Cómo superarte con el estrés positivo - Tomás García Castro - E-Book

Cómo superarte con el estrés positivo E-Book

Tomás García Castro

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Beschreibung

¿Ha sentido alguna vez el estrés? ¿Quizá en el trabajo? ¿Quizá con sus relaciones personales? ¿Sí? ¿Y le gustaría aprender a dominarlo, aprender a convertirlo en su mejor aliado? 
El estrés es un auténtico regalo de la naturaleza que, desde el inicio de nuestra existencia, nos ha permitido no sólo sobrevivir, sino también superarnos día a día, generación a generación, civilización a civilización. El estrés es positivo, es poderoso, nos ayuda y nos beneficia en todos los sentidos. Sin embargo, como toda fuente de poder, el estrés también es bravo, feroz cuando se desboca. Y somos nosotros, con nuestra falta de habilidades para manejarlo, para controlarlo, quienes lo transformamos en negativo, en pernicioso, en nuestro más brutal enemigo. Este libro le enseñará cómo el estrés positivo ha sido, y sigue siendo, ese secreto mágico y prodigioso que le conducirá a la superación y al éxito. Le sorprenderá desde la primera página, porque descubrirá un mundo de maravillosas oportunidades.
Un método para conseguir que el estrés se convierta en tu mejor aliado

AUTOR:

Tomás García Castro es Teniente de la Guardia Civil, uno de los cuerpos policiales más antiguos y prestigiosos del mundo, y del que forma parte desde hace 25 años. Además, es técnico superior en prevención de riesgos laborales, especializado en ergonomía y psicosociología aplicada. «Número 1» de promoción de todos los cursos de ascenso en los que ha tomado parte. Durante años ha estudiado el estrés en el ámbito del trabajo, lo que le llevó a escribir y publicar en 2011 “Más allá del estrés”, una novela de autoayuda que aborda con total crudeza y realismo el estrés policial. En la actualidad colabora con varias universidades, organismos públicos y entidades privadas en España.

SOBRE LA COLECCIÓN SUPÉRATE Y TRIUNFA

Vivimos en una época de estrés y de depresión profunda a causa de la crisis mundial que nos azota. Hemos perdido, en cierta manera, el norte como sociedad y vamos dando bandazos, caminando por la vida sin ilusiones, con una tendencia negativa que se refleja en nuestro rostro, en las relaciones con los demás y nuestros trabajos. Este planeta se ha convertido en un mundo gris, triste y desamparado. Cada día escuchamos decenas de historias que nos encogen el corazón y muy pocas que nos hagan emitir una sonrisa. Es una realidad.

Por eso, desde Mestas Ediciones buscamos cada día una manera de revertir esta situación, aportando nuestro pequeñito grano de arena. De ahí nace esta colección, Supérate y Triunfa, que contiene una serie de libros con los cuales queremos añadir optimismo y todas las demás herramientas necesarias para conseguir una vida plenamente feliz, en todos los aspectos posibles. De ahí el carácter heterogéneo de la colección, que tocará temas tan importantes como el económico, el amor, la salud, entre otros muchos. Y lo haremos de la mano de autores de primer orden, formados con gurús y conferencistas motivacionales mundialmente reconocidos, coaches tan importantes como Anthony Robbins, T. Harv Eker o John Demartini. Esperamos que os guste y que os sirva para disfrutar de la vida con la máxima pasión diaria y sonreír cuantas más veces, mejor.

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A mi familia, a toda mi familia

AGRADECIMIENTOS

A Sofía, mi mujer, a mi hijo, Tomás, y a mi hija, Celia, por las horas y horas que aquel mes de diciembre os robé para escribir este libro.

A Mestas Ediciones, por la incondicional confianza depositada en el autor de esta obra.

A todos cuantos habéis contribuido, de una forma u otra, a que este libro llegara a ver la luz.

“La clave del éxito es el dominio del estrés; la clave del dominio del estrés es conocerlo”.

