuencia de otros)» (Revaz: 2009: 112).

El ejemplo que da Forster (1927: 86) de lo que denomina trama (plot) es una Relación: «Murió el rey y luego murió la reina de pesar». La muerte de la reina es posterior a la del rey (vínculo temporal) y causada por el pesar que le produjo (vínculo causal). En la Relación se articulan, pues, la consecución y la consecuencia.

Finalmente, el Relato presenta, además de vínculos temporales y causales, «una intriga [mise en intrigue], es decir, un modo de composición específico que incluye un nudo y un desenlace» (Revaz, 2009: 124).

El siguiente pasaje de Boris Tomachevski (1925: 207), uno de los formalistas rusos, ilustra en detalle este modo de composición:

A veces observamos una situación equilibrada al principio de la trama (del tipo “Los personajes vivían apaciblemente. De pronto sucedió...”). Para poner la trama en movimiento se introducen motivos dinámicos que destruyen el equilibrio de la situación inicial. El conjunto de los motivos que rompen la inmovilidad de la situación inicial y que desencadenan la acción se llama el nudo. Habitualmente el nudo determina toda la evolución de la trama y la intrigase reduce a las variaciones de los motivos principales que han sido introducidos por el nudo. Estas variaciones se llaman peripecias (el paso de una situación a otra). Cuanto más complejos son los conflictos que caracterizan la situación y más contradictorios los intereses de los personajes, tanto más tensa es la situación. La tensión dramática va creciendo a medida que se acerca el vuelco de la situación. Generalmente la tensión se logra mediante la preparación de ese vuelco. En la novela de aventuras estereotípica, los adversarios del héroe que buscan su muerte llevan siempre las de ganar. Pero en el último momento, cuando esta muerte se ha vuelto inminente, el héroe se salva repentinamente y las maquinaciones montadas por sus enemigos se derrumban. La tensión aumenta gracias a esta preparación. La tensión alcanza su culminación antes del desenlace.

Situación inicial – Nudo – Peripecias – Desenlace – Situación final son las cinco partes del Relato considerado como modo de composición, lo que da lugar a una estructura narrativa quinaria.

Adam & Lorda (1999: 58-61) analizan esta estructura en «El cautivo», de Jorge Luis Borges:

En Junín o en Tapalqué refieren la historia. Un chico desapareció después de un malón; se dijo que lo habían robado los indios. Sus padres lo buscaron inútilmente; al cabo de los años, un soldado que venía de tierra adentro les habló de un indio de ojos celestes que bien podía ser su hijo. Dieron al fin con él (la crónica ha perdido las circunstancias y no quiero inventar lo que no sé) y creyeron reconocerlo. El hombre, trabajado por el desierto y por la vida bárbara, ya no sabía oír las palabras de la lengua natal, pero se dejó conducir, indiferente y dócil, hasta la casa.

Ahí se detuvo, tal vez porque los otros se detuvieron. Miró la puerta, como sin entenderla. De pronto bajó la cabeza, gritó, atravesó corriendo el zaguán y los dos largos patios y se metió en la cocina. Sin vacilar, hundió el brazo en la ennegrecida campana y sacó el cuchillito de mango de asta que había escondido ahí, cuando chico. Los ojos le brillaron de alegría y los padres lloraron porque habían encontrado al hijo.

Acaso a este recuerdo siguieron otros, pero el indio no podía vivir entre paredes y un día fue a buscar su desierto. Yo querría saber qué sintió en aquel instante de vértigo en que el pasado y el presente se confundieron; yo querría saber si el hijo perdido renació y murió en aquel éxtasis o si alcanzó a reconocer, siquiera como una criatura o un perro, los padres y la casa.

Según los autores, la situación inicial de la historia está dada por la desaparición del chico y la inútil búsqueda por parte de los padres. El nudo, que rompe la inmovilidad de esta situación, es introducido por la noticia aportada por el soldado varios años después. Las acciones siguientes constituyen las peripecias: búsqueda y encuentro del supuesto hijo, retorno a la casa. El desenlace está dado por la reacción de este, que lo lleva a rescatar el cuchillito que había escondido cuando chico. Situación final: confirmación de la identidad del hijo perdido, alegría de los padres por el hijo reencontrado. En el último párrafo se refiere una nueva transformación (el hijo retorna al desierto), que podría dar lugar a una nueva historia, y se cierra con las consideraciones del narrador relativas a un saber que le hubiera gustado obtener.

Resumamos estos diferentes modos de composición, también denominados gradientes de narratividad, en la siguiente tabla:

Dada la breve extensión de los minicuentos, es frecuente que, en el caso de que tengan la estructura quinaria de Relato, esta no sea presentada en su totalidad, correspondiéndole al lector inferir la parte omitida. Es lo que ocurre en el primer párrafo de «La trama», también de Borges:

Para que su horror sea perfecto, César, acosado al pie de una estatua por los impacientes puñales de sus amigos, descubre entre las caras y los aceros la de Marco Junio Bruto, su protegido, acaso su hijo, y ya no se defiende y exclama: «¡Tú también, hijo mío!». Shakespeare y Quevedo recogen el patético grito.

