Confesiones de una Joven Viuda - Machado de Assis - E-Book

Confesiones de una Joven Viuda E-Book

Machado de Assis

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Beschreibung

Tras la muerte de su marido, una viuda decide revelar las verdades ocultas de su matrimonio, incluida su relación secreta con Emílio, un amante que transformó su vida. En una narración llena de ironía y crítica a las convenciones sociales, Machado de Assis desmonta la fachada de la perfección matrimonial y expone las complejidades de las pasiones humanas.

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Seitenzahl: 36

Veröffentlichungsjahr: 2025

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Índice de contenido
Confesiones de una Joven Viuda
SINOPSIS
AVISO
I
II
III
IV
V
VI
VII

Confesiones de una Joven Viuda

Machado de Assis

SINOPSIS

Tras la muerte de su marido, una viuda decide revelar las verdades ocultas de su matrimonio, incluida su relación secreta con Emílio, un amante que transformó su vida. En una narración llena de ironía y crítica a las convenciones sociales, Machado de Assis desmonta la fachada de la perfección matrimonial y expone las complejidades de las pasiones humanas.

Palabras clave

Ironía, secretos, hipocresía

AVISO

Este texto es una obra de dominio público y refleja las normas, valores y perspectivas de su época. Algunos lectores pueden encontrar partes de este contenido ofensivas o perturbadoras, dada la evolución de las normas sociales y de nuestra comprensión colectiva de las cuestiones de igualdad, derechos humanos y respeto mutuo. Pedimos a los lectores que se acerquen a este material comprendiendo la época histórica en que fue escrito, reconociendo que puede contener lenguaje, ideas o descripciones incompatibles con las normas éticas y morales actuales.

Los nombres de lenguas extranjeras se conservarán en su forma original, sin traducción.

 

I

 

Hace dos años tomé una resolución singular: me fui a vivir a Petrópolis en pleno mes de junio. Esta resolución abrió un amplio campo a las conjeturas. Tú mismo, en las cartas que me escribiste aquí, te decidiste y se te ocurrieron mil razones, a cada cual más absurda.

Estas cartas, en las que tu solicitud delataba dos sentimientos a la vez, el afecto de un amigo y la curiosidad de una mujer, no las contesté ni podía contestarlas. No era oportuno abrirte mi corazón ni desentrañar la serie de razones que me mantenían alejada de la Corte, donde las óperas del Teatro Lírico, tus salidas y las veladas familiares del primo Barroso debían distraerme de mi reciente viudez.

Esta circunstancia de viudez reciente fue creída por muchos como la única razón de mi huida. Era la versión menos engañosa. La dejé pasar como todas las demás y me quedé en Petrópolis.

Al verano siguiente viniste aquí con tu marido, decidida a no volver a la corte sin llevarte el secreto que yo insistía en no revelar. La palabra no hizo más que la carta. Fui tan discreta como una tumba, tan indescifrable como la Esfinge. Dejaste las armas y te marchaste.

Desde entonces no me has llamado más que tu Esfinge.

Yo era la Esfinge, lo era. Y si, como Edipo, hubieras respondido a mi acertijo con la palabra “hombre”, habrías descubierto mi secreto y deshecho mi encanto.

Pero no adelantemos acontecimientos, como se dice en las novelas.

Es hora de contarte este episodio de mi vida.

Quiero hacerlo por carta, no de palabra. Tal vez me ruborizaría por ti. Así el corazón se abre mejor y la vergüenza no viene a tapar las palabras de mis labios. Fíjate en que no hablo llorando, señal de que la paz ha vuelto a mi espíritu.

Mis cartas llegarán cada ocho días, por lo que la narración puede tener el efecto de un folleto semanal de periódico.

Les doy mi palabra de que lo disfrutarán y aprenderán de él.

Y ocho días después de mi última carta, te abrazaré, te besaré y te daré las gracias. Necesito vivir. Estos dos años son cero en la cuenta de mi vida: fueron dos años de aburrimiento, de desesperación interior, de orgullo aplastado, de amor sofocado.

Leo, es cierto. Pero sólo el tiempo, la ausencia, el pensamiento de mi corazón engañado, de mi dignidad ofendida, fueron capaces de traerme la calma necesaria, la calma de hoy.

Y sabes que no es todo lo que he ganado. He conseguido conocer a un hombre cuyo retrato llevo en la mente y que me parece singularmente parecido a muchos otros. No es poco, y la lección me servirá tanto a mí como a usted y a nuestros inexpertos amigos. Enséñales estas cartas; son páginas de un guión que, de haberlo tenido antes, tal vez no habría perdido una ilusión y dos años de mi vida.

Debo terminar ésta. Es el prefacio de mi novela, estudio, cuento, lo que quieras. No discuto el nombre, ni consulto a los maestros del arte.

Estudio o novela, éste es simplemente un libro de verdades, un episodio contado con sencillez, en la íntima confabulación de los espíritus, en la plena confianza de dos corazones que se estiman y se merecen.

Adiós.

 

II

 

Era la época de mi marido.