El autor

INTRODUCCIÓN

BIENVENIDO AL ESTRÉS DEL ÉXITO

“Acabe con el estrés para siempre”, “Sin estrés”, “Adiós estrés”, “Desestré-sate”… Seguro que también usted ha podido leer en más de una ocasión títulos como éstos, títulos que alertan sobre las maldades del estrés, las perniciosas consecuencias que puede tener para su salud, para su vida familiar, para su entorno laboral. De hecho, el estrés ha sido y sigue siendo calificado como la enfermedad del siglo XXI o como la última gran epidemia mundial.

A pesar de todo ello, a pesar de existir innumerables estudios científicos, sobradamente divulgados, que demuestran los perjuicios del estrés, lo cierto es que hoy continúa siendo considerado como la causa que, directa o indirectamente, más muertes provoca al año en el mundo desarrollado.

No abundaremos, por ello, en recalcar los consabidos quebrantos del estrés. La estrategia de este libro será diferente, como podrá comprobar ya, en la siguiente línea de esta misma página.

La ausencia de estrés es la debilidad, la mediocridad, la indefensión, la derrota. La ausencia de estrés, estimado lector, es la muerte. ¿No lo cree? Cuando dentro de tan sólo unos pocos días haya leído la última línea de este libro, habrá cambiado por completo su visión del estrés, esa visión estereotipada que le ha hecho creer hasta ahora que el estrés es negativo per se, que el estrés puede acabar con su salud, con su familia, con su trabajo, con su vida.

Aunque no lo crea, el estrés es un auténtico regalo de la naturaleza que, desde el inicio de nuestra existencia, nos ha permitido no sólo sobrevivir, sino superarnos día a día, siglo a siglo, milenio a milenio.

Prepárese, estimado lector, a descubrir, a conocer, a comprender, cómo el estrés, ese villano que ha acabado con tantas vidas, es en realidad dual; cómo antes que villano, el estrés es un héroe que ha guiado a los más geniales hombres y mujeres de la historia a transitar por la senda de la lucha, del trabajo, del positivismo, de la creatividad que les condujo hasta los más impresionantes descubrimientos y retos de la humanidad.

Prepárese, estimado lector, a conocer el secreto de las más grandes celebridades de todos los tiempos: el estrés positivo.

Prepárese, estimado lector, a reinventar su forma de afrontar cada problema, cada dificultad; prepárese a reinventar su vida, porque cuando sus ojos sobrepasen el punto y final del libro que en este momento tiene en sus manos, el estrés habrá dejado de manejarle; usted será quien maneje el estrés; el estrés negativo habrá pasado a la historia; el estrés positivo, el estrés del éxito, será entonces el nuevo protagonista de su vida.

Bienvenido, estimado lector, a la senda de la superación; bienvenido, estimado lector, a la senda del triunfo.

PARTE I ¡PREPARADOS! CONOCIENDO EL ESTRÉS

CAPÍTULO I

UN EJEMPLO DE SUPERACIÓN Y TRIUNFO

“Antes de hacer algo hay que tener un plan, una idea para saber hacia donde uno quiere ir. Y desearlo mucho, mucho”.

Mario R. Capecchi (1937 - ?). Premio Nobel de Medicina

“¡Esta vez ha faltado poco, muy poco!” –pensó.

Mario estaba exhausto. Su corazón parecía una locomotora y jadeaba por el intenso esfuerzo. No era para menos, después de haber estado corriendo a toda velocidad a lo largo de 10 manzanas. Todavía le temblaban las piernas por el miedo que había pasado. El tendero había estado a punto de cazarlo y, aunque había perdido parte del botín durante su huida, la recompensa era suficiente. Al menos hoy, comerían.

Mario tenía 9 años recién cumplidos; tan recién cumplidos que aquel día del mes de octubre de 1946 era su cumpleaños, aunque él no lo supiera. De todas formas, le hubiera dado igual saberlo. Cuando día tras día tienes que jugártela para sobrevivir, lo que menos importa es el día de tu cumpleaños. Es triste, muy triste, casi tan triste como el rostro asustado, temeroso, aterrado de un infante que, sin haber llegado a la década de vida, ha tenido ya que terciar mano a mano con la miseria.