Al destino le agradan las repeticiones, las variantes, las simetrías; diecinueve siglos después, en el sur de la provincia de Buenos Aires, un gaucho es agredido por otros gauchos y, al caer, reconoce a un ahijado suyo y le dice con mansa reconvención y lenta sorpresa (estas palabras hay que oírlas, no leerlas): «¡Pero, che!». Lo matan y no sabe que muere para que se repita una escena.

El narrador privilegia el nudo (el ataque de los amigos de César) y las peripecias subsiguientes (defensa de César, descubrimiento de Bruto, abandono de la lucha y exclamación). La situación inicial, el desenlace y la situación final deben ser inferidos por el lector valiéndose de su competencia enciclopédica histórica. En el segundo párrafo, el narrador privilegia el nudo (agresión de los otros gauchos), las peripecias (reconocimiento del ahijado y palabras que le dirige) y el desenlace (muerte del gaucho).

¿Cuál es el modo de composición de prestigiosos brevísimos minicuentos como «El dinosaurio» («Cuando despertó, el dinosaurio todavía estaba allí»), de Augusto Monterroso, o este atribuido a Ernest Hemingway: «En venta: zapatos de bebé, sin usar» («For sale: baby shoes, never worn»)? Invito al desocupado lector de estas páginas antológicas a que reflexione sobre el tema y se aventure a una que otra especulación.

VISITA DE PÉSAME

Adalberto Agudelo Duque

A Manuel Salvador lo mataron los pájaros, en venganza por las tórtolas caídas, los colibríes y los gorriones asesinados merced a su ojo implacable con la cauchera de ocho cauchos. Tal vez lo mataron por piedad, porque no sufriera en vida todas las muertes de los pichones huérfanos y los huevos abandonados en los nidos. Recuerdo que la noche del velorio, como a las once, tal vez más tarde, entró por la puerta un afrechero. Con saltos cortos y mirando rápido y nerviosamente a los circunstantes, voló al fin sobre el ataúd de tablas pegadas a clavo y martillo. Lo recorrió de arribabajo y de izquierderecha. Se detuvo un momento en el diminuto ventanal puesto ahí como una ojiva o un espejo para mirar al otro lado del infinito. Reconoció los rasgos, el ojo negro, grande, profundo, por donde entró la agonía. Agitó las alas y silbó su canción de todas las mañanas. Después trepó a la solera y se perdió en el agujero más grande de la noche por el agujero más pequeño de la casa.

LA COMUNIÓN

Amparo Agudelo de Arango

Matías estaba feliz, pues iba a celebrar su primera comunión. La noche anterior, pasó la mayor parte del tiempo en vela: ¿cómo era posible que un cuerpo tan grande como el de Cristo cupiera en la hostia?

Amaneció. Con rapidez y con torpeza se duchó y se vistió. Llegó a la iglesia, de brazo de sus papás. No podía concentrarse en la Santa Misa, sólo esperaba el momento de tan anhelada comunión.

Hizo la fila. “Este es el cuerpo de Cristo”, dijo el cura. Tomó la hostia y Cristo se hizo carne. Pero era tan grande que Matías se atragantó, se asfixió y murió.

Debió ascender al cielo, porque en su interior llevaba el cuerpo de Cristo.

LAS ÚLTIMAS PALABRAS DE MAMÁ

Marco Tulio Aguilera Garramuño

Mi mamá me dijo no te dejes tocar por los muchachos, y después murió. Ahora, con setenta años encima, sentada en mi mecedora, mientras pienso en lo absurdo y triste que es el mundo, me pregunto qué quiso decir.

PERORATA DEL ESCRITOR VACÍO

José Rafael Aguirre Sepúlveda

No tengo tema para sentarme a escribir. No se me ocurre ninguna idea. Si tuviera algo sobre qué escribir, estaría escribiendo. No tengo más remedio que escribir que no tengo nada sobre qué escribir. Sin embargo, al escribir que no tengo nada sobre qué escribir, ya estoy escribiendo y, claro, también descubro que, al escribir acerca de no tener nada sobre qué escribir, ya tengo un tema. Y ya es algo sentarse uno a escribir que no se tiene nada sobre qué escribir, pero, ¿de qué otra manera podría aprovechar el tema de no tener sobre qué escribir para ir más allá de decir que no hay nada que escribir? La respuesta no debe ser otra que… escribiendo. Entonces, sí tengo sobre qué escribir y de hecho lo estoy haciendo; mejor dicho, ya lo hice. Prueba de ello es que usted, amigo lector, me está leyendo y ya es bastante que alguien lea sobre otro que escribió no tener nada sobre qué escribir.

Y qué curioso sería encontrar un medio editorial que, no teniendo nada qué editar, le publique a un escritor que lo único que escribió era que no tenía sobre qué escribir y el producto final llegue a manos de ese lector que no tenía nada que leer.

A LA CARRERA

Rubén Darío Álvarez