Mario repartió la fruta entre los muchachos. Eran apenas unas piezas; lo justo para tener las fuerzas necesarias que les permitieran volver a intentarlo de nuevo al día siguiente. Aquella sensación de tener algo en el estómago era maravillosa, una bendición. Y es que Mario, de un tiempo a esta parte, siempre tenía hambre. Había quedado a merced de su suerte por las calles de Verona, en Italia, con poco más de cuatro años, y desde entonces su vida se había convertido en una historia de lucha constante; de lucha por la supervivencia; de lucha por poder abrir los ojos cada mañana y conseguir algo de comida que llevarse a la boca. Daba igual conseguirla en latienda de fruta, en la de pan o en la de carne; lo importante era tomarla y salir corriendo; correr y correr todo lo rápido que pudiera para yantarla después. “Algún día, cuando tenga dinero, devolveré el doble de lo que ahora estoy cogiendo”, pensaba algunas noches mientras intentaba quedarse dormido debajo del puente, entre cartones, tras haber planeado el modo de conseguir algo de comida con lo que llenar la andorga al día siguiente.

La suya había sido una infancia difícil casi desde el mismo día de su nacimiento. Al poco de venir al mundo, su padre se había alistado en el ejército y había partido para combatir en África durante la peor de todas las guerras. Poco después, su madre, que había tenido que criarlo sola desde la marcha de su progenitor, fue llevada a un campo de concentración. Aquél era el primer recuerdo del pequeño Mario: el de su madre arrestada por un grupo de hombres armados.

Por aquel entonces tenía poco más de tres años, y acabó recalando en el seno de una familia humilde de campesinos a la que su padre había dejado algo de dinero temiéndose que algún día su esposa pudiera ser encarcelada, como así sucedió. Sin embargo, el dinero duró poco, y un año después el muchacho acabó solo en las calles de Verona, abandonado a su suerte.

Habían pasado casi cuatro años, y aquel día, tras devorar la pieza de fruta que le había correspondido en el reparto entre sus compañeros de fatigas, se sintió mal, peor que nunca. Llevaba mucho tiempo encontrándose mal, aunque siempre había creído que el hambre, el frío y el miedo eran los culpables. Pero esta vez era diferente. Pasó toda la noche delirando por la fiebre. Soñó que su madre regresaba y lo abrazaba, después de ser liberada de su cautiverio.

Cuando Mario abrió los ojos a la mañana siguiente, ya no vio el musgo de la bóveda del puente que le servía de dormitorio. Seguía sintiéndose tan mal como el día anterior, pero ya no tenía frío, ni le dolía la espalda por la dureza de las maderas y los cartones que le solían servir de lecho para sus sueños. Por un momento pensó que su madre, su querida madre, había regresado de verdad; que ella era la que lo había recogido de aquel desangelado y miserable hogar de hambre, frío y miedo, y lo había devuelto a casa, donde su padre les esperaba a ambos.

Su ilusión se desvaneció como un azucarillo en el café tan pronto como la enfermera se percató de su despertar inquieto y se acercó para darle un poco de agua. “Tranquilo, pequeño, pronto sanarás y volverás a casa”.

“¡Dios mío, a casa! ¿A qué casa?” –susurró.

Maltrecho por el tifus –la causa de que sus huesos hubieran acabado en aquel sanatorio– y por la extrema desnutrición, Mario continuó luchando por salvar su vida. Pasó muchos meses en la cama de aquella enfermería, al borde de la muerte. Sin embargo, sus sueños no caerían en saco roto.

Lucy, su madre, que había permanecido cautiva durante años en un campo de concentración de Dachau, había sido liberada en 1945. Durante un año lo buscó sin descanso, sin perder el aliento un instante. El día que se presentó en el sanatorio y abrazó a Mario, ambos lloraron como sólo pueden hacerlo una madre y un hijo que se reencuentran por sorpresa después de haber creído que se habían perdido para siempre. El pequeño comprendió entonces que aquel sueño bajo el viejo puente, deseando que ella regresara y lo abrazara, había sido el inicio de su reencuentro. El día de su noveno cumpleaños, el día en que había conseguido escapar a la carrera del frutero veronés, el día en que el tifus había acabado con su resistencia y lo había llevado hasta el hospital, fue el día en que Lucy, su madre, había sido liberada. Un año después se produciría el emotivo encuentro.

En su encomiable empeño por seguir adelante a pesar de la adversidad, Mario y su madre emigraron a los Estados Unidos en busca de un futuro mejor. Allí, el muchacho aprendió a leer a los 13 años. ¡Dios mío, a los 13 años! Sin embargo, su intensa vida en las calles de Verona, luchando contra el hambre primero, y contra la enfermedad después, le había enseñado mucho más que cualquier lectura.

¿Le parece una historia increíble, estimado lector? ¿Cree que tan sólo se trata de un relato ideado con el objetivo de amenizar el inicio del libro que en este momento lee? Nada más lejos de la realidad. La historia que acaba de leer está basada en hechos reales y, salvo pequeños detalles, que ciertamente han sido incluidos para dar al relato ciertas pinceladas literarias, el resto, la esencia de cuanto compone la historia, es auténtico: Mario, la guerra, la partida de su padre, el arresto de su madre, la soledad, el hambre, la pandilla de ladronzuelos, el tifus, el hospital, el reencuentro… Todo real.

Pero la historia no concluye, afortunadamente, aquí.

En el año 1967, Mario se doctoró en biofísica por la Universidad de Harvard. Dos años más tarde comenzaría su carrera como profesor universitario por varias facultades americanas.

En el año 2007, Mario Renato Capecchi, nuestro protagonista, recibiría el premio Nobel de Medicina por sus trabajos sobre células madre y manipulación genética en modelos de animales, con el objetivo de avanzar en el conocimiento de enfermedades humanas como el cáncer o la fibrosis quística.

En la actualidad, Mario es profesor de genética humana y biología en la Escuela de Medicina de la Universidad de Utah.

Un ejemplo de lucha por la supervivencia y por la superación, estimado lector, a pesar de todas las dificultades imaginables, ¿no lo cree también usted?

Dar ejemplo no es la principal manera de influir sobre los demás; es la única manera.

Albert Einstein (1879 - 1955). Científico alemán

Años más tarde, Mario Capecchi afirmaría, durante una entrevista televisiva, que aquella experiencia vital, aquellos años junto a aquella pandilla de ladronzuelos, le sirvieron como ninguna otra cosa en su carrera. “Aprendí a confiar en mí mismo. Estaba sólo y creo que mi trabajo como investigador está vinculado a aquella época. Entrenaba mi mente de forma constante, desarrollando planes que luego tenía que cumplir. Hoy enseño a mis alumnos que para hacer algo no hay que darle tantas vueltas, sólo hay que empezar a hacerlo. Pero antes hay que tener un plan, una idea para saber hacia donde uno quiere ir. Y desearlo mucho, mucho”.

Éste es nuestro punto de partida, estimado lector. Tómese este libro como el comienzo de un plan que usted puede desarrollar con el objetivo, con la meta, de superarse y conseguir el éxito.

Quizás se esté preguntando qué relación tiene el estrés con la historia de Mario Capecchi. Mucha, créalo.

En estas páginas podrá comprobar cómo ese espíritu de lucha, ese ánimo y esa ilusión que no sólo sirvió a Mario Renato Capecchi, el protagonista de nuestro relato, para sobrevivir, sino también para superar tantas dificultades y triunfar en la vida, puede convertirse también en su mejor aliado. Lo ha sido para otros grandes personajes de la historia, y seguro que lo puede ser del mismo modo para usted.

Ese espíritu de lucha, estimado lector, tiene un motor: el estrés positivo.

¿Preparados? ¡Empezamos!

CAPÍTULO II

ESTRÉS POSITIVO, DIVINO TESORO

“No hay nada que sea más práctico que una buena teoría”.

Kurt Lewis (1890 - 1947).

Psicólogo polaco

LUCHA Y HUIDA: UN ESPÍRITU DE SUPERVIVENCIA…

También hoy, el simple gesto de abrir los ojos cada mañana es un auténtico suplicio, un camino de lucha por salir adelante para algunas personas. No es extraño, si tenemos en cuenta que quizás apenas hayan podido dormir, acuciadas por los problemas y las dificultades que dejaron pendientes el día anterior y que aún hoy esperan a ser solventados, al iniciar un nuevo día. La maldita hipoteca, las malas relaciones con su pareja, el acoso al que cada día le somete el jefe – si es que lo tiene, claro, porque si no es así, quizás la situación sea aún peor–, el problemático comportamiento de su hijo, las desavenencias con el vecino que no deja de hacer ruido… ¡Estrés, estrés y más estrés!

¿Estrés? Si en este momento le preguntáramos acerca de lo que usted entiende por el término estrés, es muy probable que lo definiera como un estado negativo de ansiedad, de tensión y de malestar derivado de las presiones propias del mundo en el que vivimos. Eso es lo que al menos respondieron muchos de los encuestados a los que se les preguntó sobre tal concepto en el marco de diversos estudios.

Dicha percepción, sin embargo, no es del todo correcta. Y no es la única, porque las creencias equivocadas de muchas personas sobre el estrés suelen ser habituales.

CUADRO 1.1 ALGUNAS CREENCIAS ERRÓNEAS SOBRE EL ESTRÉS

El estrés es propio de nuestro tiempo.El estrés es una enfermedad.El estrés siempre es negativo.El estrés lo sufren sólo personas importantes, pero no el común de los mortales.Los niños y las personas mayores no se estresan.Es posible y deseable eliminar totalmente el estrés.Las situaciones agradables no generan estrés.A todo el mundo le estresan las mismas situaciones.El estrés es incontrolable.

La obra que en este momento sostiene usted entre sus manos tiene la firme vocación de ser un libro práctico, que le enseñe a manejar el estrés y, con ello, que le ayude a mejorar en su vida personal, familiar y profesional. Sin embargo, tal y como afirmó Kurt Lewis –el padre de la psicología social–, no hay nada más práctico que una buena teoría.

La clave para manejar el estrés es conocerlo. Esta es la teoría sobre la que se asientan los contenidos de este libro y, precisamente por ello, comenzaremos intentando que usted sepa todo cuanto debe saber sobre el estrés.

“El hallazgo afortunado de un buen libro puede cambiar el destino de un alma”.

Marcel Proust (1871 - 1922).

Escritor francés

Bien, intentemos aclarar algunos conceptos básicos. Aunque la opinión mayoritaria es la de que el estrés es un estado desagradable motivado por las dificultades a las que debemos hacer frente cada día, lo cierto es que, al menos originariamente, el estrés es algo muy distinto, y su propia experiencia personal le servirá para comprobarlo.

Intente recordar la última vez que consiguió un logro personal, algún reto que se había marcado alcanzar. No tiene por qué ser importante; piense tan sólo en un resultado positivo que se había propuesto conseguir. Podría ser la superación de un examen, el necesario para obtener el permiso de conducción, por ejemplo. Seguro que tiene otros muchos logros que recuerda: leer un voluminoso libro, bajar de peso, enamorar a una chica –la que es posible que hoy sea su pareja–, engendrar a su hijo, hacer un buen informe en el trabajo, batir su propia marca deportiva… Pues bien, aquello que le impulso, que le motivo a conseguir ese pequeño o gran logro personal, familiar o profesional, muy posiblemente, aunque no lo crea, fue el estrés.

Pero vamos por partes; comencemos por el principio, porque nos ayudará sobremanera a entender mejor el concepto del estrés.

Como adelantábamos en la introducción, la vida del ser humano sin estrés hubiera sido imposible; el hombre nunca habría sobrevivido, sino que habría sucumbido al ataque de los animales más poderosos que cohabitaban junto a él en nuestro planeta.

En esencia, el estrés consiste en un conjunto de reacciones arcaicas, tanto a nivel neurológico como hormonal, que preparan a nuestro organismo para la lucha o la huida, es decir, para la actividad física.

EL ESTRÉS, EN ESENCIA, ES UN CONJUNTO DE REACCIONES ARCAICAS QUE PREPARAN A NUESTRO ORGANISMO PARA LA LUCHA O LA HUIDA

Así, cuando nuestro cerebro valora como amenazante un acontecimiento o situación concretos, envía una señal al sistema nervioso y al sistema endocrino, que serán los encargados de producir y liberar las hormonas necesarias para excitar la actividad de nuestros órganos, provocando la respuesta de estrés.

Esta era la respuesta adecuada cuando el hombre tenía que hacer frente, por ejemplo, al ataque de una fiera. Y fueron precisamente este tipo de respuestas las que le permitieron poder escapar de la muerte o conseguir el alimento necesario para sobrevivir.

CUADRO 1.2 LA RESPUESTA DE ESTRÉS A NIVEL BIOQUÍMICO

… QUE AÚN HOY CONSERVAMOS

En la actualidad, el hombre moderno aún conserva esta respuesta, ya que está determinada genéticamente, de forma que, cuando nuestro cerebro evalúa un acontecimiento o situación como una amenaza, pone en marcha el mecanismo del estrés para, como ocurría en tiempos pasados, luchar o huir. De este modo, hoy, el estrés sigue formando parte de nuestras vidas, a pesar de no tener que enfrentarnos al peligro de las fieras. En nuestros días, los peligros, conocidos con el nombre de fuentes de estrés o estresores, son otras exposiciones mucho más modernas, como el entorno familiar o laboral, cuyas circunstancias la persona evalúa a veces como amenazantes para su estabilidad. Aunque nos resulte sorprendente, nuestro cuerpo, ante una supuesta amenaza, continúa reaccionando en pleno siglo XXI como lo hacía miles de años atrás: liberando hormonas del estrés.

“La vida es lucha”.

Eurípides (480 a.C. - 406 a.C.). Poeta griego

La Organización Mundial de la Salud define el estrés como el “conjunto de reacciones fisiológicas que prepara al organismo para la acción”.Es, por tanto, un mecanismo natural que intenta que podamos adaptarnos adecuadamente a las situaciones puntuales de nuestra vida diaria que precisan de una especial activación.

CUADRO 1.3 PREPARACIÓN DEL ORGANISMO PARA LA LUCHA O LA HUIDA

Incremento de la sudoración.Aumento del ritmo cardiaco y respiratorio.Interrupción de funciones no vitales.Intensificación de la agudeza de los sentidos.Desvío de la sangre de áreas no vitales.Mejora en la coagulación sanguínea.Mayor disponibilidad de glucosa para la obtención de energía.Empleo de las grasas acumuladas.

“Se me hace tarde para recoger a los niños del colegio”, “tengo que aprobar ese examen como sea”, “ganar este partido es fundamental para el campeonato”, “este informe que el jefe me ha encargado debe estar listo sin falta para mañana”… Todas ellas son situaciones que gracias al estrés podemos solventar hoy felizmente.

CUANDO NUESTRO CEREBRO DETECTA UNA SITUACIÓN COMPROMETIDA, GENERA UNA RESPUESTA DE ESTRÉS PARA QUE SEAMOS CAPACES DE AFRONTARLA DEL MEJOR MODO POSIBLE

Cuando nuestro cerebro, que es un experto detector de amenazas, descubre una situación que puede resultar comprometida, genera una respuesta automática, denominada respuesta de estrés, que intenta que seamos capaces de afrontar del mejor modo posible dicha situación. Para ello, hace uso de ciertos recursos excepcionales, idénticos a los que nuestros ancestros utilizaban para luchar o huir, y que están orientados a que podamos resolver la situación amenazante.

Así, el incremento de la sudoración propia de las situaciones de estrés obedece a la puesta en marcha del sistema de refrigeración del organismo, además de a la necesidad de volvernos más resbaladizos para favorecer nuestra huida del depredador; la taquicardia es consecuencia del mayor esfuerzo del corazón para bombear más sangre a las partes del organismo implicadas en la lucha o huida, incrementando su eficacia; la sensación de ahogo está originada por la hiperventilación, que busca una mayor obtención de oxígeno para luchar o huir…

Como decimos, hoy, nuestra lucha o huida no es contra las fieras, pero sí contra amenazas que el estrés nos permite solventar del modo más óptimo posible.

Cuando las demandas de la situación se han solventado, la respuesta de estrés cesa y nuestro organismo vuelve a su estado de equilibrio.

Actualmente, en una perspectiva más integradora del concepto del estrés, suele definirse de un modo más completo como la respuesta fisiológica, psicológica y del comportamiento de una persona que intenta adaptarse a las presiones internas y externas.

Como puede ver, el estrés es positivo, nos ayuda en nuestra vida diaria, nos permite afrontar y superar los problemas y dificultades que nuestro cerebro identifica como una amenaza para nuestra persona o para nuestro entorno.

CUADRO 1.4 QUÉ NOS PERMITE EL ESTRÉS POSITIVO

Percibir mejor la nueva situación amenazante.Interpretar con mayor rapidez lo que se nos demanda.Decidir cuál es el comportamiento más adecuado.Llevar a cabo ese comportamiento del modo más inmediato y eficaz posible.

Pero ello no es todo. El estrés positivo nos transmite confianza, control, motivación. Nos permite ser más productivos, más creativos. Nos ayuda y nos beneficia. Es fundamental para la vida y se asocia al espíritu de lucha, a los desafíos más grandes en todos los ámbitos. Ahí tiene el ejemplo de Mario R. Capecchi que narrábamos en el capítulo I.

Pero, si como decimos, el estrés es un mecanismo natural de respuesta que nos permite hacer frente a situaciones complicadas, ¿cuál es entonces el problema del estrés? ¿Por qué habitualmente se asocia a un estado patológico tan perjudicial para el ser humano?

CAPÍTULO III

ESTRÉS NEGATIVO, MALDITO CASTIGO

“En las adversidades sale a la luz la virtud”.

Aristófanes (444 a. C. - 385 a. C.). Dramaturgo griego

DESAFÍO O AMENAZA

Como hemos visto en el capítulo anterior, el estrés, en origen, es positivo, nos ayuda a superar las dificultades de nuestra vida diaria cuando nuestro cerebro valora un acontecimiento o situación como comprometida para nuestra estabilidad.

Y ¿cuándo considera nuestro cerebro un hecho como comprometido? ¿Cualquier acontecimiento es amenazante? ¿Por qué un mismo suceso resulta una amenaza para una persona y no para otra?

En realidad, el estrés es una reacción subjetiva de cada uno de nosotros hacia lo que está aconteciendo, de forma que cada persona puede valorar de forma muy distinta una misma situación. Hablar en público, por ejemplo, puede no generar una especial respuesta de estrés en una persona y, sin embargo, sí hacerlo en otra. Y lo mismo podríamos decir de la respuesta que puede producir un examen para dos estudiantes, o de la que ocasione un inminente divorcio para los dos cónyuges en vías de separación. La valoración de la situación para cada uno de ellos puede ser positiva, indiferente o negativa.

En el presente capítulo vamos a intentar explicarle el complicado proceso de generación del estrés, un fenómeno en el que interactúan factores como los acontecimientos, nuestros pensamientos y nuestros recursos o habilidades para hacer frente a cuanto nos sucede.

Para ello, comenzaremos diciendo que el proceso de generación del estrés está influenciado por la doble evaluación que hacemos de:

1.º El ACONTECIMIENTO O SITUACIÓN: se trata de una evaluación primaria y, en su desarrollo, cada uno de nosotros podemos entender ese acontecimiento o situación como:

UN DESAFÍO: nuestra valoración es de amenaza, pero creemos poder manejar la situación mediante nuestros recursos y, además, obtener una ganancia de la misma, todo lo cual nos motiva. Imagine, por ejemplo, un pensamiento como el siguiente: “Sé que superar ese curso de formación para el cual el jefe me ha seleccionado será complicado, pero tengo confianza en mis posibilidades, creo que lo lograré y, además, estoy seguro de que me ayudará a mejorar en mi trabajo”. Este tipo de valoraciones suele llevar consigo emociones positivas y placenteras. Se trata de las que a partir de ahora denominaremos

amenazas retadoras.

Nos encontramos, estimado lector, ante el

estrés positivo,

también conocido como “EUSTRÉS”.

NUESTRO ESTRÉS POSITIVO SE ACTIVA, BÁSICAMENTE, CUANDO NOS TOMAMOS LAS DIFICULTADES COMO UN DESAFÍO QUE SOMOS CAPACES DE SUPERAR

UNA AMENAZA: anticipamos un posible daño o/y peligro que aún no se ha producido, pero que parece inminente. A diferencia de la anterior, la valoración en este caso es la de que no disponemos de los recursos necesarios para solventar el acontecimiento o situación. Nuestro pensamiento, en este caso, podría ser el siguiente: “Ese curso de formación al que me obligan a asistir es casi imposible de superar, no lo aprueba casi nadie, y yo tampoco lo lograré. Quizás hasta me despidan si no lo consigo”. Este tipo de valoración nos produce emociones negativas como el miedo, la ansiedad o la inseguridad. Son las que llamaremos

amenazas destructivas;

es el

estrés negativo

o “DISTRÉS”.

NUESTRO ESTRÉS NEGATIVO SE DESENCADENA CUANDO VALORAMOS UNA SITUACIÓN COMO UNA AMENAZA DESTRUCTIVA QUE NO PODEMOS CONTROLAR POR CARECER DE LOS RECURSOS NECESARIOS

UNA PÉRDIDA O DAÑO: cuando existe un perjuicio que ya ha tenido lugar (a nuestra estima, a nuestro físico, a nuestro entorno). Lógicamente lleva consigo, como la amenaza, la generación de emociones negativas y, por ende, de

estrés negativo.

Es el caso, por ejemplo, de la pérdida de un ser querido o el padecimiento de una grave enfermedad o lesión incurables.

2.º NUESTRAS CAPACIDADES para hacer frente al acontecimiento: es una evaluación secundaria en la que valoramos nuevamente nuestras posibilidades de respuesta, nuestros recursos de afrontamiento (conocimientos, experiencia, apoyo de otras personas…) ante el suceso o situación.

La interacción entre ambas evaluaciones, primaria y secundaria, supone una reevaluación del acontecimiento o situación que determinará nuestro grado de estrés, positivo o negativo. Y hasta tal punto es relevante dicha reevaluación, que podemos afirmar que no existen situaciones objetivamente estresantes, sino que es el modo en que cada uno de nosotros evaluamos lo que está sucediendo el que concluirá con una respuesta de estrés positiva o negativa. Dicho de otro modo, lo que importa en el proceso de generación del estrés no es lo que sucede, sino lo que nosotros pensamos sobre lo que sucede.

LO IMPORTANTE NO ES LO QUE SUCEDE, SINO LO QUE NOSOTROS PENSAMOS SOBRE LO QUE SUCEDE

Debemos tener en cuenta, no obstante, que en ocasiones nuestra evaluación puede no ser del todo clara, de forma que se mezclen entre sí desafío y amenaza, o que cualquiera de ellas lo haga con una evaluación de daño o pérdida. Es posible, incluso, que el resultado de nuestra evaluación sea diferente en momentos distintos para situaciones similares. Imaginemos, por ejemplo, que, como consecuencia de un accidente, una persona queda incapacitada en una silla de ruedas. En un principio, su evaluación de la situación podría ser la de daño o pérdida, al considerar que el perjuicio de tal acontecimiento es irremediable, que no puede hacerle frente, que no dispone de los recursos necesarios para resolver su complicada situación. Sin embargo, es posible que su evaluación inicial cambiara 180 grados transcurrido algún tiempo, al llegar al convencimiento de que, ciertamente, podría volver a caminar gracias a su esfuerzo y al trabajo de rehabilitación de los doctores que le atienden. El desafío estaría servido y, gracias a su respuesta de estrés positivo, la situación en vías de resolución en el caso de que llegara a entender que ahora sí que dispone de los recursos necesarios (su esfuerzo, la atención médica, la ayuda de su familia…) para poder solventar el problema.

En cualquier caso, una vez concluida nuestra evaluación de los acontecimientos, se generará nuestra respuesta de estrés con el objetivo de contar con ese extra de energía que nos permita resolver satisfactoriamente la exigencia, un proceso en el que juegan un papel muy relevante, como podemos deducir de cuanto hemos visto hasta ahora, el procesamiento cognitivo (pensamientos) y el procesamiento emocional (estados de ánimo) que cada uno de nosotros realicemos a partir de esos acontecimientos.

EL PODER DE LAS EMOCIONES

Las emociones son los distintos estados de ánimo que se producen en cada persona como consecuencia de las impresiones que percibe por los sentidos, sentimientos o recuerdos, y que tienen gran influencia en su comportamiento.